jueves, 4 de abril de 2013

JF3. Capitulo 9.

Capitulo anterior:

Era de cuero negro y cómo adorno tenía un círculo metálico.
-¿Qué es esto?
-Una pulsera eléctrica que quiero que te pongas y si te sobrepasas o dices algo que no debes, pulsaré este botón-dijo enseñando un pequeño mando del mismo color que la pulsera.
-¿Qué? ¿Me estas hablando en serio? Ya de paso me pones un collar de perro y cuando haga algo que no te guste me pegas un tirón.
-No sería mala idea-dijo bromeando.
Eugenia le miró con mala cara y se decidió a entrar.
-Espera, ¿a dónde vas?
-A acabar de una vez con esto-contestó evitando que le agarrara el brazo y la detuviera.
La muchacha cruzó el marco de la puerta y buscó a Peter con la mirada. Allí estaba, radiante e impecable como siempre sentado en una mesa. Él levantó la vista y ambas miradas se cruzaron. El pulso de Eugenia se aceleró. ¿Cómo iba a lograr lo que Nicolás quería que hiciese sin hacerle daño? Era imposible.     
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Eugenia se dirigió hacia la mesa donde estaba Peter y al llegar a su altura, lo tenía de pie delante suya, sonriéndole. 
-¿Dónde diablos estabas?-preguntó el muchacho abrazándola con fuerza.
Los brazos del muchacho la rodearon y en el momento en que la apretaron contra el cuerpo de Peter sintió un gran dolor en las costillas y emitió un sonido de dolor.
-¡Au! Peter, Peter, cuidado-dijo apartándose de él y llevándose la mano al costado.
-¿Qué te ocurre?-preguntó el muchacho asustado.
-Eh… tengo un par de costillas rotas-contestó intentando darle la menos importancia posible.
-¿Qué? Pero, ¿cómo ha sido? 
-Una larga historia-vocalizó la muchacha esbozando una sonrisa.
-Bueno, sentémonos y me lo cuentas y me explicas qué ha ocurrido en estas veinticuatro horas que has estado desaparecida…Te noto rara…-comentó él dejándole paso para que se sentase en aquel sillón de media luna con un respaldo a la altura perfecta para dejar cierta intimidad entre mesa y mesa.
Ambos se sentaron. 
-Bueno, cuéntame, qué te ha ocurrido-dijo muy preocupado mirándola fijamente y observando con detalle cada rasgo de su rostro.
-Verás, ayer por la mañana cuando acababa de abrir el bar, yo, estaba mas o menos allí-dijo señalando a una zona del bar donde no había sillones de cuero sino sillas de madera.-Arreglando un poco aquello, cuando un hombre de mas o menos nuestra edad, entró y empezó a pedirme que le diese todo el dinero que había en la caja-Eugenia mientras hablaba miraba sus dedos entrelazados sobre su regazo, no podía mirar a Peter a la cara mientras le contaba toda aquella mentira que Nicolás le estaba obligando a decir para no inculparlo de lo que había hecho.-Yo me negué, y él se acercó a mi y me golpeó en la cara. Me caí al suelo y me golpeé la cabeza. Me empezó a preguntar si le iba a dar el dinero y como no contestaba porque no lo conseguía, me dio una patada en el costado y recuerdo vagamente que él volvió a tomar impulso para darme otra patada pero desgraciadamente perdí la consciencia y después de eso, solo recuerdo despertarme esta mañana en el hospital. Solo sé que un cliente habitual de este bar, me vio tirada en el suelo y me llevó al hospital. Como no llevaba nada encima no pudieron llamar a mis familiares. 
Eugenia había terminado de hablar. Tímidamente al ver que Peter no decía nada, levantó la mirada y vio la rabia, la furia y el odio reflejado en su rostro. Tenía la mandíbula apretada y se le notaba una vena en el cuello que estaba apunto de explotar por la contención que estaba teniendo el muchacho por estar en un lugar público.
-¿Y cómo estas?-preguntó Peter tras tomarse un tiempo para relajarse.
-Bien, apenas me duele-mintió.-Solo si hago esfuerzos muy bruscos o me abrazan excesivamente fuerte-sonrió mirándole a los ojos.
-¿Y el bebé?-preguntó de inmediato poniéndole la mano sobre la barriga por debajo de la blusa que llevaba Eugenia, piel con piel.
-Gracias a Dios no le paso nada-contestó posando su mano sobre la de él.  
-¡Ves! Por eso no quiero que trabajes aquí-dijo Peter reprimiéndola.-Por esta razón y muchas mas, no te conviene este lugar. Por favor, Eugenia…
-Lo sé, ahora lo sé, y por eso te he dicho hoy de quedar en este bar porque voy a decirle a Gas que no voy a poder trabajar más aquí.
-¿En serio?-preguntó dejando notar la alegría que le causaba eso.-Al fin has recapacitado.
-Puede ser…-dijo mirándole.
-Euge-vocalizó Peter posando su brazo sobre el respaldo del sillón y girándose en su asiento para quedar frente a frente a la muchacha.- ¿Por qué no nos vamos a casa, estas tranquila y si te apetece te doy un masaje?-preguntó Peter deslizando su mano desde la tripa de la muchacha hasta un poco más arriba, hasta el costado. 
Ella cerró los ojos y frenó su respiración. Peter había llevado su mano hasta el lugar donde más le dolía y tenía miedo de que él hiciese algo que le hiciera daño. El muchacho dándose cuenta se acercó y le susurró al oído:
-¿Te duele?-ella negó con cabeza.-Entonces tranquilízate, yo sería incapaz de hacerte daño-le dijo de tal forma que le provocó un escalofrío a Eugenia.
La muchacha abrió los ojos y vio que él le estaba sonriendo tiernamente. Con cuidado, Peter, le empezó a acariciar el costado con la yema de sus dedos. Eugenia apoyó la cabeza en el hombro de Peter con la cara hundida en su cuello y aspiró con fuerza para oler aquella olorosa fragancia que emanaba de su cuerpo; una mezcla de su perfume y del olor a él, del olor a Peter. La muchacha mantuvo los ojos cerrados, y dejó que él siguiese acariciándole el cuerpo de aquella manera en que lo estaba haciendo. A Eugenia le encantaba cuando Peter le demostraba ese cariño que sentía por ella, la volvía loca de tal manera que la había descentrado y la había hecho olvidar a lo que realmente había ido a hacer en aquel bar. 
-¿Has desayunado?-preguntó Peter sin detener lo que estaba haciendo.
-No, no tenía ganas-contestó acariciando con su nariz el cuello del muchacho.
-¿Quieres comer algo? Seguramente estarás muerta de hambre.
-Para nada.
-Parejita-interrumpió la camarera que había llegado casi sin que se diesen cuenta.-Perdonad que os interrumpa-se disculpó dedicándole una mirada pícara a Eugenia que era su compañera de trabajo hasta entonces y haciéndole disimuladamente una seña de que daba su aprobación a Peter.-Pero Euge, me han dicho que te entregue esto-dijo dejando un papel sobre la mesa bocabajo.
La muchacha lo agarró mientras le agradecía, y miró lo que estaba escrito:
Te estoy observando, cariño. 
Rápidamente arrugó el papel dentro de su puño y apartó disimuladamente la mano de Peter de su cuerpo.
-¿Qué ocurre?-preguntó él por notar el nerviosismo que se hacia visible en el rostro de la muchacha.- ¿Qué pone en el papel?
-¡Nada!-contestó.-Una broma de mi compañera-contestó haciendo refiriéndose a la camarera.-Dice que…eres muy guapo-dijo sin saber bien lo que decía.-Pero bueno…eh… Peter, recuerdas que yo había quedado contigo porque quería que habláramos. 
-Si, claro. Pero, ¿por qué ahora estas tan distante?
-Porque… lo que tengo que decirte posiblemente…, bueno, no posiblemente, no. Sé que no te va a gustar…-hablaba mirándose nuevamente a las manos.
No sabia cómo iba a decirlo, ni se lo había preparado por el camino pero sabia que debía hacerlo. Nicolás no la iba a dejar en paz hasta el momento en que ella encontrase la manera de alejarlo de ella pero hasta entonces prefería tener a Peter fuera de aquello. No quería que su vida corriese peligro por cualquier estupidez que pudiese hacer. Quería que Peter dejase de ser el punto de mira de Nicolás y la mejor forma de hacerlo era…cortar. Acabar con su relación. Al menos temporalmente.
-Peter, yo…
-Euge, ¿qué pasa?-preguntó preocupado.
-Yo… quiero que rompamos-soltó sin pensárselo dos veces porque si lo hacia no conseguiría decirlo.
-¿Cómo que quieres que rompamos?-preguntó sin entender absolutamente nada.
-Eso, quiero cortar. Peter, yo…
-Eugenia, mírame a la cara y dime que quieres cortar.
-Peter, por favor, no lo hagas más complicado.
-Eugenia, mírame a la cara y dímelo-repitió dejando notar en su voz que estaba empezando a enfadarse.
La muchacha lo miró directamente a los ojos y sin que pudiese evitarlo, las lágrimas que tanto había intentado detener resbalaron por su mejilla. 
-Dímelo-insistió.
-Peter, yo…quiero cortar-vocalizó en voz baja y atrancándose en cada sílaba.
Él le mantuvo la mirada durante unos segundos antes de volver a hablar haciendo que ella pestañease un par de veces asustada por lo que pudiese venir a continuación.
-¿Por qué?-preguntó él.
-Peter, yo no te merezco. No merezco ni la mitad de ese amor que sientes por mi-hizo una pausa.-Peter, yo quiero que seas feliz y conmigo no lo vas a ser, tienes que encontrar a alguien mejor que yo. Soy demasiado complicada, y tengo miedo de hacer algo que pueda hacerte daño.
-¿Y por qué ese cambio tan repentino? No lo entiendo. Creía que veníamos bien, felices. Íbamos a tener un hijo juntos y aún vamos a tenerlo. No comprendo por qué quieres romper.
-Peter-la muchacha empezó a sollozar.-Me vas a odiar por lo que voy a decir pero… las fotos y el vídeo que Nicolás te envió-tomó aire y miró hacia otro lado para evitar ver su reacción.-Son verdaderas.
-¡¿Qué?!-exclamó sorprendido.-Eugenia, ¿qué me estas diciendo?
La muchacha tomó aire.
-Te estoy diciendo que he hecho algo horrible-tragó saliva y lo miró a los ojos.- Te estoy diciendo que…Nicolás y yo estuvimos juntos…

Continuará...

[Hola, holita, quería deciros que quizas me pase un tiempo sin poder escribir porque he vuelto otra vez con los examenes y este cap lo acabo de escribir hoy, así que...perdonadme si me paso mucho sin subir >.<]

2 comentarios:

  1. LPM!!!!!
    No es posible, no es posibleeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!! :'( :'( :'(
    Llorooooooo, ah!!!!
    Eso que paso, y en mas nos das una noticia feaaaa, donde no podes subir!!!!!!!! ç__________ç
    Dejanos un cap, donde se mejora todo, porfavorrrrrrrrr, soy desesperadaaaaaaa!!!!! ç________ç

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  2. Noooooooo aahhh no puede ser tan $#$#$$# nicolas lo odiooo!!!!! Pobre mi pitt lo que va a sufrir :'( espero que subas pronto te voy a extrañar :c no nos dejes mucho tiempo si?? ME ENCANTAAAA

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