Las
dos caminaban entre la oscuridad. En ese momento se movieron unos matorrales,
Eugenia asustada pregunto:
-¿Qué
fue eso?
-Será
algún animal-contestó Candela aun desanimada.
-¡Ei!
¿Qué te sucede?
-Nada-resopló.-
¿Y a dónde vamos exactamente?
-Al
galpón. Ahí es donde guardan los materiales ¿no?
-Supongo.
Llegaron
allí, y Eugenia con la ayuda de Candela consiguió abrir la puerta. La rubia se
acercó al interruptor y cuando encendió la luz...
-¡¡SORPRESA!!-gritaron
todos.
Candela
se llevo un susto y al momento en su cara se dibujo una gran sonrisa. Miro a su
amiga, que le devolvió la mirada y le guiño un ojo.
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Era
una noche hermosa y la fiesta acababa de empezar. En el galpón estaban todos,
no faltaba ni una persona del campamento, aunque no conocían a Candela, allí
estaban armando un buen festejo. La cumpleañera estaba rodeada de sus amigos;
Eugenia, Peter y Darío y por supuesto su novio Luca.
-Gracias,
chicos. Os quedó genial todo-decía Candela mirando todo lo de su alrededor; las
luces, la gente, la barra que habían armado en el fondo del galpón...todo.
-No
las des, Can-dijo Eugenia mirándola con una sonrisa en la cara.-Te mereces esto
y más.
Siguieron
charlando hasta que pusieron una canción que a Luca le encantaba y no tardo en
decir:
-Mi
amor, ¿bailamos?-Candela lo miro y asintió con la cabeza.
-Ya
volvemos-dijeron al unísono yendo hacia donde era la pista de baile.
-¡Qué
locos están!-exclamó Eugenia mirándolos.
-Si,
estarán como tú quieras pero...-dijo Peter extendiéndole la mano y haciendo una
seña con la cabeza.- ¿Te vienes a bailar un rato?
Eugenia
miró su mano y le habló al odio:
-No vamos a dejar solo a Darío ¿no?
-No,
pero si a él no le importa ¿a que no?-preguntó Peter mirando a su hermano.
-¿Qué?-preguntó
Darío.- ¿Habéis dicho algo?-Peter y Eugenia lo miraron extrañados.-Perdón, no os estaba escuchando. Llevo un rato mirando a la chica de azul de allí-indico disimuladamente
con la cabeza el sector donde se encontraba.
-¿Y
a que esperas? Ve a hablar con ella-le sugirió su hermano.
-No,
hermanito, esto lleva su tiempo, tranquilo.
Eugenia
y Peter se rieron.
-Bueno,
¿vamos?-insistió el muchacho de ojos marrones con tonos de verde.
La
rubia iba a aceptar pero en ese momento llego Melodi y la interrumpió.
-Peter,
¿bailas esta canción conmigo? Es mi canción favorita.
-Es
que iba a...-contestó Peter mirando a Eugenia, que le sonrió y le indico con la
cabeza que se fuera con ella.
-Ve,
no importa-dijo la muchacha.-Yo me quedo aquí, viendo como liga tu hermano.
-Bueno-suspiro.-Esta
bien, pero que sepas que me debes un baile.
-De
acuerdo.
Melodi
agarró a Peter de la mano y se lo llevo a la pista de baile. Eugenia se quedó
allí de pie mirando como bailaban la rubia de pelo largo y el moreno y de vez
en cuando miraba a Candela y a Luca. Estaba feliz de ver a su amiga tan animada
y tan radiante. Nunca la había visto con aquella energía, no podía creer como
Luca la hacia tan feliz. De vez en cuando la rubia se reía por las payasadas
que estaba haciendo Peter mientras bailaba con Melodi. Darío que estaba a su
lado, se dio cuenta de que no le quitaba ojo a su hermano, y queriendo
avergonzarla, le dijo:
-Es
guapo eh...-Eugenia lo miro extrañada.-Digo, por como lo miras y demás, te debe
de gustar mucho.
-¿Qué?
No, Peter es como mi hermano-hizo una pausa.-Bueno, es mi hermano.
-Eugenia,
esa tontería de hermanos que os inventasteis para ocultar lo que os pasa el uno
con el otro, la tenéis que olvidar.
-Darío,
no se si sabes, pero tengo novio.
-Lo
sé. Nicolás se llamaba ¿no?-ella asintió.-Pienso que estas con él para
olvidarte de Peter. No se muy por qué lo quieres olvidar, pero te tengo que
decir que es un error. Peter te ama igual o incluso más que tú a él. Solo sabe
hablar de ti y solo de ti, día y noche. Te tiene en su mente día si y día
también; y es capaz de aceptar tu relación con Nicolás, si eso te hace feliz.
Es otro tonto como tú que no se juega por lo que siente.
-¡Darío!-exclamó
Eugenia al darse cuenta de que el muchacho decía la verdad.
-¿Qué?
¿Acaso estoy mintiendo?
Eugenia
suspiro.
-Estoy
muy bien con Nico, lo quiero.
-¿Más
que a Peter?
-Darío
¿qué mas da lo que sienta por Peter ahora mismo?
-Da
mucho porque si os dijeseis lo que sentís el uno por el otro, estabais felices
y comiendo perdices, pero sois tan...-hizo una pausa.-...tan vosotros, que os
complicáis la vida.
Eugenia
guardo silencio, sabía que Darío tenía razón, sabía que Peter y ella podían
estar juntos tan fácilmente pero se había complicado todo y más aún cuando ella
había empezado a salir con Nicolás. La muchacha suspiraba una y otra vez; el
moreno al darse cuenta, le dijo:
-Oye,
una cosa, ¿Peter te contó?-ella lo miro.
-¿El
qué?
-No,
nada, olvídalo.
-No,
ahora me cuentas. No me dejes así.
-Bueno
es que si no te lo contó fue por algo, y si ahora yo te lo digo, quizás la lie.
-Vamos
Darío. Sabes que puedes confiar en mí -le insistió la rubia.
-Vale-hizo
una pausa.-Veras, ¿sabes esa piedra que tienes guardada dentro de tu relicario?
-Si,
¿qué pasa con ella?-se apresuró en preguntar.-Espera, ¿cómo sabes eso?
-Es
otra historia, Eugenia. Si quieres luego te la cuento-hizo una pausa.-Pero lo
importante es que se que guardas esa piedra desde que tenías seis o siete años,
y que se rompió cuando chocaste con un chico y se cayo al suelo-ella asentía.-Y
bueno todo lo demás también lo sé.
-¿Y
cómo sabes todo eso?
-Pues
porque el niño era...
-¿Eras
tú?-le preguntó sorprendida.
-No,
era él-y señaló a su hermano.
Eugenia
miro a Peter, que aún seguía bailando con Melodi. Se llevó la mano al pecho
mientras decía moviendo la cabeza de un lado a otro:
-No
puede ser...
-Pero
es, Eugenia; y si no me crees cuando lleguemos a casa te muestro la piedra. Él
también la guardo y aun la conserva.
“No
puede ser...”-pensaba la muchacha una y otra vez.-“Él fue mi primer amor”-sus
ojos empezaban a llenarse de lagrimas.
Eugenia
suspiró.
-Darío,
me voy un rato a tomar el aire ¿vale?-dijo con la cabeza baja, tratando de
ocultar su rostro.
La
rubia se fue rápidamente, esquivando a la gente, tratando de salir del galpón
cuanto antes. Peter, que de vez en cuando miraba a su hermano y a Eugenia, se
dio cuenta de que la muchacha se había ido, y no tardó en acercarse a Darío,
pero no sin antes disculparse con Melodi.
-¿Qué
le has hecho?-preguntó Peter mirando a su hermano.
-Nada-contestó
rápidamente.
-¡Darío!-le
reprimió.
-Bueno,
le conté que tú eras el niño que...-no termino de hablar porque su hermano ya
se había ido detrás de Eugenia.
La
muchacha en el intento de salir de allí había chocado con un muchacho que le
había echado un vaso de refresco por encima sin querer. Cuando el chico se
estaba disculpando, ella se marchó rápidamente sin escucharlo, no tenía ganas
de detenerse. Deseaba estar sola, respirar aire fresco y pensar. Al salir, se
encontró con Nicolás, que sonriendo se acercó a ella.
-Hola,
mi amor-la agarró de la cara y la besó. La rubia le siguió el beso, y al cerrar
los ojos, las lágrimas que intentaba ocultar se deslizaron por sus mejillas.
Peter
que salía del galpón, los vio y furioso golpeo la puerta. Gracias a la música
del lugar no se oyó el estruendo que se había producido. Él intentaba aceptar
que Eugenia era feliz con Nicolás, pero no lo conseguía. El muchacho se contuvo
y quedó allí parado, observándolos.
Cuando
los rubios se separaron, ella se limpio la cara y le regalo una sonrisa. Él la
noto rara y le pregunto:
-¿Te
pasó algo?
-No,
nada.
-¿Segura?
Te veo muy rara.-ella asintió.- ¿Y a donde ibas?
-Eh...-vocalizo.-A
cambiarme, mira como me dejaron.
-Ah,
si quieres te acompaño.
-No,
no hace falta, tú ve a la fiesta que tu hermana te esta esperando-sonrió y le
dio un pico.-Adiós-dijo yéndose.
-Está
bien.
Peter
al ver que Nicolás iba hacia allí, se iba a meter otra vez en el galpón, pero
se quedo quito al ver que Nicolás se había detenido con una chica.
-Hola-dijo
el rubio dándole dos besos a la muchacha que se le había posado delante.
-Hola,
lindo. ¿Te acuerdas de mi?-preguntó la chica.
-Mmm...No-contestó
algo confuso.
-Soy
Ana, nos liamos en la despensa hace unos días antes de que te pusieras de
novio, y…-empezó a acercarse a él.-quería repetirlo-lo besó.
Peter
que lo estaba viendo todo, no tardo en decir:
-No
puede ser...
Continuará.
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