-Por favor, tiene que llamar a este número-dijo entregándole el papel
arrugado.-Y decirle a la persona que conteste que estoy aquí. Por favor, es muy
importante. ¿Lo hará?-preguntó tratando de que las lágrimas no saliesen de sus
ojos.
La enfermera se mantuvo pensativa durante un instante, y tras eso
contestó:
-Si, estese tranquila, lo haré.
-Muchísimas gracias pero por nada del mundo se lo diga al hombre que me
trajo y esta ahí fuera.
-De acuerdo, no se preocupe, no diré nada pero ahora túmbese. Usted no
esta en condiciones de hacer estos esfuerzos. Usted ahora mismo lo único que
tiene que hacer es reposo, ha sufrido un fuerte golpe en la cabeza y tiene una
fractura en las costillas; así que reposo absoluto.
Cuando Eugenia se sentó sobre la cama sintió un fuerte dolor en la
parte inferior de la barriga.
-Enfermera-preguntó llevándose la mano hacia el lugar donde le dolía.-
¿Y…mi bebé? ¿Cómo está?-preguntó con mucho miedo de saber la respuesta de esa
pregunta.
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-Su bebé está bien-contestó la enferma dibujando una sonrisa en el
rostro de la muchacha.
-¿De verdad?
-Si-contestó la enfermera esbozando una sonrisa.-Él no ha sufrido ningún
daño pero su mamá, sí. Así que túmbese ahora mismo.
-Gracias a Dios-vocalizó respirando aliviada y haciendo caso a la sanitaria.
-Gracias a Dios-vocalizó respirando aliviada y haciendo caso a la sanitaria.
La enfermera, tras haber dejado a Eugenia tumbada sobre la cama y
relajada, salió de la habitación para hacerle el favor a la muchacha. Cerró la
puerta mientras ojeaba el papel arrugado intentando entender los números cuando
se chocó con Nicolás.
-Perdone-se disculpó la enfermera mirándole y al ver que era él,
dijo.-Lo iba a buscar ahora mismo.
-Ah, ¿si?
-Verá, como me había dicho, la señorita ha intentado que yo me pusiese
en contacto con alguien y me ha entregado esto-dijo dándole el trozo de
papel.-con un número anotado. Es todo suyo.
-Muy bien, veo que en este hospital puedo fiarme de los empleados
siempre y cuando haya dinero de por medio ¿verdad?
-Usted lo ha dicho-comentó la enfermera sonriendo maliciosamente.
-Muchas gracias-agradeció Nicolás abriendo la puerta.
-No hay de que-contestó ella yéndose para continuar con su trabajo.
Nicolás hizo una pequeña bola del papel y se lo metió en el bolsillo.
Entró en la habitación y vio que Eugenia estaba tumbada sobre la cama con los
ojos cerrados. Lentamente se acercó a ella y se sentó a un lado de la cama. Le
agarró la mano a la muchacha y se la llevó a la boca para darle un par de
besos.
-Vamos, Euge, abre los ojos-continuó dándole besos en la mano.-Venga,
cariño, no te hagas la dormida porque sé perfectamente que estas despierta.
La muchacha furiosa abrió los ojos y a la misma vez, apartó su mano de
entre las de él.
-¿Cómo te encuentras?-preguntó Nicolás mirándola.
-¡Vete a la mierda!-exclamó grotescamente.
-Veo que te encuentras bien-dijo sonriendo.
-Nicolás, eres despreciable. No sé como has tenido el valor de hacerme
esto.
-Eugenia, cariño, tú me has obligado a hacer esto. Yo… te juro que no
quería, pero…veía que por las buenas no aprendías y tuve que buscarme otra
forma de avisarte que hay que tener cuidado cuando se juega con fuego porque te
puedes quemar.
-Dios mío, Nicolás ¿cuando vas a entender que no quiero nada contigo,
que nunca voy a estar dispuesta a sucumbir ante ti, que me niego a que me toques…?
Si tuviese valor te juro que dejaría de respirar el mismo aire que tú solo por
el simple hecho de que me produces asco-puso ímpetu al pronunciar esta última
palabra y el dolor se hizo visible en una mueca que se produjo en su rostro.
-Euge, será mejor que no hables mucho porque te hace mal.
-Lo que me hace mal eres tú ¿o acaso no te das cuenta? Mira dónde
estoy… Todo esto es culpa tuya…
-No-la interrumpió.-Ahí te equivocas. Si estas aquí es por tu culpa,
solo tu culpa. Por no escucharme cuando te hablo y no hacerme caso. Ni tampoco
creerme cuando te digo que soy capaz de hacer lo que sea para que seas mía.
-Nunca seré tuya, entiéndelo, nunca.
-Nunca digas nunca, cariño.
-¡No me llames así!-exclamó muy enfadada.
-¿Sabes? Voy a salir y a decirle a alguna enfermera que te ponga un
somnífero para que duermas un rato mientras yo salgo a solucionar un par de
problemas-dijo Nicolás levantándose de la cama y yendo hacia la puerta.
-Podrás tener a una enfermera comprada pero no todo el hospital-comentó
la muchacha mirándole.-No creo que te hagan caso.
-Por eso mismo voy a buscar a la enfermera comprada para que venga a
ponerte el somnífero-dijo sonriendo.-¿Y cómo sabes que he comprado una
enfermera?
-He escuchado cuando te contaba que le había pedido que llamase a
Peter-contestó suspirando.-Dile que la próxima vez sea más discreta.
Nicolás echó a reir.
-Se lo diré-le guiñó el ojo y salió de la habitación.
Eugenia viendo que estaba sola y queriendo evitar dormirse, se quitó el
esparadrapo que sujetaba la aguja que tenía clavada en el brazo. Se sacó la
aguja de dentro de su cuerpo y volvió a poner el esparadrapo encima tapando el
pincho para que la enfermera no se diese cuenta de que no la tenía dentro.
En ese momento la enfermera de antes entró en la habitación. Eugenia la
miró en silencio. Ella sonriendo se acercó al gotero e introdujo una
jeringuilla en el tubo del gotero.
-¿Qué es eso?-preguntó Eugenia.
-Somnífero para que duermas un rato-contestó sacando la jeringuilla.-
¡Qué descanses!-exclamó yéndose.
Eugenia se dio cuenta de que la sábana de la cama empezó a mojarse por
el líquido que salía de la aguja, para que la mujer no lo viera se llevó la
mano hacia el brazo y lo tapó disimuladamente mientras esta abandonaba la
habitación.
Gastón acababa de llegar a su bar. Siempre solía ir temprano a ver como iban las cosas y ayudar un poco a sus empleados pero en ese día se había
retrasado y no había ido hasta las seis, la hora en que se volvía a abrir el
bar, ya que este de cuatro a seis cerraba para que los camareros tuviesen
tiempo para almorzar tranquilos.
Gastón saludó a la camarera que compartía turno con la rubia en ese día
y al momento preguntó por Eugenia.
-No sé, yo cuando llegue a trabajar esta mañana el bar estaba abierto y
no había nadie-contestó la camarera.
-¿Y por qué no me avisaste cuando llegaste?
-No sé, tenía miedo de meter en problemas a Eugenia, creía que se había
escaqueado un rato del trabajo…
Gastón dejo de escuchar a su empleada y empezó a buscar el número de
Eugenia en su móvil. Apretó el botón verde y se llevó el aparato a la oreja. Al
no haber todavía clientes, no había ruido por lo que pudo escuchar la melodía
de llamada del móvil de Eugenia. Siguió el sonido y se dio cuenta de que se
había dejado el teléfono dentro de la taquilla. Preocupado, llamó a Peter.
Quizás él si supiese dónde estaba, quizás estuviese con él…
-Peter-dijo al escuchar la voz de su primo.
-Dime.
-¿Eugenia está contigo?
-No, estoy en el trabajo. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?-preguntó dejando notar
un tono de preocupación en su voz.
-Verás…quizás no haya pasado nada pero…
-Gastón, ¡habla!-le ordenó.
-Eugenia lleva sin aparecer por el trabajo desde esta mañana.
-¡¿Qué?!-preguntó muy sorprendido y golpeó con furia la pared que tenía
a su lado.
Continuará...
Aiii que alivio, el bebe esta bien y ella escapo, que vaya todo bien porfiiiiii
ResponderEliminarquiero otro cap :D
Ay no!!
ResponderEliminarPorfavor que euge llegue donde peter antes de que nicolas se de cuenta, porfavooor!!!!
Y ya que escribes taan... Lindo, podrias subir otro cap, pooorfavor!! Esque demaciado el tiempo que hay que esperar y la espera en estos cap. Me mata jajajajajajaja