viernes, 16 de marzo de 2012

Capitulo 12: Un accidente.

Capitulo anterior:

Luca le cogió el mentón y la acercó a él.
-Entonces solo me queda preguntarte si quieres ser mi novia-sonrió mirándola a los ojos.
Ella muy nerviosa, dijo:
-Si, claro que si-sonrió.
Él, al escuchar su respuesta, se acercó más a ella y la besó.
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-Vaya, ahora solo faltamos tú y yo, Eugenia-comentó Darío, nada más enterarse de que Luca y Candela estaban juntos.-Tendremos que hacernos unos apañitos el uno al otro.
Eugenia empezó a reírse.
-Gracias por la oferta pero por ahora no quiero nada-contestó.
-Una lástima-sonrió.
Peter, que acaba de bailar con Melodi, se acercó a Eugenia y a Darío y le propuso bailar a la rubia, la cual no rechazo la propuesta.
-Te la robo un rato-comentó Peter, agarrando a Eugenia de la mano.
Los dos se pusieron a bailar, y a los segundos acabo la canción y empezó otra, un poco mas lenta. Eugenia miro a su alrededor y vio como todos agarraban a su pareja.
-Vaya…-vocalizó ella.
Él al darse cuenta que se había puesto nerviosa, sonrió y lentamente paso sus manos por la cintura de su acompañante, acercándola a él; eliminando el espacio que había entre ellos. Ella deslizó sus manos hasta el cuello de Peter y empezaron a moverse, lentamente, al ritmo de la canción. A los segundos de empezar, ella apoyo la cabeza en su hombro y cerro los ojos, dejándose llevar.
-Según me he enterado estás con alguien. ¿Es verdad?-preguntó Peter de repente.
-¿Cómo?-Eugenia levantó la cabeza y lo miro.- ¿Quién te ha dicho eso?
-Mi hermano me comentó así por encima que estabas en algo con alguien-contestó.
-¿Qué? No, para nada. Como no sea con mi amigo invisible-dijo con una sonrisa en la cara.- ¿Por qué me lo preguntas? ¿Te pusiste celoso?
-¡Si!-contestó tajante. A Eugenia le sorprendió que fuese tan sincero.-Me puse celoso, porque a mi hermanita no la toca nadie.
-Oh…-vocalizó desanimada al oír la palabra “hermanita”.-Pues tendrás que acostumbrarte, porque en algún momento tendré que tener novio ¿no crees?
-Si, pero eso cuando ya seas mayor y tengas tu vida hecha.
-Claro, y ya de paso me hago monja.
-Pues no estaría mal.
-¿Me hablas en serio?-preguntó ella.
-Por supuesto-echó a reír provocando que ella también.

La fiesta transcurrió igual toda la noche, los chicos divirtiéndose y conociendo a gente nueva. Finalizó a las doce, cuando todos los monitores ordenaron que los chicos se fuesen a sus cabañas porque al día siguiente, todos tenían que estar en planta a las ocho de la mañana; y así fue.
Candela estaba desayunando con las chicas de su cabaña y vio de reojo a Luca pasar por detrás suya junto a Darío y fue a saludarlo. Al terminar todos de desayunar se reunieron y se dividieron en chicas por un lado y chicos por otros. Dentro del grupo femenino se hicieron otros dos grupos. A Eugenia le había tocado aguantar a Melodi sola, ya que su amiga había caído en el otro grupo. La primera actividad que hacía el grupo de Candela era paseos a caballo. Candela adoraba la naturaleza. Al adentrarse en el bosque, se adelantó un poco para ir observando las cosas con tranquilidad. De repente un todoterreno pasó al lado del camino por donde iban, y el caballo que montaba Candela se asustó y se alzó sobre dos patas, haciendo que la chica cayera al suelo. Todos bajaron de sus caballos y la rodearon. El chico que conducía el coche freno y se bajo rápidamente. Se iba acercando lentamente, tenía miedo de haber podido matar a aquella persona. Intentó ver por arriba de las chicas, y al ver quien era, exclamó:
-¡Cande!

Al grupo de Eugenia, le había tocado paseos en barcas de a dos. Tenían que hacer las parejas, pero Eugenia no conocía a nadie, excepto a Melodi pero prefería hacerlo sola que con ella. La monitora al ver que nadie del grupo se emparejaba, decidió hacerlas ella. Por mala suerte, de Euge y de Melodi, les toco juntas. Eugenia hizo un amago de quejarse, pero la monitora la callo amenazándola con obligarla a limpiar el establo de las cabras.

Candela estaba sentada en el suelo, abrazada al chico del coche algo mareada, con mucha gente alrededor.
-¡Nico, ¿qué haces aquí?!-decía sorprendida separándose.
-Algo largo de contar.
-Haber jóvenes monten en sus caballos-el monitor intentaba poner orden.- Renaldi, ¿esta bien?-Candela asintió con ímpetu.
-Si, esta bien. Pero será mejor que la lleve al campamento y descanse-dijo Nicolás.
-¿Usted quién es?
-El hermano de Candela-contestó él.
-Ah... bueno, si Renaldi prefiere ir al campamento, a su gusto-comentó el monitor yéndose hacia su caballo y montando.- ¡Vamos chicos!-ordenó y empezó a cabalgar con los alumnos detrás.
-¿Me vas a decir que haces aquí?-pregunto Candela al ver que se alejaban.
-¿Ni hola me dices? ¿No te alegra verme aquí?
-Si, claro que me alegra. Pero se me hace raro, tendrías que estar muy ocupado con tus estudios.
-Si, lo estaba, y decidí tomarme unas vacaciones.
-¿Has dejado los estudios? Estás loco.
-No exactamente. Los retomare el año que viene.
-Eres tonto.
-Bueno, ¿vamos a ir a tu campamento o quieres seguir aquí sentada regañándome?
-Vamos-contestó sonriendo.

Eugenia y Melodi, ya estaban en las barcas. Melodi solo sabía quejarse y aclarar que no pensaba tocar los remos. Eugenia suspiraba profundamente intentando mover el bote, pero era imposible si lo hacía ella sola. La rubia cansada de las quejas de su compañera, se levantó para salir de la barca pero antes le pregunto:
-Una cosa, ¿para qué has venido si no pensabas hacer nada de las actividades?
-Para tenerte lejos de mi novio.
-¿Acaso no te fías de él?
-De él, si; de la que no me fio es de ti. Pienso que ahora que sabes que los has perdido definitivamente y no te va a rogar por volver contigo, que es lo que querías desde un principio, vas a querer recuperarlo.
-Tranquila, Melodi; que no.
-Ya claro. Eugenia conozco a las tipejas como tú.
-Claro porque tú eres una ¿no?-dijo Eugenia.
Eso hizo que Melodi se enfadara e intentase levantarse, eso provocó que la barca empezase a moverse, haciendo que Eugenia perdiese la estabilidad y cayese al agua. Cuando la rubia salió a la superficie, escuchó las burlas de la que había quedado intacta encima de la barca.
-¡Estúpida!-gritó Eugenia enfadada saliendo de dentro del agua.

Eugenia se dirigió a su cabaña mientras hacía aspavientos en el aire enfadada por lo que acababa de pasar. Entró en su cabaña y buscó una toalla para intentar secarse. Se quito la ropa mojada. Busco una seca y se la puso.
En ese momento, alguien llamo a la puerta; ella que estaba sentada en su cama removiéndose los pelos con una toalla para intentar secárselos, dijo:
-Pasa. Esta abierto.
-Hola, me ha contado Melodi que te has caído al agua-comentó Peter entrando.
-Ah, hola-hizo una pausa.-Sí, por su culpa. Es idiota, en serio-dijo enfadada.
-Bueno Eugenia seguro que lo hizo sin querer; no creo que quisiese tirarte al agua apropósito.
-No se, si apropósito o no, pero sigue siendo una idiota.
-Euge, tienes que conocerla y verás que cambias de opinión.
-Lo dudo-comentó ella muy segura de si misma.-Siempre me ha caído mal y más aún desde…
-¿Desde qué?-preguntó él mirándola.

Continuará...

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