domingo, 20 de mayo de 2012

Capitulo 27: ¡Idiota!

Capitulo anterior:


Eugenia lo miro de mala gana.
-¿Por qué me haces esto?
-¿Qué te hago el que?-pregunto él mirando la televisión.
-Sabes que me iba a encontrar con Nicolás.
-¿Ibas? Vaya, ¿ya no vas? Que lastima-la miro con una sonrisa.
-Te juro que te mataría…
-Bueno hazlo
-¿Cómo?-preguntó ella extrañada.
-Mátame con tus besos-dijo Peter con una voz dulce mientras posaba su mano en la nuca de Eugenia y juntaba su frente con la de ella.- ¿Y? ¿A qué esperas?-insistió.
Eugenia, nerviosa e inmóvil, tragó saliva.
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De repente empezó a sonar el móvil de Eugenia que lo tenía entre las manos, ella no se inmutó.
-Te esta sonando el móvil-le informó Peter sin moverse.
-Ya…-Peter se lo quitó de las manos y miró la pantalla que ponía…
-Es Nicolás. Creo que deberías cogerlo.
-¡Nico!-exclamó al caer en la realidad. Se lo quitó a su hermano de las manos rápidamente y atendió.- ¡Hola, mi amor!-y miró a Peter, que había cogido el mando de la televisión y se había puesto a cambiar de canal como loco-Nico… te tengo una mala noticia…-decía desanimada.-No voy a poder ir esta noche a tu casa-suspiró.-Lo siento.
-¡Si, lo siente mucho!-dijo Peter gritando para que lo escuchase.
-Es el idiota de Peter-dijo Eugenia, contestando a la pregunta de Nicolás; “¿quién era?”.-Tengo una cena en su casa y no puedo librarme ni de broma; a no ser que mi hermanito me ayude pero no quiere-se quedó callada.-Si espera un segundito. Peter, Nicolás quiere hablar contigo-le dio el móvil.
Peter lo cogió y escuchó lo que Nicolás le tenía que decir y finalmente dijo:
-Oh si, por supuesto que os ayudo. ¿Cómo no os voy a ayudar?-su voz sonaba con ironía.- Si, si vale. Tú prepara todo, las velas, la comida, la cama, las rosas, ¡todo! Que a las diez tu amorcito esta ahí-miró a Eugenia que estaba sorprendida, no podía creer lo que estaba escuchando.- ¡Ah! No te olvides de la protección, no quiero que mi hermana regrese más gorda de lo que esta-se rió. Eugenia lo volvió a mirar con mala cara.-Ok, ahora se lo paso. Toma quiere hablar contigo-ella cogió el móvil.
-¿Mi amor?
# He convencido a tu hermano, así que ya sabes te espero esta noche. Adiós bonita #
-Adiós, besos amor-colgaron.
Eugenia se había puesto nerviosa, antes se había convencido de que en esa noche no pasaría nada, pero de pronto se había dado la vuelta a todo. Esa misma noche la pasaría con Nicolás. Peter al ver que su hermana palidecía le preguntó:
-¡Ei! ¿Qué te pasa? ¿Te ha entrado miedo?
-Eh…-tardó un poco en contestar.-No-mintió.
-¿Entonces?
-Una cosa, ¿en serio me vas a ayudar a escaparme?-preguntó Eugenia.
Peter sonrió, primero miró la televisión y luego giró su mirada a la cara de Eugenia.
-¿En serio crees que soy tan estúpido de hacerlo?-volvió a mirar a la tele.
-¿Entonces?… ¡¿Por qué le has dicho eso?!
-Para que le des plantón y piense que te has acobardado-se rió.
Eugenia empezó a marcar en su móvil el número de Nicolás, Peter se dio cuenta y se lo quitó de las manos.
-¡Epa! ¿Qué hacías?
-¡Devuélveme mi móvil!-le exigió la rubia.
-Dime para qué lo quieres.
-Voy a llamarlo y decírselo.
-Mmm… no me gusta esa idea, no te lo devuelvo-le hizo una mueca.
-Trae-se abalanzó encima de Peter para quitárselo, pero él la esquivó y se levantó del sofá.-Dame mi móvil.
-No, ni sueñes.
-Peter, dame mi móvil-decía acercándose a él enfadada.
-Esta bien, te lo doy; si me das un beso-se acercó a ella y pasó su mano por la cintura de la muchacha, aferrándola a él.
En ese momento Darío volvía de la cocina, se sentía como una maruja allí escuchando los chismes del vecindario que se contaban las dos madres, y también tenía ganas de saber que hacían esos dos. Cuando los vio, no tardó en decir:
-Me vuelvo a la cocina. Vosotros seguid como si no hubiese venido-y se fue rápidamente.
Hubo un pequeño silencio en el salón, pero Peter lo rompió:
-Oye… creo que no te lo he dicho nunca pero tienes unos ojos muy bonitos-aún seguían en la misma posición.
-Oh, gracias Peter-decía con una vocecilla.- ¿Sabes? Tienes razón, no debo ir a ver a Nicolás; debo quedarme aquí.
Peter se asusto por lo que Eugenia acababa de decir.
-Euge, ¿te han drogado?-preguntó confuso.
-Si tú, tú me has drogado con tus besos.
Eugenia se acercó a los labios de Peter, estaba apunto de besarlo; se habían rozado. Faltaban pocos centímetros cuando Eugenia elevó la pierna, dándole un fuerte rodillazo en la entrepierna. Peter empezó a retorcerse de dolor, y cayó al suelo.
-No me provoques, Bedoya porque vas a acabar mal.
-Y tanto…-seguía en el suelo con las manos en sus partes.
-Pues eso-le fue a quitar el móvil, pero vio que estaba dentro de su puño cerrado, que tocaba las partes íntimas del muchacho.-Eh… luego me devuelves el móvil, cojo el de mi madre-se dio la vuelta para irse hacia la puerta de la cocina.
-¡No!-Peter haciendo mucho esfuerzo se levantó, saltó el sofá y la alcanzó, cerrando la puerta que ella había abierto para pasar.
-¿Qué haces?-lo miró.
-Impedir que hagas una locura-golpeó con rabia el marco de la puerta, donde luego posó la mano.
Ambos se miraban a los ojos.
-Mira Peter no es ninguna locura; yo a Nico lo amo y…
-¿Más que a mi?-la interrumpió.
-No tengo por qué contestarte.
-Tienes razón, no tienes por qué; los dos sabemos la respuesta.-acercó su boca a la oreja de Euge.-Estoy seguro de que a quién quieres y con el que deseas estar esta noche es conmigo y no con él-puso su mano en la cintura de Eugenia, debajo de la blusa que llevaba.- ¿O acaso me lo vas a negar?
-Peter-dijo sonrojada.-…quitas tu mano en menos de cinco segundos o sino…
-¿O sino qué?-la tentó.
-O sino te la corto.
-¿El que? ¿La mano u otra cosa?-seguía hablándole al oído en voz baja.-Sería una lastima para ti.
-¡Peter apártate! Me quiero ir a la cocina.
-Hazlo, yo no te estoy sujetando; solo tengo una mano en tu cintura y digamos no te estoy impidiendo nada.
Ella lo apartó y abrió la puerta para irse, pero él la detuvo otra vez cerrándola.
-Una última cosa, si yo fuera tú no le pediría el móvil a tu madre…-se quedó callado.-Si no quieres que se entere para que lo quieres.
-Solo voy a llamar a Nico-no lo estaba mirando a la cara, lo prefería así.
-Sí, hablar con Nico, y decirle que no vas a poder ir a…-se quedó callado.-Bueno a eso no se le puede llamar hacer el amor, eso más bien es un polvo de una noche.
Eugenia muy cabreada, se dio la vuelta y le metió una bofetada con todas sus fuerzas.
-¡IDIOTA!-abrió la puerta y se fue a la cocina.

Continuará.

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