-Mira, Nicolás, no te voy
a negar que todavía existe, a pesar de todo, sentimientos hacia ti dentro de mí
pero es totalmente inexistente al lado de lo que siento y podré llegar a sentir
por Peter, porque es…
Eugenia no pudo continuar
la frase, Nicolás la había acorralado contra la puerta agarrándole las manos y
la había intentado besar pero ella lo esquivó girando la cara.
-¿Pero…?-preguntó Peter al
ver que Mariana se había quedado embobada y no había terminado la frase.
-Pero, nada. Vayamos a la
fiesta-le sonrió.
“Adiós a los pasos de
Melodi”-pensó Mariana.
Peter se levantó y ayudó a
la muchacha levantarse. Ambos entraron en la fiesta.
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En la fiesta, Peter se
acercó a Candela y le preguntó si había visto a Eugenia, la amiga le contestó:
-La última vez que la vi,
estaba hablando con…-de repente la morena se calló.
-¿Con…?-preguntó Peter.
-Nadie-contestó.
-¡Candela!-la miró
fijamente.
-Esta bien, a ver, la
última vez que la vi fue cuando llamaron al timbre y me parece haber visto
a…-hizo una pausa.-Mi hermano, pero no estoy segura, Eugenia cerró la puerta y…
Peter resopló y furioso
fue a buscar a Eugenia.
La rubia se resistía e
intentaba que la soltara pero era incapaz de lograrlo, Nicolás era más fuerte
que ella.
-Nicolás, déjame. Por
favor.
-Eugenia, yo…
El rubio no pudo continuar
con lo que estaba diciendo, alguien abrió la puerta y ambos cayeron al suelo. Eugenia
miró hacia arriba y vio quien había abierto la puerta. De inmediato, apartó a
Nicolás de encima suyo y se levantó, diciendo:
-Te lo puedo explicar.
-No, no hace falta que me
expliques, Eugenia-dijo Peter mirando a su novia a los ojos.
El muchacho se quedó unos
segundos mirando a Eugenia, esperando a que Nicolás se levantara del suelo.
Cuando el rubio de rizos, se levantó y se sacudió la ropa, miró a Eugenia y
dijo:
-Será mejor que me vaya.
-No, no te vayas,
Nico-dijo Peter, que sin dudar ni un segundo le metió un puñetazo en la cara a
Nicolás.
-¡¡Peter!!-exclamó
Eugenia, al ver lo que acababa de hacer.
Los dos, el rubio y el
moreno, empezaron a pelear dándose duros golpes en rostro, estómago y distintos
sitios del cuerpo. Eugenia intentó frenarlos pero Mariana, que había
contemplado todo desde un segundo plano, la agarró por la muñeca frenándola.
-No te metas, va a ser
peor.
-Suéltame-le dijo Eugenia
haciendo aspavientos para que la soltara.
La rubia una vez liberada
de las manos de Mariana, se acercó a los dos, que seguían peleando e intentó
separarlos como pudo aunque era inservible. En una de las veces en que intentó
separarlos, se interpuso entre los dos y uno de los puñetazos que iba dirigido
por parte de Nicolás a Peter, se lo llevo ella en el ojo. La rubia con tal
golpe, cayó al suelo desmayada. Peter se agachó de inmediato a socorrerla
mientras que Nicolás sin saber que hacer, pidió perdón y se marchó corriendo.
-Eugenia, despierta-decía
Peter intentando que reaccionara.
Minutos más tarde, Eugenia
estaba tumbada en su cama con los ojos abiertos mirando el techo de su
habitación en silencio.
-¿Ha sido un sueño?-se
preguntó a si misma y en ese instante el dolor de su ojo le contestó.-No, me
temo que no lo ha sido.
La rubia se llevó la mano
a su ojo y se levantó de la cama.
-¿Dónde estará la gente?
Peter estaba sentado en la
mesa de la cocina de la casa de Eugenia mientras que Mariana, sentada a su
lado, le ponía una bolsa de hielo en un ojo. La morena, en silencio, lo miraba
fijamente. Él al sentirse un poco incómodo, le preguntó:
-¿Por qué me miras así?
-Por nada, solo pensaba y
me quede mirándote.
-¿Y en qué pensabas?
-Pensaba en que Eugenia
tiene mucha suerte de tenerte. Eres el chico perfecto.
Peter sintiéndose un poco
incómodo y a la vez alagado, cogió la bolsa de hielo que tenía Mariana en la
mano, y la sujeto él.
-Perdón, te hice sentir un
poco incómodo, ¿verdad?-lo miró.-Pero es cierto lo que digo. A pesar de lo que
ha pasado hoy seguro que la perdonarás y volveréis a estar como siempre ¿o no?
Y no cualquiera perdona lo que ha hecho.
-Espera, ¿tú sabes si
Eugenia hizo algo?
-Bueno tú me dirás, abrir
la puerta y que los dos caigan al suelo…algo estarían haciendo ¿no?
-No sé, tendré que hablar
con ella.
-Y entonces… ¿por qué le
pegaste al tío ese?
-Porque le tenía ganas
desde hace unos meses.
-¿Por qué?
-No tengo ganas de hablar
de eso, mejor cambiemos de tema ¿si?
-Está bien-le sonrió.- ¿Te
duele mucho?
-Si, un poco pero nada que
no se pase en unos días.
-Pues, sabes tengo un
remedio perfecto para cuando te duele mucho, me lo enseñaron de pequeña.
-¿Y cuál es?-preguntó
Peter mirándola.
-Verás…-le puso la mano
sobre el ojo.-Sana sanita, culito de rana sino sana hoy sanará mañana
Peter empezó a reír al
escucharla cantar esa canción. La muchacha tras cantarla dos veces, le quito la
mano del ojo y le dio un beso en el ojo. Creyendo que era el momento perfecto
para hacer lo que llevaba deseando hacer toda la noche, le dio otro beso en la
mejilla y finalmente le dio un beso en los labios. Peter sintiéndose un poco
violento y sin saber que hacer, si separarse o continuar el beso, se quedó
quieto mientras la chica posaba sus manos en su rostro.
-¡Vaya!-exclamó alguien
desde la puerta, haciendo que Peter se apartara de inmediato al escuchar la
voz.-Ojo por ojo diente por diente ¿no, Bedoya?
Continuará...
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