domingo, 20 de mayo de 2012

Capitulo 28: Una mentira.

Capitulo anterior:

Ella lo aparto y abrió la puerta para irse, pero él la detuvo otra vez cerrándola.
-Una última cosa, si yo fuera tú no le pediría el celular a tu madre…-se quedó callado.-Si no quieres que se entere para que lo quieres.
-Solo voy a llamar a Nico-no lo estaba mirando a la cara, lo prefería así.
-Sí, hablar con Nico, y decirle que no vas a poder ir a…-se quedó callado.-Bueno a eso no se le puede llamar hacer el amor, eso más bien es un polvo de una noche.
Eugenia muy cabreada, se dio la vuelta y le metió una bofetada con todas sus fuerzas.
-¡IDIOTA!-abrió la puerta y se fue a la cocina.
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La cena había empezado, las dos madres seguían cotilleando les daba igual si estuviesen o no sus hijos, Eugenia estaba sumida en sus pensamientos, no sabía como librarse y quedar con Nicolás, Peter, que estaba sentado a su lado, la observaba y Darío hablaba por móvil en la habitación continua del comedor.
-Perdóname-le dijo Peter a Eugenia en voz baja. Ella lo miro y no dijo nada.-Fui un poco grosero, y bien que hiciste en darme la bofetada; pero solo lo hago por tu bien o eso creo-le dio un beso en la cabeza y le cogió la mano. Se la abrió y le puso el móvil.-Toma, ¿es tuyo no?
Eugenia no media palabra, no quería decirle nada. Se levanto de la mesa, diciendo:
-Voy a llamar a Darío que se le enfría la comida-sonrió y se marcho a donde estaba el otro gemelo.
Peter suspiró y bajo la cabeza, sabía que Eugenia iba a hacer lo imposible para ir y se lamentaba por eso.

Eugenia le aviso a Darío, que hablaba con una chica por móvil, y marcó en su celular el número de Nicolás, le atendió.
-Hola mi amor, no me puedo escapar. Peter no me quiere ayudar. Es un idiota.
# Hola, vaya. Que pena #
-Mira… tengo una idea… pero tendrías que venir tú a por mí.
# Cuéntame #
-Cuando se acabe la cena, diré que me duele la barriga y me voy a mi casa; ahí pasas tú y me buscas.
# Mmm…Esta bien, a las 23 ¿vale?#
-¡Si!-contesto con entusiasmo.-Bueno adiós, te amo mucho.
#Y yo a ti, no espero al momento en que te tenga entre mis brazos, linda. Adiós#
La cena transcurrió normal. Alguna que otra vez las miradas de Peter y Eugenia se encontraban pero al momento se desviaban por parte de ella. Al terminar se fueron a ver la televisión, la rubia miró su móvil y vio que eran las 22.47, tenía que empezar a actuar si o si.
-Mamá-dijo acercándose a su madre.-Me duele la barriga-puso mala cara.
-¿Quieres una pastilla?
-Eh… si, ¿no trajiste verdad? Bueno pues me voy a casa ¿vale? Y así me tumbo
La madre la miró algo extrañada y dijo:
-Bueno, ¿quieres que vaya contigo?
-¡No! No hace falta. Llego y me tumbo.
-Bueno, está bien. Yo iré más tarde.
-Vale, adiós-dijo saliendo ya por la puerta.

Eugenia entró en su casa, echó el cerrojo a la puerta de su cuarto y salió por el balcón agarrándose en las enredaderas de su madre. Espero a Nicolás entre unos arbustos por si alguien la veía. Cuando vio el coche corrió hacia él y subió.
-Hola, vamos-dijo Eugenia.
-Hola, ¿ni un beso me das?
-Si, si-afirmó.-Pero cuando estemos lejos de aquí.
-Bueno, esta bien.
Cuando llegaron al departamento de Nicolás, entraron besándose, pero sin pasar más allá de simples besos.
-Al fin aquí-dijo Eugenia sentándose en el sofá.
-Y si… por fin-se sentó a su lado y empezó a besarle el cuello. Cuando Nicolás empezó a desabrocharle la blusa, Eugenia empezó a notar que él no iba a esperar más, que estaba deseoso.
-Eh… Nico-lo apartó.-Aquí no. Es algo feo tener tu primera vez en un sofá.
-¿Es tu primera vez?-ella asintió.-Pues no te preocupes, mi amor-Nicolás se levantó y espero a que ella lo imitará para cogerle de la mano y llevársela a la habitación-Yo te cuidaré.
Al entrar allí Eugenia sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, cada minuto que pasaba tenía más miedo. Nicolás la besó, y siguió con lo que había dejado, terminó de desabrocharle la blusa. Eugenia estaba nerviosa, y en aquel momento no estaba muy segura de querer hacerlo. Nicolás no tardo en tirarla encima de la cama y seguir torturando su cuello. Ella ya no soportaba esa tención y decidió pararla diciendo:
-¡No!-él paro y la miro.
-¿No que?
-No… no puedo hacerlo.
-¿Cómo que no puedes?-volvió a besarle el cuello y tenía intenciones de llevar su boca más abajo.
-Nico, para. En serio. No puedo-lo apartó de arriba suyo y se levanto.
-Pero ¿qué me estas diciendo? Si tenías muchísimas ganas, mira lo que hiciste.
-Ya lo sé. Pero…
“No puedo quitarme a Peter de la cabeza”-pensó.
-Pero ¿qué?-se quedó callada, no sabía que decirle.- ¡Ah, ya se! Tu hermano te lleno la cabeza ¿verdad?
-¿Qué? No.
-Mira, bonita-se levanto y se acercó a ella.-Eso de que la primera vez tiene que ser especial es todo mentira, mi primera vez fue en un lavabo y lo que importa es que lo hagas y ya esta.
- Nico a ver…
-¡Sshh! Cállate y déjate llevar-le empezó a desabrochar los pantalones.
-¡Nico, NO!-se alejo de él y se puso la blusa.-Nicolás a ver si me entiendes. Si me amas de verdad, sabrás esperarme-dijo mientras se abrochaba la blusa.
-Si y te he esperado, llevo contigo casi dos meses y aun no he conseguido nada. Creo que mi paciencia merece ser recompensada.
-Y lo será, pero ahora no-dijo Eugenia entristecida.
-Pero yo quiero que sea ahora.
Nicolás se acercó a ella y la volvió a tirar encima de la cama. Le desabrochó la blusa bruscamente rompiendo los botones y empezó a besarle todo el cuerpo mientras la agarraba fuertemente por los brazos. Eugenia intentó soltarse pero no lo conseguía, solo podía gritar y rogarle a Nicolás que no lo hiciera. Él estaba descontrolado, deseaba hacerla suyo fuera como fuese. En un descuido de Nicolás, cuando intentaba desabrocharle el pantalón a la muchacha, ella le golpeo con la lámpara de la mesita de noche. Éste cayó al suelo de inmediato. Eugenia rápidamente se levantó y lo miró. No sabia si lo había matado o solo dejado inconsciente pero no pensaba quedarse allí para comprobarlo. Era de noche, hacia frío y estaba lejos su casa. Pero igual seguía caminando, no estaba muy segura si iba en la dirección correcta pero hacia algún sitio tenía que ir. Al cabo de una hora llegó a su casa, subió por las enredaderas y se metió directamente en la cama a ahogar sus penas llorando. Sólo sabía llorar y llorar, no entendía lo que había pasado. El chico por el que se había jugado y por el que sentía amor, la había defraudado. Estaba tumbada bocarriba mirando el techo mientras las lágrimas le recorrían el rostro. Después de tanto llorar se quedó dormida. Estaba teniendo una pesadilla, se movía mucho en la cama, estaba sudando, estaba sofocada… hasta que se despertó gritando. Miró el reloj, apenas eran las cuatro de la mañana, y cuando giró la mirada hacia el balcón vio gracias a las luces de las farolas que entraban por su ventana, una silueta en una esquina de la habitación.
-¿Quién está ahí?-preguntó asustada.

Continuará.

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