Él sonrió irónicamente mientras le soltaba las manos.
-Claro que lo sería pero antes haría realidad mis deseos…-trató de darle
un beso en los labios.-Así que mucho cuidado…
Nicolás terminó de desatarla y se quitó de encima suya. Se arregló la
ropa y abrió la puerta. Salieron de la habitación y bajaron las escaleras.
Eugenia tenía el corazón a mil por horas. ¿Qué había pasado? ¿Qué haría la
policía allí? ¿Qué…? ¿Qué…? Las preguntas se disiparon de su mente en el
momento en que vio a dos policías sentados en el sofá del salón junto a una
rubia de pelo largo, junto a ella, junto a su prima, junto a Rocío.
¿Su pesadilla habría terminado?
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La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Eugenia y
Nicolás cruzaron el marco de la puerta del salón agarrados de la mano como
feliz pareja. Los policías se pusieron en pie y saludaron a ambos con un firme
apretón de manos.
-Buenas tardes. ¿A qué se debe la visita?-preguntó Nicolás mirando
durante unas milésimas de segundos a una cuarta persona que permanecía junto a
la ventana.
Eugenia estaba absuelta en su prima, no le quitaba el ojo de encima
trataba de comprender que estaba pasando allí y prepararse para lo que le venía
pero pudo darse cuenta de que los músculos del rostro de Nicolás se tensaban
con la mirada fija en…
“Peter”-pensó tratando de controlar sus emociones.
Sus miradas se encontraron y Peter le dedicó una dulce sonrisa que se
disipó al momento en que volvía nuevamente la mirada a Nicolás y a esa mano que
aferraba con fuerza la de Eugenia.
-Buenas tardes, señor Riera. Perdone que nos presentemos así en su casa
pero necesitamos hablar en privado con la señorita-dijo uno de los policías
refiriéndose a Eugenia.
-Señora-aclaró Nicolás.-Señora Riera. Y me parece perfecto, ¿qué tal si
pasamos a mi despacho y hablamos más tranquilamente y en privacidad?-preguntó
totalmente aferrado a la mano de la muchacha.
-Nos parece perfecto ir a su despacho pero… queremos hablar con la
señora Riera… a solas-aclaró el policía.
-No comprendo-espetó Nicolás.-Ella es mi mujer, entre nosotros dos no
hay secretos.
-Es su mujer pero fíjense agentes que él no le ha preguntado lo que
ella quiere-dijo Peter apoyándose en el marco de la ventana y cruzándose de
brazos.
-No te metas-dijo Nicolás apuntando a Peter con el dedo y dejando
relucir su disconformidad con la situación.-Y está bien, hablen lo que quieran
en mi despacho, yo les indico dónde está.
-No te preocupes, yo…yo puedo hacerlo-dijo Eugenia por fin.
Había permanecido todo ese tiempo en estado de shock pero alerta a las
reacciones de Nicolás. Si eso no salía bien, lo pasaría mal, muy mal.
-De acuerdo-dijo Nicolás agarrando el rostro de Eugenia entre sus manos
y dándole un beso sobre los labios.-Agentes ¿tienen ganas de beber
algo?-preguntó tras separarse de su esposa mientras miraba a Peter con una
sonrisa triunfal.
-No gracias. Queremos acabar con esto cuánto antes. Señora Riera-le
llamó la atención para que se dispusiera a llevarlos hacia el dicho despacho.
Una vez que ambos policías acompañados de Eugenia salieron del salón,
Nicolás miró a Peter y a Rocío alternativamente.
-No entiendo qué estáis haciendo aquí pero si sois muy amables os
invito a marcharos por donde habéis venido.
-Veníamos a visitar a mi prima justo cuando…-empezó a hablar Rocío.
-Y si no queremos irnos, ¿qué?-preguntó Peter desafiante interrumpiendo
a la rubia.
-Le tendré que decir a mis guardaespaldas que os saquen a la
fuerza-explicó Nicolás.
-No hará falta-dijo Rocío.-Nos vamos, no queremos armar escándalos
¿verdad que no, Peter?-lo miró durante unos segundos.-Venga, vamos. La
esperaremos fuera.
-¿La esperareis? ¿A quién?-preguntó Nicolás riendo.-No sé que habréis
hecho pero podéis tener por seguro que Eugenia no piensa decir nada que pueda
perjudicarme.
-¿Tan seguro estás de eso? ¿Tan amenazada la tienes?-preguntó Peter
empezando a avanzar hacia él con un paso tranquilo.
Nicolás rió irónicamente.
-¡Cómo te gustaría estar en mi lugar, ¿verdad?!-dijo Nicolás alzando un
poco la voz.- ¡Cómo te gustaría que ese hijo que espera fuera tuyo, que
estuviera casada contigo y no conmigo y que te amara a ti en vez de a mi ¿verdad?! Pero siento
desilusionarte pero eso no es así. Sé que el simple hecho de imaginártela conmigo,
en la cama, en nuestra cama como un matrimonio te da rabia, te enferma…te dan
ganas de…partirme la cara. ¿Y por qué no lo haces? Vamos. Yo te dejo. Venga,
pégame. Hazlo ahora que me tienes aquí plantado delante de ti-Peter tenía los
puños apretados. La sangre ya había dejado de circular por sus manos por la
fuerza en que las apretaba tratando de controlar su rabia.
Rocío vio sus manos y su turbadora mirada.
-Peter, no-dijo la rubia interrumpiendo todo aquello.-Sabes
perfectamente lo que trama-Peter empezó a relajarse y a dejar que la sangre
circulara con normalidad por sus venas.-Si le tocas solo un pelo saldrás
perdiendo. No hagas nada. Vamos-dijo empujando al muchacho hacia la salida
lejos de Nicolás.-No le escuches, no le hagas caso.
-Sé, sé lo que sientes, Peter-continuó Nicolás.-Yo lo sentí hace mucho
tiempo cuando os veía juntos pero ahora, hoy, gracias al… destino está conmigo
y no contigo. Como debe ser. Espero que
disfrutes de tu soledad y de tu tristeza mientras me imaginas haciéndole el
amor, acariciándola, besándola, regalándole todas esas cosas que no necesita
pero que le hace feliz.
Peter iba hacia la salida cuando sintió el impulso de darse la vuelta.
-Más quisieras poder hacer todo eso que dices-dijo el muchacho
acercándose a Nicolás nuevamente con Rocío de por medio.
-Peter, vámonos.
-Tranquila, no le haré nada. Solo le dejaré un par de ideas claras-dijo
mirando a la muchacha y después al rubio que estaba frente a él.- ¿Sabes? Todo
eso que dices, hacerle el amor, acariciarla, besarla… todo eso, que quieres
hacer con ella pero que afortunadamente ella no te lo permite, todo eso y más,
lo hicimos ella y yo anoche-Nicolás se sorprendió. Se imaginaba que Eugenia había
estado con Peter en su noche de bodas pero no creía que se lo fuera a
admitir.-Si, como escuchas, anoche mientras tú dormías, ella y yo estuvimos
juntos. Y por mucho que trates de hacerme creer que el hijo que espera es tuyo,
sé que es mío. Sé todas las malditas amenazas que le has dicho, todas las
malditas palizas que le has pegado, lo sé todo y pronto también lo sabrá la
policía… afortunadamente. Y por mucho que trates de comprarlos, ten claro que
no podrás por mucho dinero que tengas.
Nicolás estaba pálido. Su mundo se caería en pedazos frente a sus ojos.
Su fantasía se acabaría. Su felicidad se iría al garete. Todo llegaría a su fin
si Eugenia hablaba. Tenía que impedirlo, cómo fuera.
-Siéntense, por favor-les indicó dos asientos a los policías mientras
ella se sentaba en la silla dónde habitualmente estaba Nicolás, frente a la
mesa.
-Señora Riera…-empezó a hablar uno de los policías tras tomar asiento.
-Llámeme mejor Eugenia-le rogó.
-De acuerdo, Eugenia…-continuó el policía.-No sé si me recuerda…pero
hable con usted un día que acudió a mi comisaria a poner una denuncia que no
llego a concluir.
La muchacha asintió, lo recordaba. Había sido el único que
verdaderamente parecía honesto, al contrario del policía al que Nicolás había
comprado.
-Bueno, pero eso no viene al caso, lo que sí es que esta mañana los dos
jóvenes que estaban en el salón que dicen ser su prima y un amigo suyo han
acudido a nosotros para poner una denuncia contra su marido por agresión…hacia
usted.
Eugenia palideció. ¿Por qué habían hecho eso sin avisarla? ¿No
entendían el riesgo que podrían correr si eso salía mal?
-¿Agresión?-preguntó tras recobrar la poca compostura que le quedaba.
-Si, ellos afirman que le pega, que la amenaza, la tortura psicológicamente.
¿Eso es cierto?-preguntó el policía mirándola fijamente.
Ahora tocaba decidir. Mentir o decir la verdad.
-Bueno, yo… él…
-Tranquila-dijo él al notar su nerviosismo.- Díganos la verdad y le
prometemos que no le pasará nada.
-¡¿Cómo sé yo con certeza que estaré segura?! ¡¿Cómo sé yo que él no os
ha comprado también a vosotros?!-elevó el tono de voz por pura desesperación.
-¿Qué?-preguntó el agente sin comprender bien lo que trataba de
decirle.- ¿Qué ha dicho, señorita?
Ella se mordió el labio inferior tratando de tranquilizarse.
-Verá, él…-empezó a hablar cuando de pronto la puerta del despacho se
abrió.
Era él. Era Nicolás.
Continuará...
NOOOOOOO maldito nicolas euge habla por favor!!! me encanta espero maasss genia
ResponderEliminarLPM Nicolassss!!! Porque no se va a la mierda ese maldito!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarte juro que lo odio, O D I O.
quiero que acabe todo, que se va en el ccarcel, ah.
deja que euge hable con las policias, porfiii. No nos arruinas nuestras fantasias :c
Quiero mas geniaa, prontoo eh :D
VUELVEEEE!!!! te extraño :(
ResponderEliminarHey, cuando vas a subir otro capitulo?? **
ResponderEliminarVuelveeeee no sabes lo que te extraño :'(
ResponderEliminarPoooorfavooor vueeelveeeeee!!!!
ResponderEliminarTe esaxtrañamis queremos maas no nos puedes dejar asi :(
La policia deberia darse cuenta del golpe que nicolas le dio en la cara a eige eso ayudaria :)
Y porfavoor que nicolas no se salga con la suya porque no leo mas tu nove... Bueno, no la dejo de leer pero quiero que euge este con peter alfiiin y que nicolas no le haga nada mas :(
Eso.... Bueno espero te este llendo bien en todo y vuelvas luego porque te has ido MUCHOO TIEMPO
Holaaaa? Ya no volveras te supermegareextraño porfaaa no nos dejes no importa el tiempo regresaaa :'(
ResponderEliminardos mese despues doy mi palabra de qe en un par de dias vuelvo:) por no ecederme y dcir q hoy o mañana subo xD perdonadme en serio...se me fue la olla xd
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