lunes, 30 de abril de 2012

Capitulo 19: Charlar

Capitulo anterior:

Todas escucharon la explicación de la monitora de cómo se hacía el perfume y al rato empezaron a intentar hacer uno; todas menos Melodi, que había vuelto a tomar la misma postura de antes; no quería hacer nada por si manchaba su ropa. Melodi aburrida de estar sentada, empezó a mirar los perfumes y a echar por todas partes uno que le había gustado el olor. Eugenia sintiéndose algo mareada por el olor, la llamó y le dijo:
-Melodi, cariño, ¿podrías dejar de echar perfume por todas partes?
-Mmm… ¡no!-contestó ella, que echó perfume alrededor de Eugenia para hacerla rabiar y sin querer le roció en los ojos de la rubia, que rápidamente los cerró porque les empezó a arder.
-Melodi, ¡te mato!-gritó con rabia.
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Por semejante grito que había pegado Eugenia, la monitora se percató de que algo ocurría y se acercó a las dos, preguntando:
-¿Qué pasa? ¿Por qué has gritado Eugenia?
La rubia sin poder abrir los ojos, contestó:
-La idiota de Melodi  me roció perfume en los ojos.
-A ver-la monitora le levantó la cabeza a Eugenia.-Intenta abrir los ojos.
-No puedo, me duelen mucho-se le empezó a escapar las lágrimas.
-Será mejor que vayas al baño. Melodi acompáñala.
-¡No! Que no me acompañe esa, que te juro que la mato por el camino-dijo Eugenia.
-Bueno, voy yo contigo.-la agarró y empezó a guiarle hacia la puerta.-Ustedes quédense aquí y sigan haciendo los perfumes. No alboroten que ya son mayorcitas.
Eugenia y la monitora llegaron a los baños, al intentar abrir la puerta, esta no se abría.
-¡Qué raro!-exclamó la monitora.- ¿Quién habrá echado la llave? Espera un momento ahora vuelvo, voy a ir a buscar la llave; no te vayas.
-¿Cómo cree que me voy a ir a algún lado si no veo?-refunfuñó Eugenia.
La muchacha tenía las manos en los ojos y trataba de abrirlos poco a poco pero le ardían demasiado como para hacerlo. La monitora estaba tardando mucho, por lo que decidió ir al baño de los chicos que estaba pegado al de las chicas. Empezó a caminar guiándose por las manos y con los ojos un poco abiertos; hasta que encontró la puerta del baño de los chicos. La abrió, y escuchó un grifo. Al momento, dijo:
-No veo nada. Te juro que no veo. Pero necesito agua.
-¿Eugenia?-dijo el chico que estaba dentro al verla.
-Mmm… ¿Peter?-preguntó ella al reconocer la voz.
-Si soy yo-cerró el grifo de las duchas y se enrolló una toalla alrededor de la cintura.-Puedes abrir los ojos ya estoy tapado.
-Eh… no puedo. La estúpida de tu novia me roció perfume en los ojos y me arden-le explicó.
-¿En serio?-se acercó a ella y le guió hasta el lavabo para que se echase agua.
Tras eso, le dio su camisa, que era lo único seco y limpio que tenía a mano para que se secase. Ella se la acercó a la cara y empezó a olerla disimuladamente. Olía como siempre solía oler él.
Peter le quito la camisa de la mano y le dijo:
-A ver, intenta abrirlos.
Eugenia lentamente intento abrirlos, ya que ahora le dolían menos. Cuando los abrió, Peter vio que los tenía rojos, pero igualmente ese rojo no le quitaba la belleza que tanto le gustaba al chico.
-¿Ves bien?-preguntó él y ella asintió.
-Pero me duelen un poco.
-Normal, pero dentro de un rato se te pasara.
-Te juro que cuando vea a Melodi la voy a matar.
-Bueno, Euge, compréndela. Dudo que lo haya hecho queriendo.
-Ya, claro. Siempre Melodi hace las cosas sin querer. Yo creo que esa no es más lista porque no puede, pero sabía muy bien lo que hacía.
-Háblalo con ella, Euge, antes de hacer cualquier cosa de la que te puedas arrepentir.
-Si, si. Hablaré, no te preocupes-dijo con sarcasmo.-Y por cierto, ¿qué haces tú aquí?
-Pues nada, ayudando a mi hermano-sonrió.-El muy tonto me pidió que fingiéramos que estábamos discutiendo porque había quedado con una chica en el baño de las chicas para ya sabes qué-sonrió.-Bueno, y yo acepte, porque aparte de para ayudarlo tampoco tenía muchas ganas de hacer la actividad esa; y pensando que no sería para tanto, empezamos a discutir y él para hacerlo creíble me lanzo tierra y hemos acabado fatal-se rió.-En conclusión, aquí me tienes duchándome y a él en el baño de las chicas.
-Ah, por eso la puerta estaba cerrada-dijo Eugenia.
-Exacto-Peter resopló.
-¡Eh! ¿Qué te pasa? ¿Por qué resoplas?
-No sé, la verdad que no sé. Últimamente estoy sin ganas.
-No hace falta que lo digas, ya te veo…-hizo una pausa.-Sin ganas, hablando mal a las personas que te quieren…-lo miro fijamente.
-Lo siento por cómo te hable. No se que me pasó-hizo una pausa.-En realidad si lo se pero…
-Dímelo-le pidió Eugenia.
-Bueno, es que últimamente pasas más tiempo con Nicolás que conmigo y a penas hablamos. Me estoy dando cuenta de que te estoy perdiendo y yo vine a este campamento, aparte de para cuidarte, también para pasar el tiempo contigo.
-Tienes toda la razón, y te prometo que voy a estar más tiempo contigo-le sonrió y le dio un dulce beso en la mejilla.
-Eso espero-sonrió y la abrazó con fuerza.
Eugenia le siguió el abrazo y se mordió el labio inferior pensando cómo decirle que había empezado a salir con Nicolás. La muchacha respiró hondo y cuando se separó de él, lo miró fijamente, y dijo:
-Peter, tengo que decirte algo-él la miró.-Verás… eh…-se llevó la mano al pelo.-Estoy saliendo con Nico-soltó de una.
-Me lo imaginaba-dijo él sin borrar la sonrisa de su cara.-Felicidades-le dio un beso en la mejilla y la volvió a abrazar.
La rubia se extrañó y a la vez se alegró por la reacción de Peter.
“Mmm… me parece sospechoso que éste reaccione así”-pensó ella.
“Cada día que pasa me doy cuenta de que Eugenia es más tonta, ¿cómo se va a poner a salir con ese?”-pensó él.-“En fin, tendré que estar muy atento a los movimientos de ese imbécil, por si  acaso”-suspiró.
Ambos se separaron y Eugenia dijo:
-Será mejor que me vaya porque seguramente la monitora estará como loca buscándome-sonrió.
-Vale-le devolvió la sonrisa.-Yo me quedo, ya nos veremos más tarde.
-Por supuesto-le dedicó una última sonrisa a Peter, abrió la puerta y salió.

Al darse la vuelta para caminar hacia la puerta del baño de las chicas, se topó de frente con Luca, que al momento la saludó y le preguntó:
-¡Eh, Euge ¿qué haces aquí?!
-Pues un accidente con un perfume…-hizo una pausa.- ¡Bah, una larga historia! ¿Y tú?
-Me ha mandado el monitor para que viniese a buscar los dos hermanos peleones-se rió.-Supongo que Peter ya te contó.
-Oh, si, si-sonrió.- ¡Qué dos!-hizo una pequeña pausa.-Bueno, me voy ya...
-¡No, espera! Tengo que hablar contigo.
-¿Ah si? ¿De qué?
-Verás, sabes que mañana es el cumpleaños de Candela ¿verdad?
-Ajá-afirmó Eugenia.
-Pues quería pedirte si me ayudarías a hacer una tarta y a organizar una fiesta en el galpón que hay al lado del taller.
-Claro que si-dijo muy animada.-Pero ¿crees que nos dejaran hacer una fiesta?
-Si, ya les pregunte a los monitores y todos dijeron que si. Así que solo nos queda organizarla.
-¡Genial! Seguro que a Cande le encantará.
-Si… y oye, ¿podrías pedirle ayuda a Nicolás? Es que últimamente te veo muy amiga de él y dudo que a ti te diga que no.
Eugenia lo miro con mala cara. (¬¬)
-Está bien, yo se lo pido; y para tu información no soy su amiga, soy su novia.
-¿Ah si?-preguntó Luca sorprendido.- ¡Vaya, felicidades!
-Gracias-sonrió.-Y ahora si me perdonas me voy, que me van a matar. Adiós.
-Tchau, esta noche hablamos de cómo hacemos la fiesta y esas cosas.
-¡Si!-exclamó ella yéndose y despidiéndose con la mano.

Continuará...

Capitulo 18: Perfumes

Capitulo anterior:

Luca, que había presenciado todo, junto a Darío, no tardo en preguntar:
-¿Por qué lo has hecho?
Peter permaneció unos segundos en silencio y finalmente dijo:
-¿Por qué he hecho el que?
-¿Por qué la has tratado así?-aclaró Luca.
-No lo sé, ¿vale?-Peter miro a su amigo.-No se que me pasa últimamente, que hago y digo cosas que no quiero ni hacer, ni decir.
-Ya lo veo-afirmó Luca.
Peter suspiró y cerró los ojos mientras imaginaba en su cabeza a la niña de siete años de aquel día.
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Eugenia, tras pasar el comedor, que era lo que dividía el área de los varones del área de las mujeres, dejó de correr y empezó a andar, dando fuertes pisadas contra el suelo.
-Idiota, es un verdadero idiota- gruñía en voz alta.
-¿Quién es un idiota?-preguntó Candela al verla.
-¡Peter! Es un imbécil....
-¿En serio? ¿Ya se lo contaste?-preguntó.
-Eh…no. No pude. Bueno en realidad no quise porque podía habérselo soltado sin más pero he preferido dejarlo para cuando estemos hablando más calmados y para cuando haya pensado las palabras exactas con las que se lo voy a decir…-suspiró.
En ese momento sonó la campana para ir a comer.

Cuando las dos amigas entraron en el comedor, la morena se acercó a la mesa donde estaba su novio y se sentó junto a él para charlar un rato, ya que tendría que ir a sentarse en su mesa de un momento a otro. Eugenia, al divisar donde estaba Peter fue a buscar a Nicolás para hablar con él. Primero miro a ver si lo veía en la cocina pero no lo encontró. Volvió al comedor y prefirió sentarse en su mesa, ya que si tenía a Peter en el punto de mira, era imposible que Nicolás se acercase a él sin que ella lo viese antes. Tenía que evitar fuera como fuese que su novio le contase a su hermano que estaban saliendo. No le quitaba el ojo de encima a Peter, pero iba a perderlo un poco de vista cuando le tocase ir a por su bandeja de comida. Eugenia cuando vio a toda su mesa levantándose, ella también lo hizo. Se dio la vuelta para ir a por la bandeja y se topó de frente con Nicolás.
-¡Nico!-exclamó asustada.
-Hola, mi amor. Te traje yo mismo la comida-sonrió y dejo la bandeja encima de la mesa.
Se acercó a ella para darle un beso en los labios pero ella rápidamente lo alejo poniéndole las manos en el pecho.
-Espera, espera-se apresuro a decir.-Eh… tengo que hablar contigo.
-¿De…?-preguntó Nicolás extrañado.
-Verás, tengo que pedirte un pequeñísimo favor.
-Dime.
-¿Podríamos no decirle a nadie lo nuestro? Pero, ¡ojo! Solo por un tiempo, solo hasta que…-dijo Eugenia que sin querer miró a Peter, y vio que los estaba mirando.
El muchacho de un par de mesas más para allá, giro rápidamente la mirada al percatarse de que la rubia lo estaba mirando.
-¿Solo hasta qué?-preguntó Nicolás al ver que la chica se había quedado callada a mitad de frase.
-Solo hasta que se lo diga a Peter… dentro de uno o dos o tres o… cuatro años-sonrió nerviosa.
-Euge, si quieres se lo digo yo-le sugirió.
-¿Qué? No, no, no-negó varias veces.-No, por favor, déjame a mí. Te prometo que se lo diré en cuanto pueda.
-Está bien-sonrió y se acercó a ella para besarle.
Euge al momento se alejó y negó con la cabeza.
-Oh, cierto. Perdón-sonrió.- ¿Nos vemos esta noche no?
-Si-contestó con una sonrisa en la cara.
- Adiós-se fue.
Eugenia suspiro y se sentó en la mesa, en frente de la bandeja e hincó los codos en la mesa.
“Dios mío, ¿y ahora cómo se lo digo? ¿Se lo suelto de una o… voy despacio? ¡Puuf!”-resopló.-“Pero espera…hoy Peter me trató fatal cuando me vio”-se sorprendió.-“Seguro que ya lo sabe. Seguro que Nico ya se…”-dejo de pensar.-“¡No, espera! Si Nico le hubiese dicho algo, me lo habría contado ahora cuando hemos hablado…”-se calmó.-“Pero…”-volvió a asustarse.-“¿Y si Candela se lo contó a Luca y Luca a él?”-puso la mente en blanco.-“¡No, imposible! Si desde que Cande se entero no me separé de ella en ningún momento solo cuando fui a buscar a Nicolás y pasó eso con Peter”-suspiro.-“Entonces… ¿por qué me trato así? Definitivamente… ¡tengo que hablar con él!”.

Eugenia terminó rápidamente de comer y llevo su bandeja hasta la mesa donde se dejaban. Estaba decidida en ir a la mesa de los chicos, donde estaba Peter para al menos decirle que tenia que hablar con él. Cuando estaba a mitad de camino entre su mesa y la de él, su monitora se interpuso en su camino y le dijo:
-¿A dónde vas?
-Voy a… decirle una cosa a…
-No, ahora no. Luego se lo dices. ¡Venga!
-No…pero ahora hay como una media hora de reposo, en la que podemos hacer lo que queramos…-se quejo Eugenia.
-Si, cierto, pero usted se va a ir a su cabaña tranquilita.
Eugenia le miro con mala cara y se marchó enfadada. Candela al verla, le preguntó:
-¿Qué te pasa?
-La tonta de la monitora que no me ha dejado ir a hablar con Peter. ¡Puuf!
-Eso seguro que te lo ha hecho porque se ha enterado de que estas saliendo con Nicolás-se rio.-Según me dijo mi hermano esa le lleva tirando los trastos desde que le vio.-seguía riendo.
-¿Qué? Pues que se mantenga bien lejos de Nico eeh-gruño Eugenia.- ¿Y… cómo se habrá enterado?-resopló.-Ya verás al final Peter se acabará enterando por terceras personas.

Pasado el tiempo de reposo, se volvieron a reanudar las actividades. A Eugenia esta vez le tocó en el taller, harían perfumes pero antes tenían que ir a buscar unas flores aromáticas del pequeño campo que había por detrás. Allí se encontró con otro grupo, un grupo de chicos, que aprenderían un poco de agricultura. Eugenia al ver a Luca allí, se apresuro a acercarse a él para preguntarle por su amigo Peter, el cual de inmediato vio hablando con su hermano Darío.
-Entonces hacemos eso ¿no?-escuchó Eugenia al acercarse a los dos hermanos.
-Hola, chicos-saludó.- ¿Puedo hablar contigo?-preguntó ella mirando a Peter.
Darío al ver que su hermano, ni si quiera miraba a la rubia, dijo:
-¡Oh, si claro! Os dejo solos-sonrió yéndose.
-Gracias-agradeció ella, que seguía mirando fijamente a Peter.- ¿No me vas ni a mirar?
-¿Qué quieres, Eugenia?-preguntó él mirándola por fin.
-Quiero hablar contigo de varias cosas-contestó.
-Pues creo que no te va a dar tiempo, tu monitora se esta yendo con las de tu grupo.
-¡¿Qué?!-exclamó mirando como se iban.- ¡Mier**! Me tengo que ir, luego hablamos-se dio la vuelta y salió corriendo, cogiendo un par de flores de los árboles con los que se topaba.
El grupo de Eugenia entró en el taller y se encontraron con Melodi allí dentro; que se había resignado a no salir para no tener que caminar por la tierra y manchar su ropa. Eugenia se acercó a Melodi y le dijo:
-¿Sabes que a fuera está Peter?
-¿Cómo? ¿En serio?-la miro.-Eh… monitora ¿puedo ir a buscar flores? Es que… ahora me he dado cuenta de que tengo que participar un poco más en estas actividades.
-¡No!-le contestó rotundamente la monitora.-No te preocupes, que he cogido para ti.-le dio un par de flores.
-¡Mala suerte!-dijo Eugenia sonriendo.
Melodi le dedicó una mala cara a la rubia.
Todas escucharon la explicación de la monitora de cómo se hacía el perfume y al rato empezaron a intentar hacer uno; todas menos Melodi, que había vuelto a tomar la misma postura de antes; no quería hacer nada por si manchaba su ropa. Melodi aburrida de estar sentada, empezó a mirar los perfumes y a echar por todas partes uno que le había gustado el olor. Eugenia sintiéndose algo mareada por el olor, la llamó y le dijo:
-Melodi, cariño, ¿podrías dejar de echar perfume por todas partes?
-Mmm… ¡no!-contestó ella, que echó perfume alrededor de Eugenia para hacerla rabiar y sin querer le roció en los ojos de la rubia, que rápidamente los cerró porque les empezó a arder.
-Melodi, ¡te mato!-gritó con rabia.

Continuara...

Capitulo 17: Ojos verdes

Capitulo anterior:

-Oye, Euge, no es por cortar la alegría que tenemos pero… ¿pensaste ya como le vas a decir a Peter que estás con mi hermano?-preguntó Candela mirándola.
-No, aún no-la sonrisa se le borró de la cara.-Pero, por favor, no le digas nada a nadie hasta que yo no hable con Peter y se lo cuente.
-Está bien, tranquila, no diré nada.
-Gracias-sonrió.
-No, de nada. Pero, ¿Nico sabe que quieres ser tú quién se lo cuente a Peter?
Eugenia permaneció en silencio hasta que exclamó:
-¡Mierda!-se llevó las manos a la cara.
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En una de las cabañas de los chicos…
-¡Ya me acordé!-gritó Darío levantándose de su cama.
-¡Eh, ¿qué te pasa?-preguntó Luca, que estaba tumbado en su cama sumido en sus pensamientos hasta aquel momento.
-Pues que me acordé de una cosa.
-¿Qué cosa?-le interrogó Peter mirándolo.
-Veras, ¿te acuerdas que Eugenia se había enfadado contigo porque le habías dicho que…?
-¡Si! Lo recuerdo-le interrumpió Peter intentando evitar que lo dijese.- ¿Qué pasa con eso?
-Bueno, pues el día en que hice que Eugenia fuese a casa y hablase contigo para que volvierais a ser amigos, yo me quede en su habitación para dejaros solos-hizo una pausa.-No sabía que hacer así que me puse a mirar por sus cajones y a registrar sus cosas; y encontré una piedra de color rosa dentro de un relicario.
-Espera, espera. ¿Qué hacías registrando sus cosas?-preguntó Peter.
-Bueno, me aburría-sonrió.-Pero ese no es lo importante. Lo que si, es que llevo desde entonces intentando recordar donde había visto una piedra similar a esa. ¿Y a que no sabes que?
-A ver cuéntame.
-Es la misma que tienes tú guardada en el cajón de tu escritorio.-hizo una pausa.-Es idéntica.
-Pero, ¿qué dices? Si esa piedra...-no termino la frase. Se le venían imágenes del pasado a la cabeza.

Flashback
-Lo siento, de verdad que lo siento-se lamentaba un niño de siete años, mientras buscaba desesperado entre la hierba del parque.
-No pasa nada, pero ayúdame a buscar la piedra-comentó una niña de la misma edad, entristecida, revolviendo la hierba.
-Te juro que no se que me pasó, iba perdido en mis pensamientos y bueno, te lleve por delante sin darme cuenta.
-Lo sé, yo también tuve culpa, no te disculpes más.
-Te juro que hasta que no la encuentre, no paro.
Las horas pasaron y había empezado a llover. La niña se levantó y miro al chico que no cesaba de buscar. Se acercó a él, le puso una mano en el hombro y con una sonrisa le dijo:
-No importa, deja de buscar. Vayámonos antes de que nos resfriemos.
El niño se quedó embobado mirando lo linda que era aquella muchachita y como las gotas de la lluvia recorría cada rasgo de su rostro.
-¡Venga!-exclamó ella, agarrándolo de la mano y echando a correr.
Ambos  corrieron bajo la lluvia hasta que encontraron un edificio abandonado, donde podían refugiarse.
-Creo que no podemos estar aquí- comentó ella con un poco de miedo al ver que estaba muy oscuro, y que lo poco que se alcanzaba ver, era lo que permitía las luces de las farolas que entraban por las ventanas.
-Tranquila, nadie se molestara porque estemos aquí, según me contó mi abuelo, esto es un edificio abandonado.
-Tan abandonado no debe estar, porque no te costo abrir la puerta-comentó ella intentando buscar alguna excusa para salir de allí.
-Venga miedica-dijo él con una sonrisa tirando de ella para que entrase.-No te pasará nada, estoy yo aquí para protegerte.
-¡Oh, que alivio!-exclamo ella con ironía.-El patoso me va a proteger-a ambos se le dibujaron una sonrisa en la cara.
-¿Cómo me has llamado?-preguntó él sin dejar de sonreír.- ¿Patoso yo? Te voy a decir a ti quién es patoso aquí-comentó empezando a hacerle cosquillas a la muchacha.
-¡No, para! Déjame-pedía clemencia entre risas.
-No, hasta que no retires lo de patoso.
-Vale, vale-se reía sin parar.-Lo retiro.-esas palabras provocó que el chico parara, y ambos se quedaran mirándose a los ojos con sonrisas en la cara.
Antes de que Eugenia pudiera percatarse, tenía a Peter abalanzándose hacia ella con la intención de besarla. Cuando sus labios se unieron, la muchacha no tardo en apartarse, diciendo:
-Pero, ¿qué haces?-limpiándose la boca.- ¡Que asco!
Su reacción había sido la de una niña de siete años dando su primer beso. Había sido una sensación corta y realmente espantosa para ella.
-No se, he hecho lo que se hace en las películas en estos casos.
-¡Qué caso, ni que leches! Como vuelvas a hacerlo te mando a China de una patada ¿has entendido?-gruñó.
Findelflashback.

Las imágenes que habían emergido de la nada en la cabeza de Peter, habían sido interrumpidas por la sorprendente entrada de Eugenia en la cabaña de los varones.
-¿Qué haces aquí?-preguntó Darío, al ver a la muchacha cerrar rápidamente la puerta y apoyarse en ella con la respiración agitada.
-Estoy buscando a...-contestó media asfixiada.
Peter miro fijamente a Eugenia, miro aquellos ojos de color verde que tanto le encantaba de ella, y los relaciono inmediatamente con los hermosos ojos de la niña de sus recuerdos, los de aquella niña que había sido su primer beso.
-Estoy buscando a Nicolás-pronunció Eugenia entre suspiro y suspiro.
-Y como has comprobado, no esta aquí, así que lárgate-le contestó Peter furioso.
Eugenia lo miro incrédula y extrañada por la forma en que le estaba hablando, al ver que el muchacho iba en serio y se había levantado para echarla a empujones, dijo abriendo la puerta:
-Peter, ¿por qué no metes la cabeza dentro del retrete y tiras de la cadena?
-Porque se que eso te haría feliz y lo último que quiero ahora mismo es hacerte feliz, porque para eso esta Nicolás ¿no?-hablaba grotescamente.
-Espera-hizo una pausa.- ¿Qué te pasa? ¿Estás celoso?
-¿Celoso de qué o de quién?-preguntó él.- ¿De Nicolás? Pues si, la verdad que si, porque ya me gustaría a mi haberme tirado a más de cincuenta chicas en mi vida.
Eugenia bajo la cabeza enfadada, apretó los dientes y cerró el puño con fuerza.
-Peter, hazme un favor...-hizo una pausa.- ¡MATATE!-después de pronunciar esas palabras, se dio la vuelta y se marchó dando un portazo. Peter enfadado golpeo con la mano brutalmente la puerta, suspiro y se apoyo en ella.
Luca, que había presenciado todo, junto a Darío, no tardo en preguntar:
-¿Por qué lo has hecho?
Peter permaneció unos segundos en silencio y finalmente dijo:
-¿Por qué he hecho el que?
-¿Por qué la has tratado así?-aclaró Luca.
-No lo sé, ¿vale?-Peter miro a su amigo.-No se que me pasa últimamente, que hago y digo cosas que no quiero ni hacer, ni decir.
-Ya lo veo-afirmó Luca.
Peter suspiró y cerró los ojos mientras imaginaba en su cabeza a la niña de siete años de aquel día.

Continuará...