lunes, 15 de julio de 2013

JF3. Capitulo 27.

Capitulo anterior:
En ese momento la puerta se abrió y Eugenia empujó a Peter detrás de la puerta para ocultarlo. Cuando la rubia miró hacia la persona que había llegado, vio a Nicolás. Aún vestido con el traje de boda, ni siquiera se había molestado en cambiarse. Seguramente nada más despertarse y ver que Eugenia no estaba allí, fue en su búsqueda. No estaba solo, Julio estaba con él.
-Cariño, por fin te encuentro-dijo Nicolás abrazando a Eugenia.-Tenía miedo de que te hubiera pasado algo.
La rubia miró a Peter por encima del hombro del rubio y comprobó como se le tensaba los músculos del cuerpo por debajo de su ropa.
-No sé que hiciste anoche pero ya hablaremos cuando estemos en casa, solos-le susurró Nicolás al oído.

Eugenia tragó saliva.
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Ya habían llegado a casa. Nicolás estaba enfadado, Eugenia había jurado que más que eso, estaba furioso, muy furioso. Al despertar no sabía que había pasado en su noche de bodas y darse cuenta de su reciente mujer se había ido, lo volvió loco. El rubio andaba dando órdenes a diestro y siniestro a su guardaespaldas mientras Eugenia esperaba en su habitación a que él viniera a interrogarla. Sabía que si su historia no cuadraba a la perfección todo se iría al garete y ahí si que estaría en serios problemas. Suspiró frustrada cuando oyó a Nicolás decirle a su único guardaespaldas que contratara a otro más o dos más si era necesario. No pensaba dejarla sin vigilancia ni tan siquiera cuando fuera al baño. Era inhumano.
Nicolás sabía que quien había cometido el error que había permitido a Eugenia escaparse había sido él, pero prefería aumentar la seguridad por si volvía ocurrir algo similar.
La rubia estaba sentada en su cama maquinando su historia perfecta. Balanceaba una pierna constantemente, estaba nerviosa. Miraba fijamente la puerta cerrada de su cuarto cuando esta se abrió. Nicolás llevaba aun el traje de novio pero nada más entrar se quitó la chaqueta dejándola sobre los pies de la cama y se aflojó la corbata pasándose la mano por el pelo. Eugenia bajó la mirada a sus manos que descansaban sobre su regazo con su móvil entre ellas, no podía mirarle a los ojos, notaría su mentira a kilómetros.
“Oh, oh”-pensó Eugenia al mirarse las manos vacías, sin nada reluciendo en ellas.-“El anillo”
Se lo había dejado en el loft de Peter. Se mordió el labio inferior con fuerza y disimuladamente trató de esconder su mano sin anillo, quizás con todo lo que se avecinaba Nicolás ni se acordara del anillo.
Agotado, el rubio se sentó a su lado con la espalda apoyada en el respaldo de la cama. Mantuvo la mirada al frente y después la miró fijamente al igual que ella a él.
-¿Cómo lo hiciste?-preguntó él cansado, realmente cansado.
-¿Cómo hice el qué?-cuestionó ella tratando de ganar tiempo.
-¿Cómo te escapaste?
-No me escape. No creía que fuera una prisionera, no esa noche.
-Me drogaste ¿verdad?
-¿Qué? No-tomó aire.-Nicolás ya te lo expliqué cuando veníamos en el coche…Te quedaste dormido y yo no tenía ganas de quedarme allí y me fui.
-¿A dónde?
-Te lo he dicho ya. Al hotel donde se hospeda mi prima y su familia.
-¿Y de quién es esa ropa que llevas? ¿Dónde está el vestido?
-Es de mi tío, el me lo prestó porque la ropa de mi prima no me iba bien…con el embarazo estoy engordando y… bueno, como hoy tenía la ecografía no pretenderías que fuera con el vestido de novia ¿o si?
Él le mantuvo la mirada.
-En serio te crees que me voy a tragar que esta ropa…-le agarró con una mano del cuello de la camisa que llevaba la muchacha y tiró de ella hacia él, acortando la distancia entre sus caras.-…es de tu tío. ¿Tan estúpido te crees que soy?-sonrió sarcásticamente.
A esa corta distancia podía oler su aliento; olía a alcohol. Había bebido. Posiblemente no estuviera del todo borracho pero igualmente Eugenia peligraba.
-Sé que esta ropa es de él-continuó diciendo Nicolás mientras la aferraba más a él.-Lo sé porque huele a él, huele a Peter por todos los poros de tu piel. Has estado con él…lo sé. Esta noche cuando deberías haber sido mía, haber estado entre mis brazos has estado entre los de él y has gritado su nombre y no el mío.
Eugenia se había quedado sin habla no sabía que hacer. Los ojos de Nicolás la miraban tan fijamente que la desconcertaban. Estaban vacíos, tristes, sin esperanza.
-¿Ni siquiera te vas a molestar en negármelo?-preguntó Nicolás tras un largo rato en silencio, tan solo intercambiando miradas a escasa distancia.
-Te he dicho dónde estuve varias veces pero si no me crees no puedo hacer nada para remediarlo.
-¿Y eso es todo? Ahora si no te creo y siento la necesidad de darte un escarmiento, te lo doy y… ¿esto es todo?
Eugenia tragó saliva.
-No vas a hacerme nada-dijo muy segura de si misma.-Me prometiste la última vez que pasó que no volverías a tocarme ni un pelo…
Nicolás sonrió sarcásticamente y le acarició el rostro a la muchacha.
-Te prometí que no volvería a tocarte si no volvías a hacer ninguna de tus locuras pero… has durado poco, en menos de una semana has vuelto a escaparte y a verte con ese imbécil.
-Te he dicho que no me he visto con nadie a excepción de mi prima.
-No te creo-le susurró Nicolás en el oído.-Me estas mintiendo pero ¿sabes? Esta vez…te voy a dar el mejor de los escarmientos-dijo empezando a besarle el cuello.
Eugenia apretó la mandíbula y cerró los puños con fuerza tan solo sentir el primer beso en su cuello.
-Ayer era mi noche de bodas que por razones que aun desconozco no pude disfrutar, así espero que mi mujercita esta dispuesta a complacerme-dijo propinándole un beso en los labios, el cual Eugenia rechazó de inmediato.
-Nicolás, ni te atrevas-dijo la muchacha levantándose de la cama y alejándose de él.
-Eugenia, vuelve aquí-le ordenó él pero ella se negó a hacerle caso.-Por tu bien, ven aquí. Porque como tenga que ir a buscarte va a ser peor para ti.
La rubia permaneció de pie, pensando, qué hacer, cómo librarse de la que le venía encima. Eugenia lo miraba fijamente, allí sentado sobre la cama amenazándola con la mirada. En un impulso, la rubia echó a correr hacia la puerta, la abrió y sin casi darse cuenta volvió a cerrarse. Nicolás la aferró con los brazos y la empujó contra la madera bloqueándole las piernas con las de él y agarrándole por las muñecas a la altura de la cabeza.
-¿Dónde crees que ibas?-preguntó él a escasos centímetros de su rostro.
-Nicolás ¡suéltame!
-Estas loca si piensas que voy a dejarte salir de aquí sin antes conseguir lo que tanto tiempo llevo deseando-comentó
Nicolás trató de besarla pero ella se resistía. Con una mano agarró las dos manos de Eugenia arriba de su cabeza y con la que le quedaba libre le agarró por la cara, impidiéndole que se resistiera. La besó en los labios y Eugenia le mordió con fuerza en el labio inferior. Nicolás se apartó de inmediato y se tocó el labio enrojecido por si tenía sangre.
-Vaya, vaya...Estas hecha una fierecilla-sonrió agarrándola con fuerza y llevándola hacia la cama mientras ella se resistía. La empujó contra el colchón y se posicionó encima a horcajadas mientras la aprisionaba.-Veo que voy a disfrutar contigo pero temo que tendré que atarte-dijo quitándose la corbata con una mano por encima de la cabeza.
Nicolás pretendía atarle las manos al cabecero de la cama, cuando se percató de algo.
-¿Y tu anillo?-preguntó apretándole la muñeca enfadado.
-Me estas haciendo daño-se quejó la muchacha.
-¿Dónde está tu anillo?
-N...no sé, supongo que me lo habré dejado en el hotel de mi prima.
-¿Por qué demonios te tuviste que quitar el anillo?-preguntó agarrándole de la mandibula para que lo mirara.
Eugenia le miró desafiante y sin pensarlo le escupió en el rostro. Nicolás aun más enfadado se limpió la cara y le propinó una bofetada en la mejilla que le giró la cara y le removió los pelos. Asombrada y enrabietada empezó a hacer aspavientos y a tratar de quitárselo de encima, pero pesaba mucho y tenía mas fuerza. Nicolás le ató las manos con su corbata y cuando estaba por sujetarla al cabecero de la cama, llamaron a la puerta de la habitación. Terminó de atarla a la cama y escuchó que alguien hablaba del otro lado de la puerta:
-Señor, siento importunarle pero la policía está aquí y quiere hablar con usted y con la señora.
-¿La policía?-se preguntó Nicolás a si mismo en voz baja que tan solo oyó Eugenia al estar tan cerca.- ¿Qué has hecho?-preguntó agarrándola del cuello.
-Na…nada-contestó frunciendo el ceño.
-Espero que no hayas querido hacer nada de lo que te puedas arrepentir, Eugenia-le avisó.-Ahora te voy a soltar, bajamos, hablamos con la policía y como se te ocurra decir algo fuera de lo normal…date por muerta.
-No serías capaz.
Él sonrió irónicamente mientras le soltaba las manos.
-Claro que lo sería pero antes haría realidad mis deseos…-trató de darle un beso en los labios.-Así que mucho cuidado…
Nicolás terminó de desatarla y se quitó de encima suya. Se arregló la ropa y abrió la puerta. Salieron de la habitación y bajaron las escaleras. Eugenia tenía el corazón a mil por horas. ¿Qué había pasado? ¿Qué haría la policía allí? ¿Qué…? ¿Qué…? Las preguntas se disiparon de su mente en el momento en que vio a dos policías sentados en el sofá del salón junto a una rubia de pelo largo, junto a ella, junto a su prima, junto a Rocío.
¿Su pesadilla habría terminado?

Continuará...

[POR FIN SUBO xD JAJAJAJAJA MATADME :$]

2 comentarios:

  1. OMG OMG OMG OMG!!!
    seguro que ahora euge no va a decir la verdad.
    porfiiii quierooo massss y mete a ese maldito en el carcel ah!

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  2. Por favor que euge hableeee!!! mas mas mas
    no sabes lo que te extrañe :/ espero mas pronto no te vuelvas a ir tanto tiempo..

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