jueves, 10 de enero de 2013

JF2. Capitulo 67: Las cosas de complican

Capitulo anterior:

-Bueno si quieres ocupar tus tardes en algo te apunto a clases de Yoga o no sé…
-Papá, tengo 24 años-dijo ella irónicamente.
-Está bien-se dio por vencido.-Haz lo que quieras-comentó levantándose del taburete de la cocina.
-¿Te has enfadado?-preguntó Eugenia mientras veía como se iba de la cocina.
-¡No!-contestó subiendo las escaleras hacia la segunda planta.
-Si, si te has enfadado. Pero, no te enfades-gritó asomándose por debajo del marco de la puerta.
La muchacha se quedó callada esperando a que él dijera algo, al no ser así miró a Gastón y dijo:
-Si, se ha enfadado.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Eugenia había empezado a trabajar aquella misma tarde en que Gastón se lo había propuesto. Con el tiempo se fue familiarizando con los demás compañeros y con algún que otro cliente habitual del lugar. Poco a poco se acostumbro a aquello y sin lugar a duda no lo hacia tan mal. Atendía a los clientes, les trataba con amabilidad, servía copas sin parar y rechazaba aquellas invitaciones que le hacían algunos hombres de beber algún chupito siempre con una sonrisa y un lamentable “si bebo en hora de trabajo me matan”. Con ese empleo llegaba más tarde que Peter así que él algunas noches pasaba por allí y se quedaba en la barra hasta que ella saliese para volver juntos a casa. Eugenia había conseguido que Peter no pusiera más inconvenientes y que por fin aceptase el hecho de que ella trabajase en aquel bar. El muchacho, en realidad, lo hacía para protegerla, conocía a la gente que solía ir allí y no le hacia mucha gracia que su novia tuviese que hacer frente a más de un borracho por noche. Pero si ella quería trabajar en el bar de Gastón, él lo aceptaba. Sin duda para Eugenia todo era idílicamente perfecto, pero no todo lo bueno dura eternamente…
La muchacha como de costumbre estaba atendiendo las mesas y llevando desde la barra hasta los clientes sus pedidos. En una de sus idas y venidas, empezó a sentir que el lugar le daba vueltas y rápidamente tuvo que agarrarse a la barra para no caer al suelo mareada. Gastón que estaba detrás de la barra se acercó a ella y le preguntó:
-¿Estás bien?
Ella levantó la cabeza y lo miró a la cara.
-Si, no te preocupes-le sonrió.
-¿Segura? Estas pálida.
-Estoy bien-mintió mientras agarraba la bandeja de encima de la barra y se disponía a ir a recoger algunos vasos que se habían dejado los clientes en las mesas vacías.
Se acercó a una mesa y puso todos los vasos vacíos encima de la bandeja. Tenía en mente llevarlos hacia la barra cuando el malestar de antes volvió a invadirle el cuerpo. Dejando bruscamente la bandeja sobre la mesa, se dejó caer sobre una silla vacía mientras cerraba los ojos con fuerza tratando de volver a recuperar la visión. Cuando los volvió a abrir, vio a Gastón yendo hacia ella muy preocupado.
-Eugenia ¿qué demonios te ocurre?
-Nada-contestó.
-No mientas. Eugenia has estado a punto de desmayarte.
-Solo me he mareado un poco-dijo levantándose de la silla.-Estoy cansada. A penas he dormido esta noche. Me encontraba con el estómago revuelto y no pude conciliar el sueño pero no es nada, te lo juro.
Gastón no dijo nada más, solo movió la cabeza de un lado hacia otro con el ceño fruncido. No creía que esos mareos no fuesen ‘nada’.

Se hizo de noche. Eugenia estaba sentada en el sofá esperando a que Peter viniese de la cocina con las palomitas para ver una película juntos. Estaba algo cansada pero la noche era su única aliada, el único momento en que podía disfrutar de su novio y no pensaba desperdiciarlo.
-¿Qué peli vamos a ver?-preguntó Peter entrando en el salón con un bol de palomitas.
-Guerras de novias-contestó Eugenia sonriendo.
-Mmm… no se cuál es… ¿de qué va?-preguntó sentándose en el sofá.
-Te leo lo que pone en el resumen de atrás. A ver dice… Emma y Liv desde siempre han sido las mejores amigas que sueñan con el gran día de su boda, con lo que no soñaban era con que sus bodas van a ser el mismo fin de semana y como una de las dos va a tener que cambiar la fecha, empezará entonces una feroz competición entre Liv y Emma para conseguir la reserva del Hotel Plaza.
-Oh, típica película para mujeres.
-Eh…si. Espero que no te importe.
-En absoluto-le sonrió.
-¿Sabes? Las dos protagonistas se asemejan a mi y a Candela. Desde que nos conocimos hemos venido imaginando como sería nuestras bodas, ella será mi madrina y yo la suya y… no sé, me imagino una boda sencilla solo con familiares y amigos más cercanos-Peter observaba ese brillo que la muchacha tenía en los ojos mientras hablaba de ese tema.-Me encantaría que fuese en la playa, al aire libre, con un altar y todo tan…-lo miró y vio su cara de embobado.- ¿Qué? ¿Por qué me miras así?
-No por nada, se nota que tienes todo minuciosamente planeado y que yo no voy a tener ni voz ni voto al organizarlo.
-Claro que vas a tener voz y voto. Te dejaré elegir las flores-hizo una pausa.-No, mejor eliges los centros de mesas del convite o…-se quedó callada pensando.-Bueno ¿por qué hablamos de esto ahora? Ni siquiera me has pedido matrimonio, quizás ni me case contigo.
-¿Cómo?-preguntó Peter mirándola fijamente.
-Eso. Que no es seguro que me vaya a casar contigo. Nadie sabe que pasará dentro de…un mes. Quizás ni estemos juntos-bromeó.
-¡Muy graciosa!-exclamó irónicamente.
-Es broma-dijo dándole un beso en la mejilla.-No te enfades.
-No, si yo no me enfado. Si yo también tengo claro que dentro de un mes no estaremos juntos-bufó.
Eugenia sonriendo se mordió el labio inferior.
-Oye-dijo ella para cambiar de tema.- ¿Y las bebidas?
-Se me han olvidado.
-Bueno, no te preocupes, voy yo-dijo levantándose.-Y no te enfades, tonto-le dio un beso en los labios y después de fue a la cocina.
 La muchacha abrió el frigorífico y agarró dos coca-colas del interior. Estaba por volver, cuando empezó a sentir mareo, la vista nublada y poco a poco una pérdida de conocimiento que la llevó a desplomarse por completo en el suelo.
Peter escuchó el sonido de las latas caerse al suelo y creyendo que se le había resbalado de las manos a la muchacha, se levantó del sofá mientras decía:
-¿Voy a tener que ir a ayudarte? Eres una camarera un poco torpecilla ¿no?-bromeó.
Cuando Peter pasó por debajo del marco de la puerta de la cocina y la vio allí tirada en el suelo, un malestar recorrió todo su cuerpo y pudo sentir a la perfección como su corazón se paralizaba por unos segundos ante el temor de la situación. Rápidamente se deslizó hasta donde estaba el cuerpo inerte de la rubia.
-Euge, mi amor. ¡Ei! ¿Qué te ocurre? Por favor, abre los ojos.

Minutos más tarde, la muchacha lentamente abrió los ojos. Miró a su alrededor aturdida y se dio cuenta de que estaba tumbada sobre el sofá del salón con Peter a su lado.
-¡Euge!-exclamó él suspirando de alegría.
-¿Qué…qué me ha pasado?-preguntó mareada.
-No…no lo sé. Fuiste a por las bebidas y cuando te encontré en la cocina estabas inconsciente. Dime tú a mi qué te ha pasado.
-Eh…-vocalizó.-Seguramente habrá sido el sueño. Si, sin duda, ha sido el sueño.
-¿Sueño?-preguntó Peter sin entender.
-Si, ayer no dormí bien y me estaba muriendo de sueño y creo que me he quedado dormida-dijo tratando de sonar lo más convincente posible.
-Será mejor que vayamos al hospital.
-¿Hospital?-preguntó espantada.-No, al hospital, no.
-¿Por qué no?-cuestionó agarrándola de la mano.
-Porque no, ¿para qué vamos a ir si lo que nos van a decir es que tengo que dormir más? Es perder el tiempo…
-Pero…-vocalizó él.
- Si, me he desmayado, lo sé-lo interrumpió.-Pero ya estoy despierta otra vez, así que ¿para qué preocuparse?-le sonrió.
-¿Qué para qué preocuparse?-repitió él con tono sarcástico.-Eugenia te ha pasado una vez y te puede volver a pasar. De verdad, mi amor, vamos al hospital, que te vean y si es cierto que solo necesitas descansar, estaré más tranquilo.
-Peter, por favor, no-le rogó con tristeza.-No quiero ir-se negó una vez más mientras una lágrima se le escapaba.
-Pero, ¿por qué?-cuestionó él limpiándole esa lágrima.
-Porque no, porque odio los hospitales, porque n…no quiero estar allí ¡No!
-Pero…Euge.
-No quiero-trataba de no llorar.-Peter ¡No quiero que me digan que tengo un tumor en el cerebro!-gritó y tras eso rompió a llorar con las manos en el rostro.
-¿Qué?-dijo Peter a penas sin voz y con los ojos lleno de lágrimas.

Continuará...

[Chan! o_o xd]

2 comentarios:

  1. Queeeeeee ?????? No lo puedo creer !!!!!! me imagine que esta enbarazada pero jamas pense en un tumor T.T

    PT:No me hagas esto ,no quiero que sufran :( hasta prefiero a Nico ,en lugar de un tumor

    ResponderEliminar
  2. WTF?? Oseaa yo también pense que estaba embarazada, no eso!!! :// .. Quierooo masss

    ResponderEliminar