Cuando Eugenia se levanto,
Peter la abrazó por detrás y le habló al oído.
-Euge…sabes perfectamente
que yo sería incapaz de hacerte daño y también sabes cómo me encantas. Así que
no seas tonta ¿si? Y no quiero que pienses en ningún momento que yo vaya a
ponerte los cuernos, ni nada que sea ligeramente similar a eso
¿entendiste?-Eugenia asintió, se dio la vuelta y lo miro fijamente a los ojos.
Peter sonrió y la besó.
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Los días
siguientes pasaron rápidamente casi sin que Peter y Eugenia se dieran cuenta.
Ambos habían disfrutado al máximo de esas mini-vacaciones que habían pasado los
dos juntos y sin duda, esos días lo recordarían el resto de sus vidas.
Eugenia
estaba frente a la entrada de su casa, mirando la puerta. Tenía miedo a entrar,
no quería que su madre le echase la bronca por haberse ido sin avisar. Sabía
perfectamente el tipo de cabreo que tendría que tener su madre, ya que no la
había llamado en ninguno de esos largos e intensos días que había estado
ausente.
En una de
sus manos tenía las llaves de su casa y con la otra estaba agarrada a la mano
de Peter, que no pensaba abandonarla en ningún momento.
-Venga,
Euge. Entremos-sugirió Peter, dándole un beso en la cabeza.
-Si…-vocalizó.
La rubia
tomó aire e hizo el amago de introducir la llave en la cerradura, pero se quedó
solo en intento. En ese momento, la puerta de abrió. Eugenia apretó la mano de
Peter al ver a su madre delante de ella.
-Mamá-pronunció.-Per…
-Hola, hija;
hola Peter. Al fin volvieron-sonrió dándole un beso a cada uno.- ¿Qué tal les
fue? ¿Se lo pasaron bien?
Eugenia se
quedó callada y extrañada por cómo estaba actuando su madre.
-Bueno,
Euge, luego me cuentas; que me estoy yendo. Adiós-pasó entre ellos dos.-Hay
comida en el frigo, por si tienen hambre.
-Pero, mamá,
¿a dónde vas?
-A casa de
mi novio.
-¿De tu
qué?-preguntó Eugenia sorprendida.
-Es una
larga historia, hija, cuando regrese te cuento-gritó desde lejos.
-¡Ves! Tan
mal no se lo tomó-comentó Peter sonriendo.
-¿Estas de
broma, Peter?-hizo una pausa.-Mi madre con novio-dijo entrando en su casa.
-Si, eso
parece, ¿qué hay de malo?-preguntó Peter cerrando la puerta y dejando las
maletas en la entrada.
-Todo hay de
malo. No lo conozco-hizo una pausa.-Imagínate que es un degenerado que solo esta
con ella por el dinero o algo peor solo por... ¡Dios!
-Euge, no
pienses así. Espera a conocerlo. Posiblemente te caiga mejor de lo que crees-le
sugirió Peter.
-Tal vez
tengas razón.
Eugenia fue
hacia el salón cojeando y se sentó en el sofá con dificultad.
-¿Qué te
pasa?-preguntó Peter al ver que se sentaba agarrándose al sofá.-Desde ayer que
estas cojeando.
-¿En serio
me lo preguntas?
-Mmm… ¿por
qué lo dices?-preguntó sentándose a su lado.
Eugenia
suspiró y…
Flashback
Era
de noche, y Eugenia y Peter habían vuelto de la playa. La rubia se estaba
duchando, cuando salió se enrolló una toalla alrededor del cuerpo y salió del
baño para coger su pijama que se lo había dejado sobre la cama. Al entrar en la
habitación y encontrarse muy cansada, se tumbó en la cama. Peter entró en el
cuarto y la vio.
-Euge,
creo que deberías ponerte la ropa no vaya a ser que te resfríes-le sugirió.
Ella
abrió los ojos y se asustó al verlo allí. Rápidamente cogió la almohada y se
intentó tapar.
-¡No
me mires!-exclamó.
Peter
echó a reír.
-Pero
Euge si eres mi novia, ¿qué más te da?
-¡Ah!,
que ahora soy tu novia ¿no?
-Por
supuesto, y más después de…esta mal que me eche flores a mi mismo-dijo
sentándose al lado de Eugenia.-pero más después de la fascinante declaración
que te hice, con velitas y todo-sonrió.
-Si,
estuvo genial-le sonrió y le dio un pico.
-Y
oye…-decía el muchacho echándole el pelo mojado hacia atrás para poder darle
besos en el cuello.- ¿y si hacemos algo divertido en nuestra última noche aquí?
-¿Qué
tal si lo dejamos para otro momento?-preguntó Eugenia alejándose un poco de él.
-¿En
serio? ¿No te apetece? Ahora que estas en toalla es mucho más fácil, menos ropa
que quitar-bromeó el muchacho.
-No,
es que me duele la cabeza y…-Eugenia se alejaba un poco más.
-Vamos,
si te lo vas a pasar bien-intentaba no reírse por las escusas de Eugenia.
La
muchacha se encontraba en el borde de la cama pero no se había dado cuenta,
cuando vio que Peter se iba a acercar más a ella, intentó alejarse. Al no haber
más cama, cayó al suelo. Peter al verla, se sorprendió e intentó no reír
mientras le preguntaba:
-¿Estas
bien?
Ella
se levantó con los pelos revueltos y le hizo señas para que se callase y se fue
de la habitación apenas apoyando la pierna sobre la que había caído.
FindeFlashback
-¡Ah, ya! Lo
recuerdo-comentó Peter.-Fue buenísimo ese momento.
-Peter,
cariño, vete un poquito a la mierda-dijo con ironía.
El muchacho
echó a reír.
-A ver, trae
aquí la pierna.
Eugenia se
apoyó y puso la pierna que le dolía encima de las piernas de Peter. El muchacho
deslizó sus manos hasta la rodilla de la rubia y empezó a apretar
cuidadosamente la pierna buscando el sitio donde le dolía. Cuando lo descubrió
por el quejido de Eugenia, empezó a hacerle un masaje. Eugenia se echó hacia
atrás y cerró los ojos. A la muchacha le encantaba cuando Peter la acariciaba o
le daba un masaje; adoraba el tacto de sus manos.
Peter
termino de darle el masaje y le preguntó:
-¿Y? ¿Te
sientes mejor?
-Si, mucho
mejor-le sonrió y le besó.
Peter le
siguió el beso y lentamente deslizó sus manos por la cintura de Eugenia mientras
se echaba encima de ella. La rubia le rodeó el cuello con sus brazos mientras
le seguía besando. Lentamente la rubia le quitó la camiseta a Peter y tras eso,
él deslizando sus manos por el cuerpo de Eugenia le quito su blusa. La rubia se
estaba poniendo nerviosa y más cuando el
muchacho empezó a besarle el cuello y lentamente descendía más y más.
En ese
momento, alguien entró por la puerta de cristal del salón diciendo:
-¡Mariajo!-gritó
Darío llamando a la madre de Eugenia, que así la llamaba él.-Dice mi madre
que…-se calló de golpe al ver a su hermano y a su cuñada sobre el sofá.
Eugenia y
Peter se separaron de golpe y miraron a Darío asombrados y avergonzados por la
situación.
-¡Aiba! Lo
siento-dijo Darío intentando no reírse.-No sabia que habíais vuelto…
-Si,
acabamos de volver-comentó Peter.
-Woh, vaya.
Pues Euge quiero que te vayas mas a menudo de viaje para que me hagas más
recibimientos así-dijo Darío mirando a la rubia de arriba a bajo.
Eugenia se
miró, vio que no llevaba la blusa y la cogió rápidamente. Peter se levantó y se
interpuso tapándole la visión a su hermano.
-Darío,
vete-le dijo Peter.
-No pero
¿por qué?
-Porque te
lo digo yo, vete. ¡Largo!-exclamó empujándole hacia el jardín por donde había
entrado.-Y la próxima vez llama a la puerta, no entres así.
-Si,
papá-contestó Darío de broma saltando la verja.
Peter al
perder de vista a su hermano se dio la vuelta, miro a Eugenia y empezó a reír
por lo que acababa de pasar.
-Perdona a
mi hermano-dijo Peter sentándose al lado de la rubia.
-No te
preocupes, no pasa nada-sonrió.
-Bueno, ¿por
dónde íbamos?-preguntó Peter quitándole la blusa de las manos a la rubia y
besándola.
Eugenia le
siguió el beso y se sentó encima de él con las rodillas apoyadas sobre el sofá.
Peter empezó a acariciarle la espalda y lentamente llevó sus manos al cierre
del sujetador de Eugenia. Cuando se dispuso a quitárselo, el timbre sonó varias
veces seguidas. La rubia se separó del muchacho, lo miró extrañada por la forma
en que llamaban y preguntó:
-¿Quién
será?
-Seguramente
será el imbécil de mi hermano, haciéndose el gracioso-dijo Peter volviendo a
besarla.
El timbre
volvió a sonar como al principio y ambos lo ignoraron pero al sonar una tercera
vez con más estruendo, Eugenia se levantó, diciendo:
-Voy a ver
quien es.
La rubia
cogió su blusa y se la puso mientras iba hacia la puerta. Miro por la mirilla y
se llevó la mano al pecho sorprendida.
-¿Quién
es?-preguntó Peter asomándose.
Las lágrimas
empezaron a salir de los ojos de la rubia y lo único que supo decir fue:
-No puede
ser…
No hay comentarios:
Publicar un comentario