JF3. Capitulo 10.

Capitulo anterior:

-Peter, yo no te merezco. No merezco ni la mitad de ese amor que sientes por mi-hizo una pausa.-Peter, yo quiero que seas feliz y conmigo no lo vas a ser, tienes que encontrar a alguien mejor que yo. Soy demasiado complicada, y tengo miedo de hacer algo que pueda hacerte daño.

-¿Y por qué ese cambio tan repentino? No lo entiendo. Creía que veníamos bien, felices. Íbamos a tener un hijo juntos y aún vamos a tenerlo. No comprendo por qué quieres romper.

-Peter-la muchacha empezó a sollozar.-Me vas a odiar por lo que voy a decir pero… las fotos y el vídeo que Nicolás te envió-tomó aire y miró hacia otro lado para evitar ver su reacción.-Son verdaderas.

-¡¿Qué?!-exclamó sorprendido.-Eugenia, ¿qué me estas diciendo?

La muchacha tomó aire.

-Te estoy diciendo que he hecho algo horrible-tragó saliva y lo miró a los ojos.- Te estoy diciendo que…Nicolás y yo estuvimos juntos…

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El mundo seguía su curso con total normalidad pero para la muchacha de ojos verdes el mundo, su mundo, había acabado en aquella mañana, en aquel instante en que había acabado de escuchar a Nicolás diciéndole al oído jaque mate. Odiaba recordar ese momento pero no podía evitarlo. ¿Cómo olvidar ese instante en que había destrozado a la persona que más amaba?

La muchacha estaba tumbada en la cama de la habitación donde permanecía prisionera, las lágrimas no cesaban y ya tenía la almohada empapada. Llevaba horas llorando y cada vez que conseguía parar, los recuerdos de aquella mañana regresaban a su mente y volvía a empezar todo de nuevo. Alguien le había arrancado el corazón y lo había estrujado, pisoteado y finalmente lo había tirado a la basura. Si ella se sentía así, no quería saber cómo se sentía él, como se sentía Peter. Era insoportable aquella situación pero tendría que ser fuerte y conseguir salir de aquella situación como fuera. Se había tranquilizado cuando las imágenes volvieron a resurgir…

Flashback.

-Nicolás y yo estuvimos juntos…-dijo Eugenia mirándole fijamente.

Peter sonrió sarcásticamente y miró hacia otro lado mientras se pasaba la mano por el pelo.

-¿Sabes? No te creo-dijo el muchacho muy seguro de sí mismo.-Estas mintiendo.

-Peter, no estoy mintiendo, ¿por qué dices eso?

-Eugenia, te conozco lo suficientemente bien y por tus labios podrán salir lo que quieras pero tus ojos desmienten todo.

-Vamos, Peter-dijo la muchacha mirando hacia otro lado.-Solo porque mis ojos digan lo que quieras que digan no significa que sea así.

-Esta bien, de acuerdo, quizás esta razón no sea loable pero hay otra que si demuestra que estas mintiendo.-hizo una pausa.-Por mucho que pase los años nunca cambiará tu pequeña manía de morderte la uña del dedo gordo de la mano izquierda después de mentir-comentó agarrando la mano de la muchacha y quitándosela de su boca y dándole un beso en su dedo.-Ahora cuéntame la verdad.

-Peter, no estoy mintiendo-dijo mirándole nuevamente.-Ojala estuviera mintiendo, ojala lo que ocurrió con Nicolás no hubiese pasado, pero es así-las lágrimas empezaron a florecer y ella empezó a hablar entrecortadamente.- Yo…hace más de un mes y medio empecé a tener relaciones esporádicas con él y… en una de esas veces el muy imbécil me grabo sin que yo lo supiera y de ahí el vídeo que te envió. En un principio traté de negártelo porque estaba confundida, tenía miedo de perderte… pero pensando me di cuenta de que no podía ocultártelo más, que necesitaba contarte la verdad y acabar con esto. Porque sino te haría tanto daño a ti como a mi y no quería eso.

-No me lo puedo creer…-hizo una pausa.-Y encima yo como un idiota te creí porque te veía incapaz de hacerlo, lo negué mil veces antes de creérmelo, sabiendo la clase de persona que era Nicolás y al final resulta que tú no estas lejos de ser exactamente lo mismo que él…

-Lo siento mucho, te juro que yo no quería hacer esto.

-No, por supuesto que no-dijo sarcástico.-Seguro que te has acostado con él en contra de tu voluntad, se ve en el vídeo-resopló.-Pero, te prometo que no te entiendo, después de todo lo que te hizo, de lo que nos hizo a los dos, ¿cómo te has atrevido a estar con él? A perdonarlo… Te prometo que no lo entiendo.

-Yo tampoco lo entiendo pero fue así. Perdóname. No sé en que estaba pensando en ese momento, yo…-tenía un nudo en la garganta que no la dejaba hablar.-Peter, yo no quise lastimarte, te juro que eres la última persona en el mundo que lastimaría. Y te pido perdón y te seguiré pidiendo perdón todas las veces que haga falta porque tú no merecías ver esas fotos y ese video, ni tampoco merecías que te hiciera lo que he hecho…

-Eugenia, vete. Ya he escuchado suficiente, no quiero verte, quiero que te vayas, quiero estar solo. N…no…-no sabía bien qué decir.

-Peter, por favor, no me odies-dijo la muchacha mirándole y dándose cuenta en ese momento que una lágrima se deslizaba por la mejilla de Peter.

Esa imagen, esos segundos, esa escena hizo que se le estrujase el corazón a la muchacha. Nunca lo había visto tan abatido, triste y mal como lo estaba viendo ahora y todo era por su culpa. Trató de rogarle que no llorara pero las palabras no le salían. Ese nudo que tenía en la garganta la estaba ahogando. Quiso tocarle el rostro pero Peter lo evitó agarrándole por la muñeca con bastante fuerza.

-¡He dicho que te largues!-exclamó Peter soltándole bruscamente la muñeca sin importarle que la gente de aquel lugar dirigiesen su mirada hacia él.

-Lo siento, Peter, de verdad… yo…

Él ignorándola dirigió su mirada hacia otro lado, dejando claro que no quería oírla más y que estaba deseando que se marchara. Eugenia mordiéndose el labio inferior con fuerza por tener las manos, metafóricamente, atadas por culpa de Nicolás, se levantó. Se dispuso a salir de allí, cuando sintió una mano agarrándole el brazo cuando estaba cerca de la puerta. Se dio la vuelta y vio a Nicolás.

-Lo has hecho estupendamente-comentó él.-Ahora limpia esas lágrimas de tu cara, por favor.

Ella cerró el puño con fuerza, sentía unas ganas enormes propinarle un buen golpe en toda la nariz pero se contuvo.

-Vámonos-dijo haciendo que Nicolás la soltara.

-No, no, espera. Aun falta una cosa-comentó pasando su brazo por detrás de Eugenia a la altura de su cintura.

-¿De qué estas hablando?

-Por favor, podéis escuchadme un momento-dijo el socio de Gastón y amigo de Nicolás llamando la atención de todos los clientes de aquel bar.-Mi amigo quiere decir algo.

El bullicio cesó. Eugenia inmediatamente buscó a Peter con la vista y al encontrarse ambas miradas, él que estaba mirándola fijamente giro la cabeza hacia otra dirección.

-Bueno, hoy mismo la persona mas importante de mi vida, me ha hecho el hombre más feliz del mundo cuando le pregunté si se quería casar conmigo y bueno… me contesto que si- se escuchó un ‘oh’ largo y al unísono por parte de las mujeres de aquel bar.- Así que como motivo de celebración a la siguiente ronda invito yo para celebrar que esta mujer que tengo aquí a mi lado-comentó apretando a Eugenia contra su cuerpo.-En muy poco tiempo será mi mujer y sin duda me hará el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. ¡Ah! Se me olvidaba decir, para completar más mi felicidad, Eugenia-la miró.-Me ha dicho hace relativamente poco que está embarazada y que en unos meses habrá uno más en la familia-sonrió y le besó en la sien.

La muchacha lo miró sin comprender nada. En ningún momento había ocurrido tal cosa. La gente del lugar empezó a aplaudir y a vitorear a ambos. Ella temiendo lo peor busco a Peter con la mirada pero él ya no estaba. Se había ido. Ahora si. Su mundo había acabado.

-Jaque Mate, cariño-le susurró Nicolás al oído.

-¿Lo tenías todo preparado verdad?-preguntó Eugenia limpiándose la cara.

-Tú lo has dicho-sonrió.-No sabes como he disfrutado viendo como Peter se marchaba.

-Eres despreciable-comentó apartándose de él.

Findelfalshback.

Era de noche y Peter acababa de llegar del trabajo. En un principio se había negado a ir después de las tres nuevas noticias que le habían contado aquella misma mañana pero que gran parte de su vida hubiese cambiado, no significaba que éste tuviera que acabar cambiando del todo y decidió ir a trabajar como todos los días, quizás el trabajo lo mantuviese alejado de todos sus males. Así fue, durante poco tiempo, pero lo logró. Su pesar fue que nada más entrar en su habitación, aquel lugar que compartió con la rubia durante tanto tiempo, todo olía a ella. No aguantando más, dejo salir su furia. Enfadado empezó a golpear las cosas y a descargarse. Era imperdonable, Eugenia, su amor, bueno la que él creía que era el amor de su vida, le había engañado y no con cualquiera, sino con el mismísimo Nicolás. Con el que se tenía tanta rivalidad. Se sentía estúpido porque se había arrepentido mucho cuando creyó en las fotos y en el vídeo y desconfió de Eugenia pero ahora resultaba que toda su desconfianza había sido por una causa. Estaba enfadado, furioso, decepcionado consigo mismo, dolido, herido….toda una serie de sentimientos encontrados. No sabía qué hacer, si desahogarse llorando, rompiendo cosas o… buscar a Eugenia y decirle todas esas cosas que no se había atrevido a decirle aquella mañana porque él mismo no se lo permitía. Por mucho que quisiese, le era imposible hacerle daño a la muchacha. La amaba demasiado como para eso. Golpeó con fuerza la pared con el puño cerrado y se hizo daño en los nudillos.

Poco tiempo más tarde, al sentirse más relajado, decidió llamar a su hermano. Necesitaba hablar con alguien. Mientras buscaba el número de su hermano, vio el de Eugenia y decidió borrarlo. Tras eso, encontró el nombre de Darío y pulsó el botón verde.

-¿Peter?-preguntó el otro gemelo nada más atender.

-Darío, Eugenia se va a casar con Nicolás-soltó sin más.

-¿Cómo?-preguntó asombrado.

Continuará...