lunes, 30 de abril de 2012

Capitulo 17: Ojos verdes

Capitulo anterior:

-Oye, Euge, no es por cortar la alegría que tenemos pero… ¿pensaste ya como le vas a decir a Peter que estás con mi hermano?-preguntó Candela mirándola.
-No, aún no-la sonrisa se le borró de la cara.-Pero, por favor, no le digas nada a nadie hasta que yo no hable con Peter y se lo cuente.
-Está bien, tranquila, no diré nada.
-Gracias-sonrió.
-No, de nada. Pero, ¿Nico sabe que quieres ser tú quién se lo cuente a Peter?
Eugenia permaneció en silencio hasta que exclamó:
-¡Mierda!-se llevó las manos a la cara.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------
En una de las cabañas de los chicos…
-¡Ya me acordé!-gritó Darío levantándose de su cama.
-¡Eh, ¿qué te pasa?-preguntó Luca, que estaba tumbado en su cama sumido en sus pensamientos hasta aquel momento.
-Pues que me acordé de una cosa.
-¿Qué cosa?-le interrogó Peter mirándolo.
-Veras, ¿te acuerdas que Eugenia se había enfadado contigo porque le habías dicho que…?
-¡Si! Lo recuerdo-le interrumpió Peter intentando evitar que lo dijese.- ¿Qué pasa con eso?
-Bueno, pues el día en que hice que Eugenia fuese a casa y hablase contigo para que volvierais a ser amigos, yo me quede en su habitación para dejaros solos-hizo una pausa.-No sabía que hacer así que me puse a mirar por sus cajones y a registrar sus cosas; y encontré una piedra de color rosa dentro de un relicario.
-Espera, espera. ¿Qué hacías registrando sus cosas?-preguntó Peter.
-Bueno, me aburría-sonrió.-Pero ese no es lo importante. Lo que si, es que llevo desde entonces intentando recordar donde había visto una piedra similar a esa. ¿Y a que no sabes que?
-A ver cuéntame.
-Es la misma que tienes tú guardada en el cajón de tu escritorio.-hizo una pausa.-Es idéntica.
-Pero, ¿qué dices? Si esa piedra...-no termino la frase. Se le venían imágenes del pasado a la cabeza.

Flashback
-Lo siento, de verdad que lo siento-se lamentaba un niño de siete años, mientras buscaba desesperado entre la hierba del parque.
-No pasa nada, pero ayúdame a buscar la piedra-comentó una niña de la misma edad, entristecida, revolviendo la hierba.
-Te juro que no se que me pasó, iba perdido en mis pensamientos y bueno, te lleve por delante sin darme cuenta.
-Lo sé, yo también tuve culpa, no te disculpes más.
-Te juro que hasta que no la encuentre, no paro.
Las horas pasaron y había empezado a llover. La niña se levantó y miro al chico que no cesaba de buscar. Se acercó a él, le puso una mano en el hombro y con una sonrisa le dijo:
-No importa, deja de buscar. Vayámonos antes de que nos resfriemos.
El niño se quedó embobado mirando lo linda que era aquella muchachita y como las gotas de la lluvia recorría cada rasgo de su rostro.
-¡Venga!-exclamó ella, agarrándolo de la mano y echando a correr.
Ambos  corrieron bajo la lluvia hasta que encontraron un edificio abandonado, donde podían refugiarse.
-Creo que no podemos estar aquí- comentó ella con un poco de miedo al ver que estaba muy oscuro, y que lo poco que se alcanzaba ver, era lo que permitía las luces de las farolas que entraban por las ventanas.
-Tranquila, nadie se molestara porque estemos aquí, según me contó mi abuelo, esto es un edificio abandonado.
-Tan abandonado no debe estar, porque no te costo abrir la puerta-comentó ella intentando buscar alguna excusa para salir de allí.
-Venga miedica-dijo él con una sonrisa tirando de ella para que entrase.-No te pasará nada, estoy yo aquí para protegerte.
-¡Oh, que alivio!-exclamo ella con ironía.-El patoso me va a proteger-a ambos se le dibujaron una sonrisa en la cara.
-¿Cómo me has llamado?-preguntó él sin dejar de sonreír.- ¿Patoso yo? Te voy a decir a ti quién es patoso aquí-comentó empezando a hacerle cosquillas a la muchacha.
-¡No, para! Déjame-pedía clemencia entre risas.
-No, hasta que no retires lo de patoso.
-Vale, vale-se reía sin parar.-Lo retiro.-esas palabras provocó que el chico parara, y ambos se quedaran mirándose a los ojos con sonrisas en la cara.
Antes de que Eugenia pudiera percatarse, tenía a Peter abalanzándose hacia ella con la intención de besarla. Cuando sus labios se unieron, la muchacha no tardo en apartarse, diciendo:
-Pero, ¿qué haces?-limpiándose la boca.- ¡Que asco!
Su reacción había sido la de una niña de siete años dando su primer beso. Había sido una sensación corta y realmente espantosa para ella.
-No se, he hecho lo que se hace en las películas en estos casos.
-¡Qué caso, ni que leches! Como vuelvas a hacerlo te mando a China de una patada ¿has entendido?-gruñó.
Findelflashback.

Las imágenes que habían emergido de la nada en la cabeza de Peter, habían sido interrumpidas por la sorprendente entrada de Eugenia en la cabaña de los varones.
-¿Qué haces aquí?-preguntó Darío, al ver a la muchacha cerrar rápidamente la puerta y apoyarse en ella con la respiración agitada.
-Estoy buscando a...-contestó media asfixiada.
Peter miro fijamente a Eugenia, miro aquellos ojos de color verde que tanto le encantaba de ella, y los relaciono inmediatamente con los hermosos ojos de la niña de sus recuerdos, los de aquella niña que había sido su primer beso.
-Estoy buscando a Nicolás-pronunció Eugenia entre suspiro y suspiro.
-Y como has comprobado, no esta aquí, así que lárgate-le contestó Peter furioso.
Eugenia lo miro incrédula y extrañada por la forma en que le estaba hablando, al ver que el muchacho iba en serio y se había levantado para echarla a empujones, dijo abriendo la puerta:
-Peter, ¿por qué no metes la cabeza dentro del retrete y tiras de la cadena?
-Porque se que eso te haría feliz y lo último que quiero ahora mismo es hacerte feliz, porque para eso esta Nicolás ¿no?-hablaba grotescamente.
-Espera-hizo una pausa.- ¿Qué te pasa? ¿Estás celoso?
-¿Celoso de qué o de quién?-preguntó él.- ¿De Nicolás? Pues si, la verdad que si, porque ya me gustaría a mi haberme tirado a más de cincuenta chicas en mi vida.
Eugenia bajo la cabeza enfadada, apretó los dientes y cerró el puño con fuerza.
-Peter, hazme un favor...-hizo una pausa.- ¡MATATE!-después de pronunciar esas palabras, se dio la vuelta y se marchó dando un portazo. Peter enfadado golpeo con la mano brutalmente la puerta, suspiro y se apoyo en ella.
Luca, que había presenciado todo, junto a Darío, no tardo en preguntar:
-¿Por qué lo has hecho?
Peter permaneció unos segundos en silencio y finalmente dijo:
-¿Por qué he hecho el que?
-¿Por qué la has tratado así?-aclaró Luca.
-No lo sé, ¿vale?-Peter miro a su amigo.-No se que me pasa últimamente, que hago y digo cosas que no quiero ni hacer, ni decir.
-Ya lo veo-afirmó Luca.
Peter suspiró y cerró los ojos mientras imaginaba en su cabeza a la niña de siete años de aquel día.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario