-Oye,
Euge, no es por cortar la alegría que tenemos pero… ¿pensaste ya como le vas a
decir a Peter que estás con mi hermano?-preguntó Candela mirándola.
-No, aún
no-la sonrisa se le borró de la cara.-Pero, por favor, no le digas nada a nadie
hasta que yo no hable con Peter y se lo cuente.
-Está
bien, tranquila, no diré nada.
-Gracias-sonrió.
-No, de
nada. Pero, ¿Nico sabe que quieres ser tú quién se lo cuente a Peter?
Eugenia
permaneció en silencio hasta que exclamó:
-¡Mierda!-se
llevó las manos a la cara.
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En una de
las cabañas de los chicos…
-¡Ya me
acordé!-gritó Darío levantándose de su cama.
-¡Eh, ¿qué
te pasa?-preguntó Luca, que estaba tumbado en su cama sumido en sus
pensamientos hasta aquel momento.
-Pues que
me acordé de una cosa.
-¿Qué
cosa?-le interrogó Peter mirándolo.
-Veras,
¿te acuerdas que Eugenia se había enfadado contigo porque le habías dicho que…?
-¡Si! Lo
recuerdo-le interrumpió Peter intentando evitar que lo dijese.- ¿Qué pasa con
eso?
-Bueno,
pues el día en que hice que Eugenia fuese a casa y hablase contigo para que
volvierais a ser amigos, yo me quede en su habitación para dejaros solos-hizo
una pausa.-No sabía que hacer así que me puse a mirar por sus cajones y a
registrar sus cosas; y encontré una piedra de color rosa dentro de un
relicario.
-Espera,
espera. ¿Qué hacías registrando sus cosas?-preguntó Peter.
-Bueno, me
aburría-sonrió.-Pero ese no es lo importante. Lo que si, es que llevo desde
entonces intentando recordar donde había visto una piedra similar a esa. ¿Y a
que no sabes que?
-A ver
cuéntame.
-Es la
misma que tienes tú guardada en el cajón de tu escritorio.-hizo una pausa.-Es
idéntica.
-Pero,
¿qué dices? Si esa piedra...-no termino la frase. Se le venían imágenes del
pasado a la cabeza.
Flashback
-Lo
siento, de verdad que lo siento-se lamentaba un niño de siete años, mientras
buscaba desesperado entre la hierba del parque.
-No pasa
nada, pero ayúdame a buscar la piedra-comentó una niña de la misma edad,
entristecida, revolviendo la hierba.
-Te juro
que no se que me pasó, iba perdido en mis pensamientos y bueno, te lleve por
delante sin darme cuenta.
-Lo sé, yo
también tuve culpa, no te disculpes más.
-Te juro
que hasta que no la encuentre, no paro.
Las horas
pasaron y había empezado a llover. La niña se levantó y miro al chico que no
cesaba de buscar. Se acercó a él, le puso una mano en el hombro y con una
sonrisa le dijo:
-No
importa, deja de buscar. Vayámonos antes de que nos resfriemos.
El niño se
quedó embobado mirando lo linda que era aquella muchachita y como las gotas de
la lluvia recorría cada rasgo de su rostro.
-¡Venga!-exclamó
ella, agarrándolo de la mano y echando a correr.
Ambos corrieron bajo la lluvia hasta que
encontraron un edificio abandonado, donde podían refugiarse.
-Creo que
no podemos estar aquí- comentó ella con un poco de miedo al ver que estaba muy
oscuro, y que lo poco que se alcanzaba ver, era lo que permitía las luces de
las farolas que entraban por las ventanas.
-Tranquila,
nadie se molestara porque estemos aquí, según me contó mi abuelo, esto es un
edificio abandonado.
-Tan
abandonado no debe estar, porque no te costo abrir la puerta-comentó ella
intentando buscar alguna excusa para salir de allí.
-Venga
miedica-dijo él con una sonrisa tirando de ella para que entrase.-No te pasará
nada, estoy yo aquí para protegerte.
-¡Oh, que
alivio!-exclamo ella con ironía.-El patoso me va a proteger-a ambos se le
dibujaron una sonrisa en la cara.
-¿Cómo me
has llamado?-preguntó él sin dejar de sonreír.- ¿Patoso yo? Te voy a decir a ti
quién es patoso aquí-comentó empezando a hacerle cosquillas a la muchacha.
-¡No,
para! Déjame-pedía clemencia entre risas.
-No, hasta
que no retires lo de patoso.
-Vale,
vale-se reía sin parar.-Lo retiro.-esas palabras provocó que el chico parara, y
ambos se quedaran mirándose a los ojos con sonrisas en la cara.
Antes de
que Eugenia pudiera percatarse, tenía a Peter abalanzándose hacia ella con la
intención de besarla. Cuando sus labios se unieron, la muchacha no tardo en
apartarse, diciendo:
-Pero, ¿qué
haces?-limpiándose la boca.- ¡Que asco!
Su
reacción había sido la de una niña de siete años dando su primer beso. Había
sido una sensación corta y realmente espantosa para ella.
-No se, he
hecho lo que se hace en las películas en estos casos.
-¡Qué
caso, ni que leches! Como vuelvas a hacerlo te mando a China de una patada ¿has
entendido?-gruñó.
Findelflashback.
Las
imágenes que habían emergido de la nada en la cabeza de Peter, habían sido
interrumpidas por la sorprendente entrada de Eugenia en la cabaña de los
varones.
-¿Qué
haces aquí?-preguntó Darío, al ver a la muchacha cerrar rápidamente la puerta y
apoyarse en ella con la respiración agitada.
-Estoy
buscando a...-contestó media asfixiada.
Peter miro
fijamente a Eugenia, miro aquellos ojos de color verde que tanto le encantaba
de ella, y los relaciono inmediatamente con los hermosos ojos de la niña de sus
recuerdos, los de aquella niña que había sido su primer beso.
-Estoy
buscando a Nicolás-pronunció Eugenia entre suspiro y suspiro.
-Y
como has comprobado, no esta aquí, así que lárgate-le contestó Peter furioso.
Eugenia
lo miro incrédula y extrañada por la forma en que le estaba hablando, al ver
que el muchacho iba en serio y se había levantado para echarla a empujones,
dijo abriendo la puerta:
-Peter,
¿por qué no metes la cabeza dentro del retrete y tiras de la cadena?
-Porque
se que eso te haría feliz y lo último que quiero ahora mismo es hacerte feliz,
porque para eso esta Nicolás ¿no?-hablaba grotescamente.
-Espera-hizo
una pausa.- ¿Qué te pasa? ¿Estás celoso?
-¿Celoso
de qué o de quién?-preguntó él.- ¿De Nicolás? Pues si, la verdad que si, porque
ya me gustaría a mi haberme tirado a más de cincuenta chicas en mi vida.
Eugenia
bajo la cabeza enfadada, apretó los dientes y cerró el puño con fuerza.
-Peter,
hazme un favor...-hizo una pausa.- ¡MATATE!-después de pronunciar esas
palabras, se dio la vuelta y se marchó dando un portazo. Peter enfadado golpeo con
la mano brutalmente la puerta, suspiro y se apoyo en ella.
Luca,
que había presenciado todo, junto a Darío, no tardo en preguntar:
-¿Por
qué lo has hecho?
Peter
permaneció unos segundos en silencio y finalmente dijo:
-¿Por
qué he hecho el que?
-¿Por
qué la has tratado así?-aclaró Luca.
-No
lo sé, ¿vale?-Peter miro a su amigo.-No se que me pasa últimamente, que hago y
digo cosas que no quiero ni hacer, ni decir.
-Ya
lo veo-afirmó Luca.
Peter
suspiró y cerró los ojos mientras imaginaba en su cabeza a la niña de siete
años de aquel día.
Continuará...
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