miércoles, 3 de octubre de 2012

JF2. Capitulo 50: Contando la verdad

Capitulo anterior:

A la mañana siguiente, Darío muy temprano fue a casa de su hermano y compañía para desayunar con ellos. Llamó al timbre y Gastón fue a abrir.
-Buenos días-saludó Darío entrando.- ¿Cómo has amanecido?
-¡Puf! Con dolor de cabeza, ¿y tú?-preguntó entrando en la cocina seguido de su primo.
-Fenomenal-sonrió.
-¿Y eso?
-Ayer me lo pasé muy bien con la chica que me presentaste.
-¿Con Javiera?-Darío asintió.- ¿No te habrás enamorado, no?
-¡No! Ni de broma-afirmó muy seguro.-Oye, ¿mi hermano y Eugenia siguen durmiendo?
-Si, al parecer ayer tuvieron una nochecita movidita-comentó Gastón sentándose en un taburete.
-¿Una nochecita movidita? ¿Al final mi hermano tuvo algo con Lucía?
-¿Qué? ¡No! Con Lucía, no. Con Eugenia.
-¿Con Eugenia? ¿En serio?-preguntó Darío sorprendido.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Eugenia se despertó con dolor de cabeza y con un mal sabor de boca. Tenía el maquillaje corrido y el pelo revuelto.  Abrió los ojos lentamente y se pasó la mano por la cabeza mientras trataba de recordar lo que había pasado la noche anterior. Sentía algo sobre su vientre, levantó la manta que la cubría y vio que estaba completamente desnuda exceptuando una única prenda que la cubría; la parte de a bajo de su ropa interior. Además de eso, comprobó que un brazo la rodeaba. Lentamente  giró la cabeza hacia la izquierda y se dio cuenta de que se trataba de Peter que dormía plácidamente. Eugenia ante tal situación empezó a gritar de pánico haciendo que el muchacho se despertase asustado.
-¿Qu…qué pasó ayer?-preguntó Eugenia intentando recordar algo pero no lo lograba.
-Euge, no grites.
-Dime que pasó ayer-le ordenó mirándole asustada.
-¿Tú que crees?-preguntó él incorporándose para quedar sentado con la espalda apoyada en el cabecero de la cama, al igual que ella.
-N…no sé, por eso te lo pregunto.
-¿En serio no te acuerdas?-cuestionó sonriendo.
-No, no recuerdo a penas nada-trataba de hacer memoria.-Por favor, dime que no pasó nada-le rogó.
-Pues siento decirte que si que pasó… y cómo pasó-dijo haciendo memoria.
-No, no, no, no…eso no puede ser cierto-negaba una y otra vez.-Me estas mintiendo ¿verdad?
Él negó con la cabeza.
-Pero ¿por qué te alarma tanto?-preguntó haciendo el intento de acariciarle la mejilla pero ella lo evitó.
-Porque eso no tendría que haber pasado-contestó mientras buscaba la parte de arriba de su ropa interior.-Porque tú…tú estabas con otra chica… ¿cómo pasó para que acabáramos aquí? No lo entiendo…yo…yo me prometí…
-¿Buscas esto?-preguntó Peter mostrándole el sujetador negro que sostenía.
-Si, dámelo-le pidió mirándolo.
Él negó con la cabeza con una sonrisa dibujada en el rostro.
-Peter, dámelo-empezaba a enfadarse.
-No, no me apetece-hablaba burlón.
Eugenia se abalanzó encima de él y trató de quitárselo pero él la agarró por la cintura evitando que llegase a alcanzarlo. La muchacha con una mano sostenía la manta contra su cuerpo y con la otra trataba de agarrar su sostén. Viendo que no iba a ser posible desistió y le comentó:
-Está bien. Quédatelo, te lo regalo-revoloteó los ojos.
La muchacha se levantó de la cama, cuando Peter lanzó el sujetador lejos y se apresuró a agarrarla por la cintura y tirar de ella hacia él haciendo que ambos quedasen sentados sobre la cama. Eugenia sentía la mano de Peter sobre su cintura, el caliente pecho del muchacho pegado a su espalda y su cálida respiración en la nuca.
-¿A dónde crees que vas?-le susurró Peter al oído.
-Peter, suéltame-le rogó mientras se mordía el labio con tristeza.
La noche anterior la muchacha se había prometido no sufrir más por él, no más idas y venidas, no más Peter. Quería cumplirlo si o sí y la única manera de hacerlo era no tener más encontronazos, ni momentos como aquel con él… pero sin querer aquella noche por el alcohol posiblemente había cometido el error de hacer el amor con él pero lo que más le atormentaba era que no se acordase de aquella noche que posiblemente habría sido la mejor de toda su vida.
-¿En serio quieres que te suelte?-le hablaba al oído.
El muchacho empezó a besarle el cuello y a acariciarle la cintura con la yema de sus dedos. Lentamente empezó a subir su mano mientras proporcionaba caricias a la muchacha. Las pulsaciones de Eugenia empezaron a acelerar al sentir los cálidos labios de Peter sobre su cuello y las tiernas caricias en su costado derecho. La muchacha tenía los ojos cerrados mientras disfrutaba de eso. Adoraba las acaricias y los besos de Peter pero tenía que detenerlo. Sabía que en cuanto saliese de aquella habitación todo volvería a la normalidad y volvería a sufrir por él, y quería evitar eso a toda costa. Cuando empezó a sentir la mano del muchacho cada vez más cerca de su pecho, le amenazó:
-Mueves la mano un centímetro más y te la corto.
Peter sonrió deteniendo por unos segundos los besos  y le susurró:
-No me tientes.
-Hablo en serio-dijo muy seria tratando de levantarse pero él se lo impidió aferrándola más a él y abrazándola esta vez con los dos brazos.
La muchacha cerró nuevamente los ojos mientras sentía la respiración de Peter sobre su piel. Se quedaron en esa posición, sin moverse ni un centímetro, durante un largo rato hasta que ella preguntó con un tono de tristeza en la voz:
-¿Por qué eres así?
-¿‘Así’ cómo?
Eugenia permaneció unos segundos en silencio.
-¿Por qué me cuesta tanto olvidarte?-cuestionó mirando hacia atrás para mirarle a los ojos.
-¿Quieres olvidarme?-preguntó él mirándola fijamente.
Ella intimidada y sin saber que contestar, giró la cabeza hacia otro lado. Peter queriendo que la muchacha le mirase a los ojos, llevó su mano hasta la barbilla de Eugenia y le giró el rostro hacia él.
-¿Por qué quieres olvidarme?-preguntó él.
-Por todo y por nada…-contestó de una manera ambigua.-Peter venimos haciéndonos daño inconscientemente todo este tiempo y… no sé tú, pero yo no aguanto más esta situación.
-¿Qué situación?
-Esta situación de sufrimiento, de angustia, de malestar… no quiero llorar más, quiero encontrar a alguien que me haga feliz de una vez  y yo le haga feliz a él, no esta continua discusión y agresión por la parte de ambos-hizo una pausa.-Y aunque nos duela reconocerlo, tú y yo no estamos hecho el uno para el otro… si nuestros caminos se han cruzado ha sido únicamente para que seamos solo amigos y ya esta… ¿no ves todo el mal que nos hacemos? Primero cuando me engañaste hace seis años con Mariana, después mis idas y venidas con Agustín, con Nicolás…tú con tus amigas…yo que no te creí cuando me decías la verdad…toda una serie de cosas que nos han ido distanciando cada vez más… y más…
-Eugenia-la interrumpió.-Te…te quiero decir algo que posiblemente tengas que añadir a esa lista de cosas que nos han ido distanciando, pero no puedo ocultártelo más.
Ella permaneció en silencio esperando a que hablase, al no ser así, le preguntó separándose de él y mirándole a los ojos:
-¿De qué se trata?
-Eugenia, yo…-tomó aire.-Yo nunca te engañé con Mariana.
La muchacha gesticuló sin entender nada.
-¿Qué? No te entiendo. Explícate.
-Hace seis años, yo no me acosté con Mariana. Ella junto con Melodi nos hizo creer que había pasado algo e incluso se inventó el embarazo…para fomentar su mentira con el propósito de separarnos y lo consiguió.
-Pero, ¿desde cuándo sabes eso?-preguntó la muchacha incrédula.
-Me enteré de la verdad, poco después de que te fueras a vivir a Barcelona y traté y traté de llamarte para contarte la verdad pero… no me atendías y llegó un día en que me cansé y dejé de intentar llamarte.
-Peter, dime que eso es mentira-Eugenia junto su frente con la del muchacho y lo miró a los ojos mientras las lagrimas recorrían su rostro.-Peter, ¿te das cuenta de lo que hubiese pasado si yo no me hubiese ido o si me hubiese atrevido a atender el móvil cuando me llamabas? Posiblemente llevaríamos seis años juntos-hizo una pausa.- ¡Qué estúpida fui y qué estúpida soy!-sollozaba sin parar.-Perdóname. Te juro que tenía miedo de atender el teléfono y me contases lo bien que te iba y me diese cuenta de todo lo que te echaba de menos. Te juro que todo fue por miedo. No sabes lo que llore todas las noches recordando todo lo que vivimos juntos y deseando volver a revivir nuestro último beso bajo la lluvia. Soñé contigo noches y noches durante años, deseando volver aquí y verte. Era lo que más deseaba, estar contigo y sentirme nuevamente tuya pero…me habías engañado o eso creía yo-sonrió con alegría.-Pero… ¿por qué no me lo contaste cuando nos volvimos a reencontrar?
Peter suspiró.
-En un principio no quise decirte nada porque escuché cuando le decías a Candela todo lo que habías sufrido por mi culpa y sabía que si te contaba la verdad volveríamos a estar juntos y yo después de tantos años siendo mujeriego, tenía miedo de serte infiel y después cuando me sentí seguro y dispuesto ya era demasiado tarde, estabas con Agustín y no podía entrometerme. Así que decidí callármelo hasta ahora que…-suspiró.-Eugenia, he cometido mil y un errores y me arrepiento de cada uno de ellos pero del que más me arrepiento es de no haberte dicho la verdad desde un primer momento, por eso quiero rectificar y ser sincero…-tomó aire.-…y hacer las cosas bien, si tú me lo permites.
-¿Tú que crees?-sonrió ampliamente.-Peter con esto que me has contado…no sabes lo que cambian las cosas…
Eugenia cerró los ojos y se escaparon unas lágrimas que llevaban tiempo aisladas en sus ojos. Lentamente inclinó la cabeza y juntó sus labios con los de él. Peter le continuó el beso de una forma lenta y tierna, intentando hacer perfecto aquel momento. Ambos saborearon los labios del otro con deseo.


Continuará... 

2 comentarios:

  1. NO LO PUEDO CREER!!!!!! porfin euge se entero de todo!!! aahh mas tiernos...
    ME ENCANTA no me canso de decirtelo eres una genia espero mas caps
    SALUDOS :D

    ResponderEliminar
  2. AAAAAAH.... alfiin!!!! alfin euge se entero de todo y peter y ege se dijieron lo que sentian y alfin podran estar juntoo!! (creo jajaja)
    me encanta como escribes enserio eres una GENIIA! espero que sigas subiendo pronto y que te valla muy bien en todo, suerte!

    ResponderEliminar