domingo, 20 de mayo de 2012

Capitulo 25: Una ilusión.

Capitulo anterior:

Eugenia suspiro y tímidamente lo miro a los ojos, lo que provoco que su respiración y sus latidos volvieran a dispararse y que se empezara a poner roja. Conocía al muchacho de hacía mucho, pero aun no sabia controlarse cada vez que lo miraba a los ojos. Peter con las yemas de sus dedos empezó a acariciarle la mejilla a Eugenia, mientras le sonreía. Aquel momento estaba siendo perfecto para repetir lo que había pasado hacia ya nueve años, pero los dos se estaban conteniendo, sabían que no debían por mucho que quisiesen. En ese momento entre todo el silencio que se había producido, se empezó a escuchar como el viejo pomo de la puerta empezaba a girar. Ambos miraron asustados a la puerta.
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Eugenia y Peter se quedaron quietos observando como el pomo se movía lentamente haciendo que la puerta se abriese.
-Eugenia ¿estas aquí?-preguntaba Nicolás asomando la cabeza por la puerta.
-¡Nico!-exclamó Eugenia tapándose.- ¿Qué haces aquí?-hizo una pausa.- ¡Vete! Me estoy cambiando.
-Bueno, soy tu novio, no pasa nada-dijo abriendo la puerta con la intención de entrar.
-Si, si pasa-comentó ella impidiendo que entrase.-Me da vergüenza.
-Vamos, Eugenia -la agarro por la cintura y la acercó a él.-Podemos aprovechar ahora y te ayudo a que se te quite la vergüenza-sonrió pícaro.
-¡Nicolás!-exclamó sorprendida.
-¿Qué pasa?-sonreía.- ¿No te gusta la idea?
-No, así que vete-lo empujo fuera.-No soy de esas chicas, amigas tuyas, que se acuestan con un chico a los dos días en que está saliendo con él-le cerró la puerta en la cara, enfadada.
La muchacha apoyo la cabeza en la puerta, y escucho la voz de Peter, el cual salía de debajo de la cama sacudiéndose la ropa:
-Creo que tienes que limpiar debajo de tu cama, eh.
Eugenia sonrió.
-Vale, mañana mismo lo hago-dijo Eugenia dándose la vuelta y mirándolo.
-¿Y qué? ¿Te has acordado o que va?
Eugenia miro al suelo y luego lo volvió a mirar.
-No, te juro que no me acuerdo.
-Bueno, no importa; en algún momento conseguiré que te acuerdes-sonrió.
-No, Peter no. Tengo novio, no puedes darme un beso para hacerme recordar algo que quizás se lo haya inventado esa cabecita que tienes-dijo Eugenia hablando deprisa.
-¿Qué?-preguntó Peter sin entenderla.- ¿Cuándo dije que te iba a besar?-hizo una pausa.-Se que te gustaría pero no, no quiero que le metas los cuernos a Nicolás tan pronto.-mientras hablaba se iba acercando a Eugenia lentamente.
-Pero, ¿qué dices? Por Dios, ¡qué creído!
-¿Quieres comprobar que tengo razón?
-¿Eh?-vocalizó Eugenia haciéndose la desentendida.- ¿Qué piensas hacer?
-Esto-la agarró de la cara y fue acercando su boca a la de ella.
“No, Eugenia, no. No le dejes”-pensaba ella con desesperación mientras veía que el muchacho se acercaba cada vez más.- “Eugenia, detenle. Vamos Euge, tú puedes. Resiste. Eugenia, no, ahora no cierres los ojos. Pero ¿qué haces? ¡Eugenia!”.
Peter se detuvo y sonrió, para luego decir:
-Ves, tengo razón, te encantaría que te besase.
Eugenia boquiabierta, le metió una bofetada en la cara a Peter.
-¡Idiota!-exclamó enfadada.-No vuelvas a hacerlo, porque te juro que te dejo estéril-grito.
-Eugenia, no es culpa mía-dijo con la mano en la cara, y moviendo la mandíbula porque le dolía.-Yo solo he hecho el intento de hacer algo que tanto tú como yo queremos. Pero el problema es que no asumes lo que te pasa-hizo una pausa.- ¡Eugenia, madura!
Peter agarró el pomo de la puerta y la abrió bruscamente empujando a Eugenia. El chico salió de la cabaña dando un portazo. La muchacha se tiro encima de su cama y hundió la cara en su almohada mientras empezaba a llorar por su impotencia.

Luca, Candela y Camilo, el hermano rechoncho de Luca, estaban en frente del coche del recién llegado.
-¿Qué hacemos aquí?-preguntó la chica.
-Un segundo, espera aquí-contestó Luca, acercándose al coche.
Camilo, el dueño abrió la puerta del conductor, de la guantera saco una caja envuelta en papel de regalo y se lo dio a su hermano. Luca lo agarró y se acercó a Candela con la caja a su espalda.
-Extiende las manos-y así hizo la muchacha.-Para ti-le coloco la caja sobre sus manos.
Candela la miro y tardo segundos en romper el papel, para luego abrir la caja. Cuando vio lo que había en su interior, exclamó boquiabierta:
-¡Que linda!
Luca agarró la pulsera que guardaba la caja, y se la puso en la muñeca a su novia, que tras eso se abalanzó encima de él para abrazarlo con fuerza mientras le agradecía dándole besos en la mejilla sin parar.
-¿Te gusta?-preguntó Luca achuchando a Candela.
-¡Si! Es hermosa. Gracias-sonrió y lo beso.

Eugenia seguía tirada encima de su cama, llorando sin parar. No podía contenerse. Sabia que se estaba equivocando cada día que pasaba, y que todos los que le aconsejaban tenían razón, pero ella hacia todo lo contrario a los consejos. No sabía si lo hacia queriendo o sin querer, pero así era. Deseaba hacer las cosas bien, solo que no tenía idea de cómo hacerlo sin dañar a nadie. Sus lágrimas empañaban su almohada. Cansada de llorar, se limpio la cara, se vistió y se dispuso a pasarlo bien esa noche. Entendía que Peter le echase en cara que no se jugaba por lo que sentía, pero él tampoco porque aun seguía con Melodi, cosa en la que Eugenia estaba equivocada porque esa misma tarde él había tomado la decisión de dejarla pero sin contárselo a nadie. Eugenia tendría que elegir si seguir como hasta ahora o todo lo contrario. Así que se retoco el maquillaje, y salió de su cabaña. Cuando llegó al galpón, buscó a sus amigos, al único que encontró allí fue a Darío, al que se acercó para preguntar por los demás.
-Hola, Darío.
-Hola, rubia-le sonrió.-Perdón por lo que te conté antes, no quería ponerte mal ni nada.
-No te preocupes no pasa nada-sonrió.
-Y bueno, ¿qué piensas hacer?
-¿Con qué?
-Pues con lo que te conté, ¿al final vas a estar con mi hermano o… que va?
-A ver Darío, lo que pasó con Peter fue hace mucho, era muy pequeña y aparte ahora estoy con Nicolás y soy muy feliz con él.
-Pero, te vuelvo a pregunta… ¿lo quieres más que a Peter?
Ella dejó de mirar a Darío, luego tomó aire, lo volvió a mirar y pronunció con una sonrisa en la cara:
-¡Si!-mintió para convencerse a sí misma.
-¡Vaya! Pues si es cierto me alegro que estés tan bien, Euge.
-Gracias, Darío.

Cuando Candela entró en el galpón, ya habían traído la tarta y todos empezaron a cantar el “feliz cumpleaños” a todo trapo. Ella pidió sus deseos y sopló las velas. Tras eso, se volvió a poner la música y todos salieron a bailar, entre ellos, Eugenia; que sin importarle nada se volvió loca en la pista, necesitaba olvidarse de todo. Mientras la rubia bailaba tenía los ojos cerrados, de repente sintió unas manos rodearle la cintura, cuando abrió los ojos vio que era Peter.  Los cerró de nuevo y movió la cabeza de un lado a otro tratando de reaccionar; volvió a abrirlos y comprobó que su cabeza le había jugado una mala pasada, que no era Peter quien la había agarrado, sino su novio, Nicolás. No comprendía lo que había pasado pero sin importarle, se acercó a Nicolás y lo besó como nunca lo había hecho.

Continuará.

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