jueves, 29 de marzo de 2012

Capitulo 16: Pillados

Capitulo anterior:

Eugenia al llegar delante de la puerta de la despensa, se quedó allí quieta, contemplando el pomo. No sabía que hacer, estaba nerviosa. Sabía que si daba ese paso, posiblemente no podría retroceder. Respiro hondo y…
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Cuando Eugenia abrió la puerta de la despensa, se encontró a Nicolás sentado sobre un mantel con comida encima y unas velas para ambientar el lugar. Por la cabeza de Eugenia al ver aquel lugar empezaron a rondar las palabras de Peter, el cual le había advertido que lo único que Nicolás quería de ella, era pasar una noche divertida. Nico, cuando la vio, se levantó rápidamente sonriendo y se acercó a ella.
-Hola, linda-le dio dos besos en la mejilla con cierta ternura.
-Hola-le sonrió y nerviosa por la impactante mirada de Nicolás, no tardó en preguntar:-Um… ¿por qué las velas? ¿No hay luz?-pulsó el interruptor y comprobó que si había luz.
-¡Si!-exclamó él apresurándose a dejar la iluminación como estaba al principio.-El lugar es bastante feo, pero creo que con la luz de las velas este sitio se vuelve mucho más acogedor y… romántico ¿no crees?-la miró con una pícara sonrisa.
-Eh…-vocalizó mirando a su alrededor.-Si, la verdad que si-le miro.
Permanecieron un momento en silencio, él contemplándola y ella sintiéndose algo incómoda por su forma de mirar.
-Bueno, ¿nos sentamos?-preguntó Nicolás después de salir de su aturdimiento.
-Si, claro.
Ambos se sentaron sobre el mantel, el uno al lado del otro, con la espalda apoyada en la pared. Eugenia cada minuto que pasaba se ponía más nerviosa, no era de las típicas chicas que quedaban con alguien el primer o segundo día que lo conocía, pero con Nicolás era algo diferente. Lo veía muy maduro y responsable, pero claro; aun no podía juzgarlo del todo bien, no lo conocía apenas nada. Pero esa noche era perfecta para que ambos se conocieran.
En un principio la muchacha estuvo cohibida por la vergüenza pero con el paso del tiempo se fue soltando, al ver la confianza que Nicolás le transmitía. Él al verla más suelta, no tardó en preguntarle algo que le rondaba la cabeza desde el inicio de la noche:
-Eugenia…-hizo una pausa.- ¿Saldrías con alguien un poco mayor que tú?
Ella lo miro, en silencio, durante un momento.
-Si, claro ¿por qué no?-le contestó sinceramente.-Si verdaderamente me gusta, no tendría ningún problema en salir con alguien un poco o mucho mayor que yo.
-Oh, vaya, menos mal-dijo aliviado en voz baja pretendiendo que Eugenia lo escuchase para ver su reacción.
-¿Cómo?-preguntó ella, al no escuchar bien.
-No, nada-contestó él, viendo que lo que había pretendido no le había salido como quería.
La noche transcurrió normal, y cuando empezaron a notar que el sueño podía con ellos, decidieron irse a dormir pero no sin antes recoger el almacén y apagar las velas. En la despedida, Nicolás tras acompañarla hasta su cabaña, le dio un beso en la comisura del labio aunque sus intenciones fueron otras.

Los días transcurrieron, y después de esa noche, la relación entre Nicolás y Eugenia fue a mejor mientras que la de ella con su “hermano” Peter, era cada vez peor. La muchacha se pasaba el poco tiempo libre que tenía entre actividad y actividad, yendo a la cocina, donde su nuevo amigo estaba trabajando. Siempre lo ayudaba a cocinar o a limpiar. Le encantaba hacerlo. Poco a poco sin casi darse cuenta se estaba enamorando de su forma de ser, de su forma de tratarla…se estaba enamorando de él.
-¡¡Hola!!-Eugenia lo saludó efusiva entrando en la cocina.
-Hola, linda-dijo él barriendo el suelo.
Ella se acercó a donde estaba y le dio dos besos.
-¿Qué tal estas?-preguntó.
-Bien, aquí que esperaba a que vinieras a verme-le sonrió.- ¿Y tú?
-Cansada-contestó ella resoplando.-Acabo de terminar una actividad con los botes del lago, y me duelen muchísimo los brazos.
-Seguro que no era para tanto-le dijo de broma.-Eres una quejica.
-¿Cómo? Ya me gustaría a mí verte remando.
-Cuando quieras…-hizo una pausa.-…hacemos una salida y remo para ti a la luz de la luna-siguió bromeando.
-¿Te parece bien hoy?-preguntó seria.
-Euge, era broma-le respondió.
-¿Qué pasa? ¿El gallito tiene miedo?-dijo sentándose sobre la mesa que había en la cocina.
Nicolás dejo la escoba apoyada en la pared, y lentamente se fue acercando a ella.
-Venga, nos vemos hoy a las once-contestó poniéndose entre las piernas de Eugenia y rodeándole la cintura con los brazos.
-Trato hecho-sonrió poniendo sus manos sobre los hombros de Nicolás.
-¡Ey! Tienes algo en la cara.
-¿Ah, si? ¿Dónde?-Euge hizo el amago de quitarse algo que no tenía.
-Mira, ahí-Nicolás deslizó su mano por la nuca de Eugenia y acercó sus labios a los de ella.
La muchacha se sorprendió por lo que Nicolás había hecho, pero sin dudarlo, le siguió el beso.
En ese momento, alguien entró en la cocina, diciendo:
-Nico, necesito que me des…-se quedó callada al contemplar la escena.-¡¡Eugenia!!-gritó al verla.
La muchacha se separó de Nicolás rápidamente al escuchar su nombre y miró quien lo había pronunciado.
-¡Candela!-dijo la rubia en voz baja, mordiéndose el labio inferior.
-¡No puede ser…!-exclamó Candela con cara de incrédula haciendo encoger de hombros a la rubia que se avergonzaba de que su amiga hubiese visto aquella escena.
-Can, mira…-comenzó a hablar Nicolás.-Euge y yo nos gustamos.
-Lo sé-dijo con tono de enfado.
-Tienes que entenderlo-continuó Nicolás.-y…
-¡Y me encanta la idea!-gritó Candela corriendo hacia ellos con los brazos abiertos.- ¡Hacen una pareja perfecta!-abrazó a su hermano y a su amiga, que permanecían perplejos.-Pero…-se separó y miró a Eugenia.- ¿Qué pasa con Peter?
-¿Con Peter?-repitió la rubia con una tonta sonrisa en la cara, pensando que contestar.
-¿Qué tiene que ver aquí Peter?-preguntó Nicolás sin entender muy bien las cosas.
-Bueno, Nico, no se si recuerdas que te comenté que Peter no era mi hermano de sangre, sino una idiota idea que nos inventamos-hizo una pausa.-Bueno pues entre él y yo…-se quedó callada pensando en como concluir la frase.-En realidad, entre él y yo, no hubo nada; pero a mi me llego a gustar un poquito, pero solo un poquito…y en fin, con Peter no pasa nada, él tiene su novia y yo…
-Y tú tienes al tuyo-Nicolás le terminó la frase y la besó.
-¡Oh, qué bonito!-exclamó Candela mirándolos.

Faltaba pocas horas para comer, y cada uno estaba en su cabaña.
En una de las cabañas de las chicas…
Candela y Eugenia estaban hablando de lo que había ocurrido hacia poco tiempo antes. La rubia no podía comprender esa felicidad que le indagaba el cuerpo y tampoco, lo bien que se sentía. No paraba de sonreír. La morena estaba en la misma etapa de su relación con Luca, y no podía dejar de pensar en él. Ambas amigas no paraban reír y “picar” la una a la otra por la tonta sonrisa que tenía cada una en la cara.
-Oye, Euge, no es por cortar la alegría que tenemos pero… ¿pensaste ya como le vas a decir a Peter que estás con mi hermano?-preguntó Candela mirándola.
-No, aún no-la sonrisa se le borró de la cara.-Pero, por favor, no le digas nada a nadie hasta que yo no hable con Peter y se lo cuente.
-Está bien, tranquila, no diré nada.
-Gracias-sonrió.
-No, de nada. Pero, ¿Nico sabe que quieres ser tú quién se lo cuente a Peter?
Eugenia permaneció en silencio hasta que exclamó:
-¡Mierda!-se llevó las manos a la cara.

Continuará...

jueves, 22 de marzo de 2012

Capitulo 15: Una decisión

Capitulo anterior:
-¡Peter, ¿qué haces aquí?! ¡Lárgate!
-No veo, no veo nada, tranquila. Quiero hablar contigo.
-¿De que?

-Bueno… eh… Euge ¿puedo mirar?
-¡NO! Estoy en toalla.
-¿Y que tiene? No veré gran cosa-miro de reojo.-Aparte esta el muro, no veo nada.
-Me da igual, tápate los ojos.
En ese momento los dos se dieron cuenta de que el pomo de la puerta empezaba a girar. Ambos tragaron saliva mirándose el uno al otro.

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Al abrirse la puerta, la monitora que era la que llegaba vio a Eugenia y se apresuró a preguntar:
-¿Qué haces aquí?
-Eh… duchándome, ¿que si no?
-No puedes estar aquí deberías estar en tu cabaña.
-Ya… pero le pedí permiso a mi monitora porque me sentía mal-dijo Eugenia.
-En ese caso esta bien. Termina de ducharte y directo a tu cabaña ¿entendido?
-Si…
La mujer cerró la puerta tras la contestación de Eugenia.
-¿En serio le pediste permiso a tu monitora?-preguntó Peter que estaba escondido detrás del muro al lado de las piernas de Eugenia.
-Si.
-¿Y por que te sentías mal?
-Por nada, adiós Peter- le dijo haciéndole saber que quería que se fuese.
-No, de aquí no me voy hasta que no hable contigo-se levantó.
-¿Y de que quieres hablar?
-Euge, ¿estas loca o te faltan tres tornillos? ¿Cómo vas a quedar con Nicolás para acostaros?
-¡¿Qué?!-preguntó Eugenia sorprendida.
-No te hagas la tonta.
-No me hago nada, ¿de qué me hablas? Yo quede con Nicolás porque me dijo que quería conocerme y demás.
-¿En serio?-ella asintió.-Bueno en todo caso, no vayas.
-¿Y por qué?
-Porque Nicolás solo quiere una cosa, y ya sabes perfectamente a lo que me refiero.
-¿Y tú que sabes? Quizás quiera conocerme en serio. Aparte ¿quién te crees metiéndote en esto? Tú tienes a tu novia ocúpate de ella.
-Tranquila, que lo hago. Pero también puedo ocuparme de ti, como hermano tuyo postizo que soy ¿o no?
-¡No! Peter, sí, soy tu hermana pero no debes comportarte conmigo como si fuera tu novia. Te pones celoso cada vez que un chico se acerca a mí e intentas alejarlo a toda costa-hizo una pausa.-Si te soy sincera; me equivoque-él la miro extrañado.-Si, me equivoque al decir que solo te quería como una hermana, porque te amo aunque no deba-Eugenia mientras hablaba le daba con el dedo índice en el pecho.-Es que te juro que no sabía que quería en aquel momento en que te dije eso, y creo que tú ahora tampoco sabes lo que quieres.
Peter agarro la mano de Eugenia y paso la suya por su cintura y la acerco a él.
-Eugenia… quiero estar contigo-soltó la mano de Eugenia y llevo la suya a la suave cara de su “hermana”. Sentía unas ganas enormes de besarla. Eugenia se aparto.
-Peter… no. Me arrepentiré mucho por lo que voy a decir pero… esta Melodi.
-Si… tienes razón.
Peter dio un paso atrás para irse y piso un jabón. Se resbaló y agarró a Eugenia llevándosela al suelo con él. Ella para no caerse intento sujetarse y puso la mano en el grifo, que solo sirvió para que se abriese el agua fría. Los dos se quedaron callados mirándose el uno al otro mientras el agua caía sobre ellos. Eugenia se intento levantar sujetando la toalla para que no se le viese nada, y se quedó sentada encima de Peter con las rodillas apoyadas en el suelo mirando al muchacho, que se había incorporado quedando sentado con las manos apoyadas en el suelo de la ducha. Eugenia se mordió el labio y se acerco más a Peter. Iba a besarle pero cuando falto centímetros, descendió la cabeza haciendo que su frente quedase apoyada en el hombro de Peter. En esa posición permanecieron un buen rato mientras se empapaba la ropa del muchacho y la toalla de Eugenia por culpa del agua.
-Euge…-y ella al cabo de un rato hizo un sonido raro para que él notase que lo estaba escuchando.-Creo que será mejor que te levantes y te vistas antes de que te resfríes, y también creo que vas a llegar tarde a tu cita con Nico.
Eugenia se quedo callada, no quería levantarse; estaba muy bien así. Pero tenía que hacerlo. Se levanto con cuidado, sujetándose la toalla con la cabeza baja. Peter se levanto tras ella y cerro el grifo.
-Bueno….-mientras intentaba buscar las palabras adecuada no la miraba a la cara.-Hasta mañana-prefirió no decirle nada mas sobre el tema de Nicolás. Le dio un beso en la mejilla y se fue hacia la puerta, sin ni siquiera mirarla. Eugenia lo veía irse y antes de que él abriese la puerta dijo:
-¡Peter!-él hizo un movimiento con la cabeza, que eso le hizo saber a Eugenia que la escuchaba.-Si tú no quieres que vaya, yo no iré.
Peter se quedó callado.
“¡Dios, que dije!”-pensó Eugenia.
-Haz lo que quieras-dijo Peter por fin.-Es tu vida…-esas fueron sus últimas palabras antes de irse y cerrar la puerta de mala manera tras de sí. En su voz se podía notar un poco de odio y a la vez tristeza. Eugenia estaba triste, dolorida, con odio, decepcionada… todo a la vez. No sabia que hacer, si ir a ver a Nicolás o hacer caso a Peter. Hiciese lo que hiciese a Nico lo tenía que ver, no podía dejarlo allí esperando. Así que se vistió y fue para allá. Antes quería pasar por su cabaña para dejar las cosas. Pasó por delante de la cabaña de Melodi, y al hacerlo la vio sentada junto a su novio, que la abrazaba. Él se percato de que Eugenia estaba allí. Melodi le estaba hablando al muchacho pero él no la escuchaba, tenía todos los sentidos puestos en Eugenia, que caminaba despacio mirándolo con tristeza en los ojos. Cuando la perdió de vista a la rubia, le presto atención a Melodi.

Eugenia al llegar delante de la puerta de la despensa, se quedó allí quieta, contemplando el pomo. No sabía que hacer, estaba nerviosa. Sabía que si daba ese paso, posiblemente no podría retroceder. Respiro hondo y…

Continuará...

martes, 20 de marzo de 2012

Capitulo 14: Consejos

Capitulo anterior:

Para colmo Nicolás abrió la puerta y dijo:
-Ei chico, perdón por comportarme así. Creo que deberíamos llevarnos bien-le extendió la mano para que él se la estrechara en símbolo de paz.-Eres el hermano del bombón que me quiero ligar-Peter bajo la cabeza y cerro el puño con fuerza.-Si nos llevamos bien seguro que me das algún consejillo para enamorarla y ya sabes-hizo un movimiento pélvico. Peter ya no aguantaba más, levanto la cabeza y se abalanzo hacia él pero Nicolás cerro la puerta y Peter se dio con la nariz contra la puerta.
Empezó a sonar una campana, era la hora de cenar.
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Peter cuando llego al comedor tenía algodón en la nariz. Nada más entrar busco a Eugenia y la vio hablando con sus amigas. Se sentó en la mesa de los varones y se tranquilizó, pero su tranquilidad duro poco.
-Hola-saludo Nicolás al sentarse. Peter lo miro y bajo la cabeza suspirando desconsoladamente.-Perdón por lo de antes, es que me encanta tu hermana-la busco con la mirada y la encontró en la mesa de delante-¡Me enamore a primera vista!
-Pues para tu información enamorarse no es querer llevártela a la cama el primer día que la conoces. Enamorarse es otra cosa, es tenerla en mente cada segundo, que ella sea lo único que exista para ti, que cuando estés de bajón todo se te pase con una sonrisa suya-en ese momento Eugenia se estaba riendo con sus amigas y se había quedado mirando a Peter.
-Parece como si estuvieras enamorado de ella-se rió.-Menos mal que tú ya tienes novia.
Peter suspiró y se levanto a por su bandeja para coger la comida; Nicolás fue detrás.
-Pero una cosa-dijo Nico cogiendo su bandeja y esperando en la cola.-Tienes una imagen mía muy mala, yo no soy tan estúpido como para andar haciendo esto.
-¿Esto que?
-Pues pidiéndole consejos a un renacuajo como tú. Yo ya sé todo lo que necesita una mujer-hizo una pausa.-A mi lo que me pasa es que me enamore; fue un flechazo con tu hermana. Y creo que ella es más de ir lentamente y yo no puedo con la lentitud. Así que necesito que me ayudes a saber sus gustos, aficiones y demás, para ya saber todo de ella y atacar con algo que la deje rendida a mis pies...  ¿me ayudaras?
-Si por supuesto-dijo Peter con ironía.-Mira primer consejo del día: ¡DEJALA EN PAZ!-Peter terminó de coger su comida y volvió a la mesa. Nicolás como no, fue detrás.
-Voy a poner en practica tu consejo-también hablo irónicamente. Dejo su bandeja en la mesa y fue donde estaba Eugenia. En ese momento llegaron Luca y Darío que se sentaron uno a cada lado de Peter.
-¿Qué te pasa?-pregunto Darío al ver la cara de enfado de su hermano.- ¿Qué miras?
Luca y Darío le siguieron la mirada a Peter y se quedaron callados observando. Nicolás le habló al oído a Eugenia y la muchacha asintió con la cabeza. Nicolás después de semejante respuesta le cogió por la barbilla y le beso en la comisura del labio. Peter estaba furioso pero se contenía. El galán después de aquel beso volvió a su sitio.
-Peter no hagas nada-le sugirió Luca en voz baja.
Él suspiro.
-Gracias, amigo-dijo Nicolás dándole un golpecito en el hombro a Peter.
-¿Qué le has dicho?-pregunto Darío con curiosidad.
-Nada…-Nicolás tenia una sonrisa de oreja a oreja.
-Vamos, venga. Cuéntanos-hablo Peter con una falsa sonrisa, levantándose para pasarle la mano por el hombro. Nicolás se quedó callado mirándolo.- ¿Sabes que pasa? Tienes razón, a mi hermana le hace falta un novio y ¿quién mejor que tú? Que ya tienes años de experiencia en todo.
Nicolás sin creerle mucho, le contó:
-Le pregunte si quería encontrarse hoy conmigo y la rubia como no, me dijo que si pero que antes se iba a duchar.
“La mato”-pensó Peter.
-¿Y donde os vais a encontrar?-Nicolás lo volvió a mirar algo extrañado.-Es por curiosidad-concreto Peter.-Tranquilo que no voy a aparecer por ahí ni nada-se rió.
-Ah… pues en la despensa.
-Am. ¿Y a que hora?
-Después de la ducha. Pero no se si aguantare; quizás aparezca por allí.
-¿Por allí donde?
-En las duchas, así nos ahorramos el momento de tener que quitarnos la ropa-se rió.
-Pero ¿qué dices? ¿No ibais a hablar?
-¿Cuando dije yo eso?-seguía riéndose.
-Mira un segundo consejo, Euge no es de esas.
-Bueno pues yo la volveré de esas-se rió mientras se sentaba.
Peter sintió unas ganas tremendas de matarlo pero Darío lo freno.

Después de cenar, todos volvieron a sus respectivas cabañas para hacer lo que quisieran, dormir, hablar… pero antes de las 23.00, porque esa hora era la hora de que todo el mundo se fuese a dormir. Eugenia nada más entrar en su cabaña, cogió su ropa y su toalla y se fue a las duchas, no sin antes despedirse de Candela, que se iba a encontrar con Luca a escondidas; ya que ningún chico podía estar en ninguna cabaña del área de las chicas, ni viceversa. Era algo que el campamento llevaba a raja tabla.

Peter para vigilar a su hermanita, decidió ir a visitar a su novia a su cabaña, que estaba cerca de las duchas de las chicas y desde allí podría vigilar, por si el moscón de Nicolás decidía adelantar el encuentro como había dicho. Los novios se encontraban delante de la puerta de la cabaña, sentados en las pequeñas escaleras, que había delante de la puerta.
-Te quiero tanto-decía Melodi, abrazando a Peter, que tenía los ojos puesto en el camino.- ¿Y tú a mí?-la chica al ver que su novio no contestaba le miro.- ¿Peter?
-Si, dime-contestó al caer en la cuenta de que Melodi le estaba hablando.
-¿En qué andabas pensando?
-Pensaba en lo linda que estás hoy-sonrió y la besó.
Cuando se separaron, Peter pudo ver a Eugenia yendo a las duchas y al rato después a Nicolás pasando por allí.
“Ya está aquí el idiota”-pensó Peter.
 -Eh… Mel ahora vuelvo espérame aquí ¿vale?
-Bueno…-dijo Melodi mientras veía que Peter corría hacia Nicolás.

-¡Epa! ¿Qué hacemos aquí?-pregunto Peter.
-Pues lo que te dije. Voy a saltarme el paso de esperarla en la despensa.
-¡No! Espérala, seguro que se esta preparando para ti-le guiño el ojo.-Venga vete a esperarla.
-Umm… Bueno si, voy a esperarla, no quiero parecer desesperado.
-Eso mismo; así se habla-dijo Peter mientras lo veía irse.
Él rápidamente se dio la vuelta y se fue hacia las duchas, no podía permitir que aquello ocurriese. Sabia que Eugenia no era de esas que en la primera noche rocanrolea, pero no se fiaba ni un pelo de Nicolás. Al entrar se tapo los ojos y dijo:
-¿Euge?
Ella al percatarse de su presencia cogió rápidamente la toalla y se la enrolló al cuerpo y cerró el grifo.
-¡Peter, ¿qué haces aquí?! ¡Lárgate!
-No veo, no veo nada, tranquila. Quiero hablar contigo.
-¿De que?
-Bueno… eh… Euge ¿puedo mirar?
-¡NO! Estoy en toalla.
-¿Y que tiene? No veré gran cosa-miro de reojo.-Aparte esta el muro, no veo nada.
-Me da igual, tápate los ojos.
En ese momento los dos se dieron cuenta de que el pomo de la puerta empezaba a girar. Ambos tragaron saliva mirándose el uno al otro.

Continuará...

Capitulo 13: Cosas inevitables.

Capitulo anterior:

En ese momento, alguien llamo a la puerta; ella que estaba sentada en su cama removiéndose los pelos con una toalla para intentar secárselos, dijo:
-Pasa. Esta abierto.
-Hola, me ha contado Melodi que te has caído al agua-comentó Peter entrando.
-Ah, hola-hizo una pausa.-Sí, por su culpa. Es idiota, en serio-dijo enfadada.
-Bueno Eugenia seguro que lo hizo sin querer; no creo que quisiese tirarte al agua apropósito.
-No se, si apropósito o no, pero sigue siendo una idiota.
-Euge, tienes que conocerla y verás que cambias de opinión.
-Lo dudo-comentó ella muy segura de si misma.-Siempre me ha caído mal y más aún desde…
-¿Desde qué?-preguntó él mirándola.
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“Hay cosas que son inevitables, cosas que si no suceden cambian el sentido de la vida, cosas que al pasar hacen daño o te alegran la vida. Cosas… inevitables”-pensaba Eugenia.
-¿Desde qué?-volvió a preguntar Peter.
“Desde que empezó a salir contigo…”-pensó la muchacha.
-Desde nada-contestó Eugenia.-Nunca me cayo bien, ahora tampoco me va a caer bien-esas fueron sus últimas palabras antes de salir de la cabaña enfadada.
Peter fue detrás de ella.
-Espera, Eugenia; pero ¿qué te pasa?-preguntó agarrándola del brazo.
-Nada, no me pasa absolutamente nada. El problema es que me encanta que la gente me diga que soy una cualquiera.
-¿Qué? ¿Quién te dijo eso?
-Tu novia-contestó volviendo a caminar.
-Explícate-pidió Peter, pero antes de que ella pudiese decir nada más, Candela corría hacia ellos junto a Melodi, diciendo:
-¡Amiga! ¡Tengo que contarte algo!
Melodi se acercó a Peter y lo besó nada más engancharse a su cuello. Eugenia miro el beso con tristeza en los ojos y a la vez odio, apretó su puño y le dijo a Candela:
-Mejor hablemos en la cabaña-dijo dándose la vuelta y empezando a caminar.
-¡Cande!-gritó Nicolás yendo hacia ellas.
Eugenia se giro, al ver que su amiga se iba a retrasar. Cuando vio a tremendo hombre yendo hacia ellas dijo embobada:
-No… ¿quién es ese bombón?-Peter al escucharla aparto un poco a Melodi.
-Bueno… ya no te tengo que decir nada-comento Candela.-Os presento. Euge, este es Nicolás mi hermano; Nico, esta es Euge mi mejor amiga.
-¡Uau! Vaya amiga, hermanita. Encantado linda-le guiño el ojo y extendió la mano.
-Lo mismo digo-le dio la mano mientras seguía embobada.
-Bonita camiseta-comento Nicolás leyendo el logotipo: “Fuck you”.-Pero creo que estarías mejor sin ella. Si quieres vienes conmigo y te ayudo a quitártela-tiro de ella hacia él.- ¿Te apetece?
Peter se estaba empezando a cabrear y para hacerse notar carraspeó con rabia y todos los ojos se fijaron en él.
-¿Quién es este?-preguntó Nicolás.
-Soy el hermano de Euge -dijo Peter aproximándose a ella y pasándole el brazo por la cintura.
Eugenia lo miro extrañada y se aparto mientras decía:
-Si, mi hermano pero postizo, ya te explicare-le sonrió a Nicolás.
-Si quieres ahora mismo me explicas y nos vamos conociendo.
-Nico déjalo ya, con Euge no te metas-le reprimió Candela.
-Solo la quiero conocer-se excusó.
Mientras los hermanos Renaldi hablaban Peter aprovechó para cogerle del brazo a Eugenia y apartarla un poco.
-¿Qué haces?-preguntó ella.
-Eugenia tenemos que hablar.
-¿Ah si? Pero ahora no, esta Melodi aquí-puso ímpetu al pronunciar esa frase.
-Euge…-suspiro.-No me hagas esto.
-¿Qué no te haga el que?
-Ser así.
-¿De que me estas hablando?
-Peter no pierdas el tiempo con esta-dijo Melodi que se había dado cuenta de que se habían alejado desde un principio.-No vale la pena-concluyo girándole la cara para besarlo.
Eugenia se mordió el labio inferior con rabia y dijo:
-¡Cande me voy a la cabaña! Adiós Nico, encantada.-empezó a caminar hacia la cabaña.
-Voy contigo-dijo Nicolás dejando a su hermana hablando sola.
Peter se separo de Melodi e iba a ir detrás pero su novia lo retuvo cogiéndole del brazo y diciendo:
-No vayas.
Él para no discutir se quedo quieto en el mismo sitio, ya que se había tranquilizado al ver que Candela había adelantado a Nicolás y alcanzado a Eugenia.

Ya de noche los chicos estaban en su cabaña, aun faltaba media hora para la cena.
En la cabaña de los varones…
-No lo soporto, es un degenerado-gritaba Peter.
-Tranquilízate-decía Darío.
-Eso, tu hermano tiene razón-afirmaba Luca.
-¿Cómo queréis que me tranquilice? Ese tío a cada cinco segundos le lanza una indirecta a Euge y la muy tonta se deja llevar.
-Apuesto lo que quieran a que Nicolás se la lleva a la cama hoy mismo-comentó Alberto, el que compartía cabaña con los chicos.
A Peter, al escuchar aquello, se le saltaron los ojos y estuvo apunto de perder el control.
-¿Qué dices, Alberto?-salto Luca.
-Os lo aseguro. Esta tarde aposte con él a que no se conseguía liar con una monitora del campamento y lo consiguió en diez minutos-explicó el chico.
-No… chicos, vieron. Tengo que proteger a Euge.
Darío se rió.
-Peter, hermano; ¿por qué estas así? Deja que Eugenia haga lo que quiera. Creo que ya es mayorcita para esas cosas y sabe muy bien lo que hace.
-No lo sabe, aun no lo sabe.
-¿Cómo estas tan seguro?-volvió a hablar Alberto.
Peter se quedo callado. Él no sabía nada sobre las relaciones que había podido tener su “hermana” anteriormente.
-¿Qué dices?-habló al cabo de un rato.-Aun es muy pequeña para haber rocanroleado.
-¿Seguro?-Alberto no estaba en contra de Peter, pero le encantaba llevar la contraria a la gente y hacerla dudar.
-¡Alberto cállate!-gritó Luca.
-Bueno… esta bien. Solo daba mi opinión- Alberto se concentro en un tebeo que tenía entre manos pero de vez en cuando escuchaba algo de la conversación.
-A ver Peter, a ti lo que te ocurre es que tienes miedo de que la nena vuele del nido y que no vuele contigo-dijo Darío entre risas.
-Para nada. Lo que pasa es que creo que aun no es su momento, es joven tiene una vida larga por delante.
-Si, claro.
-En serio, chicos.
-Lo que a ti te molesta es que te quiten a la chica. Pero Peter deberías dejarla en paz, tú estas con Melodi.
-Si tienes razón, yo estoy con Melodi pero…
En ese momento llamaron a la puerta, la abrieron y era un monitor del grupo de los varones, que no venía solo. Peter al ver con quien venía, apretó los dientes y no tardo en preguntar:
-¿Qué hace él aquí?
-Él va a ser vuestro compañero de cabaña.
-¿No es un poquito mayorcito para estar aquí?-hizo una pausa.-Tiene ya veinte años.
-Si, pero él no hará las actividades del campamento, el ayudara a limpiar la cocina y a hacer la comida para pagar su estancia aquí durante el tiempo que dura el campamento.
-¿Y por que se tiene que quedar en esta cabaña justamente?-pregunto Peter.
-Porque es la única que tiene una cama de sobra. Y Peter, no preguntes más. Se queda aquí y punto.
-Bienvenido Nicolás- dijo Alberto tras la salida del monitor.
-Gracias-dijo él sentándose encima de la cama de Peter.
-Esa es mi cama-dijo Peter al ver lo que hacia.
-¿Ah si? ¿Y que?
-Que ya estas tardando en levantar el culo de ahí.
-¿Quién me va a obligar? ¿Tú?-se rió.-Por favor.
-Puede ser que seas más grande que yo pero no te fijes solo en eso-le provoco.
-¿Quieres apostar que te dejo en el suelo de un puñetazo?-chuleo Nicolás.
-Venga- Peter iba a abalanzarse sobre él pero entre su hermano y Luca lo detuvieron.
-Veo que tus amigos son sensatos-comentó Nicolás entre risas.-Vamos chicos sujétenlo para que no haga ninguna idiotez.
Peter no paraba de intentar soltarse pero contra dos era imposible. Lo sacaron de la cabaña para tranquilizarlo, al cerrar la puerta tras salir, lo soltaron.
-Lo mato, os juro que lo mato. No lo aguanto.
-Bueno Peter pero vamos a tener que aguantarlo durante un tiempo, así que relájate.
-¡Grrr!-Peter estaba al borde del abismo.
Para colmo Nicolás abrió la puerta y dijo:
-Ei chico, perdón por comportarme así. Creo que deberíamos llevarnos bien-le extendió la mano para que él se la estrechara en símbolo de paz.-Eres el hermano del bombón que me quiero ligar-Peter bajo la cabeza y cerro el puño con fuerza.-Si nos llevamos bien seguro que me das algún consejillo para enamorarla y ya sabes-hizo un movimiento pélvico. Peter ya no aguantaba más, levanto la cabeza y se abalanzo hacia él pero Nicolás cerro la puerta y Peter se dio con la nariz contra la puerta.
Empezó a sonar una campana, era la hora de cenar.

Continuará...

viernes, 16 de marzo de 2012

Capitulo 12: Un accidente.

Capitulo anterior:

Luca le cogió el mentón y la acercó a él.
-Entonces solo me queda preguntarte si quieres ser mi novia-sonrió mirándola a los ojos.
Ella muy nerviosa, dijo:
-Si, claro que si-sonrió.
Él, al escuchar su respuesta, se acercó más a ella y la besó.
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-Vaya, ahora solo faltamos tú y yo, Eugenia-comentó Darío, nada más enterarse de que Luca y Candela estaban juntos.-Tendremos que hacernos unos apañitos el uno al otro.
Eugenia empezó a reírse.
-Gracias por la oferta pero por ahora no quiero nada-contestó.
-Una lástima-sonrió.
Peter, que acaba de bailar con Melodi, se acercó a Eugenia y a Darío y le propuso bailar a la rubia, la cual no rechazo la propuesta.
-Te la robo un rato-comentó Peter, agarrando a Eugenia de la mano.
Los dos se pusieron a bailar, y a los segundos acabo la canción y empezó otra, un poco mas lenta. Eugenia miro a su alrededor y vio como todos agarraban a su pareja.
-Vaya…-vocalizó ella.
Él al darse cuenta que se había puesto nerviosa, sonrió y lentamente paso sus manos por la cintura de su acompañante, acercándola a él; eliminando el espacio que había entre ellos. Ella deslizó sus manos hasta el cuello de Peter y empezaron a moverse, lentamente, al ritmo de la canción. A los segundos de empezar, ella apoyo la cabeza en su hombro y cerro los ojos, dejándose llevar.
-Según me he enterado estás con alguien. ¿Es verdad?-preguntó Peter de repente.
-¿Cómo?-Eugenia levantó la cabeza y lo miro.- ¿Quién te ha dicho eso?
-Mi hermano me comentó así por encima que estabas en algo con alguien-contestó.
-¿Qué? No, para nada. Como no sea con mi amigo invisible-dijo con una sonrisa en la cara.- ¿Por qué me lo preguntas? ¿Te pusiste celoso?
-¡Si!-contestó tajante. A Eugenia le sorprendió que fuese tan sincero.-Me puse celoso, porque a mi hermanita no la toca nadie.
-Oh…-vocalizó desanimada al oír la palabra “hermanita”.-Pues tendrás que acostumbrarte, porque en algún momento tendré que tener novio ¿no crees?
-Si, pero eso cuando ya seas mayor y tengas tu vida hecha.
-Claro, y ya de paso me hago monja.
-Pues no estaría mal.
-¿Me hablas en serio?-preguntó ella.
-Por supuesto-echó a reír provocando que ella también.

La fiesta transcurrió igual toda la noche, los chicos divirtiéndose y conociendo a gente nueva. Finalizó a las doce, cuando todos los monitores ordenaron que los chicos se fuesen a sus cabañas porque al día siguiente, todos tenían que estar en planta a las ocho de la mañana; y así fue.
Candela estaba desayunando con las chicas de su cabaña y vio de reojo a Luca pasar por detrás suya junto a Darío y fue a saludarlo. Al terminar todos de desayunar se reunieron y se dividieron en chicas por un lado y chicos por otros. Dentro del grupo femenino se hicieron otros dos grupos. A Eugenia le había tocado aguantar a Melodi sola, ya que su amiga había caído en el otro grupo. La primera actividad que hacía el grupo de Candela era paseos a caballo. Candela adoraba la naturaleza. Al adentrarse en el bosque, se adelantó un poco para ir observando las cosas con tranquilidad. De repente un todoterreno pasó al lado del camino por donde iban, y el caballo que montaba Candela se asustó y se alzó sobre dos patas, haciendo que la chica cayera al suelo. Todos bajaron de sus caballos y la rodearon. El chico que conducía el coche freno y se bajo rápidamente. Se iba acercando lentamente, tenía miedo de haber podido matar a aquella persona. Intentó ver por arriba de las chicas, y al ver quien era, exclamó:
-¡Cande!

Al grupo de Eugenia, le había tocado paseos en barcas de a dos. Tenían que hacer las parejas, pero Eugenia no conocía a nadie, excepto a Melodi pero prefería hacerlo sola que con ella. La monitora al ver que nadie del grupo se emparejaba, decidió hacerlas ella. Por mala suerte, de Euge y de Melodi, les toco juntas. Eugenia hizo un amago de quejarse, pero la monitora la callo amenazándola con obligarla a limpiar el establo de las cabras.

Candela estaba sentada en el suelo, abrazada al chico del coche algo mareada, con mucha gente alrededor.
-¡Nico, ¿qué haces aquí?!-decía sorprendida separándose.
-Algo largo de contar.
-Haber jóvenes monten en sus caballos-el monitor intentaba poner orden.- Renaldi, ¿esta bien?-Candela asintió con ímpetu.
-Si, esta bien. Pero será mejor que la lleve al campamento y descanse-dijo Nicolás.
-¿Usted quién es?
-El hermano de Candela-contestó él.
-Ah... bueno, si Renaldi prefiere ir al campamento, a su gusto-comentó el monitor yéndose hacia su caballo y montando.- ¡Vamos chicos!-ordenó y empezó a cabalgar con los alumnos detrás.
-¿Me vas a decir que haces aquí?-pregunto Candela al ver que se alejaban.
-¿Ni hola me dices? ¿No te alegra verme aquí?
-Si, claro que me alegra. Pero se me hace raro, tendrías que estar muy ocupado con tus estudios.
-Si, lo estaba, y decidí tomarme unas vacaciones.
-¿Has dejado los estudios? Estás loco.
-No exactamente. Los retomare el año que viene.
-Eres tonto.
-Bueno, ¿vamos a ir a tu campamento o quieres seguir aquí sentada regañándome?
-Vamos-contestó sonriendo.

Eugenia y Melodi, ya estaban en las barcas. Melodi solo sabía quejarse y aclarar que no pensaba tocar los remos. Eugenia suspiraba profundamente intentando mover el bote, pero era imposible si lo hacía ella sola. La rubia cansada de las quejas de su compañera, se levantó para salir de la barca pero antes le pregunto:
-Una cosa, ¿para qué has venido si no pensabas hacer nada de las actividades?
-Para tenerte lejos de mi novio.
-¿Acaso no te fías de él?
-De él, si; de la que no me fio es de ti. Pienso que ahora que sabes que los has perdido definitivamente y no te va a rogar por volver contigo, que es lo que querías desde un principio, vas a querer recuperarlo.
-Tranquila, Melodi; que no.
-Ya claro. Eugenia conozco a las tipejas como tú.
-Claro porque tú eres una ¿no?-dijo Eugenia.
Eso hizo que Melodi se enfadara e intentase levantarse, eso provocó que la barca empezase a moverse, haciendo que Eugenia perdiese la estabilidad y cayese al agua. Cuando la rubia salió a la superficie, escuchó las burlas de la que había quedado intacta encima de la barca.
-¡Estúpida!-gritó Eugenia enfadada saliendo de dentro del agua.

Eugenia se dirigió a su cabaña mientras hacía aspavientos en el aire enfadada por lo que acababa de pasar. Entró en su cabaña y buscó una toalla para intentar secarse. Se quito la ropa mojada. Busco una seca y se la puso.
En ese momento, alguien llamo a la puerta; ella que estaba sentada en su cama removiéndose los pelos con una toalla para intentar secárselos, dijo:
-Pasa. Esta abierto.
-Hola, me ha contado Melodi que te has caído al agua-comentó Peter entrando.
-Ah, hola-hizo una pausa.-Sí, por su culpa. Es idiota, en serio-dijo enfadada.
-Bueno Eugenia seguro que lo hizo sin querer; no creo que quisiese tirarte al agua apropósito.
-No se, si apropósito o no, pero sigue siendo una idiota.
-Euge, tienes que conocerla y verás que cambias de opinión.
-Lo dudo-comentó ella muy segura de si misma.-Siempre me ha caído mal y más aún desde…
-¿Desde qué?-preguntó él mirándola.

Continuará...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Capitulo 11: Lucande (Luca y Cande)

Capitulo anterior:
-¿Cómo me dijiste?-preguntó él al no escucharlo bien.
-Hermano-sonrió.
-Al fin lo dijiste-empezó a hacerle cosquillas.
-No, no; para Peter-suplicaba riéndose.
Así estuvieron hasta que ella consiguió agarrarle las manos, y ambos se miraron a los ojos. Por pura atracción se acercaron casi sin darse cuenta hasta llegar al momento en que ambos sentían la respiración del otro. Rozaron sus labios un par de veces. Ninguno de los dos era consciente de lo que estaban haciendo, solo se dejaban llevar. Ambos deseaban besarse, y lo iban a hacer pero...
-¿Qué esta pasando aquí?
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Peter se apresuro a separarse.
-Lo que me faltaba, éramos pocos y parió la burra…-dijo Eugenia cruzándose de brazos.
-Para burra estas tú-contestó Melodi.- ¿Qué hacían, mi amor?-se acercó a Peter y lo besó. Eugenia giro la mirada hacia otro lado, resoplando.
-Eh… nada estaba aquí jugando con mi hermanita pequeña. ¿Qué haces tú aquí? Si no te gusta la naturaleza.
-¡Eso! ¿Qué haces aquí? ¿Viniste a conocer al resto de tus familiares reptiles?-preguntó Eugenia con un tono burlón.
-Si, ya se que no me gusta la naturaleza pero es que por ti, hago todo ¿sabias? Entonces decidí venir a pasar el verano contigo-contestó Melodi ignorando la burla de Eugenia.
-Vaya, genial. Ahora estaremos todos.
-Si, genial-comentó Eugenia con ironía.

Un rato más tarde, estaban todos reunidos en un galpón recibiendo la bienvenida, Peter no dejaba de echarle miradas a Eugenia, que no paraba de mirar el collar que le había regalado. Le parecía precioso. Tenía una forma peculiar, era una especie de piedra preciosa de un color rosa claro. Simple y sencillo pero realmente significativo para Eugenia. Le dio un beso al collar y presto atención a lo que decían en la presentación. Al rato termino la bienvenida y todos los chicos y chicas del campamento se fueron a sus respectivas cabañas para prepararse para la hoguera de inauguración.
-Encantada, me llamo Paloma-dijo una chica que compartía cabaña con Candela y Eugenia.
-Y yo, Alicia.
-Oh, vaya pues mucho gusto-comentó Eugenia buscando alguna ropa para ponerse para la hoguera.-Yo soy Euge, y ella Cande-sonrió.
-¿Estáis listas para la fiesta de esta noche?-preguntó Alicia emocionada.
-Por supuesto-contestó Candela.-Tengo unas ganas, más que nada por ver a chicos nuevos.
-¿Perdón?-preguntó Eugenia mirando a su amiga.- ¿A ti no te gustaba uno que anda por aquí en el campamento revoloteando?
-Si, pero si no me hace caso tendré que buscarme a otros.
-Pero, ¿has intentado decirle a Luca lo que sientes?
-Eh…-guardo silencio un momento, hasta que contestó.- No.
-Pues hoy vas a tener la oportunidad perfecta para hacerlo. Así que, ¡aprovecha!-exclamó Eugenia.

En una de las cabañas de los varones, dormían Peter, Darío, Luca y un chico más, Alberto. Los cuatro andaban hablando animadamente.
-¡Chicos!-exclamó Luca.-No se qué hacer…
-¿A que te refieres?-preguntó Peter.
-Veréis…-hizo una pausa.-Me gusta una chica.
-¿Ya? ¿Tan pronto?-preguntó Darío.-Yo estuve deambulando por el campamento y no vi ninguna que me llamase la atención, la verdad.
-Me gusta una que ya conocemos-aclaró.
-¿Quién?-preguntó Peter.
-¿Qué ya conocemos?-repitió Darío.-Pues, está Melodi, que dudo que sea ella porque esta con Peter; Eugenia, que la verdad es un buen partido, no te digo que no, pero está hasta las manos con alguien...
-¿Con quién?-se apresuro a preguntar Peter.
-Por favor, hermano, no interrumpas, ni cambies de tema; ahora mismo estamos con Luca-Darío sonrió.-Venga, Luquita, dinos.
-Es…

Las chicas salieron de su cabaña y se dirigieron al lugar donde se haría la fiesta. Era al aire libre, alrededor de una hoguera. Todas se habían producido. Eugenia le había metido en la cabeza a Candela que hoy debía declararse a Luca, así que la chica pensaba cómo hacerlo.
-Tú, tranquila, Can. Relájate ¿si?-le animaba Euge.
-Claro, es tan fácil decirlo.
Candela suspiro.
-Mira, ahí está-dijo Eugenia al ver a Luca, que estaba con Peter y Darío.-Vamos, para allá.
Eugenia cogió a su amiga de la mano y se acercó a los tres.
-Hola, chicos-saludó sonriendo.
-Uau, ¡qué guapas estáis, chicas!-exclamó Darío.
-Gracias-agradeció Euge por parte de las dos, ya que Candela era incapaz de decir nada, estaba sumida en sus pensamientos buscando las palabras perfectas para ese momento en que su amiga se llevase a los dos hermanos lejos y la dejase a solas con el chico que le gustaba.
Pusieron música desde el galpón, que estaba cerca de allí, a todo volumen. En ese momento, Melodi se acercó a ellos y le preguntó a Peter:
-Pitt, ¿vienes a bailar conmigo?
-Claro-sonrió y se alejo con ella de la mano.
Eugenia creyendo que sería el momento perfecto, dijo:
-Darío, ¿te vienes a bailar?
-Claro-contestó Darío.
Cuando se fueron a bailar, dejando solos a Candela y a Luca, él no tardo en preguntarle si quería bailar. Ella acepto pero antes quería decirle algo.
-Eh… vaya, yo también quería decirte algo-comento Luca.
-¿Ah si? Pues tú primero.
-No, no. Tú-sonrió.
Ambos se quedaron en silencio mirándose, esperando que el otro hablase.
-Cande…
-Luca…
-¡Me gustas!-exclamaron al unísono.- ¿En serio?-volvieron a hablar a la vez.
Los corazones de los dos iban a mil por hora, palpitaba sin parar y estaban un poco nerviosos. Ella estaba sonrojada, parecía un tomate. Luca viendo que ella era incapaz de decir nada, habló:
-Bueno, lo dicho, me gustas desde hace un tiempo y no sabía como decírtelo, pero hoy me dieron ánimos para hacerlo-sonrió.
-A mi…igual-vocalizó nerviosa.
Luca le cogió el mentón y la acercó a él.
-Entonces solo me queda preguntarte si quieres ser mi novia-sonrió mirándola a los ojos.
Ella muy nerviosa, dijo:
-Si, claro que si-sonrió.
Él, al escuchar su respuesta, se acercó más a ella y la besó.

CONTINUARÁ...

lunes, 5 de marzo de 2012

Capitulo 10: El collar

Capitulo anterior:

-Puede ser. Pero quizás me quede con Darío, ¡mírale! Tampoco esta mal; es el hermano mellizo.
-Bueno sea lo que sea, te echo una mano para empezar.
-¿Cómo?-preguntó la muchacha sin entender.
Candela se acercó a Eugenia y la empujó dentro del agua. Uno de los hermanos saltó al agua para sacarla, ya que ella fingía que se ahogaba. La sacó y le dio suaves golpes en la cara haber si reaccionaba, pero no obtuvo resultado. Le iba a hacer el boca-boca y cuando junto sus labios; ella puso su mano en la nuca e impidió que se alejara; y esos primeros auxilios se convirtió en un beso.
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Todos se habían quedado callados mirando aquel suceso. Ambos se separaron y el chico dijo:
-¿Así tratas a tus hermanos?
-¿“Así” cómo, Peter? Yo solo te puse la mano en la nuca en un principio, él que me siguió besando fuiste tú.
-Porque me diste pena.
-¿Pena?
-Si, te vi tan desesperada haciendo la que te ahogabas para besarme que… no puede negártelo, hermanita.
-Por favor, el creidísimo con patas-le miró con mala cara.
Candela carraspeó.
-Perdón, chicos. Pero estamos aquí-dijo refiriéndose a Luca, a Darío y a ella.-Eh… ¿Qué tal si os vais a cambiar antes de que os constipéis?
-Cierto-dijo Eugenia levantándose.-Si el señorito se enferma no tiene quien le cuide, su novia no esta.
-No, pero te tengo a ti ¿o no?
-¡Ja!-soltó Eugenia mientras caminaba alejándose de ellos.

Ella al llegar a su cabaña, abrió su mochila y cogió su ropa. Las duchas de las chicas estaban al otro lado del campamento. Mientras iba para allá se encontró con Candela y le pidió que si empezaba la presentación que se disculpase con el monitor y le explicara lo ocurrido. Al llegar allí se quitó la ropa y se metió en la ducha, que era compartida, para tres. Encendió el grifo y empezó a enjabonarse. Acabó y cogió la toalla que la había dejado encima del muro de metro y medio que separaba la instalación en dos, las duchas y unos bancos. Salió, se sentó en un banco y cerró los ojos. Por su cabeza pasaban imágenes de aquel momento en que ella y Peter se habían besado. Se mordió el labio inferior con felicidad. Recordó como su corazón palpitaba en aquel momento y en lo nerviosa que estaba mientras lo estaba besando. Suspiro feliz y abrió los ojos. Cuando se vistió, cogió su ropa mojada y se dispuso a salir. Cuando abrió la puerta, se encontró de frente con Peter.
-Hola-la saludo.
-Hola, ¿qué haces aquí?-preguntó Eugenia.
-Venía a comprobar si te habías constipado o no. Para saber si tendría que cuidarte-sonrió.
-Ya, claro. Tú viniste aquí para espiarme-abrió la boca haciéndose la sorprendida.- ¿Me querías violar?-preguntó burlona.
-Más quisieras, pero yo a ti no te toco ni con un palo.
-…y anda que yo a ti-lo miro con mala cara.
-Espera, Eugenia-dijo de repente.-Antes de que empecemos a discutir…
-Lo siento, los hermanos tienen discusiones tontas; así que no intentes evitarlas.
-Lo sé, y también se regalan cosas.-ella lo miro extrañada.-Date la vuelta.
-¿Para qué?
-Hazlo.
-Bueno...-Eugenia se dio la vuelta.
Peter se llevó la mano al bolsillo y sacó un collar. Se lo colocó a Eugenia. Ella cuando se dio cuenta, lo miro y dijo:
-¿Y esto? ¡Que lindo!-se dio la vuelta y miro a Peter.
-Este collar me lo dio mi madre y me dijo que se lo regalase al amor de mi vida.
-Pero… se lo tendrías que dar a…
-¡Sshh! Dices algo al respecto y te mato. Yo te lo quiero regalar a ti, y punto, porque eres una persona muy especial para mi y lo sabes-sonrió y se inclinó hacia Eugenia, ella creyendo que le iba a dar un beso en los labios, empezó a sonrojarse hasta que sintió los labios de Peter rozar su mejilla haciendo que sonriera tontamente. Se sentía una ilusa en ese momento.-Bueno, ven, vamos, sube a caballito, hermanita.
-No… mejor no.
-¡Venga!-dobló un poco las piernas para que ella pudiera subir, y ella tras pensárselo unos segundos, lo hizo. Eugenia rodeo el cuello de Peter y le dio un beso en la nuca.
-Gracias por regalarme siempre una sonrisa-dijo la muchacha.
Él se rió.
-¿De que te ríes?-preguntó ella.
-De lo cursi que puedes llegar a ser.
-¡Oye! Encima que quería ser buena contigo y no decirte ninguna grosería.
-¡Ah, bueno! En ese caso gracias a ti también.
-No hay de que-y apoyo su cabeza en la espalda de Peter.

Darío no sabia que hacer, así que decidió ir a conocer a las chicas del campamento. Las que vio en su mayoría eran más pequeñas que él de 13 o 14 años, y mucho no le interesaban. Luego de dar tres o cuatro vueltas al campamento se puso a beber agua en una fuente de por allí. Cuando termino se limpio la boca con el dorso de la mano, y al darse la vuelta para irse; Melodi se le tiraba al cuello.
-¡Amorcito!
Darío empezó a chillar:
-¡Ah! ¡Sal bicho!-rectificó.-Digo cuñada. Soy Darío, no Peter.
-Oh-se separo.-Perdón. Creía que…
-Si, ya se; suele pasar. ¿Qué haces aquí?
-Vine a ver a mi novio ¿algún problema?
-No, ninguno.
-¿Dónde esta?
-No lo se. Creo que con Euge, se estarán duchando.
-¿Cómo que duchándose?-preguntó ella empezando a enfadarse.
-Si, se duchan juntos, son hermanos-hizo una pausa.-Es que claro no estuviste. Euge se cayo al agua y Peter la salvo tirándose al agua y haciéndole el boca boca-dijo Darío para hacerla rabiar.
-¡¿Cómo?!

Los dos, Eugenia y Peter, llegaron a una de las cabañas de las chicas, donde dormiría Euge.
-¡Ea! Ya llegamos al final del trayecto, señorita.
Eugenia levantó la cabeza y vio su cabaña.
-Si, gracias por traerme-se bajo.-Bueno… adiós.
-¿No me vas a invitar a pasar? Encima que te hice la amabilidad de traerte con todo lo que pesas.
-Nadie te obligo a traerme-le enseño la lengua.
-Es broma, tontita.
-Mmm… mas te vale. Pero venga entremos.
-Si. Pero espera, ya que empecé el trayecto vamos a terminarlo entero; sube de nuevo.
-A sus ordenes-pego un salto y volvió a subirse encima de él.
Abrieron la puerta como pudieron y ella encendió la luz.
-¿Cuál es la cama de la señorita?
-Esa de allí-y apuntó a una.
-Ok-se acercó a la cama y la dejo sentada encima.-Fin del trayecto-sonrió y se sentó a su lado.
-Gracias, hermano-le dio un beso en la mejilla.
-¿Cómo me dijiste?-preguntó él al no escucharlo bien.
-Hermano-sonrió.
-Al fin lo dijiste-empezó a hacerle cosquillas.
-No, no; para Peter-suplicaba riéndose.
Así estuvieron hasta que ella consiguió agarrarle las manos, y ambos se miraron a los ojos. Por pura atracción se acercaron casi sin darse cuenta hasta llegar al momento en que ambos sentían la respiración del otro. Rozaron sus labios un par de veces. Ninguno de los dos era consciente de lo que estaban haciendo, solo se dejaban llevar. Ambos deseaban besarse, y lo iban a hacer pero...
-¿Qué esta pasando aquí?

Continuara...

domingo, 4 de marzo de 2012

Capitulo 9: Hermanos

Capitulo anterior:

-Pero tengo que decirte que yo no siento lo mismo que tú sientes por mi. Anoche estuve pensando y me di cuenta que yo solo te veo como un amigo o como un hermano; ese hermano que nunca tuve. En realidad todo estos celos que sentí cuando me llego a mis oídos el rumor de que tú y Melodi estabais juntos, fueron porque no me gusta Melodi para ti. Lo siento Peter. Podré hacer borrón y cuenta nueva, o todo lo que quieras, pero ten claro, que el tú y yo nunca va a existir.
Esas palabras le sentaron a Peter como una patada. Había jurado que Eugenia sentía lo mismo que él por ella, pero era evidente por las palabras que acababa de escuchar, que no era así. Él, dolido, respiro hondo y cuando pensaba hablar, su hermano lo interrumpió:
-Ya estoy listo-dijo Darío.- ¡Epa! ¿Qué pasó aquí?-preguntó al ver las caras de los dos.
-Nada-contestó Peter intentando dibujar una sonrisa en su cara.- ¿Nos vamos ya?
Su hermano asintió, extrañado.
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Las tres primeras horas de clase, habían sido eternas para Eugenia, no dejaba de mirar a Peter. Lo veía entristecido y se sentía mal. Quería subirle el ánimo en los cambios de clase pero cada vez que intentaba acercarse a él, Melodi se metía en medio; y en una de esas veces fue muy bruta con la rubia y le dijo: “Ya has hecho suficiente ¿no crees? Déjalo en paz, anda. Ya me ocupare yo de subirle el ánimo. Tú vete a buscar a otro a quien joderle ¿vale?”. Esas palabras le dolieron a Eugenia igual o más que las suyas a Peter. Se arrepentía mucho de haber sido tan cruel con él, pero creía que tarde o temprano le compensaría.
En la hora del recreo, los dos siempre se sentaban en un banco con algunos amigos más y pasaban así los treinta minutos de recreo charlando y haciendo bromas mientras desayunaban, pero en ese día Peter no había aparecido por allí. Eugenia al notar que no estaba, se acercó a Darío y le preguntó por él, pero el muchacho no supo decir donde estaba su hermano.
Antes de que sonara el timbre para volver a clase, Eugenia se había ido y se había sentado delante de la puerta de su aula. Al notar la ausencia de Peter en aquel recreo, y saber perfectamente que era por su culpa, se sintió mal y decidió quedarse sola durante el resto del recreo para pensar y de alguna forma torturarse por lo que había hecho y arrepentirse una vez más. Cuando escuchó el timbre y el jaleo de todos los alumnos de aquel instituto, se levantó y esperó a que abrieran la puerta. Cuando lo hicieron,  entró y se sentó en su mesa. Solo sabía suspirar y suspirar. El estar allí sentada, ella sola, hacía que cada persona que entraba preguntase “qué hacia allí”, a lo que ella no contestaba. Tenía la mirada fija en la pizarra y la mente puesta en sus pensamientos. Luca, un amigo de Eugenia, se acercó y se sentó en su mesa, tapándole la visión de la pizarra; consiguiendo así sacarla de su inerte.
-¿Qué te pasa?-preguntó Luca.
-Nada del otro mundo. Me di cuenta que el amor solo sirve para hacernos sufrir-contestó con una voz un poco ronca y apunto de quebrarse.
-¿Por qué dices eso?
-Porque es cierto.
-¡Qué raro! Según tenía entendido estabas en algo con Peter.
-Yo no tengo nada con nadie-contestó moviendo la cabeza de un lado a otro.
En ese momento, Peter entró en clase y se acercó a la mesa, donde estaban Luca y Eugenia, con una amplia sonrisa. Eugenia mientras lo veía acercarse, se iba asustando cada vez más. El muchacho le extendió la mano a la chica, que la agarró y de un tirón se levantó de la silla. De pie delante de ella, la abrazó con fuerza y le dijo:
-¿Dónde te habías metido, hermanita? Te estuve buscando y no te encontré en donde siempre.
Euge se quedó petrificada.
-Estaba, pero luego me fui a los cinco minutos de empezar el recreo-hizo una pausa.- Espera ¿me has llamado hermanita?
-Si-se separó.- ¿No habías dicho que me veías como un hermano? Bueno pues desde ahora en adelante serás mi hermanita pequeña y yo tu hermano mayor-le removió el pelo.
-¿Cómo?
-Lo que escuchas. Gracias a Melodi me di cuenta de que tenía que aceptar las cosas como son y así he hecho-sonrió.-Ahora si me disculpas voy a decirle una cosa a mi novia-se fue.
-¿Novia?-preguntó Eugenia sentándose de golpe en la silla.- ¿Qué novia?
Eugenia le siguió con la mirada y vio que se acercaba a Melodi, mientras escuchaba a Darío, que se había sentado a su lado, decir:
-Yo tampoco se que le pasa. Esta mañana estaba triste pero después de hablar con Melodi, se ha puesto más feliz que una rosa.
Euge salió de su estado de shock y miró a Darío boquiabierta, sin decir nada; luego volvió a mirar a Peter, que en ese instante había besado a Melodi. Eugenia cogió su estuche y lo tiró con todas sus fuerzas contra la pizarra, y casi le da a un compañero suyo. Todos los que estaban en el aula, la miraron.
-¡Perdón!-gritó encogiéndose de hombros y mirando a Darío, que se había asustado.
-Menos mal que lo quieres como un hermano, que si lo llegas a querer como novio no quiero saber lo que harías-dijo Darío con los ojos abiertos de par en par.
-Es que odio la idea de tener a Melodi de cuñada-comentó Euge con una sonrisa sarcástica.
-Ya, yo también. Pero no se, o mi hermano se ha olvidado de ti de una hora para otra o quiere darte celos; y yo opto más por la segunda opción.
-Pues como tengas razón, lo lleva claro-comentó mirando con mala cara a Darío.

Faltaba poco para acabar aquel año escolar y esos días a Eugenia se le hizo interminables. No aguantaba la idea de verlos besándose en su cara. Lo único que le consolaba de todo eso era que al finalizar esos días, se iría de campamento con su amiga Candela, y se libraría de todo.
-¡Aaaah!-gritaba Eugenia.- ¡Al fin han terminada estos malditos días de fin de curso, al fin ha llegado el verano! ¡Y me he librado de Peter!-decía con alegría dejando su mochila encima de la cama que sería suya durante un periodo de tiempo.
-Bueno Euge tampoco es para tanto, lo dices como si te llevaras mal con él.
-No, para nada. Me llevo genial. Me ha tratado como si fuera mi madre, “Euge no hagas esto…, Euge no hagas no lo otro…” Por dios ni mi hermano de sangre me trataba así. Pero lo peor de todo es que cuando me giraba empezaba a intercambiar “glándulas salivales” con esa insoportable.
-A ti lo que te jode es que cambie glándulas salivales con ella y no contigo-bromeó.
-Cande… ¿estas con ella o conmigo?-le miró con mala cara.
-Bueno, me callo.
-Gracias -hizo una pausa.- ¿Vamos a ver el campamento?
-Venga-sonrió.
Las dos amigas salieron de la cabaña y vieron lo que era el campamento. Estaba totalmente lleno de chicos de la misma edad aproximadamente. Casi al lado de las cabañas había un lago de mucha profundidad, que se podía cruzar por un puente y llegar al principio de un inmenso bosque; donde harían los juegos de orientación. Eugenia y Candela se sentaron en la vera del lago.
-Que bien se está aquí-comentó Eugenia estirándose y tumbándose en el césped.
-Ni que lo digas, pero mañana empezaremos con los juegos y eso. Veras como nos cansaremos.
-Bueno Can, no pienses en el mañana, disfruta el hoy.
-¡Uuuh! Pues disfruta tú también el hoy cuando veas quienes vienen por allí-dijo Candela al ver a tres chicos  yendo hacia ellas.
Eugenia se levantó rápidamente y pronunció un monosílabo:
-¡No…!
-¡Hermanita!-gritó Peter saludándola con la mano.
-No, por dios. No me librare nunca de él-hizo como que lloraba.
-Euge no exageres-dijo Candela.
-Mira quien habla. Claro para ti mejor, el chico que te gusta está aquí.
-¡Sshh! Cállate que Luca te va a escuchar-sonrió sonrojada.-Pero mira, Melodi no está, podrás disfrutar de tu “hermano” el tiempo que quieras y como quieras-rió.
-Puede ser. Pero quizás me quede con Darío, ¡mírale! Tampoco esta mal; es el hermano mellizo.
-Bueno sea lo que sea, te echo una mano para empezar.
-¿Cómo?-preguntó la muchacha sin entender.
Candela se acercó a Eugenia y la empujó dentro del agua. Uno de los hermanos saltó al agua para sacarla, ya que ella fingía que se ahogaba. La sacó y le dio suaves golpes en la cara haber si reaccionaba, pero no obtuvo resultado. Le iba a hacer el boca-boca y cuando junto sus labios; ella puso su mano en la nuca e impidió que se alejara; y esos primeros auxilios se convirtieron en un beso.

Continuará...