domingo, 10 de noviembre de 2013

JF3.Capitulo 29.

Capitulo anterior:
-Si, ellos afirman que le pega, que la amenaza, la tortura psicológicamente. ¿Eso es cierto?-preguntó el policía mirándola fijamente.
Ahora tocaba decidir. Mentir o decir la verdad.
-Bueno, yo… él…
-Tranquila-dijo él al notar su nerviosismo.- Díganos la verdad y le prometemos que no le pasará nada.
-¡¿Cómo sé yo con certeza que estaré segura?! ¡¿Cómo sé yo que él no os ha comprado también a vosotros?!-elevó el tono de voz por pura desesperación.
-¿Qué?-preguntó el agente sin comprender bien lo que trataba de decirle.- ¿Qué ha dicho, señorita?
Ella se mordió el labio inferior tratando de tranquilizarse.
-Verá, él…-empezó a hablar cuando de pronto la puerta del despacho se abrió.
Era él. Era Nicolás.
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 Silencio, eso era lo que rondaba aquel baño. No había más que silencio y de vez en cuando el ruido del agua al moverse el cuerpo que se encontraba parcialmente sumergido en la bañera. Todo estaba tranquilo, como hacía mucho que no lo estaba. Relax. Descanso. Eugenia tenía los ojos cerrados y la cabeza apoyada en el filo de la bañera mientras recordaba todo lo que había pasado aquella tarde con los policías. Había sido todo muy ajetreado, mucho alboroto, demasiado estrés pero nada comparado con el estrés que pasaba cada vez que Nicolás estaba cerca…

Flashback
Ella se mordió el labio inferior tratando de tranquilizarse.
-Verá, él…-empezó a hablar cuando de pronto la puerta del despacho se abrió.
Era él. Era Nicolás.
Los dos policías de inmediato se pusieron de pie y uno de ellos, el de mayor soltura por el simple hecho de haber sido el único en medir palabra aparte del saludo, preguntó:
-¿A qué se debe esta interrupción?
-Perdonadme que los moleste pero venía a traerles agua y unas bolsas de té por si les apetece-se excusó Nicolás entrando con una bandeja en las manos.
-No quiero malinterpretar sus intenciones, señor, pero creo recordar que nos acababa de preguntar si queríamos algo para beber hace dos minutos en el salón y nuestra contestación fue que no.
-Lo sé, pero me sentiría algo incómodo si no les tratase con la máxima hospitalidad-contestó el rubio depositando la bandeja encima de su escritorio al tiempo que daba la vuelta a este para posicionarse de pie junto a Eugenia.
-Bueno, muchas gracias. Ahora si es tan amable de abandonar la habitación y dejarnos continuar con lo que estábamos haciendo.
Nicolás posó su mano sobre el hombro de Eugenia haciendo que la respiración de la muchacha se entrecortará notablemente. Tenía miedo, mucho miedo. LE tenía miedo.
-Si no es molestia podría hacerme las preguntas que le iban a hacer a mi mujer a mí…
-Señor, ya le hemos dicho que queríamos hablar con ella, no se estará interponiendo a propósito en nuestro trabajo ¿verdad que no?
-¡Por supuesto que no!-exclamó Nicolás de inmediato.-El problema es que mi mujer está cansada…ayer fue nuestra noche de bodas y encima está embarazada aunque apenas se le nota y yo…si me lo permitieran quisiera sustituirla para que descansara.
-Les felicito por el embarazo pero el hecho de que su mujer esté o no cansada lo tendría que decir ella y hasta el momento no he oído quejas.
Todos los ojos de aquella habitación fueron a posar sobre la rubia. Esta tragó saliva y empezó a notar como Nicolás aumentaba paulatinamente la fuerza con la que sujetaba su hombro. Su mano pasó de estar simplemente posada a apretar con mucha fuerza. Eugenia hizo una mueca de dolor y como pudo le aparto la mano.
-Estoy estupendamente-dijo mirando fijamente a los dos policías que tenía delante.
-Ya la ha oído-dijo el policía.-Por favor…-la frase siguiente quedó ilícita en el aire. Nicolás sabía lo que tenía que hacer pero quería evitarlo a toda costa.
-Eugenia, cariño…será mejor que…-empezó a decir el rubio.
-¡No!-gritó ella poniéndose de pie.-No, Nicolás ¡basta! Se acabó. Estoy harta, cansada de que solo sepas amenazarme y amenazarme. Quiero vivir, quiero ser feliz, quiero ser ¡libre!-Eugenia miró a los policías y tomando fuerzas continuó.- Habéis venido a preguntar sobre si este hombre-señaló a Nicolás.-…me pega ¿verdad? Pues lo confirmó, no solo me pega, me maltrata psicológicamente, me tiene encerrada y vigilada veinticuatro horas y no me permite ver a mis amigos, no…no nada.
-¿Es eso cierto, señora?
-Señorita-corrigió Eugenia.- ¿Y si es cierto? Tan cierto como que ahora mismo aun seguiré teniendo una mejilla roja porque este…este… ¡org! Este animal me ha pegado dos minutos antes de que llegaran y si hubiesen subido a la habitación me hubieran visto maniatada a la cama. ¿Acaso no se dan cuenta? ¿Qué pasa? ¿Los has comprado a ellos también?-preguntó la muchacha mirando a Nicolás.-¿Qué has comprado a todos y cada uno de los policías de esta maldita ciudad?
-Eugenia, ¡para!-exclamó Nicolás haciéndola callar.-Señores agente, no tengan en cuenta el comportamiento de mi mujer. Ya les he dicho que está cansada y…
-Señor, callese-dijo el policía desafiante.-Señorita, ¿tiene prueba de todo eso que está diciendo?
-¿Pruebas?-preguntó Eugenia sintiendo como la sangre de su cuerpo se le iba toda a la cabeza.-Yo…yo…
-Eugenia no digas tonterías...-trató de decir el rubio.
-Señor Renaldi salga de aquí ahora mismo.
-Pero por favor agentes mi mujer no sabe lo que dice… ¿Cómo voy a pegarle y más estando embarazada? Cariño por favor no hagas esto…porque no tiene gracia. Di la verdad. Di que tanto Peter como Rocío te han obligado a decir esas chorradas que acabas de decir que eso no es verdad. Yo te quiero y lo sabes.
-Señor Renaldi, haga lo que le digo-dijo el policía empezando a dar la vuelta al escritorio. Nicolás al momento soltó Eugenia sin dejar de mirarla fijamente a los ojos.-Agente Ramírez, llévese al señor Renaldi de aquí, quiero hablar a solas con la señorita-dijo haciendo hincapié en ‘a solas’.
Nicolás empezó a caminar hacia la puerta no sin antes dedicarle una mirada amenazadora a Eugenia que pasó totalmente desapercibida para los dos policías. Una vez que la puerta se cerró, el policía habló:
-Señorita, siéntese y tranquilícese. Necesito que me cuente todo con pelos y señales. ¿Quiere un poco de agua?-preguntó con suma amabilidad.
-Si por favor, tengo la boca seca. No me creía capaz de…de hacer esto.
-No se preocupe, le prometo que no le pasará nada pero para ello necesito saberlo todo. Si es verdad lo que dice ese miserable se pasara una buena temporada en la cárcel.
-Está bien-afirmó ella tras dar un trago al agua que el hombre le había ofrecido.
Findelflashback.

Todos los recuerdos se disiparon de la mente de Eugenia al sentir unos labios posarse sobre su frente. Al momento abrió los ojos y con una sonrisa miró al propietario del beso.
-¿Estás mejor?-preguntó Peter poniéndose de cuclillas para estar más o menos a la misma altura que ella.
-Si, un poco cansada pero si-suspiró.
-Entiendo que estes cansada…te has pasado toda la tarde en la comisaria declarando-comentó Peter acariciándole la mejilla.-Y por eso mismo será mejor que salgas ya antes de que te conviertas en una pasa, cenes y te vayas a dormir en la cama tranquilamente.
Tan solo al oír la palabra cenar el estómago de Eugenia empezó a rugir.
-Me parece que alguien tiene mucha hambre-dijo Peter levantándose y yendo a coger la toalla.
-Uf, mucha-reconoció saliendo de la bañera.
-¿Desde cuándo hace que no comes?-preguntó él rodeándola con sus brazos y la toalla para enrollársela alrededor quedando muy cerca de ella; abrazado a ella.
-Desde que desayune contigo-contestó bajando la cabeza, no quería ver la mirada recriminatoria de Peter.
-Eugenia-dijo el muchacho tras un largo suspiro.- ¿Qué te había dicho sobre la comida?
-Lo sé-contestó arrepentida.-Sé que tendría que haber comido pero con todo lo que ha ocurrido en lo último que he pensado ha sido en eso…-confesó.
-Pero, Euge…estas…-intentó decir Peter.
-Lo sé-lo interrumpió.-Sé que estoy embarazada ¿crees que no me he dado cuenta? Cada día estoy más hinchada, más cansada y con más ganas de dormir…-se quejó.-¡Ah! Y más insoportable.
-No creo que sea para tanto.
-Te doy dos semanas-dijo la muchacha sin dejar de sonreir.- En una semana te estarás planteando la idea de tirarte por la ventana.
Peter echó a reir contagiándola a ella.
-Espero, entonces, que me impidas que me tire-dijo él apretándola más a él.
-Por supuesto-afirmó al momento.-Si no quien me traería fresas con chocolate a las dos de la mañana cuando se me antojase.
-Ah, que solo me quieres para eso.
-No, tonto. Te quiero para eso y mucho más-dijo esbozando una gran sonrisa.
Peter se quedó observándola embobado.
-¿Qué ocurre?-preguntó incómoda.
-Nada, solo que me encanta tu sonrisa y… tenía miedo de no volver a verla después de todo lo ocurrido.
-Sonrío solo y exclusivamente porque estas tú aquí. Y… te quiero tanto…
-Y yo a ti-reconoció Peter dándole nuevamente un beso en la frente.-Ahora a vestirse antes de que te resfríes.
-Vale-dijo aun con la sonrisa intacta.-Y… papá ¿me visto yo sola o me vas a ayudar?-preguntó echándose a reír.
-Muy graciosa-dijo irónicamente Peter dedicándole una miradita.

Una vez fuera de la mirada de Peter la sonrisa de la muchacha se desvaneció. Todo parecía haber acabado pero Eugenia sabía perfectamente que eso…tan solo había significado el fin de una etapa y el comienzo de otra mucho peor.

Continuará...

[He aquí un cap. Después de dos meses hoy subo...ya no se ni si alguien me sigue leyendo o no xD Pero bueno yo lo subo..y ya si veo que alguien continua leyendo subo mas xD]