domingo, 6 de enero de 2013

JF2: Capitulo 64: Un jefe.

Capitulo anterior:

-Sssh, n…no digas nada-lo miró a los ojos.-Eh… si-vocalizó.
-Si, ¿qué?-preguntó el muchacho sin entender.
-Si quiero estar contigo, si quiero que te quedes, si…
-¿En serio?-cuestionó con una amplia sonrisa.
-Si, sin duda, si-se mordió el labio inferior con felicidad.-Pero…Darío tengo miedo de que no funcione y…de que te arrepientas de haberte quedado y…
-Sssh-siseó ahora él.-Eh, eh, espera. Si empezamos así nuestra relación, con este pesimismo, vamos mal. Mira, si te quedas más tranquila, yo te juro que no me voy a arrepentir. Sea cual sea nuestro final, en la vida me arrepentiré de tomar esta decisión. Te lo prometo.
Findeflashback.
-¡Oooh, qué bonito!-exclamó Eugenia-Darío, no sabía esa faceta tuya de romántico-bromeó la muchacha mientras se sentaba en la mesa del restaurante para cenar junto con los demás.
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La semana concluyó y llegó el lunes. Los chicos ya habían regresado del pueblo donde veraneaban los dos hermanos. Era de tarde, una tarde que ya finalizaba y entraba la noche. Eugenia estaba sentada sobre un taburete frente a una barra de bar. Con una mano sujetaba su móvil y con la otra jugueteaba con el panfleto donde ponía el menú del bar.
-Peter, mi amor-dijo cuando oyó la voz de su novio al otro lado del aparato.-Te llamaba para decirte que no hace falta que me pases a recoger después del trabajo-guardó silencio para escuchar lo que él tuviera que decirle.- ¿Qué por qué no?-repitió mientras pensaba qué decirle.-Es una larga historia-comentó.-Cuando llegues a casa te lo cuento. Pero no te preocupes que no es nada grave, tú termina de trabajar tranquilo; ya nos veremos luego ¿vale? Besos, te quiero-dijo rápidamente y tras eso colgó.
Eugenia suspiró y se concentró en hacer añicos el papel del bar. En ese momento, sintió unos labios posándose sobre su mejilla izquierda y unas manos posarse sobre sus hombros. Al saber de quien se trataba, cerró los ojos para disfrutar del breve beso y después lo miró con una sonrisa.
-Menuda sorpresa-comentó Gastón mientras se sentaba sobre el taburete vacío que había al lado de la muchacha.- ¿Qué…?-se quedó callado al ver que Eugenia tenía la mejilla roja.- ¿Qué…qué te ha pasado?-preguntó él tocando el rostro de la muchacha y observando la reacción de ella ante el dolor que le producía que a penas le rozaran.-Eugenia, ¿quién te ha hecho esto?-preguntó Gastón asustado al ver que ella no contestaba.
La muchacha se mordió el labio inferior tratando de que las lágrimas no se le escapasen.
-Verás...-dijo por fin.
Flashback.
Eugenia acababa de llegar al trabajo.  Como todos los días se reunía con sus compañeras, se distribuían los diferentes tours que tocaban para ese día y junto con un conductor dos o tres monitoras, según fuese el número de personas que habían contratado sus servicios, salían para ir a buscarlos al aeropuerto o puerto. Hecho todo esto, solo quedaba partir. Eugenia estaba por subir al autobús, cuando una de sus compañeras, la llamó:
-Eugenia, Eugenia. El jefe te busca.
-¿Me busca?-preguntó sin entender.- ¿Para qué?
-Ni idea-contestó la muchacha.
-Bueno, Pedro-le dijo Eugenia al conductor.-Espera un segundo, no creo que tarde mucho. Ahora vuelvo.
-Oh, no, no. No te preocupes-dijo la misma chica que había ido a avisarla de que la buscaban.-El jefe me dijo que te sustituyera, parece que la reunión va para largo-sonrió.-Cuidado con lo que hacéis-le guiñó el ojo.
-¿Cuidado con lo que hacemos?-preguntó Eugenia sin entender.- ¡Oh, no, no! El jefe y yo… no.
-Ya claro-se bufó la chica.-Pues eso no es lo que se rumorea por aquí últimamente.
-¿Y qué es lo que se supone que se rumorea?-preguntó Eugenia empezando a enfadarse.
-Bueno, Euge, no a cualquiera el jefe le da una semana entera de vacaciones así sin más y menos en los tiempos que corren.
-¿Cómo?-cuestionó la rubia enfadada.-A ver, Estefania-que era así como se llamaba la compañera.-Si el jefe me ha dado ‘vacaciones’-dibujó comillas en el aire.-No fue por placer, sino porque estaba enferma-trató de sonar lo más convencible posible.
-¿Enferma? Yo la semana pasada también estuve enferma-hizo énfasis en la palabra.-Y el jefe no me dejo estar de baja. Así que tú me dirás a que viene esa preferencia hacia ti si no es porque le haces algún que otro trabajito debajo de la mesa.
-¡¿Qué?!-exclamó Eugenia yendo hacia ella y agarrándola del pelo.-No vuelvas a decir, ni siquiera a insinuar, eso ¿entendido?
-¡Suéltame el pelo!-gritó Estefanía, y en un intento de que la dejara sin querer le golpeó la cara a Eugenia.
-Oh, no. Yo te mato-dijo Eugenia con la intención de devolverle el golpe pero Pedro, que lo estaba presenciando todo, la agarró.

-Madre mía, ¡qué madurez!-exclamó Gastón interrumpiendo la historia.
Eugenia lo miró con cara de enfadada.
-No he dicho nada-corrigió el muchacho.-Prosigue.

Tras conseguir calmar a Eugenia, Pedro la llevó al despacho del jefe y la dejó en la puerta.
-Anda, tranquilízate y ve a hablar con el jefe que te esta esperando.
-Está bien-resopló y se arregló el uniforme.-Gracias-dijo sonriendo.-Si no me hubieras frenado, hubiese hecho una locura.
-No lo dudo-comentó Pedro sonriendo.-Pero, venga, entra que yo me voy a trabajar.
-Adiós-se despidió llamando con los nudillos a la puerta del despacho del jefe y tras oír un ‘pasa’ que provenía del interior de la instalación, abrió tímidamente.-Hola, ¿me buscaba?
-Si, si. Entra-contestó el hombre con una sonrisa.
Se trataba de un señor de unos cuarenta y pocos años. Con entradas y con alguna que otra cana es el escaso pelo que tenía sobre la cabeza. Llevaba traje y corbata y unos mocasines que se asomaban por debajo de la pequeña mesa del despacho. Tenía papeles por todos lados, estaba haciendo la contabilidad de la empresa y todo era un pequeño desorden.
-Siéntate-le ordenó mientras dejaba un montón de papeles sobre la mesa y se arreglaba el traje.
-Me habían dicho que quería hablar conmigo-dijo ella mientras hacia lo que él le había dicho.
-Si, así era. Verás, quería preguntarte qué tal estabas del resfriado pero por lo que he visto estas estupenda-comentó intimidándola un poco.
-Si, eh…estoy mejor-contestó con una sonrisa.-Por suerte, estos días en que he estado en cama-una pequeña imagen le vino a su cabeza recordando las noches que Peter le había hecho pasar en el hotel del pueblo.-Me ha venido bien.
-Has tenido que pasarla muy mal en cama.
-Mucho-mintió aun recordando la diversión que había tenido unos días atrás.
El hombre se quedó callado observándola, Eugenia aturdida, le preguntó:
-¿Y…me ha llamado solo para eso?
-Oh, si-contestó.-Bueno, en realidad, no. Verás, te quería decir que un grupo de alemanes han contratado nuestros servicios y tú-la apuntó.-Y yo vamos a hacerles agradables la visita.
-Oh, vaya. ¡Qué bien! Pero… ¿por qué no nos ha avisado antes y alguna chica más podría haber venido con nosotros a ayudarnos?
-No, tranquila. Son un grupo reducido. No hará falta más que nuestra ayuda-comentó mirándola de una forma que a Eugenia no le gustaba.-Pero bueno, partamos ya-dijo levantándose de la silla.

Tiempo más tarde, ambos estaban dentro de un autobús, rumbo a…Dios sabe dónde porque Eugenia no tenía idea. Él de vez en cuando desviaba la mirada de la carretera y observaba a Eugenia por completo, algo que a la muchacha no le gustaba.
-Y ¿dónde se supone que vamos a recoger a este grupo reducido que nos ha contratado?-preguntó Eugenia tratando de calmarse.
-Eh…pues…en el aeropuerto.
-Oh, ¿Y sabe usted que está yendo en dirección contraria al aeropuerto?-preguntó Eugenia asustándose.
-¿He dicho aeropuerto? Quería decir puerto.
-¿Puerto? Perdone que le corrija pero Sevilla no tiene puerto y si tuviésemos que recoger a alguien en Huelva, Cádiz o Malaga, sabe usted que tendría que haberme avisado con un día de antelación mínimo porque este tour ocuparía el día completo y…
-¡Lo sé!-exclamó el hombre callándola.-Sé perfectamente todo eso, al igual que tú sabes que no vamos a recoger a ningún grupo reducido de alemanes, ni nada que se le parezca.
-¿Cómo?-preguntó Eugenia levantándose de su asiento.-Estará de broma.
-No, no es ninguna broma y por favor, no te hagas la tonta. Sabías perfectamente que todo era mentira.
-¿Qué? No. Espera, no he venido a trabajar en una semana y creo que me he perdido muchas cosas. Pero ¿qué demonios está pasando?
-Vamos, no te hagas la tonta-repitió frenando el autobús en medio de un pequeño desvío de tierra que tenía la autopista por donde iban.
-Vale, ahora usted va a encender de nuevo este trasto-dijo refiriéndose al autobús.-Y nos va a llevar devuelta a la civilización.
-Que equivocada estas-comentó el hombre acercándose a ella y haciendo que ésta retrocediese por el pequeño pasillo que había entre los bancos.-Vamos, Euge. ¿Crees que no me he dado cuenta de las insinuaciones, de las miradas y de la atracción sexual que sentimos el uno por el otro?
-¿Qué?-preguntó Eugenia tratando de no reír.-Creo que ha habido una pequeña, no, una gran equivocación. ¿Qué insinuaciones? ¿Qué miradas? ¿Q…qué atracción sexual? A ver, jefe, yo…yo tengo novio.
-¿Tienes novio?-su rostro cambió de facciones.-Bueno, no pasa nada, yo no soy celoso y tranquila que él no se enterará de lo que vamos a hacer.
-¿Cómo?-empezó a reír porque no sabía que otra cosa hacer.-Ahora, en serio, esto es una broma ¿verdad? ¿Dónde está la cámara oculta?
-Eugenia, hablo muy en serio. Estoy enamorado de ti y necesito hacerte mía-trató de acariciarla pero ella se apartó de inmediato.-Yo….no sabía si tú sentías lo mismo por mi hasta que el otro día Estefanía me pilló con una foto tuya y me contó y me explicó que tú sentías lo mismo que yo pero que no te atrevías a decir nada por lo que pudieran decir los demás compañeros. Pero tranquila, podemos llevar nuestra relación en secreto y nadie lo sabrá. Solo lo sabremos tú y yo. Será nuestro pequeño secreto y estoy dispuesto a, al menos un día por mes, a hacer estos encuentros clandestinos para que tú y yo cubramos nuestras necesidades.
-¿Nuestras necesidades?-preguntó Eugenia atónita ante todo lo que había oído.

-No me lo puedo creer-soltó Gastón entre risas.-Tu jefe está perdidamente enamorado de ti. Eugenia, no rechaces sus oferta, una vez por mes puedes tener sexo gratis y clandestino es un autobús-bromeó sin dejar de reír.
-¡Gastón!-exclamó muy seria.-No es gracioso.
-Perdón-trató de aguantar la risa.-Sigue, sigue contando.

Continuará...

1 comentario:

  1. Esa Estefani es una idiota !!! Pobre mi china con la cara golpeada :( y me da miedo ese jefe ,espero que no le haya hacho algo malo....siguela pronto !!!!!

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