sábado, 9 de marzo de 2013

JF2. Capitulo 70: Negativa

Capitulo anterior:
Por su cabeza solo rondaba la palabra ‘embarazada’ y la reacción que tendría Peter en cuánto se enterase, si es que el test llegara a ser positivo. Ellos nunca habían hablado de tener hijos. Quizás él había mencionado querer tenerlos quizás en un futuro lejano pero ¿ahora? No sabía si era el momento perfecto. Suspiró nuevamente y dejando el test sobre el lavabo cogió una blusa que había colgada y se la colocó debajo de la suya, pretendiendo aparentar una barriga. Se puso de perfil y empezó a mirarse. Una tonta sonrisa se dibujó en su cara. A ella le encantaría tener hijos y más si era con Peter pero… ¿y él?
Lo peor de todo aquello era que si la prueba daba negativa era porque sus mareos y sus vómitos tenían otro motivo que no era un embarazo inesperado sino quizás…Eugenia movió la cabeza tratando de que esos malos pensamientos se esfumaran. Cansada de plantearse ideas decidió quitarse la duda. Posiblemente estaba dramatizando y la prueba daba negativa. Se quitó la blusa de debajo de la suya y agarró nuevamente el test. Tragó saliva y…
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Negativa. La prueba había dado negativa. Los ojos de Eugenia apenas percibían nada, las lágrimas se lo impedían. Todo era extraño. Ahora que sabía que no estaba embarazada, tenía miedo de saber qué era eso  que le llevaba días pasando. Quizás si era el dichoso tumor en el cerebro o si era cualquier cosa, o si… o si…Durante largos e intensos minutos por la cabeza de la muchacha rondaron miles y miles de posibilidades que fue descartando. Pero sabía perfectamente que por mucho que pensara e intentara averiguarlo la única forma de saber a ciencia cierta lo que era, sería yendo al médico.
Aún sostenía el test en la mano y aún mantenía la misma postura de ‘pensadora’; codo sobre la pierna y sujetando su cabeza con la mano; cuando alguien llamó al timbre de la casa. Eugenia se sobresaltó y rápidamente envolvió el test en papel higiénico  y lo tiró a la basura del cuarto de baño, tratando de que pasase desapercibido lo mejor que pudo. Se miró al espejo y se limpió la cara intentando de disimular que había estado llorando minutos antes. Respiró hondo y salió del baño. Bajando las escaleras volvieron a llamar al timbre con más énfasis.
-Ya voy, ya voy-gritó llegando abajo y agarrando el pomo de la puerta sin mirar por la mirilla. Craso error.
Al abrir la puerta vio a un chico alto, rubio, frente a ella. Inmediatamente segundos después de ver quién era, trató de cerrar la puerta pero él se lo impidió.
-Eugenia, espera. Vengo a hablar en son de paz-explicó Nicolás.
-No, ¡vete!-Eugenia empezó a empujar la puerta tratando de cerrarla pero el visitante se lo estaba poniendo difícil.-Peter está en casa y como te vea aquí...
-Sé que no está-la interrumpió asomando la cabeza por ese espacio que quedaba entre la pared y la puerta que cada vez se hacia más grande por la gran diferencia de fuerzas.
Ese comentario hizo que a la muchacha se le cambiase el color de la cara. Nicolás estaba allí, forcejeando con ella con una puerta de por medio y si conseguía entrar estaba perdida. Las intenciones de Nicolás nunca habían sido buenas y Eugenia ya estaba cansada de caer en la misma trampa.
-Pero Gastón, el primo, sí que está-trató de hacer que parase de intentar conseguir su objetivo.
-No mientas. He ido a su bar a buscarte y sé perfectamente que estas sola-una pequeña sonrisa malévola se dibujó en la cara de Nicolás.
Ahora, la muchacha estaba en pánico. Él ya ni se molestaba en hacer una pantomima.
-Nicolás, vete. Déjame en paz. No quiero saber nada de ti. ¿Qué no entiendes de todo eso?
-Está bien, venía a hablar contigo pero si no quieres…-y empezó a soltar la puerta.
Ésta se cerró y la muchacha se quedó mirando fijamente el artilugio de madera que la había salvado esa vez. De repente sintió un fuerte golpe en la nuca, que le dejó inmediatamente inconsciente. Antes de que cayera al suelo, unos brazos la agarraron y la depositaron con muy poco cuidado sobre el suelo, tras eso, esa persona abrió  la puerta.
-Por fin-dijo Nicolás entrando.
-Me ha costado colarme por la ventana, estaba cerrada; bueno, estaba mal encajada y he tenido que utilizar mis artimañas para abrirla.
-Bueno, no pasa nada. ¿Te ha costado mucho dormirla?
-No, la verdad es que no. He utilizado esto-dijo mostrando un candelabro.
-Pero, ¿estás loca? ¡Has podido matarla!-exclamó Nicolás preocupado.- ¿Por qué no has usado el cloroformo?
-¿Qué prefieres? ¿Eficacia y lentitud o eficacia y rapidez?
Nicolás suspiró sonriendo.
-Rapidez, rapidez-contestó él agarrando a Eugenia en brazos.-Pero sin provocarle ningún daño.
-¡Oh, pero qué bonito! Se nota que estás enamorado-bromeó.
-Déjate de tonterías, Julieta. No tenemos tiempo.
-Está bien-hizo una pausa.-Pero una cosa te digo, ahora que la veo, no se como has podido pensar que ella y yo tenemos un cierto parecido. Por favor, Nicolás. Yo soy mucho más guapa.
-¡Vamos, Julieta! Te pago para que trabajes, no para que hables.
-De acuerdo.

Eugenia intentó poco a poco abrir los ojos, estaba muy mareada. Su cabeza le dolía y sentía un fuerte dolor en la parte de atrás.
-Mierda, se está despertando-escuchó la muchacha.
De repente, antes de que pudiera abrir los ojos un flash la cegó momentáneamente y antes de que se diera cuenta perdía nuevamente la consciencia por culpa de un extraño olor. Un olor a cloroformo.

Volvía otra vez a recuperar la consciencia pero esta vez por una dulce voz que le decía al oído: “Despierta, dormilona” con un cariño increíble en cada palabra. Lentamente abrió los ojos dibujando una sonrisa en la cara, al sentir una manos acariciarle el cuerpo y saber perfectamente de quién se trataba.
-Buenos días-dijo Peter con una sonrisa radiante en los labios.
-Buenos días-contestó ella desperezándose devolviéndole la sonrisa pero un dolor en la nuca hizo que se dibujase una mueca en su cara.
-¿Estás bien?-preguntó él, preocupado.
-Si, no te preocupes. Habré dormido mal.
-¿Dormido mal?-preguntó Peter riendo.-Imposible. Si cuando llegué anoche, intenté despertarte para darte las buenas noches y no pude.
-¿En serio?-dijo sonrojada.- ¡Puf! Estaba muerta de cansancio.
-Ya me di cuenta, ya-comentó con esa amplia sonrisa.-Pero, ¿estás mejor? Gastón me contó lo que te pasó ayer.
-Si, mucho mejor y más si estás tú aquí.
La muchacha se tumbó de lado para estar como él, con el codo sobre la almohada y con la mano sujetándose la cabeza, se acercó a él con la intención de darle el beso de los buenos días, cuando unas enormes ganas de vomitar la detuvieron. Se llevó la mano a la boca, tratando de evitarlo y consiguiéndolo durante unos instantes. Viendo que volvían otra vez, salió corriendo hacia el baño. Peter extrañado vio como se iba.
Eugenia, entró en el baño, cerró la puerta y fue directamente hacia el váter. Unos segundos más tarde, Peter llamaba a la puerta.
-Euge, ¿estás bien?
-No-dijo con una voz apenas imperceptible.
-¿Puedo pasar?
-No, vete. No entres-contestó pero ya era tarde, Peter ya había entrado haciendo caso sumiso.-No quiero que me veas así-comentó limpiándose la boca.
-Vamos, Euge. ¿No me digas que ahora tienes pudor de que te vea así? Te he visto de miles de maneras, tranquila, no me vas a asustar ni a espantar-dijo sonriéndole para transmitirle tranquilidad.- ¿Por qué crees que estas vomitando?-preguntó Peter cambiando de tema muy seriamente.
-Por las magdalenas-contestó de inmediato.-Me están pasando factura.
-¿Tú crees?-cuestionó sentándose en el suelo al lado de la muchacha.
-Si, estoy segura-le sonrió y otra vez le volvieron las arcadas.
Peter se apresuró a agarrarle el pelo.
-¡Oh, no!-exclamó Eugenia pasándose la mano por la boca.-No estoy cumpliendo mi promesa.
-¿Tu promesa?-preguntó él mirándola.
-Si, me prometí que nunca te dejaría verme vomitar y…
-¡Vamos, Euge!-exclamó con una sonrisa en la cara.- ¿Sabes? Lo que más me gusta de ti es que hasta en estos momentos sabes sonreír-hizo una pausa.-Pero está bien, si te produce mucha molestia e incomodidad que yo este aquí, me voy. Te dejo sola, pero si necesitas algo, avísame-se levantó del suelo.-Estaré en la cocina pidiéndole a Gastón que te dé el día libre.
-Día libre, ¿para qué?
-Para que vayamos al médico. 
-¿Médico? No, Peter, yo…-trató de decir pero el muchacho ya había desaparecido de su campo visual y algo empezaba a subirle por la garganta.

Continuará...

[Solo digo: se vienen problemas xD]

2 comentarios:

  1. VOLVISTEEE!! te extrañe =( yo queria bebe eugeter
    espero que euge no tenga nada malo
    no problemas no!!!!
    me encanta espero que subas pronto >.<

    ResponderEliminar
  2. Noooo chee sos malaaa ah!!! Yo también queria bebeeee :((
    Que no sea algo feooo porfiiii, quierooo maaaas :D

    ResponderEliminar