sábado, 9 de marzo de 2013

JF2. Capitulo 71: Una médica

Capitulo anterior:

Peter se apresuró a agarrarle el pelo.
-¡Oh, no!-exclamó Eugenia pasándose la mano por la boca.-No estoy cumpliendo mi promesa.
-¿Tu promesa?-preguntó él mirándola.
-Si, me prometí que nunca te dejaría verme vomitar y…
-¡Vamos, Euge!-exclamó con una sonrisa en la cara.- ¿Sabes? Lo que más me gusta de ti es que hasta en estos momentos sabes sonreír-hizo una pausa.-Pero está bien, si te produce mucha molestia e incomodidad que yo este aquí, me voy. Te dejo sola, pero si necesitas algo, avísame-se levantó del suelo.-Estaré en la cocina pidiéndole a Gastón que te dé el día libre.
-Día libre, ¿para qué?
-Para que vayamos al médico. 
-¿Médico? No, Peter, yo…-trató de decir pero el muchacho ya había desaparecido de su campo visual y algo empezaba a subirle por la garganta.
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Eugenia estaba sentada en el banco del copiloto, al lado de Peter. Iban rumbo al médico. A pesar de las continuas negativas y escusas de la muchacha para evitarlo, Peter no había aceptado un no por respuesta. Tenía la música puesta y eso evitaba que se proclamara un eterno y molesto silencio. La muchacha estaba sumida en sus pensamientos. Además del hecho de ir al médico estaba preocupada por lo que había pasado el día anterior. No lo entendía bien. Solo recordaba haber evitado que Nicolás entrase en casa y después de eso todo se remontaba a aquella mañana. Tenía un pequeño lapsus en el tiempo y no recordaba qué hizo después de evitar a Nicolás, ni cuándo se metió en la cama, nada. A penas le venía a la cabeza dos voces, una muy conocida y otra totalmente desconocida, un flash de cámara que le había impedido abrir los ojos y un olor fuerte, muy fuerte. Pero juraría que había sido sueño, aunque no estaba segura. Sin embargo, lo que más le tenía preocupada era aquel instante.
Acababan de llegar al hospital, Peter había aparcado el coche y ambos se habían bajado. Una vez dentro, mientras esperaban a que le tomaran los datos, Eugenia sintió un pequeño mareo e inmediatamente se agarró al brazo de Peter.
-¡Ey!, ¿estás bien?-preguntó el muchacho asustado.
-Si, si, no te preocupes. Me he mareado un poco-le sonrió.
-¿Por qué no te sientas y yo me quedo aquí dando tus datos?-sugirió él.
La muchacha asintió sonriente y buscó un sitio libre para sentarse. El hospital estaba repleto, gente tosiendo, gente llorando por alguna molestia, gente con fiebre…había de todo tipo pero a Eugenia de todos ellos le llamó la atención una mujer embarazada que estaba sentada frente a ella. Tenía una barriga enorme, posiblemente estaría de unos siete u ocho meses mínimo. Se quedó unos largos segundos contemplando aquella barriga e imaginándose a ella en su lugar.
-Dicen que ahora te llaman-dijo Peter sentándose a su lado y haciendo que la muchacha dejara de pensar.
-¿Qué?-preguntó ella mirándole al no haberle escuchado.
Peter la miró fijamente, después miró a la embarazada, y sonrió al interpretar y saber en que estaba pensando la muchacha.
-Que ahora te llaman-repitió posando su mano sobre la pierna de Eugenia.
-Bien-vocalizó ella acomodándose en la silla.
-¿Sabes? A mi también me gustaría-comentó él mirándola.
-¿El qué te gustaría?-cuestionó ella sin entender.
El muchacho metió su mano debajo de la camisa de Eugenia y la posó sobre la barriga de la muchacha.
-Que estuvieras embarazada.
Eugenia pestañeó un par de veces asombrada mientras miraba fijamente la mano de Peter sobre su vientre y el recuerdo de la respuesta del test de embarazo vino a su cabeza.
-Pero…-la muchacha puso su mano sobre la de él.-Pero es imposible, nosotros siempre nos cuidamos-dijo tratando de quitarle esa idea de la cabeza a su novio.
Él se acercó más a ella y le susurró al oído:
-¿Te tengo que recordar la noche del granero?
Eugenia sonriendo cerró los ojos avergonzada.

El tiempo transcurrió y los chicos aun estaban esperando a que les atendiesen. Peter a cada minuto miraba el reloj, ya que se acercaba la hora de irse a trabajar. Eugenia, viendo su preocupación, le dijo:
-¿Por qué no te vas? Si no sales ya vas a llegar tarde al trabajo.
-No me importa, quiero estar aquí contigo.
-Vamos, Peter. Me halaga que quieras pero no hace falta, hoy como mucho lo que me harán serán unos análisis y no sabré los resultados hasta dentro de unos días, así que despreocúpate y vete-le sonrió.-Además, cualquier cosa nueva que sepa, te prometo llamarte y contártelo al minuto de saberlo.
-¿En serio? Entonces, ¿no te importa si…?
-No-le interrumpió.-Vete, estaré bien. A parte en cuanto acabe aquí, cojo un taxi y me voy a…
-¡A casa!-exclamó él.
-No iba a decir exactamente eso…
-Lo sé, te conozco muy bien y no vas a ir a trabajar hoy. Tienes el día libre así que a casa a descansar.
-Esta bien, papá-puso los ojos en blanco.
-Bueno, entonces me voy a trabajar. Cualquier cosa, lo mínimo que sea, me llamas.
Eugenia asintió sonriendo. En ese momento la llamaron por megafonía.
-¡Me toca!-exclamó levantándose.
-En ese caso me quedo-dijo también levantándose.
-¡Peter!-exclamó.
-Pero…
-Bedoya, vete-le dijo señalándole la salida.
-Esta bien, como usted diga-habló irónico.
Peter se acercó a ella y le dio ese beso de buenos días que no se habían dado hasta ahora. Un beso tierno y dulce. La muchacha lo agarró por la nuca con una mano y la otra la posó sobre su pecho. Cuando se separaron, Eugenia sonriendo, dijo:
-Buenos días.
-Pero mira que llegas a ser tonta-comentó él sonriendo.
La muchacha pensaba darle otro beso, cuando la volvieron a llamar. Se sobresaltó y agarró su bolso mientras decía:
-Adiós, te quiero.
-Y yo. Y ojo con ir a trabajar después de salir de aquí porque como me entere…
-Papá, tranquilo, soy una chica obediente.
-Eso espero-bromeó.
Eugenia se dio la vuelta y empezó a buscar la sala que le habían indicado por megafonía. Miró un momento hacia atrás y vio que Peter ya no estaba. Suspiró aliviada, ahora al menos podría hablar con el médico sobre el tumor que tuvo de pequeña y su miedo a que volviese a aparecer sin tener a Peter delante.
Una vez que Eugenia encontró la sala, entró y era una médica. Era una mujer que rondaría los treinta, treinta y cinco años; no mucho más. Era muy simpática y amable. Le hizo una serie de preguntas sobre sus síntomas. Tras terminar todo una serie de cuestionario, terminó preguntándole:
-¿Te has hecho una prueba de embarazo?
-Si, pero…dio negativa. O sea que…no…-respondió con tristeza.
-Bueno, ahora una de mis compañeras te va a sacar sangre y te va a hacer unos análisis para ver si sabemos de que se trata ¿de acuerdo?
-Si, perfecto-le sonrió.
-En unos días los resultados le llegaran a tu médico de cabecera y te llamara para darte una cita.
-De acuerdo-dijo sonriendo.

Pasaron un par de días, y Eugenia continuaba con mareos y con los vómitos matutinos. Cada día más Peter se hacia la idea de que estaba embarazada, opinión totalmente opuesta a la de la muchacha. La prueba había dado negativa y eso era un hecho. Estaba desayunando cuando llamaron a su móvil.
-¿Diga?
-Eugenia, ¿eres tú?
-Si, ¿quién es?
-Soy Maribel, tu médica, ¿podrías venirte hoy a las doce a visitarme? Tus análisis han llegado y hay algo que tengo que contarte.
-¿En serio? Si, claro, a las doce estoy ahí, sin problemas. Pero…lo que me tiene que decir… ¿es muy grave?

Continuará...

2 comentarios:

  1. Aiiii noo, quieroo otro capitulooooo, daleeee!
    Quiero sabeeeeeeer que pasaaa.
    Como quiero que ese test se equivco y que esta embarzada *ww*
    Buenoo chee, deja otro pronto porfiiii :DD
    Besos

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  2. Aaaaaah!! No puedo evitar empezar con un grito cada vez que termino de leer un capitulo :B
    Me encanta y me encanta que puedas seguir luego, espero te este llendo bien en todo y que puedas seguir luego con la nove (:
    Suerte!

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