jueves, 4 de octubre de 2012

JF2. Capitulo 51: Jazmines

Capitulo anterior:

-En un principio no quise decirte nada porque escuché cuando le decías a Candela todo lo que habías sufrido por mi culpa y sabía que si te contaba la verdad volveríamos a estar juntos y yo después de tantos años siendo mujeriego, tenía miedo de serte infiel y después cuando me sentí seguro y dispuesto ya era demasiado tarde, estabas con Agustín y no podía entrometerme. Así que decidí callármelo hasta ahora que…-suspiró.-Eugenia, he cometido mil y un errores y me arrepiento de cada uno de ellos pero del que más me arrepiento es de no haberte dicho la verdad desde un primer momento, por eso quiero rectificar y ser sincero…-tomó aire.-…y hacer las cosas bien, si tú me lo permites.
-¿Tú que crees?-sonrió ampliamente.-Peter con esto que me has contado…no sabes lo que cambian las cosas…
Eugenia cerró los ojos y se escaparon unas lágrimas que llevaban tiempo aisladas en sus ojos. Lentamente inclinó la cabeza y juntó sus labios con los de él. Peter le continuó el beso de una forma lenta y tierna, intentando hacer perfecto aquel momento. Ambos saborearon los labios del otro con deseo.
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 Peter estaba sentado sobre la cama con la espalda pegada al cabecero con Eugenia encima con una pierna a cada lado de su cuerpo. No dejaban de besarse, querían recuperar todo el tiempo perdido. Ambos estaban cubiertos por la manta hasta el cuello para no pasar frío y debajo de la manta se proporcionaban caricias mutuamente.
-Euge-dijo Peter tras separar sus labios de los de ella.- ¿Recuerdas el día de San Valentín en que salió el tema de por qué tenía jazmines plantados en el porche?
-Si, me acuerdo; que por cierto no me contestaste la pregunta.
-¿Y… quieres que te la conteste ahora?-ella asintió entusiasmada.-Pues, veras…-vocalizó apartándole un mechón de pelo moreno de la cara a la muchacha.-hace un tiempo, cuando tenía 17 años conocí a una chica que me volvió loco. Era rubia, tenía unos ojos verdes preciosos y sonrisa que encandilaba. Era perfecta, perfecta para mí. Pero un día desapareció y después de muchos, muchos años; me topé con una chica vestida con un vestido rojo precioso muy parecida a mi chica desaparecida. Por la época en que intentaba descifrar si la chica del vestido rojo era o no, mi chica, me compré esta casa. Candela, una amiga, me sugirió que decorase el porche con flores y por ese entonces por mi cabeza rondaba día si y día también la chica desaparecida e inconscientemente decidí plantar jazmines porque sabía desde hacia mucho tiempo que era sus flores favoritas y gracias a esas flores conseguí tener a mi chica en la cabeza. Cada noche que salía a divertirme con mis amigas, siempre me quedaba unos minutos en el porche observando las flores y recordando todos los buenos momentos que había pasado con ella y dándome cuenta de que no volvería a enamorar de nadie mas porque la chica desaparecida, es decir, mi chica, me había robado el corazón.
-Y… al final, ¿cómo termina la historia?-preguntó Eugenia con una sonrisa de oreja a oreja.
-Esta historia todavía no tiene final. Digamos que todavía se está escribiendo…
-Oh-vocalizó entristecida.-Pero… ¿sabes? Si yo fuese esa chica y si después de ese mucho tiempo sin estar contigo, te volviese a ver…no te dejaría escapar en la vida.
-¿En la vida?-preguntó Peter sonriendo.
-En la vida-repitió acercando su rostro al de él y posando la mano en su nuca.-Hay que ser tonta para dejarte escapar.
Peter sonrió y la besó con deseo.

Darío y Gastón estaban sentados en la mesa de la cocina desayunando mientras hablaban de las cosas sin importancia y de fondo escuchaban la televisión de la cocina.
-Buenos días-saludó Peter entrando en la cocina seguido de Eugenia.
-Woh, pero mirad quienes se precian a aparecer-comentó Darío en tono burlón.
La muchacha sonrió y saludó a los dos chicos con un beso en la mejilla a cada uno.
-Por lo que se ve hubo reconciliación a lo grande ¿no?-preguntó Gastón mirando a Eugenia.
-¿Qué? No…-negó empezando a ponerse roja.
-Eso díselo a tus labios hinchados de tanto besar-bromeó el muchacho.
-¿En serio?-preguntó tocándose los labios y haciendo que los tres chicos echase a reír por su ingenuidad.
-Euge-dijo Peter sirviéndose café.-Es mentira, no te pasa nada en los labios-sonrió.
La muchacha miró mal al bromista y se acercó a la nevera a por la leche.
-Pero ahora hablando en serio…-habló Gastón.-Ayer por la noche si hubo reconciliación ¿verdad?
-¡No!-exclamó Eugenia cogiendo un vaso y sirviéndose leche.
-Ya y los gritos que escuché, ¿qué?
-Muy gracioso, Gastón-habló la muchacha irónicamente.-Esta vez no pienso caer.
-Hablo en serio-dijo mirándola fijamente.
La muchacha creyendo que ahora sí decía la verdad, miró asustada a Peter esperando a que él le comunicase que eso también se trataba de una broma. El muchacho tomó de su café y a continuación, dijo:
-Venga ya, Gastón. Deja a Eugenia tranquila. Es imposible que hayas podido escuchar nada, Eugenia es muy silenciosa-trató de no reírse.
-¿Qué?-preguntó la muchacha ofendida y arqueando una ceja.
-Lo siento, Eugenia, pero es cierto-comentó Peter acercándose a ella y rodeándole la cintura con sus brazos.
La muchacha se cruzó de brazos y lo miró con mala cara.
Él, sonriendo, acercó sus labios a la oreja de Eugenia y le susurró:
-Es mentira, eres perfecta en la cama y en todos los sentidos, tonta-le dio un beso en la mejilla.-Y si te consuela, ayer no pasó nada entre nosotros, solo dormimos juntos.
-¿En serio?-preguntó sorprendida.-Pero… ¿por qué esta mañana amanecí…?
-Luego te lo explico-la interrumpió el muchacho volviendo a su desayuno.-Por cierto, ¿hoy quieres que te lleve yo al trabajo o Nicolás te vendrá a buscar?-preguntó con un tono irónico y a continuación tomó un sorbo de su café.
De fondo, se escucharon a Gastón y a Darío decir al unísono “¡uuuuh!” cómo si estuviesen viendo un combate de boxeo y alguno de los dos contrincantes se hubiese llevado un buen golpe. Eugenia los miró mal y después giró su mirada hacia Peter que la observaba esperando la respuesta.
-Mmm… ¿celoso?-preguntó mirándole con una sonrisa en el rostro.

Minutos más tarde, Peter estaba montado en su coche con Eugenia sentada en el asiento de copiloto. Iban charlando animadamente por el camino sobre un partido de fútbol que emitían esa noche por la televisión. Eugenia, aunque sonase disparatado, era una fanática de ese deporte tanto como Peter. El tema había salido espontáneo cuando Peter comentó que esa noche su hermano y su primo verían el partido con él.
-¡Ah, bueno! Entonces me iré a verlo con Nicolás-comentó ofendida.-Gracias por contar conmigo.
Peter sonrió.
-Tonta, sabes que tú estas más que incluida-le posó la mano sobre la pierna y le acarició cariñosamente con la yema de su dedo pulgar.
Ella al sentir el calor de la mano del muchacho miró de inmediato y sonrió mientras posaba la suya sobre la de él.
-Pero, ¿para qué lo vamos a ver? Ya te digo yo que va a ganar el Barcelona-comentó ella muy segura apoyando a su equipo favorito.
Él se rió.
-Eso habrá que verlo-comentó Peter totalmente en desacuerdo.-En el último partido entre Sevilla y Barcelona, ganó el Sevilla-comentó mirándola durante unos segundos.
-Eso fue suerte, nada más-sonrió.-Y ya no pasara más porque ganará mi equipo.
-Si tan segura estas… ¿por qué no apostamos algo?
Ella lo miró y dudando aceptó:
-Vale, ¿qué quieres que apostemos?
-No sé, mejor lo decidimos esta noche, ¿te parece?
-Me parece-sonrió.-Y Peter, cambiándote de tema…
-Dime-se detuvo en un semáforo en rojo y la miró.
-¿Me vas a decir de una vez qué pasó ayer por la noche?
Peter sonrió y asintió volviendo la mirada a la carretera.
-Verás, ayer Luca te trajo a casa porque estabas muy borracha. Empezaste a hacer alguna que otra locura. Traté de tranquilizarte y ponerte el pijama para que te fueras a dormir y me lo pusiste bastante difícil-sonrió.-Hiciste todo lo posible para que no te lo pusiera, así que me rendí y dejé que durmieras en ropa interior. Cuando te conseguí bajarte las ganas de fiesta que traías y meterte en la cama para que durmieras, me pediste que quedara contigo. Decidí quedarme pero pensaba irme en cuanto te durmieras pero me parece que me quedé dormido yo antes que tú-sonrió tímidamente.
-O sea que al final…
-Nada de nada-comentó Peter frenando el coche.-Hemos llegado.
Eugenia miró por la ventana y comprobó que él tenía razón, habían llegado a su lugar de trabajo. Ambos se bajaron. Peter dio la vuelta al coche. Eugenia deslizó su mano por la nuca del muchacho y lo besó con ternura. Al separarse, sonrió y le dijo:
-Nos vemos esta noche para ver ganar al Barcelona.
Eugenia estaba por irse cuando Peter la agarró por la muñeca y la atrajo hacia él. La volvió a besar pero esta vez de una forma más intensa y mas duradera. Cuando despegó sus labios de los de ella, le dijo en forma de despedida:
-Nos veremos esta noche-le sonrió.

Continuará...

2 comentarios:

  1. ohhh!!! son mas tiernos ME ENCANTA cada vez mejor... SALUDOS :D

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  2. es un tierno peter, alfin estan juntos, espero que dure y que no se separen :B

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