Ella lo aparto y abrió la
puerta para irse, pero él la detuvo otra vez cerrándola.
-Una última cosa, si yo
fuera tú no le pediría el celular a tu madre…-se quedó callado.-Si no quieres
que se entere para que lo quieres.
-Solo voy a llamar a
Nico-no lo estaba mirando a la cara, lo prefería así.
-Sí, hablar con Nico, y
decirle que no vas a poder ir a…-se quedó callado.-Bueno a eso no se le puede
llamar hacer el amor, eso más bien es un polvo de una noche.
Eugenia muy cabreada, se
dio la vuelta y le metió una bofetada con todas sus fuerzas.
-¡IDIOTA!-abrió la puerta
y se fue a la cocina.
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La cena había empezado,
las dos madres seguían cotilleando les daba igual si estuviesen o no sus hijos,
Eugenia estaba sumida en sus pensamientos, no sabía como librarse y quedar con
Nicolás, Peter, que estaba sentado a su lado, la observaba y Darío hablaba por
móvil en la habitación continua del comedor.
-Perdóname-le dijo Peter a
Eugenia en voz baja. Ella lo miro y no dijo nada.-Fui un poco grosero, y bien que
hiciste en darme la bofetada; pero solo lo hago por tu bien o eso creo-le dio
un beso en la cabeza y le cogió la mano. Se la abrió y le puso el móvil.-Toma,
¿es tuyo no?
Eugenia no media palabra,
no quería decirle nada. Se levanto de la mesa, diciendo:
-Voy a llamar a Darío que
se le enfría la comida-sonrió y se marcho a donde estaba el otro gemelo.
Peter suspiró y bajo la
cabeza, sabía que Eugenia iba a hacer lo imposible para ir y se lamentaba por
eso.
Eugenia le aviso a Darío,
que hablaba con una chica por móvil, y marcó en su celular el número de
Nicolás, le atendió.
-Hola mi amor, no me puedo
escapar. Peter no me quiere ayudar. Es un idiota.
# Hola, vaya. Que pena #
-Mira… tengo una idea…
pero tendrías que venir tú a por mí.
# Cuéntame #
-Cuando se acabe la cena,
diré que me duele la barriga y me voy a mi casa; ahí pasas tú y me buscas.
# Mmm…Esta bien, a las 23
¿vale?#
-¡Si!-contesto con
entusiasmo.-Bueno adiós, te amo mucho.
#Y yo a ti, no espero al
momento en que te tenga entre mis brazos, linda. Adiós#
La cena transcurrió
normal. Alguna que otra vez las miradas de Peter y Eugenia se encontraban pero
al momento se desviaban por parte de ella. Al terminar se fueron a ver la
televisión, la rubia miró su móvil y vio que eran las 22.47, tenía que empezar
a actuar si o si.
-Mamá-dijo acercándose a
su madre.-Me duele la barriga-puso mala cara.
-¿Quieres una pastilla?
-Eh… si, ¿no trajiste
verdad? Bueno pues me voy a casa ¿vale? Y así me tumbo
La madre la miró algo
extrañada y dijo:
-Bueno, ¿quieres que vaya
contigo?
-¡No! No hace falta. Llego
y me tumbo.
-Bueno, está bien. Yo iré
más tarde.
-Vale, adiós-dijo saliendo
ya por la puerta.
Eugenia entró en su casa,
echó el cerrojo a la puerta de su cuarto y salió por el balcón agarrándose en
las enredaderas de su madre. Espero a Nicolás entre unos arbustos por si
alguien la veía. Cuando vio el coche corrió hacia él y subió.
-Hola, vamos-dijo Eugenia.
-Hola, ¿ni un beso me das?
-Si, si-afirmó.-Pero
cuando estemos lejos de aquí.
-Bueno, esta bien.
Cuando llegaron al
departamento de Nicolás, entraron besándose, pero sin pasar más allá de simples
besos.
-Al fin aquí-dijo Eugenia
sentándose en el sofá.
-Y si… por fin-se sentó a
su lado y empezó a besarle el cuello. Cuando Nicolás empezó a desabrocharle la
blusa, Eugenia empezó a notar que él no iba a esperar más, que estaba deseoso.
-Eh… Nico-lo apartó.-Aquí
no. Es algo feo tener tu primera vez en un sofá.
-¿Es tu primera vez?-ella
asintió.-Pues no te preocupes, mi amor-Nicolás se levantó y espero a que ella
lo imitará para cogerle de la mano y llevársela a la habitación-Yo te cuidaré.
Al entrar allí Eugenia sintió
un escalofrío recorrer todo su cuerpo, cada minuto que pasaba tenía más miedo. Nicolás
la besó, y siguió con lo que había dejado, terminó de desabrocharle la blusa.
Eugenia estaba nerviosa, y en aquel momento no estaba muy segura de querer
hacerlo. Nicolás no tardo en tirarla encima de la cama y seguir torturando su
cuello. Ella ya no soportaba esa tención y decidió pararla diciendo:
-¡No!-él paro y la miro.
-¿No que?
-No… no puedo hacerlo.
-¿Cómo que no
puedes?-volvió a besarle el cuello y tenía intenciones de llevar su boca más
abajo.
-Nico, para. En serio. No
puedo-lo apartó de arriba suyo y se levanto.
-Pero ¿qué me estas
diciendo? Si tenías muchísimas ganas, mira lo que hiciste.
-Ya lo sé. Pero…
“No puedo quitarme a Peter
de la cabeza”-pensó.
-Pero ¿qué?-se quedó
callada, no sabía que decirle.- ¡Ah, ya se! Tu hermano te lleno la cabeza
¿verdad?
-¿Qué? No.
-Mira, bonita-se levanto y
se acercó a ella.-Eso de que la primera vez tiene que ser especial es todo
mentira, mi primera vez fue en un lavabo y lo que importa es que lo hagas y ya
esta.
- Nico a ver…
-¡Sshh! Cállate y déjate
llevar-le empezó a desabrochar los pantalones.
-¡Nico, NO!-se alejo de él
y se puso la blusa.-Nicolás a ver si me entiendes. Si me amas de verdad, sabrás
esperarme-dijo mientras se abrochaba la blusa.
-Si y te he esperado,
llevo contigo casi dos meses y aun no he conseguido nada. Creo que mi paciencia
merece ser recompensada.
-Y lo será, pero ahora
no-dijo Eugenia entristecida.
-Pero yo quiero que sea
ahora.
Nicolás se acercó a ella y
la volvió a tirar encima de la cama. Le desabrochó la blusa bruscamente
rompiendo los botones y empezó a besarle todo el cuerpo mientras la agarraba fuertemente
por los brazos. Eugenia intentó soltarse pero no lo conseguía, solo podía
gritar y rogarle a Nicolás que no lo hiciera. Él estaba descontrolado, deseaba
hacerla suyo fuera como fuese. En un descuido de Nicolás, cuando intentaba
desabrocharle el pantalón a la muchacha, ella le golpeo con la lámpara de la
mesita de noche. Éste cayó al suelo de inmediato. Eugenia rápidamente se
levantó y lo miró. No sabia si lo había matado o solo dejado inconsciente pero
no pensaba quedarse allí para comprobarlo. Era de noche, hacia frío y estaba
lejos su casa. Pero igual seguía caminando, no estaba muy segura si iba en la
dirección correcta pero hacia algún sitio tenía que ir. Al cabo de una hora
llegó a su casa, subió por las enredaderas y se metió directamente en la cama a
ahogar sus penas llorando. Sólo sabía llorar y llorar, no entendía lo que había
pasado. El chico por el que se había jugado y por el que sentía amor, la había
defraudado. Estaba tumbada bocarriba mirando el techo mientras las lágrimas le
recorrían el rostro. Después de tanto llorar se quedó dormida. Estaba teniendo
una pesadilla, se movía mucho en la cama, estaba sudando, estaba sofocada…
hasta que se despertó gritando. Miró el reloj, apenas eran las cuatro de la
mañana, y cuando giró la mirada hacia el balcón vio gracias a las luces de las
farolas que entraban por su ventana, una silueta en una esquina de la
habitación.
-¿Quién está ahí?-preguntó
asustada.
Continuará.
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