Eugenia se incorporó y alcanzó el móvil, que
seguía sonando. Miró la pantalla y vio que ponía: Nicolás.
-¿Y? ¿Atiendes o no?-preguntó Peter al ver que
no hacía nada.
-Eh…-vocalizó.
-Pero, ¿qué pasa? ¿Quién es?-cuestionó Peter.
-Nadie, me salió número privado-contestó
pulsando el botón rojo.
No tenía ganas de arruinar aquella noche por
la interrupción de una llamada que precisamente era de la persona que Peter más
detestaba. Eugenia iba a apagar su celular, cuando éste volvió a sonar.
-A ver, déjame ver qué dice-comentó Peter
agarrando el móvil de entre las manos de Eugenia.
-No, espera, Peter no…-trató de decir pero el
muchacho ya había leído el nombre.
El muchacho se quedó unos segundos mirando la
pantalla para después mirarla y entregarle el móvil mientras decía:
-Toma, Nicolás te está llamando-después de
eso, se levantó y se fue.
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Eugenia, inmediatamente, se levantó de la cama
y agarró la parte de arriba de su pijama. Se vistió mientras iba detrás de él.
Cuando consiguió alcanzarlo, le agarró del brazo mientras le decía:
-Peter, por favor, espera. No te enfades.
-Eugenia, atiende. Te están llamando-dijo
haciendo referencia al móvil que la muchacha sostenía en su mano.
-No, me da igual. No pienso atender…Peter, por
favor, perdóname. Sé que he metido la pata pero no quería que te molestara el
hecho de que Nicolás me estuviese llamando porque sé que no te agrada que me
llame...
-Es cierto-la miró.-No me hace ni una pizca de
gracia que ese estúpido te llame pero menos gracia me hace que me mientas.
-Pero lo hice inconscientemente, te lo juro.
No quería arruinar lo que teníamos y en vez de evitarlo lo que he hecho ha sido
cagarla más…-suspiró.-Lo siento, de verdad-lo miró entristecida.- ¿Me perdonas?
Peter se llevó las manos a la cintura y
suspiró mientras pensaba.
-Está bien-la muchacha sonrió y lo abrazó.
-Gracias, gracias. Te juro que no te ocultaré
nunca más que Nicolás me llama…
-Bueno, espero que ese estúpido no te llame
mucho-comentó él revoloteando los ojos.
-No, esta vez y…-en ese momento el móvil
volvió a sonar.
Eugenia miró al aparato y luego miró a Peter.
-Atiende-dijo él con la intención de irse para
dejarla sola.
-¡No!-exclamó.-No pienso atender…me da igual
quién sea… como si es el Papa o el rey. No me importa.
-Bueno-sonrió.-Entonces vayamos a dormir
¿si?-le dio un beso en la mejilla.- Buenas noches-Peter estaba por irse cuando
ella lo retuvo agarrándole por la muñeca.
-¿No… no vas a dormir conmigo?-preguntó
tímidamente.
-No, tu cama es pequeña y no quiero que
duermas mal, ni nada.
-No, pero si…
-En serio-le sonrió.-Buenas noches, linda-le
dio un beso en la cabeza y se marchó.
Eugenia se quedó quieta viendo como él se
metía en su habitación y tras ver que cerraba la puerta, empezó a hacer
aspavientos y a preguntarse así misma:
-¿Por qué tengo tanta facilidad para meter la
pata? Dios mío, ¡qué tonta soy!-suspiró y empezó a golpearse la cabeza contra
la pared levemente.
Los días de esa semana pasaron y llegó el
domingo. Era nueve de marzo; un día realmente especial para Eugenia. Era su
cumpleaños. Cumplía veinticuatro años y quería celebrarlo con sus amigos en una
gran fiesta. Eran las once de la mañana y se acababa de despertar. Estaba
tumbada en su cama estirándose y desperezándose cuando se dio cuenta de que
Peter no estaba a su lado. Él la noche anterior había dormido con ella y había
sido el primero en felicitarla pero en ese mañana había desaparecido de su
lado. La muchacha se incorporó frotándose los ojos y buscó su móvil para mirar
la hora. Salió del interior de su cama, se puso sus zapatillas y bajó a la
primera planta. Mientras bajaba por las escaleras, sintió un rico olor que
provenía de la cocina. Fue hacia allí, y al entrar, vio a Peter terminando de
darle un último toque de miel a unas tortitas recién hechas.
-¿Y esto?-preguntó Eugenia boquiabierta ante
toda la comida que había encima de la mesa.
-Buenos días, princesa-saludó Peter
acercándose a ella.-Ahora mismo iba a subir a avisarte para que vinieras a
desayunar-le dio un dulce beso en la mejilla.
-¿Tú has hecho esto?-preguntó acercándose a la
mesa.
-Si, todo para ti. Espero que te guste.
-Me encanta-le sonrió y le dio un tierno beso
sobre los labios.-Gracias.
-No las des, tonta. No me cuesta nada hacer
esto-le sonrió y le dio un beso en la cabeza.- ¡Ah! Por cierto, feliz
cumpleaños otra vez.
-Gracias, mi amor-deslizó su mano hasta la
nuca de Peter y volvió a besarlo.
Ambos se separaron y se sentaron en los
taburetes de alrededor de la mesa. Eugenia miró toda la comida y sin duda,
empezó con las tortitas. Peter había tenido la delicadeza de dibujarle con la
miel un corazón.
-¿Y? ¿Te gustan?-preguntó el muchacho expectante
a la reacción de Eugenia.
-Están buenísimas-le sonrió.-Me encantan-se
aproximó a él y le dio un beso sobre los labios.
-Y tú me encantas a mí-dijo Peter al separar
sus labios unos centímetros, tras el beso.
-Tortolitos, ¡separaos! Basta de tantos besos-exclamó
Gastón entrando en la cocina.
Peter y Eugenia lo miraron sonriendo.
-Buenos días, Gas-saludó la muchacha.
-Buenos días, cumpleañera. ¡Felicidades!-se
acercó a ella y le dio un fuerte abrazo.
-Gracias, Gas. ¿Cómo sabes que hoy es mi
cumpleaños?
-Un pajarito muy pesado me lo contó tras
insistirme que le pidiese a mi madre la receta de las tortitas-contestó mirando
fijamente a su primo.
Se hizo de tarde. Peter y Eugenia estaban sentados
en el sofá viendo una película, querían tener una tarde tranquila ya que por la
noche irían a celebrar el cumpleaños de la muchacha al bar de Gastón. Él
empezaba a aburrirse porque no estaba prestando atención a la película y tampoco
tenía ganas de hacerlo. Miró fijamente a Eugenia, que sí estaba atenta a la
televisión pero al sentirse observaba lo miró sonriendo y le preguntó:
-¿Qué pasa?
-No, nada-contestó mirando hacia otro lado.
Al rato, el muchacho volvió a mirarla
fijamente. Eugenia dándose cuenta de lo que sucedía, le preguntó:
-Oye, Peter, tu primo se había ido a su bar
¿verdad?-él asintió.- ¿Y tú crees que tardará?-volvió a asentir-¿Mucho?
-Mmm… supongo, ¿por?
Eugenia sonrió y se levantó del sofá para
después sentarse sobre Peter poniendo una pierna a cada lado del cuerpo del
muchacho.
-Mmm… ¿qué haces?-preguntó Peter con una
sonrisa.
-Nada, te veía un poco aburrido y…
-No, pero si yo estaba viendo la…-se quedó
callado al sentir el contacto de los labios de Eugenia sobre su cuello.
-¿Decías algo?-preguntó ella mirándolo.
-No, que… voy a…-vocalizó agarrando el mando
de la televisión y pulsando el botón rojo.
La muchacha sonrió y lo besó dulcemente
mientras sentía las manos de Peter deslizarse por su cuerpo mientras le subía
la blusa para después quitársela. Eugenia bajo lentamente sus labios hasta el
cuello de Peter y volvió a darle tiernos besos. Estaba por quitarle la camiseta
cuando escucharon la puerta de la entrada abrirse. Eugenia y Peter se miraron. Rápidamente
la muchacha buscó su blusa.
-¡¡Felicidades!!-gritó Candela entrando en el
salón acompañada de su novio, Darío y Gastón.
-¡Cande!-exclamó Eugenia terminando de
arreglarse la blusa un poco avergonzada y yendo hacia su amiga para abrazarla.
-¿Qué estabais haciendo?-preguntó Gastón
mirando a su primo y suponiendo lo que estaba pasando.
-Aquí viendo la…-apuntó hacia la televisión
que estaba apagada.-…nada.
-¿La nada?-preguntó su primo sentándose en el
sofá.- ¿Veíais la nada?-hizo una pausa.- ¿Y qué? ¿Es bonita la nada entre los
pechos de tu novia?-preguntó con un tono burlón provocando que los recién
llegados empezasen a reír.
-¡Cállate, imbécil!-exclamó Peter lanzándole
un cojín.
Llego la noche. Peter y Eugenia habían estado
toda la tarde intentando estar los dos solos con privacidad para disfrutar el
uno del otro pero les fue imposible conseguirlo. Era domingo y Luca no
trabajaba, Candela tampoco, Darío estaba de vacaciones y Gastón al ser el dueño
del bar hacia lo que quería, iba y venía siempre que le apetecía. Así que todos
se habían empeñado en pasar la tarde con la cumpleañera, viendo películas,
comentando anécdotas de su juventud y jugando a algún juego de grupo; a pesar
de que esa misma noche la pasarían con ella. Todos ya estaban en el bar de
Gastón. Acababan de llegar y como había sido habitual en esos últimos días el
local estaba repleto de gente. Eugenia y Peter se habían ofrecido para ir a
pedir las bebidas a la barra. Estaban esperando a que el camarero les atendiese
mientras hablaban:
-Euge, después de que nos divirtamos un rato aquí,
quiero llevarte a un sitio.
-¿Ah, si? ¿A dónde?
-Sorpresa, pero solo te adelantaré que
estaremos los dos solos y que nos divertiremos mucho.
-Mmm… me gusta esa idea-le sonrió y le besó.
-Euge, voy un momento al baño; ¿te importa si
pides tú?-ella negó con la cabeza con una sonrisa.-Ahora vuelvo-le dio un pico.
Ella sonrió y se apoyó en la barra tras no ver
más a Peter. El camarero la atendió y mientras le servía las bebidas, la
muchacha sintió unos brazos abrazarla por detrás. Eran unos brazos fuertes y
que la agarraban completamente contra el cuerpo de aquella persona. Suponiendo
quién era, le preguntó:
-¡Qué poco has tardado en el baño!-exclamó
sonriendo.
Ella le acarició los brazos y le dio unas
palmaditas para que la soltara para coger las bebidas.
-Venga mi amor, agarra esos dos vasos-comentó
dándose de la vuelta y mirando a esa persona.
A Eugenia se le cambió la cara al descubrir de
quién se trataba.
-¡Vaya!¿ Así que ahora soy tu amor?-preguntó acariciándole
la cara.
-¡Nico! ¿Qué haces aquí?-cuestionó mirando
hacia los baños con miedo de ver a Peter ir hacia ellos.
Continuará...
MUY BUENO!!! jaja como los interrumpieron
ResponderEliminarde nuevo el estupido de nicolas... espero mas caps y que todo siga bien entre ellos.
SALUDOS!
por falta de tiempo no habia podido entrar a leer,pero ya me puse al dia y tengo que decir que cada vez me encanta mas tu novela
EliminarCasi muero cuando se peliaron :'( y cuando gaston lo queria enganchar con una chica loo queria matar,felizmente Peter ama a Euge a XD
ODIO A NICO !!!!! no entiendo como Euge puede creer en el despues de todo lo que le hiso X-( espero que sea mas inteligente y no malogre lo que tiene con Peter