sábado, 27 de octubre de 2012

JF2. Capitulo 58: Querer estar solos.

Capitulo anterior:

-¿Ah, si?-él asintió.- ¿Cuál?
-¡Ah, no sé!-vocalizó.-Por cierto, era este próximo lunes cuando no trabajabas ¿verdad?-ella asintió.-Perfecto, a partir del domingo me dan vacaciones una semana…-hizo una pausa.-Este domingo empezamos tus clases, ¿te parece?
-¿Tan pronto?
-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
-¿Qué? No-dijo muy segura.-El que tendría que tener miedo eres tú como no desayunes de una vez porque si llego tarde, te mato, Bedoya.
-¿Me matas? ¿Cómo?-cuestionó acercándose a ella.- ¿A besos?-ella sonrió.- Máteme pues.
Eugenia se rió.
-Si, definitivamente hoy estas raro-dijo mirándole a los ojos.
-No, raro, no. Enamorado-afirmó mientras acariciaba con su dedo los labios de la muchacha.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Llegó el domingo. Era el mediodía de un largo día. Eugenia seguía dormida; la noche anterior se había quedado hasta tarde viendo una película con Peter, Gastón, Darío y Javiera; y tras terminar la película se había interesado por un partido de baloncesto que Gastón solía ver en uno de esos tantos canales estadounidenses tipo tres de la mañana. Peter, al contrario, se había ido a dormir. Estaba realmente cansado y tenía en mente despertarse muy temprano al día siguiente.
La muchacha dormía plácidamente cuando unas manos le apartaron el pelo del rostro y una voz le susurró dulcemente en el oído una frase que repitió un par de veces mientras trataba de despertarla:
-Buenos días, mi amor. Despierta.
Ella esbozó un quejido. Quería seguir durmiendo pero esa persona insistió.
-Vamos, dormilona, tengo algo que decirte.
La muchacha entre abrió los ojos lentamente y contempló a la hermosa sonrisa de su novio que permanecía sentado sobre la cama y la miraba con una tierna mirada.
-¿Qué pasa?-preguntó ella con voz de dormida y con mucha pereza encima.
-¿Recuerdas que hoy iba a darte unas clases de conducir?
-Si, pero habíamos acordado que sería por la tarde…-comentó estirándose.
-Lo sé, lo sé pero… hay cambio de planes-dijo él mientras le daba cariñosamente un beso en la mejilla.-Hoy no voy a poder darte clases...porque tenemos otros planes-vocalizó provocando que Eugenia lo mirase sin entender nada mientras esperaba a que le explicase lo que había querido decir con eso.

Peter iba conduciendo en su coche rumbo a un lugar muy especial para él. Allí había pasado gran parte de su infancia. En todos los veranos desde muy pequeño, él junto a su hermano, iban a pasar al menos dos de los tres calurosos meses de vacaciones a la casa rural de su abuelo. Adoraba esa etapa en la que convivía con aquel hombre que tanto admiraba, aquel hombre que le contaba millones de historias fantasiosas antes de dormir que provocaba que el pequeño dejase volar su imaginación en sus sueños, aquel hombre que era famoso en el pueblo por tener la mejor leche y fabricar los mejores quesos. Peter admiraba mucho a su abuelo. Cuando rondaba los seis, siete años de edad creía que todas las batallas y todas las historias que él le contaba donde siempre había un héroe que a pesar de las adversidades salía ganando era la pura realidad pero tan solo se trataba de la imaginación. El muchacho mientras iba a clases solo sabía contar los días que faltaban para que llegase el verano para poder ir a pasar ese tiempo con su abuelo e ignorar todos los problemas que había en su casa pero llegó un día en que su felicidad se acabó por completo. Tenía catorce años. Su hermano ya no estaba, él vivía con su madre y en la época del verano, madre e hijo iban a visitar al abuelo y en aquel año no iba a ser distinto, o eso pensaba él.
Era la última semana de clases, Peter llegaba del instituto y no pensaba, ni imaginaba que al llegar a casa su madre le iba a dar la peor de las noticias.
-Cariño, siéntate-dijo Giulliana.
Peter miró a su madre mientras le hacía caso y no pudo evitar preguntar:
-¿Qué pasa, mamá?
-Verás, Peter…-suspiró y antes de empezar a hablar las lágrimas brotaron de sus ojos.
-¡Mamá! Dime qué pasa-le suplicó.
-Peter… es el abuelo. Verás…tu abuelo ha…
-¡No!-exclamó el muchacho interrumpiéndola y creyendo entender que pasaba.-No, no puede ser…No mamá.
Las dos últimas palabras resonaron en la cabeza de Peter mientras cambiaba de marcha en el coche para aumentar de velocidad. Él mientras miraba fijamente a la carretera y escuchaba de fondo la música de la radio, recordaba el mal trago que había pasado cuando era más joven pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de la muchacha que iba a su lado, la voz de su novia.
-Peter-lo llamó un par de veces pero él estaba totalmente ausente.-Mi amor-dijo acariciándole el brazo cariñosamente.- ¿Estas bien?
Él desvió la mirada durante unos segundos de la carretera para mirarla al rostro y contestarle dubitativo mientras le sonreía:
-Si, si…estoy bien.
-¿Seguro?
-Si, no te preocupes-le volvió a mirar apenas unos segundos.-Solo pensaba.
-Mmm…A saber en qué pensabas…
-Pensaba en el lugar al que te voy a llevar.
-¿Y a dónde es?
-Es una sorpresa.
-Vamos, dime-le insistió.-Te juro que cuando lleguemos me sorprenderé igual-le sonrió.
-No seas impaciente, ya lo verás cuando lleguemos.
-Eso mismo me dijiste hace una hora y aquí estamos.
-Bueno, es que está un poco lejos.

Tras un largo viaje en coche, llegaron. Mediante avanzaban el paisaje poco a poco iba cambiando de urbano con pisos modernos, tecnología, asfalto, carretera… a uno más rural lleno de caminos de tierra, casas hechas de ladrillos o piedras, granjas, animales pastando o descansando sobre la hierba y lo más llamativo, un gran y extenso campo de color verde.
Peter había aparcado el coche frente a un edificio antiguo medianamente alto, se podría decir que era el más alto de todo aquel pueblo. La muchacha contempló la fachada durante unos segundos para después mirar a Peter pero él ya había bajado del coche. Ella al darse cuenta que era allí, bajó y se acercó a él que sacaba las maletas del maletero. Eugenia lo miró y le preguntó al ver por primera vez el equipaje:
-¿Y esto?
-Nuestras maletas-contestó dándole al botón de la llave para cerrar el coche.-Verás, Euge, tú y yo vamos a pasar una larga e intensa…-comentó acercándose a ella y rodeándole la cintura con sus brazos.-…semana-le sonrió.-Los dos solos.
-¿Semana? Peter el martes tengo que trabajar.
-Ya no.
-¿Qué has hecho?-preguntó asustada.
-Nada malo, no te preocupes…-le apartó el pelo de la cara.
-Peter-lo miró fijamente.
-A ver, lo único que he hecho ha sido encargarle a mi primo que el martes por la mañana llame a tu trabajo de diga que no puedes trabajar y que le mande un fax con un falso informe médico que he conseguido esta mañana dónde explica tu supuesta enfermedad que provocará que estés todo el día en la cama.
-Peter, no podemos hacer eso. Vamos a mentir…
-No, una parte es cierta…Tú vas a estar todo el día en la cama pero no exactamente porque estés enferma-levantó su ceja pícaramente.
-¡Peter!-exclamó apartándose de él.-Ni pienses que voy a colaborar.
-Vamos, Euge. Tampoco es para tanto. Nadie se enterará, está todo muy bien planeado. Además, lo hacemos por una buena causa.
-¿Buena causa?
-Si, lo hacemos para pasar un tiempo los dos juntos y solos… Sin que nadie nos moleste, ni nos interrumpa ¿o acaso no recuerdas lo que pasó ayer?
-Pero…
Flashback
Gastón, Peter y Eugenia acababan de cenar comida china que los dos últimos se habían encargado de comprar de camino a casa. La muchacha estaba en la cocina terminando de lavar los platos sucios cuando sintió los brazos de Peter rodearle el cuerpo por detrás. Se sobresaltó y lo miró sonriendo.
-Me has asustado.
-Perdón, no quería-dijo apartándole el pelo y empezando a proporcionarle besos en el hombro.- ¿Te cuento algo?
-Dime-vocalizó mientras continuaba con lo que tenía entre manos.
-Mi primo, esta noche, sale con mi hermano, Javiera y otra chica y…
-¡Oh, entiendo! Y quieres ir con ellos-bromeó entendiendo perfectamente que quería decir su “y…”-No me tienes que pedir permiso. Ni que…
-No quería decir eso-la interrumpió.
-¿Ah, no?-preguntó sonriendo.
-Chicos, me marcho ya-comentó Gastón entrando en la cocina.
-¡Qué te lo pases bien!-dijo Eugenia mirándole con una sonrisa.
-Igualmente-dijo dándole un tono de picardía a la frase para que tomase otro sentido.
-Adiós, Gas-se despidió Peter al ver a su primo salir de la cocina.
-Nos vemos-comentó el muchacho agarrando las llaves de su coche y cerrando la puerta principal tras salir.
Pasado un tiempo, Eugenia estaba sentada en el sofá viendo la televisión cuando Peter se tumbó sobre el sofá apoyando su cabeza sobre las piernas de la muchacha.
-Mmm… ¡qué bien hueles!-dijo Eugenia metiendo su mano por dentro de la camisa y acariciándole el cuerpo aun algo mojado por el agua de la ducha.
-Gracias, es el perfume que me regalaste hace unos días.
-Me encanta el olor…-le sonrió.
-¿Te das cuenta, Euge?
-¿De qué?
-Al fin los dos solos…-vocalizó y en ese momento se escuchó la puerta principal cerrarse.-Sin… ¿nadie?-se preguntó mirando a Eugenia extrañado.
-Peter, Euge-gritó Gastón dejando las llaves en el cuenco que había en la entrada.-He vuelto.
-¿Qué haces aquí?-preguntó Peter al ver a su primo aparecer por el salón.
-Sentía que me echabais de menos y he vuelto-bromeó.
-En serio, ¿qué haces aquí?-preguntó incorporándose.
-Nada, que al final la chica que me habían conseguido Darío y Javiera para esta noche no puede venir-contestó sentándose entre Peter y Eugenia.-Así que como no sabíamos qué hacer tuve la genial idea de decirles a estos dos que se vinieran a casa a ver una película y así os hacíamos compañía-contestó pasando su brazo por encima del hombro de la muchacha.
-Estas de broma, ¿verdad?-preguntó Peter mirando a su primo, que negó con la cabeza como contestación de su pregunta.
-Vamos, Peter, hay que ser solidarios y empáticos. Si yo hoy no me divierto, tú tendrías que colaborar con mi decepción y tampoco divertirte.
Peter le sonrió sarcásticamente mientras le pasaba un brazo por encima de sus hombros para acercar la cabeza de su primo a la suya y hablarle en voz baja para que su novia no lo escuchase.
-Lo has hecho apropósito ¿verdad?-preguntó Peter enfadado mientras abrazaba a su primo haciendo que este quitase el brazo de encima de Eugenia que los miraba en silencio.
-¡No, ¿tú crees?!-preguntó irónico provocando que Peter lo mirase peor de lo que ya lo estaba haciendo.-Puede, pero solo puede, que esto que he hecho tenga algo que ver con la bromita que me gastaron mis dos primos ayer por la noche.
-¿Bromita? ¿Qué bromita?-preguntó haciéndose el tonto.
-El de decirle a la chica con la que estaba intentando ligar que yo era gay.
Peter echó a reír.
-Oh, ya me acuerdo. Bueno, pero eso fue una broma entre amigos, entre familiares…
-¿Una broma entre amigos? ¿Entre familiares?-hizo una pausa.-Bueno, pues esta es la mía-contestó pegándole un leve puñetazo en el brazo mientras se reía.
Fin del flashback.

Continuará...

[& después de muchos días, al fin publiqué xD]

viernes, 19 de octubre de 2012

Pido perdon :$


Prometo que mañana, en cuanto pueda, escribo capítulo y lo subo. Ultimamente no estoy pudiendo hacerlo. Así que os pido perdón :$! & nada, gracias por leer, comentar y visitar mi blog^^. Besos.

lunes, 15 de octubre de 2012

JF2. Capitulo 57: Borrón y cuenta nueva

Capitulo anterior:

-Euge, Euge-la interrumpió.-Mi amor, no llores. Mira, hagamos una cosa. Hagamos borrón y cuenta nueva. Nada, absolutamente nada de esta noche ha pasado, ni yo he discutido con Nicolás, ni tú has soltado ni una lágrima por esos hermosos ojos que tienes, ni tampoco ha pasado nada del pasado que nos haya hecho daño a alguno de los dos…absolutamente nada malo-tomó aire.- ¿Te parece bien que olvidemos todo lo malo que ha pasado entre los dos?-ella lo miró y asintió con la cabeza.-Perfecto-vocalizó él acariciándole la cara y tras eso, acercó sus labios a los de ella.
Cuando estuvo a centímetros, se detuvo y le preguntó:
-¿Puedo?
-Eso no se pregunta.
-Lo sé, pero…
-Pero, nada-le sonrió, cerró sus ojos y lo besó.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Los días pasaron. La relación entre Eugenia y Peter cada vez iba mejor. Los dos se querían mucho y verdaderamente querían que su relación funcionase. Eugenia no había vuelto a saber nada de Nicolás desde aquel día, ni él había intentado contactar con ella; excepto un día en que la llamó al móvil pero ella no contestó. Todo transcurrió con normalidad. Gastón que en un principio tan solo iba a convivir con Peter durante el tiempo en que encontrase casa, acabó quedándose e instalándose definitivamente con su primo y con Eugenia. Darío poco a poco fue entablando una especie de relación con Javiera, la chica que lo traía loco pero faltaba poco para que se acabase sus vacaciones y tuviese que regresar al país donde había establecido su vida hacia mucho tiempo y eso le aterrorizaba porque no sabía que haría con Javiera, ni con su vida en general.
Como cada mañana, Eugenia, Peter y Gastón desayunaban juntos y después cada uno iba a trabajar o a hacer lo que tuviera que hacer en ese día.
Peter y Gastón ya estaban en la cocina arreglando el desayuno cuando el segundo preguntó por la muchacha que estaba ausente:
-¿Y Eugenia?
-No sé, esta mañana me he despertado y he visto que me había dejado una nota donde decía que había salido pero que regresaría para la hora de desayunar.
-Ah, ¡qué raro, ¿no?!-comentó Gastón.- ¿Qué estará tramando?
-Y… no sé, pero conociéndola, difícil averiguarlo-sonrió.
Peter agarró el recipiente de la cafetera y sirvió café para tres personas mientras Gastón terminaba de hacer las tostadas. Cuando estaban por terminar, sonó el timbre.
-¿Quién será?-preguntó Peter extrañado.
-Quizás sea Euge.
-No, pero si tiene llaves-comentó dejando las tazas de café sobre la mesa y saliendo de la cocina.
Cuando Peter llegó a la entrada, agarró el pomo y abrió la puerta. Al hacerlo, se quedó embobado contemplando lo que tenía delante. Se trataba de una muchacha. Ella estaba de espalda a la puerta, observando las macetas que había en la entrada. Peter la observó con detenimiento absoluto. Empezó por los pies. Llevaba unos zapatos negros de tacón fino. Lentamente fue subiendo y se quedó unos segundos estancado en la parte de abajo del cuerpo. Las curvas de la muchacha estaban totalmente alineadas y se notaban a la perfección debido a que ella llevaba una falda de tubo. Una hermosa cabellera rubia y ondulada caía como si de una cascada se tratase hasta su cintura. Siguió subiendo, y gracias a que ella se había girado pudo comprobar que llevaba una chaqueta negra sin abrochar y por dentro una blusa blanca metida por dentro de la falda. Vio que el último botón de arriba de la blusa blanca lo llevaba desabrochado dejando relucir sus pechos. Sugiriendo pero no mostrando. Y tras suspirar una vez más ante la mujer que tenía ante sus ojos, soltó un “noooo” largo y sonoro al ver de quién se trataba.
-Buenos días, mi amor-saludó Eugenia dándole un corto beso sobre los labios.-Me había dejado las llaves-le dijo entrando.
-Te has teñido-soltó Peter aun aturdido por la forma en que había analizado a su novia sin saber que era ella.
-Si, acabo de venir de la peluquería-le sonrió.- ¿Te gusta?
-Me encanta. Estás preciosa.
-Gracias, mi amor. Te comento…-se dio la vuelta para mirarle.-Hace unos días habíamos hablado de un borrón y cuenta nueva pero no habíamos hecho nada para hacer ese borrón, así que decidí volver al color de pelo que tenía antes de irme porque cuando era morena viví muchos momentos con Agustín y…no tenía ganas de recordarlos-suspiró.-En resumen, me he querido teñir nuevamente y aquí me tienes. Era una sorpresa-le sonrió.
-Peter, ¿quién era?-preguntó Gastón saliendo de la cocina y encontrándose con Eugenia.
Ella miró hacia atrás y le sonrió.
-¡Aiba! T-te has-as…-tartamudeó Gastón y se mordió el labio inferior mirando a tal mujer que tenía delante.
-Si, me he teñido. ¿Qué os pasa a vosotros dos esta mañana? Estáis como dormidos-sonrió.-Pero por favor, despertad porque en menos de…-miró su reloj de pulsera.-En menos de media hora, tú-señaló a Peter.-Me tienes que llevar a trabajar, ¿si? Por eso voy vestida con el nuevo uniforme.
-¿Nuevo uniforme?-preguntó Peter entrando en la cocina.
Ella se sentó sobre un taburete y agarró una tostada.
-Si, según mi jefe ya iba siendo hora de cambiar de aire y decidió cambiar la estética, por eso nos dio uniformes nuevos.
-¡Ajá! ¿Y quién los eligió?
-Él mismo, ¿por?-preguntó empezando a comer.
-No sé, un tanto provocativo el nuevo uniforme…-comentó sentándose en el taburete que estaba al lado de su novia.-Creo que voy a tener que ir a hablar con tu jefe seriamente.
Eugenia se rió.
-¡Ay, pero qué celoso que eres, mi amor!-dijo la muchacha proporcionándole un tierno beso sobre los labios.-No seas tonto, anda. Si no se me ve nada. Tampoco es tan malo el uniforme.
-¿Qué no se te ve nada?-preguntó atónito ante tal declaración.-Por favor, primero este botoncito de aquí-dijo abrochándole el botón de la blusa.-Después la falda, que con treinta centímetros más de anchura y de largo, estaría estupendamente.
-Peter, treinta centímetros más larga y me llega por los tobillos.
-Si, perfecto, por ahí tendría que ir tu falda.
Eugenia sonrió moviendo la cabeza por las cosas que decía el muchacho.
-Bueno, ¿y alguna pega más que ponerle al uniforme?
-Mmm… si, ya sé. ¿En serio la blusa tiene que ser blanca?
-Si, me dijeron que fuera blanca y lisa. ¿Por qué?
-Porque se te transparenta todo, ¿a que sí, Gastón?-preguntó Peter tratando de encontrar apoyo en su primo.
-No, yo no opino sobre esto-comentó el muchacho no queriendo involucrarse en los asuntos de pareja.-Será mejor que os deje solos-dijo yéndose de la cocina con una sonrisa en el rostro.
-¡Ves, tengo razón!-soltó Peter.-Se te ve todo.
-¡Ajá! Así que se me ve todo, a ver dime… ¿de qué color es mi sujetador?
-Mmm…color carne-mintió, no tenía ni idea de qué color era.
-Falso, no es de ningún color porque no llevo.
-¿Cómo?-cuestionó Peter cambiando totalmente de rasgos fáciles.
Eugenia echó a reír por la cara que había puesto el muchacho.
-Es mentira, mi amor, si llevo y es blanco-comentó Eugenia.- ¡Ves, como estas exagerando! No se ve nada. Así que tranquilízate y no hagas ninguna locura porque te conozco.
-¿Locura? No, no haré ninguna locura. Solo hablaré con el que se haya encargado de elegir los uniformes.
Eugenia sonrió moviendo la cabeza de un lado a otro. Peter podía llegar a ser tan…tan él, que era inevitable no esbozar alguna sonrisa por las cosas que decía.
-Celoso mío-dijo la muchacha cariñosamente.-Empieza a desayunar porque sino voy a llegar tarde.
-Perfecto, llegas tarde, te despiden y ya no tienes que usar ese uniforme.
-Claro, me despiden, no encuentro un trabajo nuevo por los tiempos de crisis que corren y vivo de mantenida ¿algo más?
-Mmm… no, así está bien.
-Pero mira que llegas a ser tonto-comentó Eugenia mordiéndose el labio inferior y mirándole de una forma tierna.- ¡Ah, por cierto! Quiero que me enseñes a conducir. Esta mañana me he apuntado a una autoescuela y necesito dar alguna que otra clase, ¿me ayudarás?
-Claro que si, eso ni lo preguntes-le dio un beso en la mejilla.-Pero, ojo, tendremos que buscar un sitio amplio y sin circulación porque conociéndote…
-Oye, que soy un poquito torpe pero tampoco tanto-comentó haciéndose la ofendida.
-Bueno, pero por precaución, mejor busquemos un sitio libre y amplio-le sonrió.-Y…creo que sé cual es el mejor lugar.
-¿Ah, si?-él asintió.- ¿Cuál?
-¡Ah, no sé!-vocalizó.-Por cierto, era este próximo lunes cuando no trabajabas ¿verdad?-ella asintió.-Perfecto, a partir del domingo me dan vacaciones una semana…-hizo una pausa.-Este domingo empezamos tus clases, ¿te parece?
-¿Tan pronto?
-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
-¿Qué? No-dijo muy segura.-El que tendría que tener miedo eres tú como no desayunes de una vez porque si llego tarde, te mato, Bedoya.
-¿Me matas? ¿Cómo?-cuestionó acercándose a ella.- ¿A besos?-ella sonrió.- Máteme pues.
Eugenia se rió.
-Si, definitivamente hoy estas raro-dijo mirándole a los ojos.
-No, raro, no. Enamorado-afirmó mientras acariciaba con su dedo los labios de la muchacha.

 Continuará...

domingo, 14 de octubre de 2012

JF2. Capitulo 56: Olvidar el pasado

Capitulo anterior:

Nicolás tras pasarse la mano por la nariz y ver que tenía sangre, no dudó en devolverle el golpe. Entre gritos por parte de todos, en especial de Javiera que trataba de separarlos y de los demás que animaba para que continuasen discutiendo; Peter y Nicolás se emprendieron en una pelea con golpes de todo tipo y en cualquier sitio.
Algunas personas que se adentraron en el bar para avisar al dueño que en la puerta se había proclamado una pelea, hicieron que Gastón que intentaba animar a Eugenia saliese de inmediato. La muchacha de los ojos verdes al oír la noticia fue detrás. Peter hacia un rato que estaba fuera y temía que fuese él.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
 Gastón se hizo paso entre la gente que se había conglomerado en la puerta y tras conseguir llegar al lugar de la acción vio que se trataba de su primo. Él, junto con Darío y Luca que habían ido detrás trataron de separar a los dos hombres que peleaban sin parar. Tras conseguirlo, Gastón y Darío sujetaron a un Peter realmente furioso. Eugenia junto con Candela cuando consiguió hacerse paso a empujones entre la gente, al primero que vio fue a Nicolás. Estaba totalmente golpeado y estaba siendo agarrado por Luca y por otro hombre.
-Nico, ¿qué te ha pasado?-preguntó asombrada acercándose a él.
-Pregúntaselo a tu novio-dijo señalándole el sitio donde estaba Peter con la cabeza.
Eugenia se dio la vuelta y lo vio. Se quedó atónita al verle. Se acercó a él y le preguntó asustada:
-Mi amor, pe…pero ¿qué te ha pasado?
Peter la miró.
-¿Desde cuándo?-preguntó aguantando la rabia.
-¿Desde cuándo, qué?-cuestionó ella sin entenderle.
-¿Desde cuándo me estas engañando?-le gritó.
-¿Qué? No… pero si yo nunca…
-No mientas más Eugenia-la interrumpió.-Eres una mentirosa. Me has tenido engañado todo este tiempo…has estado jugando a dos puntas, eres despreciable y yo como un estúpido aceptando que fueras amiga de él-se rió sarcásticamente.-Soy un idiota…y tú…
Peter empezó a decir un montón de cosas que hicieron que las lágrimas brotaran de los ojos de la muchacha y se llevase la mano a la boca sorprendida por todo lo que estaba oyendo. Miró hacia un lado y luego hacia el otro, estaban rodeados de gente que los miraban asombrados y empezaban a hablar en voz baja. Eugenia se mordió el labio inferior intentando dejar de llorar mientras escuchaba a Peter decirle toda una serie de cosas que no entendía a que venían. Cansada de oírlo le pego una bofetada en la cara con todas sus fuerzas y le gritó:
-¡Eres un idiota!-tras eso se fue, sin mirar atrás e ignorando todas las cosas que Peter le estaba diciendo.
Javiera que permanecía en un segundo plano miró de reojo a Nicolás y vio que éste esbozaba una pequeña sonrisa en su rostro. La muchacha recordando todo lo que había pasado hacia un rato, incluso antes de que Peter saliera a fuera del bar…decidió hablar:
-Peter, basta-gritó acercándose a él y haciendo que todos los ojos fuesen en su dirección.-Te estas equivocando. Eugenia no ha hecho nada.
-¿De qué hablas? ¿Tú sabes algo?-preguntó Darío.
-Veréis, antes escuché como él-apuntó a Nicolás.-Le decía al otro lo que tenía pensado hacer…decía que quería acostarse con Eugenia a toda costa y pensaba meterle en la cabeza a Peter que en el baño había pasado algo entre él y Eugenia.
-¿Hablas en serio?-preguntó Peter mirándola fijamente.
-Si, antes de que tú salieras yo llevaba un tiempo fuera y escuché su conversación. En un principio no sabía que hablaba de vosotros pero cuando te acercaste a él y empezaste a discutir me di cuenta de quién hablaba e intenté separaros pero…no pude. Lo siento.
Peter se llevó las manos a la cabeza arrepintiéndose de todo lo que había dicho y rápidamente buscó a Eugenia con la mirada pero ya no se la veía. Salió corriendo hacia la dirección en que la había visto marcharse haciéndose paso entre la gente que aún permanecían de espectadores. Giró la esquina y la vio al final de la calle parada frente al paso de peatón mientras esperaba a que el semáforo cambiase a verde. Mantenía la cabeza baja, seguramente para ocultar su cara roja y sus ojos llorosos. Se pasó la mano por el rostro y se limpió las lágrimas que no cesaban. Buscó un pañuelo en su bolso, cuando de pronto sintió una mano agarrarle el brazo y tirar de ella hacia un cuerpo que la abrazó con todas sus fuerzas.
-Perdóname-le susurró esa persona al oído.
-Peter, suéltame-dijo tratando de apartarlo de ella.
-Euge, perdóname. He metido la pata…-Peter no permitía que se alejara de él.-Escúchame…sin querer pensé algo que no era.

Los chicos volvieron al interior del bar y se sentaron en la mesa. Todos estaban preocupados y querían saber que había pasado entre Peter y Eugenia. Mientras Luca, Candela y Gastón hablaban entre ellos, Darío y Javiera estaban apartados.
-Gracias-le agradeció el muchacho a su amiga.-No sabes lo que has evitado contándole eso a mi hermano-le acarició la mejilla.
-Solo hice lo que debía-le sonrió.-Pero, no me puedo creer que alguien sea capaz de armar toda una serie de cosas solo para hacer que dos personas rompan.
-Ni yo tampoco, pero como has comprobado existen-resopló.-Y la verdad es que me pregunto que habrá pasado con Euge y con Peter…
-Bueno, no te preocupes por eso. Estoy segura de que se han reconciliado. Eugenia lo quiere mucho al igual que él a ella y solo por eso, ella sabrá entender que todo fue culpa de ese tipo, de Nicolás.
-Si, tienes razón, y de verdad gracias nuevamente-le dijo agarrándole la mano.
-Bueno, ya está bien de tantos ‘gracias’, Darío, porque al final voy a acabar creyendo que hice algo súper importante y voy a tener que pedirte algo a cambio-bromeó.
-Mmm… ¿pedirme algo a cambio? ¿Cómo qué?-preguntó el muchacho acercándose a ella.
-No sé, ¿tú que me darías?-cuestionó rodeándole el cuello con sus brazos.
-Todo lo que tú me pidieras-le sonrió  y lentamente fue acercando sus labios a los de ella.
-¿Todo, todo?
-Todo-contestó y tras eso, la besó.
Javiera le siguió el beso sonriendo pero fueron interrumpidos por el móvil de Darío que empezó a vibrar en el interior de su bolsillo. Se separó de ella, pidiéndole perdón y sacó el celular de su bolsillo.
-¿Si?-preguntó al atender.
Javiera lo observó en silencio mientras él hablaba con esa persona que los había interrumpido. Cuando finalizó, Darío dijo:
-Era mi hermano.
-¿Y? ¿Encontró a Euge? ¿Qué pasó?

Peter había vuelto a casa, no quería más fiesta, no quería más nada. Había tenido suficiente en aquella noche. Estaba sentado sobre el sofá con la cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Se sentía mal, le dolía toda la cara por culpa de la pelea que había mantenido con Nicolás y todo por una mentira que le habían hecho creer. Estaba sumido en sus pensamientos cuando empezó a sentir el contacto del frío hielo sobre su hinchada mejilla derecha. Esto hizo que abriese los ojos alarmado.
-Perdón, no quería asustarte-dijo Eugenia volviendo a acercar el paño de cocina lleno de hielo a la mejilla del muchacho.-El hielo bajara el hinchazón-le sonrió.
-Gracias-le agradeció intentando agarrar el paño.
-No-entrelazo sus dedos entre los de Peter para evitar que lo agarrase.-Déjame a mi-le sonrió y sostuvo el paño cerca del rostro del muchacho.
Peter la agarró por la cintura e hizo que se sentara sobre sus piernas. Ambos se quedaron en silencio. Él la miraba fijamente mientras que ella le observaba el rostro lleno de heridas con detenimiento. No podía creer que aquella hermosa cara estuviera de aquella manera. En parte se sentía culpable, porque si no hubiese aceptado hablar con Nicolás, Peter no la habría visto salir del baño, no habría malinterpretado, y Nicolás no hubiese tenido la oportunidad de hacer lo que había hecho. Suspiró entristecida y puso el paño con hielo sobre la ceja del muchacho, que al sentir el frío sobre su piel hizo un gesto de malestar.
-¿Te duele mucho?-preguntó ella apartando el hielo.
-No, no te preocupes-le sonrió.
Se proclamó un silencio en el salón que al momento fue interrumpido por la voz del muchacho que decía:
-Euge.
-Dime.
-Perdón-le acarició el rostro.-Te juro que no quería decir nada de lo que te dije antes, todo fue por el odio y la rabia que me dieron al enterarme de que me habías…
-Sssh-le siseó posando su dedo índice sobre los labios del muchacho.-No me pidas más perdón. Parte de la culpa es mía, fui una tonta que creyó que Nicolás por fin había cambiado pero no…-suspiró.-Pero mejor no hablemos de eso… No tengo ganas.
-Está bien, tienes razón. Hablemos de nosotros.
-¿Nosotros?-esbozó una leve sonrisa.-Nosotros…-repitió.-Peter, ¿te has dado cuenta de todo el daño que nos hemos venido haciendo el uno al otro? Míranos ahora mismo, tú totalmente herido por culpa de Nicolás, yo arrepintiéndome de ser tan estúpida…-suspiró.-Peter…yo lo único que quiero es hacerte feliz, no hacerte daño como te estoy haciendo pero no sé como evitarlo-sus ojos se llenaron de lágrimas.-Te juro que trato de hacerlo lo mejor posible pero…
-Euge, Euge-la interrumpió.-Mi amor, no llores. Mira, hagamos una cosa. Hagamos borrón y cuenta nueva. Nada, absolutamente nada de esta noche ha pasado, ni yo he discutido con Nicolás, ni tú has soltado ni una lágrima por esos hermosos ojos que tienes, ni tampoco ha pasado nada del pasado que nos haya hecho daño a alguno de los dos…absolutamente nada malo-tomó aire.- ¿Te parece bien que olvidemos todo lo malo que ha pasado entre los dos?-ella lo miró y asintió con la cabeza.-Perfecto-vocalizó él acariciándole la cara y tras eso, acercó sus labios a los de ella.
Cuando estuvo a centímetros, se detuvo y le preguntó:
-¿Puedo?
-Eso no se pregunta.
-Lo sé, pero…
-Pero, nada-le sonrió, cerró sus ojos y lo besó.

Continuará...

[si que si, se viene lo bueno :) ]

sábado, 13 de octubre de 2012

JF2. Capitulo 55: Una pelea

Capitulo anterior:

Nicolás ya había dicho todo lo que tenía que decir, así que decidió abrir la puerta. Al hacerlo se encontró con un grupo de chicas en la puerta que lo miraron de inmediato.
-Chicas-gritó.-Está todo en orden ya podéis pasar-comentó saliendo del baño seguido de una Eugenia avergonzada por la situación y por lo que pudieran pensar.
Cuando las chicas la vieron empezaron a cuchichear en voz baja de lo que Eugenia únicamente pudo escuchar fue a una que lo dijo claro y alto:
-Mira porque estaba cerrado el baño, estos dos se estaban divirtiendo. Serán…
Eugenia totalmente avergonzada miró hacia abajo y agradeció no ver a Peter entre aquella multitud, pero estaba totalmente equivocada. El muchacho estaba apoyado en la pared que había entre la puerta del baño de las chicas y la del de los chicos y la vio salir del baño a pesar de que ella no se diera cuenta de su presencia.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Peter estaba apoyado en la barra con una cerveza delante. Hacia tiempo que estaba en aquella posición, pensativo y en silencio. Acababa de ver a su novia, o lo que fuera, salir del baño con, ni más ni menos que Nicolás. Por su cabeza pasaban múltiples ideas de lo que podrían haber estado haciendo los dos encerrados en aquel sitio pero había una que realmente resaltaba sobre las demás y era la que Peter más odiaba. En el momento en que la vio salir de allí siguiendo al estúpido, como él lo designaba, sintió la mano de alguien agarrar su corazón y apretarlo con todas sus fuerzas. Él la quería como a nadie y ella se había atrevido a traicionarlo, o eso creía él. Temía el momento en que la tuviese que mirar a la cara. No sabía que iba a hacer, si echárselo a la cara o ignorar lo que había visto. Hiciese lo que hiciese deseaba que ese momento llegase ya y no tuvo que esperar más…
-Mi amor, al fin te encuentro-dijo Eugenia a sus espaldas.
Él se dio la vuelta y la miró.
-Aquí estoy. ¿Qué quieres?-preguntó frío desviando su mirada hacia otro sitio que no fuese el rostro de la muchacha.
-¿Te pasa algo?-cuestionó por la forma en que le había hablado.
-No, ¿por qué me tendría que pasar algo?
-No sé, te noto distante y molesto…-contestó posando su mano sobre el hombro de Peter.
-Estoy perfectamente, Eugenia-tomó un sorbo de su lata de cerveza.
-¿Y por qué no me miras?
Peter revoloteó los ojos y giró su mirada hacia ella.
-¿Contenta?-preguntó volviendo a mirar hacia otro sitio.-Ahora si me perdonas voy a tomar un poco de aire-comentó dejando la lata sobre la barra y yéndose.
Eugenia pensaba seguirlo cuando Darío se acercó a ella y la retuvo.
-Euge, será mejor que lo dejes solo.
-Pero… ¿por qué? ¿Qué le pasa?
-No sé, pero ahora mismo deja que se relaje ¿si?-la pasó el brazo por encima de sus hombros y la atrajo hacia él.-Y venga, disfruta que hoy es tu cumpleaños.
-¿Cómo quieres que disfrute si él está así?-preguntó entristecida.

Nicolás y un amigo, el socio de Gastón, estaban en la puerta del bar fumando tranquilamente mientras charlaban:
-Oye, muchas gracias por dejarme las llaves del baño eh-comentó Nicolás sonriendo.
-No, de nada. ¿Y qué? ¿Te has divertido con esa chica?
-Para nada. No podía tirarme a su cuello porque la espantaría. Así que he fingido ser el chico que tiene mala suerte porque está locamente enamorado de ella-se rió.-Y con un par de cositas más, caerá rendida a mis pies y por fin, haré realidad mi sueño de acostarme con ella-volvió a reír junto a su amigo.-Y más después de que me has contado que Peter nos vio salir del baño. No creía que esto me fuese a salir tan bien. Ahora solo falta implantar un poco más de desconfianza entre los dos y todo saldrá rodado-hizo una pausa.-Al fin voy a tenerte Eugenia, esta misma noche…si todo sale tal cual lo planeé.
-Oye, tú afirmas y aseguras que no te gusta esa chica pero en realidad te tiene que traer loco porque no por cualquiera uno hace todo lo que has hecho.
-La verdad que no sé, hay momentos en que creo que realmente me gusta pero no puedo permitirme eso. ¿Yo enamorado? No, ni de broma-se rió.

Peter por fin, tras tener que esquivar a muchísimas personas consiguió salir del bar para tomar un poco de aire fresco. Nada más traspasar la puerta al primero que vio fue a Nicolás que reía animadamente con su amigo. Le miró con desprecio. Tenía pensado dar una vuelta cuando al cambiar la mirada hacia el lado contrario de donde estaba Nicolás, vio a Javiera, la amiga de su hermano, apoyada en la pared fumando un cigarrillo. Ella le sonrió.
-¿Qué haces aquí?-preguntó Peter acercándose.
-Fumar-le enseñó el cigarro.- ¿Y tú? ¿También…?
-No, no. Yo no. Solo he salido a tomar un poco de aire fresco, lo necesitaba.
-¿Ah, si?-él asintió.
-Me estaba agobiando ahí dentro.
-Te entiendo-le sonrió y se acercó el cigarro a los labios.
-¿Hace mucho que fumas?-preguntó Peter y ella asintió con la cabeza expulsando el humo por la boca.
-Pero me estoy planteando la idea de dejarlo. A tu hermano me parece que no le gusta mucho que fume-le sonrió.
-Bueno, si Darío está contigo es porque te acepta tal cual eres ¿no crees?
-Todavía no estamos juntos-le aclaró.-Pero no sé, también necesito dejar este vicio.
Peter le sonrió y se apoyó en la pared mirando el cielo en silencio. Ella notando que le ocurría algo, le preguntó:
-¿Estás bien?
Él la miró.
-La verdad es que no. Últimamente las cosas no me salen como me gustaría que saliesen-resopló.
-Si quieres contarme…
-Es largo de explicar, pero prefiero no hablar aquí porque está relacionado con el tío de allí-habló en voz baja señalando disimuladamente con la cabeza hacia el área donde estaba Nicolás.-El rubio es un antiguo ex de Eugenia.
-Oh y… ¿te está dando problemas?-preguntó Javiera mirando de reojo hacia Nicolás.
-Algo así-contestó metiendo las manos en sus bolsillos.-Pero no hablemos de eso… no tengo ganas.
-Como quieras-dijo ella volviendo a acercarse el cigarro a los labios.
Mientras la muchacha aspiraba el humo hubo un silencio en que Nicolás aprovechó para hablar en voz alta con la intención de que lo escuchase.
-¡No sabes lo que es esta chica!-exclamó.-Nos lo acabamos de montar en el baño y me ha dicho que en un rato repitamos-se rió.
-Uh, pero ¿esa chica no tenía novio?-preguntó el socio de Gastón.
-Si, pero él es un imbécil que no se entera de nada. Tiene unos cuernos enormes que no se ni cómo entra por la puerta-volvió a reír.
-Oye, pobre del chaval. Tendríamos que contarle la verdad ¿no crees? Yo lo conozco es el primo de mi socio y me cae bien. Tengo que contarle que tiene una novia un tanto rápida.
Peter miró hacia Nicolás con rabia y se acercó a él ignorando a Javiera que le estaba hablando desde hacia un rato.
-¿Se puede saber de qué estáis hablando?-preguntó Peter enfadado.
-Pero, mirad, a quién tenemos aquí. Si es Peter-comentó Nicolás con una sonrisa y extendiéndole la mano.-Hola.
-¿Qué habéis dicho?-volvió a preguntar ignorando la mano.
-Vamos Nico, cuéntaselo-habló el socio de Gastón.
-¿Qué me cuente el qué?-preguntó Peter.
-Que tu novia te acaba de poner los cuernos con él en el baño del bar-contestó el amigo de Nicolás.
-Eh… lo siento Peter. Yo no… Es que ella me propuso eso y no pude resistirme. Te juro que...-trató de decir pero el muchacho de ojos marrones estaba realmente enfadado y le proporcionó un puñetazo en toda la cara.
Aquella había sido la gota que colmaba el vaso. En un principio se negaba a creer que Eugenia le había metido los cuernos pero ahora estaba completamente convencido de que había pasado eso. Sentía odio y desprecio. Nicolás tras pasarse la mano por la nariz y ver que tenía sangre, no dudó en devolverle el golpe. Entre gritos por parte de todos, en especial de Javiera que trataba de separarlos y de los demás que animaba para que continuasen discutiendo; Peter y Nicolás se emprendieron en una pelea con golpes de todo tipo y en cualquier sitio.
Algunas personas que se adentraron en el bar para avisar al dueño que en la puerta se había proclamado una pelea, hicieron que Gastón que intentaba animar a Eugenia saliese de inmediato. La muchacha de los ojos verdes al oír la noticia fue detrás. Peter hacia un rato que estaba fuera y temía que fuese él.

Continuará... 

viernes, 12 de octubre de 2012

JF2. Capitulo 54: Cerrado

Capitulo anterior:

Ella sonrió y se apoyó en la barra tras no ver más a Peter. El camarero la atendió y mientras le servía las bebidas, la muchacha sintió unos brazos abrazarla por detrás. Eran unos brazos fuertes y que la agarraban completamente contra el cuerpo de aquella persona. Suponiendo quién era, le preguntó:
-¡Qué poco has tardado en el baño!-exclamó sonriendo.
Ella le acarició los brazos y le dio unas palmaditas para que la soltara para coger las bebidas.
-Venga mi amor, agarra esos dos vasos-comentó dándose de la vuelta y mirando a esa persona.
A Eugenia se le cambió la cara al descubrir de quién se trataba.
-¡Vaya! ¿Así que ahora soy tu amor?-preguntó acariciándole la cara.
-¡Nico! ¿Qué haces aquí?-cuestionó mirando hacia los baños con miedo de ver a Peter ir hacia ellos.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-¡Feliz cumpleaños, Euge!-exclamó Nicolás abrazando a la muchacha.
 -Gracias-le sonrió mientras interrumpía el corto abrazo para mirar hacia los baños.
-¿Qué te ocurre?-preguntó al notarla distante.
-Nada, pero, ¿qué haces aquí? ¿Has venido con amigos?
-Si, vine con amigos-le sonrió.-Es que mi hermana me comentó que hoy vendríais aquí a celebrar tu cumpleaños y convencí a unos amigos para que nos pasáramos un momento por aquí para verte-le acarició la mejilla nuevamente.
- Oh, así que ya te vas. ¡Qué pena!-le sonrió.
-Si, pero si quieres…-comentó aproximándose a ella haciendo que la muchacha se echase hacia atrás y se topase con la barra del bar.- ¿Te he puesto nerviosa?-preguntó mirándola fijamente a los ojos.
-N…no exactamente. Nico verás-tomó aire.-Yo no te lo he dicho pero…
-¡Euge!-exclamó Peter acercándose a ella y dándose cuenta de con quién hablaba.
El muchacho que venía del baño pasó su mano por la cintura de la chica y le dio un beso en la mejilla.
-Oh, ahora entiendo…-vocalizó Nicolás.-Lo que me dijiste hace un rato, no era para mi sino… ¡qué estúpido!-exclamó en voz baja.-En fin, Euge lo que te decía me marcho-comentó mirando de reojo a Peter.-Espero que te lo pases bien esta noche-le guiñó el ojo y se marchó dedicándole una última sonrisa.
Eugenia tenía miedo de mirarle la cara a Peter, sabía que no le había hecho gracia encontrarla hablando con Nicolás.
-¿Ya has pedido?-preguntó él como si nada hubiera pasado.
-Si, ahí están los otros vasos-dijo señalando los que permanecían sobre la barra.
-Perfecto-le sonrió y agarró las bebidas.

Los chicos se lo estaban pasando bien. Estaban sentados en una mesa charlando y divirtiéndose. Peter y Eugenia estaban sentados el uno al lado del otro. Él tenía su brazo sobre los hombros de la muchacha mientras que ella tenía su mano sobre su pierna. Desde hacia un rato, Eugenia a penas intervenía en la conversación; estaba sumida en sus pensamientos y no prestaba atención a nada de su alrededor hasta que la dulce voz de Peter en su oído hizo que saliese de su aturdimiento:
-¿Ocurre algo?
La muchacha se quedó unos segundos pensando en lo que le había preguntado y finalmente le contestó mirándole con una sonrisa:
-No, nada.
-¿Segura?-la miró fijamente.
-Eh… -vocalizó y después negó con la cabeza.-Peter…
-Dime.
-¿Por qué no me has dicho nada sobre Nicolás?
-¿Cómo?-preguntó sin entenderla.
-Me has visto con Nicolás y…
-¡Oh, ya te entiendo!-exclamó y dibujó una pequeña sonrisa en su rostro.-Eugenia-la miró a los ojos.-Es cierto que me molesta que Nicolás esté cerca tuyo pero él es tu amigo y no puedo pretender prohibirte que lo veas… así que asumo la idea de que te esté rondando y ya esta-le dio un beso en la cabeza.-Y no te comas la cabeza con ese asunto, hoy es tu cumpleaños disfruta, mi amor.
Aquellas dos últimas palabras dibujaron una tonta sonrisa en el rostro de la muchacha, que lo besó tiernamente y tras separar sus labios unos centímetros  en voz baja le confesó:
-Eres perfecto.
Peter sonrió y volvió a besarla. Tras el beso, ambos volvieron a la conversación del grupo.
Gastón, llevaba un tiempo en la barra ayudando a sus empleados con la clientela y creyendo que ya no hacia falta su presencia allí, decidió ir con sus amigos. Se acercó a la mesa con alguna que otra cosa de comer, entre ellas un plato de nachos con queso que sin querer, al dejarlo sobre la mesa, provocó que un poco de la salsa que llevaban los nachos fue a parar sobre el vestido de Eugenia.
-¡No!-exclamó la muchacha agarrando servilletas para limpiarse.
-Lo siento, Euge. No me…-se disculpó Gastón.
-No te preocupes, Gas-le contestó con una sonrisa.-Eh…chicos voy un momento al baño ¿si?-comentó levantándose.
-Está bien-dijo Peter dándole un beso en la mano.

Eugenia entró en el baño e intentó quitarse la mancha con la ayuda de un poco de agua. Tras intentarlo todo lo posible, se acicaló un poco el maquillaje y tenía el pensamiento de irse cuando Nicolás se metió en el interior mientras hablaba con todas las mujeres que estaban allí:
-Perdonen las molestias pero van a tener que abandonar los servicios por un momento al parecer hay un problema con una de las tuberías. La van a venir a arreglar y para vuestra precaución será mejor que esperen fuera.
Eugenia sonrió al verlo.
-Así que resulta ser que eres el nuevo empleado de mantenimiento ¿no?-comentó ella al pasar a su lado.
Él la retuvo agarrándola por la cintura.
-¿A dónde crees que vas?-ella lo miró extrañada.- ¿En serio te crees lo de la tubería?-sonrió y al ver que todas las mujeres se habían marchado, cerró la puerta con una llave que su amigo, socio de Gastón, le había proporcionado.
-¿Qué haces?-preguntó enrarecida.
-Necesito hablar contigo.
-¡Ah, ¿hablar?! Perfecto, ¿por qué no salimos y hablamos fuera?
-Porque aquí estamos los dos solos y tranquilos.
-Si, solos, ese es el problema. Si Peter se entera que estoy encerrada en el baño contigo, se enfadara y no quiero.
-Peter, Peter, Peter-dijo resoplando.- ¿Qué pasa? ¿No confía en ti?-preguntó levantando una ceja.
-Si, claro que confía-dijo muy segura.-Pero no es agradable encontrar a tu…a tu novia con otro en un baño. Así que por favor, abre la puerta y salgamos.
-Tranquilízate-comentó Nicolás acercándose a la muchacha haciendo que ella retrocediese.-No me tengas miedo, no voy a hacer nada que no quieras. He cambiado y lo sabes.
-Por eso mismo, no quiero estar aquí, así que abre.
-Euge, solo quiero hablar. Así que cuánto antes hablemos, antes saldremos de aquí y Peter no se alarmará, ni sospechará, ni malinterpretará lo que haya podido pasar aquí dentro.
-¿Y de qué quieres hablar?
-De ti, de mi, de nosotros...-hizo una pausa.-Euge, aunque te parezca extraño yo nunca he conseguido olvidarte y si he vuelto aquí ha sido porque en Londres solo sabía pensar en ti y me moría de ganas de volverte a ver y abrazarte y decirte todo lo que me arrepentía de las cosas que hice. Hace unos años metí la pata porque era un idiota que no sabía lo que hacía, ni lo que quería, ni nada. Pero con el tiempo maduré y cambié totalmente y decidí regresar para pedirte perdón y volver a empezar contigo una simple amistad pero cuando te vi…-sonrió.-Me di cuenta de que no iba a poder ser solo tu amigo, pero tenía que intentarlo porque tenía novia y tú también. Pero fue en vano, Marisa me dejo porque no dejaba de pensar en ti y hablar de ti todo el tiempo. Se cansó y me dejó. Y a pesar de que tú ahora mismo puede que tengas algo con Peter, necesitaba contarte todo esto y decirte todo lo que siento por ti porque si no lo hacía en un futuro me arrepentiría de dejarte escapar.
-Nico…-vocalizó tras un rato de puro silencio.-No… no se que decirte. Yo estoy con Peter y…
-Lo sé, sé lo que me vas a decir y prefiero no oírlo-la interrumpió.-Me imaginaba lo que iba a pasar pero… necesitaba intentarlo-le sonrió.

Darío y Luca junto con Candela y Javiera habían decidido ir a bailar a la pista de baile mientras que Gastón y Peter prefirieron quedarse sentados en la mesa charlando tranquilamente.
-Últimamente estás un poco patoso ¿no?-cuestionó Peter mirando a su primo.-No estarás enamorado ¿verdad que no?-se rió.
-No seas idiota… lo que me pasa es tu novia, que me pone nervioso-bromeó haciendo que Peter le pegase en la cabeza.
-¡Ojo con Euge! Porque eres mi primo que si no…
-Vamos, no te pongas celoso, Petercin-dijo Gastón empezando a reír.
-Gas-dijo una chica acercándose a él.-Oye, ¿por qué el baño de las chicas está cerrado?
-¿Cerrado?-preguntó mirándola.
-Si, hace como diez minutos o más un tipo dijo que había problemas con las tuberías o no sé.
-¡Qué raro!-dijo él levantándose.-Oye Peter espera un momento voy a ver qué pasa con el baño, ahora vuelvo.
-No, espera. Voy contigo. Euge hace un buen rato que ha ido y todavía no ha vuelto.
Los dos primos se acercaron al baño de las chicas y Gastón trató de abrir la puerta pero fue inútil.
-Voy un momento a hablar con mi socio seguramente lo cerró por algo. Ahora vengo-dijo Gastón yéndose.
-Está bien-comentó Peter mirando hacia el grupo de chicas que había en la puerta tratando de localizar a Eugenia entre ellas, al no ser así, tenía pensado ir a buscarla por otro lado.

Nicolás ya había dicho todo lo que tenía que decir, así que decidió abrir la puerta. Al hacerlo se encontró con un grupo de chicas en la puerta que lo miraron de inmediato.
-Chicas-gritó.-Está todo en orden ya podéis pasar-comentó saliendo del baño seguido de una Eugenia avergonzada por la situación y por lo que pudieran pensar.
Cuando las chicas la vieron empezaron a cuchichear en voz baja de lo que Eugenia únicamente pudo escuchar fue a una que lo dijo claro y alto:
-Mira porque estaba cerrado el baño, estos dos se estaban divirtiendo. Serán…
Eugenia totalmente avergonzada miró hacia abajo y agradeció no ver a Peter entre aquella multitud, pero estaba totalmente equivocada. El muchacho estaba apoyado en la pared que había entre la puerta del baño de las chicas y la del de los chicos y la vio salir del baño a pesar de que ella no se diera cuenta de su presencia.

Continuará...