-Euge, Euge-la interrumpió.-Mi amor, no
llores. Mira, hagamos una cosa. Hagamos borrón y cuenta nueva. Nada,
absolutamente nada de esta noche ha pasado, ni yo he discutido con Nicolás, ni
tú has soltado ni una lágrima por esos hermosos ojos que tienes, ni tampoco ha
pasado nada del pasado que nos haya hecho daño a alguno de los
dos…absolutamente nada malo-tomó aire.- ¿Te parece bien que olvidemos todo lo
malo que ha pasado entre los dos?-ella lo miró y asintió con la
cabeza.-Perfecto-vocalizó él acariciándole la cara y tras eso, acercó sus
labios a los de ella.
Cuando estuvo a centímetros, se detuvo y le
preguntó:
-¿Puedo?
-Eso no se pregunta.
-Lo sé, pero…
-Pero,
nada-le sonrió, cerró sus ojos y lo besó.
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Los días pasaron. La relación entre Eugenia y
Peter cada vez iba mejor. Los dos se querían mucho y verdaderamente querían que
su relación funcionase. Eugenia no había vuelto a saber nada de Nicolás desde
aquel día, ni él había intentado contactar con ella; excepto un día en que la
llamó al móvil pero ella no contestó. Todo transcurrió con normalidad. Gastón
que en un principio tan solo iba a convivir con Peter durante el tiempo en que
encontrase casa, acabó quedándose e instalándose definitivamente con su primo y
con Eugenia. Darío poco a poco fue entablando una especie de relación con
Javiera, la chica que lo traía loco pero faltaba poco para que se acabase sus
vacaciones y tuviese que regresar al país donde había establecido su vida hacia
mucho tiempo y eso le aterrorizaba porque no sabía que haría con Javiera, ni
con su vida en general.
Como cada mañana, Eugenia, Peter y Gastón
desayunaban juntos y después cada uno iba a trabajar o a hacer lo que tuviera
que hacer en ese día.
Peter y Gastón ya estaban en la cocina
arreglando el desayuno cuando el segundo preguntó por la muchacha que estaba
ausente:
-¿Y Eugenia?
-No sé, esta mañana me he despertado y he
visto que me había dejado una nota donde decía que había salido pero que
regresaría para la hora de desayunar.
-Ah, ¡qué raro, ¿no?!-comentó Gastón.- ¿Qué
estará tramando?
-Y… no sé, pero conociéndola, difícil
averiguarlo-sonrió.
Peter agarró el recipiente de la cafetera y
sirvió café para tres personas mientras Gastón terminaba de hacer las tostadas.
Cuando estaban por terminar, sonó el timbre.
-¿Quién será?-preguntó Peter extrañado.
-Quizás sea Euge.
-No, pero si tiene llaves-comentó dejando las
tazas de café sobre la mesa y saliendo de la cocina.
Cuando Peter llegó a la entrada, agarró el
pomo y abrió la puerta. Al hacerlo, se quedó embobado contemplando lo que tenía
delante. Se trataba de una muchacha. Ella estaba de espalda a la puerta, observando
las macetas que había en la entrada. Peter la observó con detenimiento
absoluto. Empezó por los pies. Llevaba unos zapatos negros de tacón fino.
Lentamente fue subiendo y se quedó unos segundos estancado en la parte de abajo
del cuerpo. Las curvas de la muchacha estaban totalmente alineadas y se notaban
a la perfección debido a que ella llevaba una falda de tubo. Una hermosa
cabellera rubia y ondulada caía como si de una cascada se tratase hasta su
cintura. Siguió subiendo, y gracias a que ella se había girado pudo comprobar
que llevaba una chaqueta negra sin abrochar y por dentro una blusa blanca
metida por dentro de la falda. Vio que el último botón de arriba de la blusa
blanca lo llevaba desabrochado dejando relucir sus pechos. Sugiriendo pero no
mostrando. Y tras suspirar una vez más ante la mujer que tenía ante sus ojos,
soltó un “noooo” largo y sonoro al ver de quién se trataba.
-Buenos días, mi amor-saludó Eugenia dándole
un corto beso sobre los labios.-Me había dejado las llaves-le dijo entrando.
-Te has teñido-soltó Peter aun aturdido por la
forma en que había analizado a su novia sin saber que era ella.
-Si, acabo de venir de la peluquería-le
sonrió.- ¿Te gusta?
-Me encanta. Estás preciosa.
-Gracias, mi amor. Te comento…-se dio la
vuelta para mirarle.-Hace unos días habíamos hablado de un borrón y cuenta
nueva pero no habíamos hecho nada para hacer ese borrón, así que decidí volver
al color de pelo que tenía antes de irme porque cuando era morena viví muchos
momentos con Agustín y…no tenía ganas de recordarlos-suspiró.-En resumen, me he
querido teñir nuevamente y aquí me tienes. Era una sorpresa-le sonrió.
-Peter, ¿quién era?-preguntó Gastón saliendo
de la cocina y encontrándose con Eugenia.
Ella miró hacia atrás y le sonrió.
-¡Aiba! T-te has-as…-tartamudeó Gastón y se
mordió el labio inferior mirando a tal mujer que tenía delante.
-Si, me he teñido. ¿Qué os pasa a vosotros dos
esta mañana? Estáis como dormidos-sonrió.-Pero por favor, despertad porque en
menos de…-miró su reloj de pulsera.-En menos de media hora, tú-señaló a
Peter.-Me tienes que llevar a trabajar, ¿si? Por eso voy vestida con el nuevo
uniforme.
-¿Nuevo uniforme?-preguntó Peter entrando en
la cocina.
Ella se sentó sobre un taburete y agarró una
tostada.
-Si, según mi jefe ya iba siendo hora de
cambiar de aire y decidió cambiar la estética, por eso nos dio uniformes
nuevos.
-¡Ajá! ¿Y quién los eligió?
-Él mismo, ¿por?-preguntó empezando a comer.
-No sé, un tanto provocativo el nuevo
uniforme…-comentó sentándose en el taburete que estaba al lado de su
novia.-Creo que voy a tener que ir a hablar con tu jefe seriamente.
Eugenia se rió.
-¡Ay, pero qué celoso que eres, mi amor!-dijo
la muchacha proporcionándole un tierno beso sobre los labios.-No seas tonto,
anda. Si no se me ve nada. Tampoco es tan malo el uniforme.
-¿Qué no
se te ve nada?-preguntó atónito ante tal declaración.-Por favor, primero
este botoncito de aquí-dijo abrochándole el botón de la blusa.-Después la
falda, que con treinta centímetros más de anchura y de largo, estaría
estupendamente.
-Peter, treinta centímetros más larga y me
llega por los tobillos.
-Si, perfecto, por ahí tendría que ir tu
falda.
Eugenia sonrió moviendo la cabeza por las
cosas que decía el muchacho.
-Bueno, ¿y alguna pega más que ponerle al
uniforme?
-Mmm… si, ya sé. ¿En serio la blusa tiene que
ser blanca?
-Si, me dijeron que fuera blanca y lisa. ¿Por
qué?
-Porque se te transparenta todo, ¿a que sí,
Gastón?-preguntó Peter tratando de encontrar apoyo en su primo.
-No, yo no opino sobre esto-comentó el
muchacho no queriendo involucrarse en los asuntos de pareja.-Será mejor que os
deje solos-dijo yéndose de la cocina con una sonrisa en el rostro.
-¡Ves, tengo razón!-soltó Peter.-Se te ve
todo.
-¡Ajá! Así que se me ve todo, a ver dime… ¿de
qué color es mi sujetador?
-Mmm…color carne-mintió, no tenía ni idea de
qué color era.
-Falso, no es de ningún color porque no llevo.
-¿Cómo?-cuestionó Peter cambiando totalmente
de rasgos fáciles.
Eugenia echó a reír por la cara que había
puesto el muchacho.
-Es mentira, mi amor, si llevo y es
blanco-comentó Eugenia.- ¡Ves, como estas exagerando! No se ve nada. Así que
tranquilízate y no hagas ninguna locura porque te conozco.
-¿Locura? No, no haré ninguna locura. Solo
hablaré con el que se haya encargado de elegir los uniformes.
Eugenia sonrió moviendo la cabeza de un lado a
otro. Peter podía llegar a ser tan…tan él, que era inevitable no esbozar alguna
sonrisa por las cosas que decía.
-Celoso mío-dijo la muchacha
cariñosamente.-Empieza a desayunar porque sino voy a llegar tarde.
-Perfecto, llegas tarde, te despiden y ya no
tienes que usar ese uniforme.
-Claro, me despiden, no encuentro un trabajo
nuevo por los tiempos de crisis que corren y vivo de mantenida ¿algo más?
-Mmm… no, así está bien.
-Pero mira que llegas a ser tonto-comentó
Eugenia mordiéndose el labio inferior y mirándole de una forma tierna.- ¡Ah,
por cierto! Quiero que me enseñes a conducir. Esta mañana me he apuntado a una
autoescuela y necesito dar alguna que otra clase, ¿me ayudarás?
-Claro que si, eso ni lo preguntes-le dio un
beso en la mejilla.-Pero, ojo, tendremos que buscar un sitio amplio y sin
circulación porque conociéndote…
-Oye, que soy un poquito torpe pero tampoco
tanto-comentó haciéndose la ofendida.
-Bueno, pero por precaución, mejor busquemos
un sitio libre y amplio-le sonrió.-Y…creo que sé cual es el mejor lugar.
-¿Ah, si?-él asintió.- ¿Cuál?
-¡Ah, no sé!-vocalizó.-Por cierto, era este
próximo lunes cuando no trabajabas ¿verdad?-ella asintió.-Perfecto, a partir
del domingo me dan vacaciones una semana…-hizo una pausa.-Este domingo
empezamos tus clases, ¿te parece?
-¿Tan pronto?
-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
-¿Qué? No-dijo muy segura.-El que tendría que
tener miedo eres tú como no desayunes de una vez porque si llego tarde, te
mato, Bedoya.
-¿Me matas? ¿Cómo?-cuestionó acercándose a
ella.- ¿A besos?-ella sonrió.- Máteme pues.
Eugenia se rió.
-Si, definitivamente hoy estas raro-dijo
mirándole a los ojos.
-No, raro, no. Enamorado-afirmó mientras
acariciaba con su dedo los labios de la muchacha.
MAS TIERNOS!!!! me encanta eugeter ojala todo siga asi...jajaj me mataron los celos de mi pitt
ResponderEliminarespero mas nove. SALUDOS GENIA :D
porfa sube mas estoy esperando!!!!
ResponderEliminarJajaja mas lindo Peter celosin XD y me mato como la analizo jijiji
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