martes, 15 de mayo de 2012

Capitulo 22: ¡Sorpresa!

Capitulo anterior:

Melodi estaba sentada en el césped tomando el sol, descansando porque por primera vez se había esforzado en hacer una actividad. Estaba en biquini y tenía su ropa extendida sobre la hierba, acababa de hacer la prueba de encontrar los objetos sumergidos y quería aprovechar para ponerse morena.
De repente sintió una mano posarse en su hombro, asustada, se giro y exclamó ilusionada:
-¡Peter, ¿qué haces aquí?!
-¡Ssh! Que no te escuchen, me escape un momento del sitio donde esta mi grupo para venir a verte.
-¿Ah si? ¡Qué bien!-sonrió.
-Melodi-pronunció seriamente.-Tenemos que hablar.
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-¿De qué?-preguntó Melodi asustada al ver la cara de su novio.
-Verás…-suspiró.-Quiero cortar.
-¿Cómo? ¿Por qué?
-Melodi apenas hablamos, ni estamos juntos, ni nos preocupamos por el otro…-respiro hondo.-Yo quiero serte sincero…-hizo una pausa.-A mi ya no me pasa lo mismo que antes, lo siento.
-No pasa nada-contestó Melodi con una sonrisa.
Peter la miro extrañado.
-¿En serio me lo dices?-ella asintió con una sonrisa.
“No voy a llorar”-pensó Melodi.-“Lo único que haré es volverte a conquistar…Peter, Peter, si no eres mío, no eres de nadie y mucho menos de Eugenia. Tenlo claro”.

-Mi novio y mi mejor amiga-volvió a decir Candela mirando a Eugenia y a Luca, que se habían separado al escuchar la voz de la muchacha.
-Cande, no es lo que piensas...-intentó explicarse Eugenia.
-No me lo puedo creer-dijo marchándose mientras las lágrimas recorrían su cara.
En ese momento Luca y Eugenia se dispusieron a ir tras ella, pasaron al lado de Nicolás, que agarró a Eugenia del brazo deteniéndola. Espero a que Luca se fuese de la cocina y no tardo en preguntarle:
-¿Qué estabais haciendo?
-Nada, Nico. Solo hacíamos la tarta para el cumpleaños de Candela y nos divertíamos un poco, ¿qué hay de malo?-contestó Eugenia mirándolo.
-Cierto, hoy íbamos a hacer la tarta-suspiro.-Se me había olvidado. Lo siento.
-No, no pasa nada-contestó ella sonriendo.-Pero Cande malinterpretó la situación-resoplo.
-Bueno no te preocupes, hablas con ella y se lo explicas.
-¡No! No puedo, si le explico se chafa la sorpresa y no-hizo una pausa.-Supongo que tendré que esperar a hablar con ella después de la fiesta.
-Si, será lo mejor-sonrió.
Eugenia miro a su alrededor por si algún monitor rondaba la cocina. Al comprobar que no, se acercó a Nicolás y lo besó.

Candela corría deprisa sin mirar por donde iba. Tenía los ojos llenos de lágrimas y no le permitían ver bien. Por su cabeza rondaba imágenes donde Luca y Eugenia estaban juntos y se burlaban de ella en su cara. Se sentía defraudada, dolida, entristecida, enfadada...todo a la vez. Seguía corriendo sin rumbo alguno, solo quería alejarse de allí. De repente se tropezó y cayo al suelo, haciéndose daño en la rodilla. Se incorporó y se sentó en el suelo mirándose la herida.
-¡Joder!-exclamó golpeando con fuerza el suelo.
En ese momento vio unos pies cerca de ella, y siguió con la mirada hasta llegar a la cara. Cuando vio quien era, se levantó e intento huir pero la agarraron con fuerza. Ella empezó a patalear y a hacer aspavientos con los brazos, tratando de soltarse.
-¡Estate quieta, Cande!-gritaba Luca mientras seguía agarrándola con fuerza.
-Déjame en paz-empezó a golpearle el pecho con los puños cerrados.
-¡Candela!-le gritó furioso, eso hizo que ella se detuviese y hundiera su cara en su pecho mientras lloraba.
Él empezó a pasarle la mano por el pelo esperando a que se tranquilizase. Cuando estaba más relajada empezó a hablar:
-Has malinterpretado lo que pasó en la cocina. Eugenia y yo estábamos cocinando y empezamos a jugar para divertirnos, pero nada más.
-Ya, claro-vocalizó Candela sin moverse.
-En serio, no pasó nada entre Euge y yo-hizo una pausa.-Cuando nos vistes solo éramos dos amigos, un chico y una chica, que se lo estaban pasando bien, y ya-espero a que Candela hablase pero no lo hizo, así que continuo.- ¿Acaso no confías en mi?
-Si, claro que confío-contestó de inmediato.
-¿Entonces?-suspiro.-Supongo que en Eugenia también confías...
-¡Claro! Es mi mejor amiga-le interrumpió.
-Pues entonces ya esta, no te inventes cosas en tu cabeza que no son.
-Esta bien-dijo separándose de él.-Pero-hizo una pausa.- ¿Qué hacían tú y Eugenia cocinando?
Luca miro hacia otro lado y se paso la mano por la cabeza mientras pensaba alguna excusa.
-Nada, viste que tu hermano es el ayudante del cocinero y bueno hoy no se encontraba muy estable el señor este, el cocinero; y entonces los monitores nos pidieron a Eugenia y a mí que ayudásemos a tu hermano.
-¿Y por qué justamente a vosotros dos?-preguntó sin creérselo mucho.
-Esta claro. Porque somos unos manitas en la cocina, ¿qué si no?-Candela echó a reír.- ¿De que te ríes? Es verdad.
-De Eugenia me lo creo, pero de ti no.
-Ah, ¿que no? Pues mírame-Candela lo miro de arriba abajo.- ¿Y? ¿Crees ahora que soy un experto?
-Luca llevar un gorro ridículo de cocina no te hace un experto-decía entre risas.
-Oye, no te metas con el gorro que no te hizo nada-rió.
-Bueno-sonrió.-Y por cierto, podría ayudaros.
-¿Qué? ¡No!-se apresuro a decir.
-¿Por qué no?
-Porque nos lo pidieron a nosotros-hizo una pausa.-...y aparte hoy es tu día tiene que ser perfecto, no lo vas a pasar dentro de una cocina ¿no? Hoy tienes que disfrutar más que nunca, así que no te preocupes que nos ocupamos Euge y yo-sonrió y le dio un pico.
-Bueh...-vocalizó sin muchas ganas.-Pero mi día perfecto sería pasarlo junto a ti y a mi mejor amiga.
-Seguro que si, no lo dudo. Pero quiero que vayas a hacer las actividades.
-Esta bien pero...-Candela fue interrumpida.
Luca la había agarrado de la cara y le había besado con ternura, dejándola unos segundos en estado de shock; no se lo esperaba. Cuando se separaron Candela dijo un poco embobada:
-Solo iba a decir que tuvieras cuidado con no entorpecer mucho el trabajo de Nicolás y de Eugenia.
-Ja-ja. Muy graciosa-dijo sonriéndole.-Bueno, me voy ya que me estarán esperando, adiós. Te quiero.
-Y yo.
Luca se dio la vuelta y emprendió camino hacia la cocina. Candela se quedo unos segundos contemplando como su novio se alejaba, le encantaba hacerlo. Las horas transcurrieron rápidamente y pronto sería la hora de cenar.
En una de las cabañas de las chicas...
-Lo siento mucho, Euge. Malinterprete todo-decía Candela abrazando a su amiga.
-No pasa nada. Todo más que bien-sonrió.-Me alegro que Luca haya hablado contigo y te haya explicado todo.
-Si...
“Si, me lo explico todo, ya, ya...”-pensaba Candela.- “Seguro que estaban haciéndome la tarta de cumpleaños por eso estaban en la cocina y seguro que me han preparado una fiesta sorpresa y seguro que ahora cuando vayamos a la cena, estarán todos escondidos, y cuando yo entre al comedor, todos saldrán y gritaran al unísono: “¡sorpresa!” ¡Ay, qué ganas de que cenemos ya!”-sonreía sin parar.
En ese momento sonó la campana de siempre. Candela de un salto se levantó de la cama y dijo:
-Venga, chicas. ¡Vayamos!
Salió de la cabaña rápidamente y las esperó fuera.
-¿Qué bicho le pico?-preguntó Paloma mirando a Eugenia.
-Ni idea.
Todas se dirigieron al comedor, y al entrar no paso nada de lo que Candela tenía en mente. Rápidamente miro a Eugenia, su amiga, que le preguntó:
-¿Qué pasa, Cande?
-No, nada-contestó sentándose.
“Seguro que ahora gritaran “¡sorpresa!” cuando menos me lo espere, y será una verdadera sorpresa. O no. No sé. ¡Ay! Que ilusión”-pensó Candela.
La cena transcurría como cualquier otra, sin ninguna diferencia, y cada minuto que pasaba Candela se desilusionaba un poquito más. Se acercaba el final de la cena, y Candela cansada de comerse la cabeza le preguntó a su amiga:
-¿Cuándo va a ser?
-“Cuándo va a ser” ¿el qué?-preguntó Eugenia mirándola extrañada.
-El momento.
-¿Qué momento?-no la entendía.
-No, nada, déjalo-concluyo desanimada.
-¿Te pasa algo Cande?
-No, el problema es ese... que no pasa nada.
Eugenia sonrió disimuladamente, sabía que su amiga se olía algo de la sorpresa. Termino la cena y todos volvieron a sus cabañas. Candela nada más entrar a la suya, se tiro bocabajo en su cama, hundiendo la cara en su almohada, no podía creer que sus amigos no le iban a hacer nada por su cumpleaños. Pasados diez minutos de haber entrado todas a la cabaña, Eugenia dijo:
-¡Ay! Me acabo de acordar que la monitora me dijo que guardase las cosas que usaron hoy para hacer las actividades, como yo no participe en ninguna...-hizo una pausa.- ¿Alguien me acompaña?
-No, ni ganas-contestó Paloma metiendo la cabeza debajo de su almohada.
-Yo iría pero ya me puse el pijama-se excuso Alicia.
-¿Cande?-preguntó Eugenia acercándose a ella.- ¿Me acompañas?
-No tengo ganas Eugenia.
-Venga, Can. Está súper oscuro. No me vas a dejar ir sola ¿no?
La morena resopló.
-Está bien-se levantó de su cama y ambas salieron de la cabaña.
Las dos caminaban entre la oscuridad. En ese momento se movieron unos matorrales, Eugenia asustada pregunto:
-¿Qué fue eso?
-Será algún animal-contestó Candela aun desanimada.
-¡Ei! ¿Qué te sucede?
-Nada-resopló.- ¿Y a dónde vamos exactamente?
-Al galpón. Ahí es donde guardan los materiales ¿no?
-Supongo.
Llegaron allí, y Eugenia con la ayuda de Candela consiguió abrir la puerta. La rubia se acercó al interruptor y cuando encendió la luz...
-¡¡SORPRESA!!-gritaron todos.
Candela se llevo un susto y al momento en su cara se dibujo una gran sonrisa. Miro a su amiga, que le devolvió la mirada y le guiño un ojo.

Continuará.

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