Melodi
estaba sentada en el césped tomando el sol, descansando porque por primera vez
se había esforzado en hacer una actividad. Estaba en biquini y tenía su ropa
extendida sobre la hierba, acababa de hacer la prueba de encontrar los objetos
sumergidos y quería aprovechar para ponerse morena.
De
repente sintió una mano posarse en su hombro, asustada, se giro y exclamó
ilusionada:
-¡Peter,
¿qué haces aquí?!
-¡Ssh!
Que no te escuchen, me escape un momento del sitio donde esta mi grupo para
venir a verte.
-¿Ah
si? ¡Qué bien!-sonrió.
-Melodi-pronunció
seriamente.-Tenemos que hablar.
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-¿De
qué?-preguntó Melodi asustada al ver la cara de su novio.
-Verás…-suspiró.-Quiero
cortar.
-¿Cómo?
¿Por qué?
-Melodi
apenas hablamos, ni estamos juntos, ni nos preocupamos por el otro…-respiro
hondo.-Yo quiero serte sincero…-hizo una pausa.-A mi ya no me pasa lo mismo que
antes, lo siento.
-No pasa
nada-contestó Melodi con una sonrisa.
Peter la
miro extrañado.
-¿En serio
me lo dices?-ella asintió con una sonrisa.
“No voy a
llorar”-pensó Melodi.-“Lo único que haré es volverte a conquistar…Peter, Peter,
si no eres mío, no eres de nadie y mucho menos de Eugenia. Tenlo claro”.
-Mi
novio y mi mejor amiga-volvió a decir Candela mirando a Eugenia y a Luca, que
se habían separado al escuchar la voz de la muchacha.
-Cande,
no es lo que piensas...-intentó explicarse Eugenia.
-No
me lo puedo creer-dijo marchándose mientras las lágrimas recorrían su cara.
En
ese momento Luca y Eugenia se dispusieron a ir tras ella, pasaron al lado de
Nicolás, que agarró a Eugenia del brazo deteniéndola. Espero a que Luca se
fuese de la cocina y no tardo en preguntarle:
-¿Qué
estabais haciendo?
-Nada,
Nico. Solo hacíamos la tarta para el cumpleaños de Candela y nos divertíamos un
poco, ¿qué hay de malo?-contestó Eugenia mirándolo.
-Cierto,
hoy íbamos a hacer la tarta-suspiro.-Se me había olvidado. Lo siento.
-No,
no pasa nada-contestó ella sonriendo.-Pero Cande malinterpretó la
situación-resoplo.
-Bueno
no te preocupes, hablas con ella y se lo explicas.
-¡No!
No puedo, si le explico se chafa la sorpresa y no-hizo una pausa.-Supongo que
tendré que esperar a hablar con ella después de la fiesta.
-Si,
será lo mejor-sonrió.
Eugenia
miro a su alrededor por si algún monitor rondaba la cocina. Al comprobar que
no, se acercó a Nicolás y lo besó.
Candela
corría deprisa sin mirar por donde iba. Tenía los ojos llenos de lágrimas y no
le permitían ver bien. Por su cabeza rondaba imágenes donde Luca y Eugenia
estaban juntos y se burlaban de ella en su cara. Se sentía defraudada, dolida,
entristecida, enfadada...todo a la vez. Seguía corriendo sin rumbo alguno, solo
quería alejarse de allí. De repente se tropezó y cayo al suelo, haciéndose daño
en la rodilla. Se incorporó y se sentó en el suelo mirándose la herida.
-¡Joder!-exclamó
golpeando con fuerza el suelo.
En
ese momento vio unos pies cerca de ella, y siguió con la mirada hasta llegar a
la cara. Cuando vio quien era, se levantó e intento huir pero la agarraron con
fuerza. Ella empezó a patalear y a hacer aspavientos con los brazos, tratando
de soltarse.
-¡Estate
quieta, Cande!-gritaba Luca mientras seguía agarrándola con fuerza.
-Déjame
en paz-empezó a golpearle el pecho con los puños cerrados.
-¡Candela!-le
gritó furioso, eso hizo que ella se detuviese y hundiera su cara en su pecho
mientras lloraba.
Él
empezó a pasarle la mano por el pelo esperando a que se tranquilizase. Cuando
estaba más relajada empezó a hablar:
-Has
malinterpretado lo que pasó en la cocina. Eugenia y yo estábamos cocinando y
empezamos a jugar para divertirnos, pero nada más.
-Ya,
claro-vocalizó Candela sin moverse.
-En
serio, no pasó nada entre Euge y yo-hizo una pausa.-Cuando nos vistes solo
éramos dos amigos, un chico y una chica, que se lo estaban pasando bien, y
ya-espero a que Candela hablase pero no lo hizo, así que continuo.- ¿Acaso no
confías en mi?
-Si,
claro que confío-contestó de inmediato.
-¿Entonces?-suspiro.-Supongo
que en Eugenia también confías...
-¡Claro!
Es mi mejor amiga-le interrumpió.
-Pues
entonces ya esta, no te inventes cosas en tu cabeza que no son.
-Esta
bien-dijo separándose de él.-Pero-hizo una pausa.- ¿Qué hacían tú y Eugenia
cocinando?
Luca
miro hacia otro lado y se paso la mano por la cabeza mientras pensaba alguna
excusa.
-Nada,
viste que tu hermano es el ayudante del cocinero y bueno hoy no se encontraba
muy estable el señor este, el cocinero; y entonces los monitores nos pidieron a
Eugenia y a mí que ayudásemos a tu hermano.
-¿Y
por qué justamente a vosotros dos?-preguntó sin creérselo mucho.
-Esta
claro. Porque somos unos manitas en la cocina, ¿qué si no?-Candela echó a
reír.- ¿De que te ríes? Es verdad.
-De
Eugenia me lo creo, pero de ti no.
-Ah,
¿que no? Pues mírame-Candela lo miro de arriba abajo.- ¿Y? ¿Crees ahora que soy
un experto?
-Luca
llevar un gorro ridículo de cocina no te hace un experto-decía entre risas.
-Oye,
no te metas con el gorro que no te hizo nada-rió.
-Bueno-sonrió.-Y
por cierto, podría ayudaros.
-¿Qué?
¡No!-se apresuro a decir.
-¿Por
qué no?
-Porque
nos lo pidieron a nosotros-hizo una pausa.-...y aparte hoy es tu día tiene que
ser perfecto, no lo vas a pasar dentro de una cocina ¿no? Hoy tienes que
disfrutar más que nunca, así que no te preocupes que nos ocupamos Euge y
yo-sonrió y le dio un pico.
-Bueh...-vocalizó
sin muchas ganas.-Pero mi día perfecto sería pasarlo junto a ti y a mi mejor
amiga.
-Seguro
que si, no lo dudo. Pero quiero que vayas a hacer las actividades.
-Esta
bien pero...-Candela fue interrumpida.
Luca
la había agarrado de la cara y le había besado con ternura, dejándola unos
segundos en estado de shock; no se lo esperaba. Cuando se separaron Candela
dijo un poco embobada:
-Solo
iba a decir que tuvieras cuidado con no entorpecer mucho el trabajo de Nicolás
y de Eugenia.
-Ja-ja.
Muy graciosa-dijo sonriéndole.-Bueno, me voy ya que me estarán esperando, adiós.
Te quiero.
-Y
yo.
Luca
se dio la vuelta y emprendió camino hacia la cocina. Candela se quedo unos
segundos contemplando como su novio se alejaba, le encantaba hacerlo. Las horas
transcurrieron rápidamente y pronto sería la hora de cenar.
En
una de las cabañas de las chicas...
-Lo
siento mucho, Euge. Malinterprete todo-decía Candela abrazando a su amiga.
-No
pasa nada. Todo más que bien-sonrió.-Me alegro que Luca haya hablado contigo y
te haya explicado todo.
-Si...
“Si,
me lo explico todo, ya, ya...”-pensaba Candela.- “Seguro que estaban haciéndome
la tarta de cumpleaños por eso estaban en la cocina y seguro que me han
preparado una fiesta sorpresa y seguro que ahora cuando vayamos a la cena,
estarán todos escondidos, y cuando yo entre al comedor, todos saldrán y
gritaran al unísono: “¡sorpresa!” ¡Ay, qué ganas de que cenemos ya!”-sonreía
sin parar.
En
ese momento sonó la campana de siempre. Candela de un salto se levantó de la
cama y dijo:
-Venga,
chicas. ¡Vayamos!
Salió
de la cabaña rápidamente y las esperó fuera.
-¿Qué
bicho le pico?-preguntó Paloma mirando a Eugenia.
-Ni
idea.
Todas
se dirigieron al comedor, y al entrar no paso nada de lo que Candela tenía en
mente. Rápidamente miro a Eugenia, su amiga, que le preguntó:
-¿Qué
pasa, Cande?
-No,
nada-contestó sentándose.
“Seguro
que ahora gritaran “¡sorpresa!” cuando menos me lo espere, y será una verdadera
sorpresa. O no. No sé. ¡Ay! Que ilusión”-pensó Candela.
La
cena transcurría como cualquier otra, sin ninguna diferencia, y cada minuto que
pasaba Candela se desilusionaba un poquito más. Se acercaba el final de la
cena, y Candela cansada de comerse la cabeza le preguntó a su amiga:
-¿Cuándo
va a ser?
-“Cuándo
va a ser” ¿el qué?-preguntó Eugenia mirándola extrañada.
-El
momento.
-¿Qué
momento?-no la entendía.
-No,
nada, déjalo-concluyo desanimada.
-¿Te
pasa algo Cande?
-No,
el problema es ese... que no pasa nada.
Eugenia
sonrió disimuladamente, sabía que su amiga se olía algo de la sorpresa. Termino
la cena y todos volvieron a sus cabañas. Candela nada más entrar a la suya, se
tiro bocabajo en su cama, hundiendo la cara en su almohada, no podía creer que
sus amigos no le iban a hacer nada por su cumpleaños. Pasados diez minutos de
haber entrado todas a la cabaña, Eugenia dijo:
-¡Ay!
Me acabo de acordar que la monitora me dijo que guardase las cosas que usaron
hoy para hacer las actividades, como yo no participe en ninguna...-hizo una
pausa.- ¿Alguien me acompaña?
-No,
ni ganas-contestó Paloma metiendo la cabeza debajo de su almohada.
-Yo
iría pero ya me puse el pijama-se excuso Alicia.
-¿Cande?-preguntó
Eugenia acercándose a ella.- ¿Me acompañas?
-No
tengo ganas Eugenia.
-Venga,
Can. Está súper oscuro. No me vas a dejar ir sola ¿no?
La
morena resopló.
-Está
bien-se levantó de su cama y ambas salieron de la cabaña.
Las
dos caminaban entre la oscuridad. En ese momento se movieron unos matorrales,
Eugenia asustada pregunto:
-¿Qué
fue eso?
-Será
algún animal-contestó Candela aun desanimada.
-¡Ei!
¿Qué te sucede?
-Nada-resopló.-
¿Y a dónde vamos exactamente?
-Al
galpón. Ahí es donde guardan los materiales ¿no?
-Supongo.
Llegaron
allí, y Eugenia con la ayuda de Candela consiguió abrir la puerta. La rubia se
acercó al interruptor y cuando encendió la luz...
-¡¡SORPRESA!!-gritaron
todos.
Candela
se llevo un susto y al momento en su cara se dibujo una gran sonrisa. Miro a su
amiga, que le devolvió la mirada y le guiño un ojo.
Continuará.
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