Cuando ya no había nadie, éste cerró la puerta y se sentó sobre la mesa
del despacho de su compañero, cerca de donde se encontraba Eugenia.
-A ver, dígame, señorita. ¿Qué le ha contado exactamente a mi
compañero?
-Nada, no me ha dado tiempo. Yo…
-¡Perfecto!-sonrió.-Eh… espere aquí un momento. Ahora mismo regreso y
me lo cuenta todo.
Eugenia frunció el ceño sin entender nada de lo que estaba pasando
allí. El hombre salió del despacho. Diez o quince minutos después, la puerta
volvió a abrirse. Eugenia que estaba entretenida con el péndulo de bolas que
había sobre el despacho miró hacia la puerta. El segundo policía había
regresado, pero no estaba solo. Esa voz, esos pasos, esa risa…No podía ser
cierto. Nicolás estaba allí. La rubia cerró los ojos lamentándose. Su pesadilla
había vuelto.
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-Muchas gracias por llamarme-agradeció Nicolás mirando de forma
maliciosa a la muchacha que permanecía inmóvil sobre la silla.
-No hay de que. Siempre es un placer ayudarte-dijo sonriendo.-Eh… si
quiere os dejo un momento a solas para que habléis.
-Te lo agradecería.
El policía miró durante unos segundos a Eugenia que no podía creer lo
que había hecho y tras eso, salió de allí. Tras cerrar la puerta, se encontró
con su compañero, el dueño del despacho dirigiéndose hacia allí.
-Sánchez-dijo el primer policía al ver al otro salir de aquel lugar.-El
jefe no me estaba buscando.
-Ah, ¿no? ¡Qué raro! Me habían dicho que si-mintió haciéndose el
desentendido.
-Bueno, no importa. Voy a hablar con esta chica… Cuando la vi, la noté
bastante asustada...
-¡No!-exclamó deteniéndole y pasando su brazo por los hombros de su
compañero.-Eh… no te preocupes, ya se están encargando de ella-dijo con un doble
sentido.
-¿Cómo?-preguntó sin entender bien ese comentario.
-Nada, que digo que… se ha ido.
-¿Cómo que se ha ido?
-Si, si… eh… empezamos a hablar y en un momento se echó a atrás y
decidió marcharse, así sin más-mintió.
-¿En serio? Pero… ¿y qué te ha dicho?
-Nada, absolutamente nada.
-¡Qué raro!-dijo pasándose la mano por el pelo.
-Bastante. Pero bueno, ahora acompáñame que quiero que me ayudes a
hacer un par de cosas-dijo llevándose a su compañero lejos de su despacho.
-Veo que has comprado a otra persona más-vocalizó Eugenia nada más
salir el policía de aquel despacho.
-Muy aguda-reconoció Nicolás sentándose sobre la mesa, en el mismo
sitio que anteriormente se había sentado el agente.-Y yo veo que has sido capaz
de librarte de mi por un momento.
-Desearía librarme de ti para siempre-balbuceó en voz baja.
-Euge, Euge, cuidado con lo que dices-dijo él mirándola fijamente.-
¿Sabes? Cuando llegué a tu habitación del hospital y no te vi allí, te juro que
pensé que te había perdido para siempre, que en ese momento estarías con Peter
contándole todo y… que sería mi fin. Pero por suerte, no. Por suerte decidiste
venir aquí a este sitio donde tengo a tantos amigos…fiables y fieles, entre
ellos él-señaló hacia la puerta en señal de estar refiriéndose al policía que
acababa de salir.-Él, que nada más verte aquí hablando con uno de sus
compañeros se las ingenió para que te dejara sola y así poder llamarme. ¿No
crees que sería un buen amigo si no tuviese que darle una cuantiosa cantidad de
dinero por hacer esta pequeña hazaña?-Eugenia miraba hacia delante, tenía la
mirada perdida y a penas lo oía, lo prefería así.- Euge, cariño-esa palabra
hizo que la muchacha lo mirase con rabia.-Sé que no te gusta que te llame así
pero te acostumbraras-le paso la mano por la mejilla y ella se apartó al
momento y emitió un sonido de dolor por sus costillas.-¿Sabes? Ahora que has
sufrido este pequeño incidente te habrás dado cuenta de que no bromeo cuando
hablo. Así que seré bueno y haré como si no hubiese pasado nada. Ahora nos iremos
y te llevaré a mi casa o mejor dicho nuestra
casa.
-¿Nuestra? Definitivamente estás loco-dijo la muchacha mirándole
durante unos segundos.
-Verás, Eugenia, el otro día en el bar de Gastón y de mi amigo mientras
veía como Peter te rogaba para hablar contigo y tú le ignorabas, pude ver las
ganas que tenías de perdonarlo y el amor que sentías por él y me dio envidia y
me di cuenta de que no iba a saciar mis ganas de ti solo con hacer el amor
contigo sino que iba a necesitar algo más. Y me pregunté qué era ese ‘más’ y
llegué a la conclusión de que siempre deseé, deseo y seguiré deseando estar en
el sitio donde esta Peter. Que yo, a pesar de haber querido negarlo, lo que
realmente quiero de ti, además de que seas mía en la cama, es que me quieras y
me ames como lo quieres y lo amas a él. Y seas mía de todas las formas
posibles…
Eugenia tragó saliva nerviosa.
-Pero quiero lograr eso con tu consentimiento. No quiero obligarte a
hacer nada. Quiero que te sientas bien, que te entregues a mi porque tú lo
decidas así y sé que todo lo que he hecho te lo pondrá muy complicado a aceptar
hacer tal cosa pero prometo tener paciencia. Esperarte todo lo que haga falta.
Porque ayer cuando traté de besarte me di cuenta de que no podía obligarte a
eso porque no me llenaría de la misma forma que me llenará el día en que
decidas aceptarme y decidas entregarte a mí como te entregas a Peter.
-¿Qué no quieres obligarme?-preguntó con ironía en sus palabras.- ¿Y
esto que estas haciendo, según tú, cómo se llama?
-Lo único que estoy haciendo es abrirte los ojos para que te des cuenta
de que yo puedo darte todo lo que te daba Peter y más. Quiero que te des cuenta
de que conmigo estarás mejor que con nadie.
-Nicolás, lo único que quiero es que me dejes en paz.
-Eso lo dices ahora, pero tranquila, conseguiré hacerte cambiar de idea
tarde o temprano.
-Nunca me harás cambiar de idea.
-Ya lo veremos-sonrió muy convencido de si mismo.-Ahora vámonos de
aquí. Seguramente estarás cansada y tendrás hambre y por favor, cuando crucemos
esa puerta, no montes ningún numerito ¿de acuerdo?-dijo apretando ligeramente
el brazo que Eugenia tenía apoyado sobre la mesa.
-¿Luca?-dijo Peter nada más escuchar que su amigo le había cogido el
teléfono.
-Peter, dime, ¿ya sabes algo de Eugenia?
-Nada…-contestó cada vez más hundido en la tristeza.
-¿Y qué ocurre? ¿Por qué me has llamado?
-Necesito que me hagas un favor-le pidió.
-Por supuesto. ¿De qué se trata?
-Necesito que me des la dirección de Nicolás.
-Pero yo no la sé…
-Me lo imaginaba, por eso necesito que se la sonsaques a Candela. Ella
seguramente la sabrá.
-Pero ¿qué piensas hacer?
-Luca, estoy cien por cien seguro de que Nicolás ha tenido algo que ver
con la desaparición de Eugenia y necesito ir a su casa y enfrentarme a él.
-Pero…
-Por favor-le rogó.
Luca tomó aire mientras se lo pensaba y finalmente dijo:
-Está bien, pero vas a tener que esperar a que llegue a casa para
hablar con ella. Si la llamo desde el trabajo y le pido la dirección de su
hermano será demasiado sospechoso.
-De acuerdo, en cuanto la sepas, avísame por favor y muchas gracias, en
serio.
Nicolás había llevado a Eugenia a su nueva casa. Ella no se había
resistido, no le serviría de nada, solo para que su dolor de cuerpo aumentase.
Él la había llevado a la habitación donde la muchacha dormiría sola durante el
tiempo en que viviese allí.
-Bueno, espero que te guste la habitación-comentó Nicolás mirándola
fijamente.-Aquí dormirás tú sola, por ahora-sonrió.-Pero espero que dentro de
muy poco quieras que venga a dormir aquí contigo. Ahí tienes un baño-señaló la
puerta que había al lado del armario.-Ponte cómoda, yo estaré abajo preparando
algo para comer y en un rato subiré con la cena-comentó acercándose a la
ventana y asegurándose de que estaba bien cerrada con el candado que él le
había puesto aquella misma mañana ya anticipando su jugada de llevarla allí.
-¿Y ahora qué?-preguntó ella desafiante.- ¿Ahora me tendrás aquí
encerrada el resto de mi vida?
-No, solo hasta que recapacites.
-¿Recapacite? ¿Recapacite sobre qué?
-Sobre tu destino. Eres tú la única que decidirá que hacer con tu vida.
Eres tú la que vas a elegir si seguir mis reglas y salir de aquí y tener una
vida normal como cualquier otra persona o por el contrario, elegir no seguir
mis reglas y vivir permanentemente entre estas cuatro paredes.
-Ah, ahora resulta ser que soy yo la que elige qué hacer con mi vida.
Hasta ahora el único que ha elegido dónde tengo que ir, qué tengo que hacer,
cómo debo actuar en público y qué es lo que mejor me conviene has sido tú.
-Euge, yo expongo las opciones, tú, eliges-dijo guiñándole el ojo antes
de cerrar la puerta de la habitación.
La muchacha permaneció de pie mirando fijamente hacia la entrada de
madera y escuchó cómo Nicolás la cerraba con llave, dejándola encerrada como
una prisionera que era exactamente lo que era. Eugenia, sin poder contenerlas
más, dejó que las lágrimas fluyeran por sus mejillas.
Continuará...
Ufffff ... te juro que si no se va ese Nicolas de esa nove, no la voy a leer mas >< jajajaj
ResponderEliminarPorfavor, decime... Falta mucho para que esa mierda se vaaaa??? ¢___¢ no aguantooo massssssssssss ...
quiero mas novee con buenas noticiasss, ah!
noooo yo lo mato!!! es un hdp lo odio
ResponderEliminaryo tambien quiero que desaparezca
espero mas. me encanta como escribes GENIAA
Quiero que lo maten,o pudras en la carcel o se suicide pero quiero que desaparesca de la vida de Euge !!!!
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