sábado, 30 de marzo de 2013

JF3. Capitulo 5.

Capitulo anterior:
Fue hacia los ascensores, pulsó el botón y esperó. Fue una espera agónica. Nicolás posiblemente no se hubiese ido como ella creía y podría encontrarse con él en cualquier momento al igual que con la enfermera comprada. Cuando el ascensor llegó, se subió rápidamente y pulsó el botón de la planta baja. Las puertas volvieron a abrirse nuevamente en una planta inferior a la suya. Ella se colocó al fondo del ascensor y la gente que esperaba entraron. Las puertas abrieron nuevamente pero esta vez donde ella quería. Rápidamente salió de dentro de aquel aparato cuando de pronto vio a Nicolás yendo hacia los ascensores mientras hablaba por teléfono móvil. Se agachó entre la gente que también salía del interior de la caja metálica y consiguió pasar desapercibida para los ojos del rubio. Cuando cruzo las puertas del hospital, respiró hondo y en su cara se reflejó una mueca de dolor. A pesar de eso, sonrió. Era libre. Había conseguido salir de aquel lugar sin que nadie la viese y ahora le tocaba a ella avanzar en aquel tablero de ajedrez.
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Eugenia se bajó del taxi en frente del bar de Gastón y le rogó al taxista que esperara allí a que fuera a coger su dinero para pagarle y para que él la llevara a otro lado. Éste siendo amable, aceptó. La muchacha yendo lo más rápido posible, se metió en el bar. Eran sobre las siete y ya había ambiente en aquel lugar. Se acercó a la barra y vio a su compañera.
-¡Eugenia!-exclamó la muchacha nada mas verla.- ¿Dónde estabas?
-Una larga historia, luego te la cuento-contestó.- ¿Dónde está Gastón?
-Ahora mismo acaba de irse a…
-¡Joder!-exclamó Eugenia para si misma dejando de escuchar a su compañera y yéndose a por su bolso que estaba dentro de su taquilla.
Eugenia buscaba a Gastón porque él y su socio eran los únicos que tenía acceso a las cámaras de seguridad del bar y la muchacha iba a necesitar esos vídeos para lo que tenía en mente hacer.
La rubia cogió todas sus cosas y se fue. La chica que trabajaba con ella trató de frenarla pero no le dio tiempo, ni forma, había demasiado ruido en el lugar como para que Eugenia escuchase su grito. La rubia salió del bar y se volvió a montar en el taxi, indicándole otra dirección a la que quería que le llevase. Mientras iban de camino, Eugenia buscó su móvil dentro de su bolso y vio una llamada perdida de Gastón. Tras eso, buscó el número de Peter en su agenda. Pulsó la tecla verde y esperó a que empezase a hacer el sonido de llamada. Al no escuchar ningún sonido, miró la pantalla de su móvil y vio que éste se había apagado.
-No, no. Ahora no. ¿Por qué me fallas cuando más te necesito? Por favor, enciéndete-dijo toqueteando todas las teclas de su móvil, tratando de que volviera a la vida.-¡Arg!-exclamó la muchacha haciendo un movimiento brusco y eso hizo que soltase un grito de dolor.
-¿Se encuentra bien?-preguntó el taxista preocupado.
-Si, no se preocupe.
-¿Esta usted segura? ¿No quiere que la lleve al hospital?
-No, al hospital, no. Lléveme a donde le he dicho, por favor-rogó la muchacha tratando de relajarse.-Sin duda hoy no es mi día de suerte-dijo en voz baja para si misma.

Peter y Gastón estaban en la comisaria de policía denunciando la desaparición de Eugenia. Habían llamado a todos sus conocidos y nadie sabía nada de su paradero. Candela, Luca, Darío, Javiera…nadie. Era muy extraño que la muchacha se fuese así sin más y Peter se temía lo peor. Más bien temía que Nicolás tuviese algo que ver en aquello y sin duda no se equivocaba. Ambos primos estaban sentados frente a un policía que tomaba nota en su ordenador sobre los últimos datos relacionado con la desaparecida.
-¿Desde cuándo hace que está desaparecida?-preguntó el agente.
-Desde esta mañana-contestó Peter.
-Sintiéndolo mucho, tengo que decirles que vuelvan cuando se hayan cumplido las veinticuatro horas de su desaparición hasta entonces nosotros no podemos hacer nada.
-¿Cómo que no podéis hacer nada?-preguntó Peter golpeando la mesa con las manos.
-Peter, tranquilízate-le sugirió Gastón al ver la cara que había puesto el policía tras semejante golpe sobre su mesa de escritorio.
-¿Cómo quieres que me tranquilice si Eugenia está por ahí perdida a saber dónde y estos señores se niegan a hacer nada hasta dentro de veinticuatro horas?-preguntó Peter con desesperación.

Eugenia acababa de entrar en la comisaria de policía. Las piernas le temblaban y temía que lo que estaba apunto de hacer no le saliese bien y todo se fuese al garete poniendo en peligro la vida de su bebé nuevamente y la de sus seres queridos. Pero tenía que hacerlo; tenía que cortar con aquello de una vez.
-Perdone-dijo Eugenia acercándose a uno de los tantos policías que había en aquel lugar.
Éste se dio la vuelta y ella reconociéndolo dijo:
-U…usted es uno de los policías que ha estado hoy en el hospital.
-Así es. Usted…-se quedó callado mirándola.- ¡Oh, ya se quién es! Es la chica a la que habían agredido y estaba ingresada en el hospital. ¡Qué rápido le han dado el alta!
-Si, bueno…-vocalizó sin saber qué decir.
-¿En qué tengo el gusto de ayudarla?-preguntó sonriendo.
-Verá… he venido a denunciar a mi agresor-contestó dudando mucho si hacer aquello o no.
-¿Cómo?-preguntó el agente mirándola fijamente.
-Eso, que…he venido a hacer una denuncia y a… pedir una orden de alejamiento-vocalizó y en ese momento sintió que las fuerzas le abandonaban.
El agente la agarró y la ayudó a sentarse en una silla cercana. En ese mismo momento, Peter y Gastón salían del despacho dónde se encontraban haciendo la denuncia.
-Peter, piensa que…
-No digas nada-dijo Peter callando a su primo muy enfadado.
Ambos pasaron por detrás de la silla donde la rubia estaba sentada y una ráfaga del perfume de Peter le llegó a la muchacha. Ella creyendo que se estaba volviendo loca sonrió y le dijo al policía que estaba su lado.
-Me gusta como huele su perfume.
-Se agradece el cumplido-dijo cortésmente.-Ahora, señorita ¿porque no se viene conmigo a mi despacho y me explica bien las cosas?
Ella asintió en completo silencio.
El agente la ayudo a levantarse y cuidadosamente la llevó a su despacho. Una vez dentro, Eugenia se sentó en la silla que él le había indicado.
-¿Quiere un poco de agua?-preguntó él mirándola fijamente.
-No, muchas gracias-le sonrió.
Él le dedicó otra sonrisa y se sentó en frente de ella, detrás de su mesa de escritorio.
-Bueno, cuénteme.
-Verá…-empezó a hablar la muchacha pero fue interrumpida al momento en que vocalizó aquella palabra.
Alguien había llamado a la puerta.
-Perdóneme un segundo-dijo el guardia después de dar un resoplido.- ¡Entre!-exclamó a la persona que había llamado.
La puerta se abrió. Se trataba de otro policía. Eugenia lo reconoció al momento, era el otro policía que había estado en el hospital hablando con Nicolás sobre su accidente.
-Guzmán, el…-se calló al momento.- Vaya, no sabía que estabas ocupado-dijo mirando a Eugenia durante unos instantes.-Espera, yo a usted la conozco…
-Si, es la chica que sufrió el accidente esta mañana-explicó su compañero.-Ahora si no es mucha molestia querría continuar tomándole declaración a la señorita.
-¡No!-exclamó.-No puede ser…-dijo el segundo policía.-Eh…el jefe, si, el jefe te estaba buscando.
-¿Buscándome? ¿Para qué?
-No sé. Será mejor que vayas a su despacho.
-Pero…-vocalizó.
-No te preocupes por la señorita, ya me encargo yo de tomarle declaración-dijo dejándole paso a su compañero para que saliese del lugar.
Cuando ya no había nadie, éste cerró la puerta y se sentó sobre la mesa del despacho de su compañero, cerca de donde se encontraba Eugenia.
-A ver, dígame, señorita. ¿Qué le ha contado exactamente a mi compañero?
-Nada, no me ha dado tiempo. Yo…
-¡Perfecto!-sonrió.-Eh… espere aquí un momento. Ahora mismo regreso y me lo cuenta todo.
Eugenia frunció el ceño sin entender nada de lo que estaba pasando allí. El hombre salió del despacho. Diez o quince minutos después, la puerta volvió a abrirse. Eugenia que estaba entretenida con el péndulo de bolas que había sobre el despacho miró hacia la puerta. El segundo policía había regresado, pero no estaba solo. Esa voz, esos pasos, esa risa…No podía ser cierto. Nicolás estaba allí. La rubia cerró los ojos lamentándose. Su pesadilla había vuelto.

Continuará...

[Este es el segundo cap que subo hoy :) Me pidieron que subiera otro y como estaba de buen humor puuuues decidí hacerlo jajajajaja xD Espero que os este gustando la historia. Besitos :)]

2 comentarios:

  1. Me haces llorar asiiiiiiii!!! ç__ç
    Ese tarado se comprò a todo el pais?!?!?
    Ella pide ayuda a la enfermera, pide ayuda a la policia, y todos? De la parte de Nicolas, chee!!!!!
    Lo ODIO!!!!!!!!! -.-
    Quierooo massssssssss

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  2. Recien e podido leer los 3 ultimos capitulos y estoy que me jalo por los pelos !!!!!!! En serio que ODIO A NICOLAS y te quiero matar a ti por hacer que Euge sufra mucho T.T

    Estoy desesperada por leer mas de este historia tan genial y espero que Nicolas sufra y pague por todo lo que esta haciendo...SIGUELA PRONTO

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