Cuando
Candela entró en el galpón, ya habían traído la tarta y todos empezaron a
cantar el “feliz cumpleaños” a todo trapo. Ella pidió sus deseos y sopló las
velas. Tras eso, se volvió a poner la música y todos salieron a bailar, entre
ellos, Eugenia; que sin importarle nada se volvió loca en la pista, necesitaba
olvidarse de todo. Mientras la rubia bailaba tenía los ojos cerrados, de
repente sintió unas manos rodearle la cintura, cuando abrió los ojos vio que
era Peter. Los cerró de nuevo y movió la
cabeza de un lado a otro tratando de reaccionar; volvió a abrirlos y comprobó
que su cabeza le había jugado una mala pasada, que no era Peter quien la había
agarrado, sino su novio, Nicolás. No comprendía lo que había pasado pero sin
importarle, se acercó a Nicolás y lo besó como nunca lo había hecho.
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“Querido
diario”-escribía Eugenia.- “Hoy volví del campamento, me queda menos de un mes
para disfrutar del verano, pero la verdad que eso no me importa. Lo que si, es
que lo disfrutaré junto a Nicolás, que dentro de un par de días hacemos dos
meses juntos. La alegría me invade el cuerpo. La verdad, el día en que me pidió
que saliésemos dude un poco decirle que si porque estaba muy enamorada de Peter
y también me daba un poco de miedo la diferencia de edad, pero eso ahora me da
igual porque estoy genial así. Con mi hermanito voy viento en popa, al
principio de mi relación con Nico, se comportaba rancio, pero ya no. Hace poco
me entere que lo había dejado con Melodi, me lo estuvo ocultando casi todo el
tiempo que duró el campamento; pero por fin un día me lo dijo. Te voy a ser
sincera, empecé a escribir un diario porque no podía desahogarme con nadie y ni
decir lo feliz que estaba, porque con Peter no daba, y con Candela era
imposible, porque cada vez que hablábamos me contaba todo lo que había hecho
con Luca. ¡Ojo! No es que me este quejando, pero no era posible que yo le
dijese lo feliz que estaba con su hermano. ¡Ah! Hablando de ella, esta súper
pero súper enamorada de Luca, se pasan horas besándose. Darío, el hermano de
Peter sigue flirteando con chicas pero nada serio.
¡Ah!
No te he contado, Nicolás no vive con los padres, tiene un piso y trabaja en la
empresa de su tío. Desde ahora nos veremos poquito, porque saldrá de trabajar
tarde y ó yo voy a visitarlo después del trabajo y duermo allí ó el pasa por mi
casa. La primera opción va a ser que no, porque mi madre se niega rotundamente;
ella no está muy de acuerdo con esta relación pero igual la intentaré
convencer.
Y ya
para finalizar te contaré algo que no debe saber nadie, yo a Peter no me lo
saco de la cabeza; sigo enamorada de él”-Eugenia al escribir esa última frase
la tacho con varios trazos, pero aún se podía leer perfectamente.- “Bueno
querido diario lo dejo ya porque me voy a arreglar, quede con Nicolás en ir a
su casa a escondidas de mi madre, se que esta mal pero yo quiero ir; creo que
hoy es mi noche =). Adiós. Besos.”-Eugenia al escribir eso cerró el diario y se
fue a duchar.
La
madre de Peter mandó a su hijo avisar a las vecinas que fueran a cenar a su
casa porque estaba haciendo comida de más y le había apetecido invitarlas. Así
que Peter, para ahorrarse el camino salió por su balcón y pasó al de Eugenia,
sin dificultad. Entró en la habitación de la muchacha, la encontró vacía
evidentemente, pero le llamo la atención el diario que estaba arriba de la
cama. Peter atraído por la tentación, lo abrió y empezó a leer. Ya le faltaba
poco para terminar de leer…
-…
creo que hoy es mi noche-leyó en voz alta.
En ese
momento Eugenia entró por la puerta con una toalla en la cabeza, y él escondió
rápidamente el diario atrás suya.
-¡Peter!-dijo
llevándose un susto al verlo.
-Hola-esbozó
una amplia sonrisa.
-¿Qué
haces aquí?
-Vine
a avisaros a tu madre y a ti que vengáis a cenar esta noche a mi casa, que mi
madre le entro ganas de cocinar en abundancia.
-Ah
ok, yo se lo digo a mi madre-devolviéndole la sonrisa.-¿Dónde esta lo que
estaba arriba de mi cama?
-Te
refieres a esto-dijo enseñándoselo.
-Si, a
eso. ¿Lo leíste?-dijo cogiéndolo.
-Eh…
si te digo que no, miento.
-¿Cómo?
No sabes que un diario es una cosa privada.
-Si ya
se Euge. Pero… ¿en serio hoy vas a… hacer el amor con Nicolás?
A
Eugenia en ese momento se le cambio de color de cara.
-¡No
te importa! ¡Lárgate!-dijo enfadada.
Peter
suspiro.
-Esa
contestación me la tengo que tomar como un “si” ¿no? ¿Estas segura de que estas
lista?
-Segurísima,
Peter-seguía con un tono grosero.
-¿Y
segura de que él es el indicado?-se quedó callada mordiéndose el labio
inferior.-Euge si no crees que es el indicado, no lo hagas. Yo te voy a ser
sincero y es que no creo que él lo sea, pero claro soy el menos indicado para
opinar-se acerco a ella.-Euge aparte de todo esto, leí también que no me
pudiste sacar de la cabeza y… yo a ti tampoco-Él hizo que Eugenia lo
mirase.-Nada cambio.
-Peter
veníamos tan bien… sin enfrentarnos de esta manera.
-Eso
no es cierto, veníamos mal;-se aparto.-Ocultando lo que nos pasaba-decía
mientras se alejaba y caminaba hacia el balcón.-Mira, yo no te lo voy a poner
fácil, esta noche comes en mi casa…-le guiño el ojo y pasó a su balcón.
Sobre
las nueve Eugenia y su madre se fueron a la casa vecina, nada más entrar Darío
la saludó pero ella reacciono mal al creer que era otra persona.
-¡Que
te den!-le gruñó, su madre no la escucho porque se había ido directamente a la
cocina.
-Soy
Darío, pero bueno…-dijo rascándose tímidamente la nariz.
-¡Ui!
perdón creí que eras… ¡ese!-y lo apunto al entrar al salón y verlo sentado
mirando la televisión.
-Hola
hermanita, un gusto volver a verte… -levantó la ceja mientras ambos
intercambiaban miradas.
Eugenia
lo miro de arriba a bajo con mala cara y movió los labios diciendo:
-Idiota.
-¡Ven!
Siéntate aquí-dijo Peter apuntando al lugar libre al lado suyo.
Ella
no quería, pero Darío la hizo sentarse.
-Así
me gusta-dijo el gemelo yéndose a la cocina, dejándolos solo.
-Ah,
ya veo. Has comprado a tu hermano ¿verdad?
-¿Yo?
¿De dónde sacaste eso?-preguntó Peter con un tono de ironía.
Eugenia
lo miro de mala gana.
-¿Por
qué me haces esto?
-¿Qué
te hago el que?-pregunto él mirando la televisión.
-Sabes
que me iba a encontrar con Nicolás.
-¿Ibas?
Vaya, ¿ya no vas? Que lastima-la miro con una sonrisa.
-Te
juro que te mataría…
-Bueno
hazlo
-¿Cómo?-preguntó ella extrañada.
-Mátame con tus besos-dijo Peter con una voz dulce mientras posaba su mano en la nuca de Eugenia y juntaba su frente con la de ella.- ¿Y? ¿A qué esperas?-insistió.
-¿Cómo?-preguntó ella extrañada.
-Mátame con tus besos-dijo Peter con una voz dulce mientras posaba su mano en la nuca de Eugenia y juntaba su frente con la de ella.- ¿Y? ¿A qué esperas?-insistió.
Eugenia,
nerviosa e inmóvil, tragó saliva.
Continuará.
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