martes, 31 de julio de 2012

Capitulo 55: Bajo agua

Capitulo anterior:

-¿Qué tengo en el cuello?-preguntó yendo hacia el espejo de su habitación.
-Chupetones, marcas que no se hacen con tanta facilidad si la otra persona se está resistiendo.
-Peter, me durmió y seguramente me las hizo cuando estaba inconsciente.
-Ya, claro, Eugenia. Por favor no mientas más-hizo una pausa.-Así que el “hola lindo” iba por mi hermano ¿no? Me has dicho una mentira tras otra y yo como un idiota me las he tragado todas. Soy un imbécil-dijo Peter aguantando las ganas de llorar.-Y tú…-mantuvo silencio y llevó una mano al cuello de Eugenia.-Tú eres un ser despreciable.-y de un tirón le arrancó el collar que un día le regaló.-No quiero volver a verte en la vida.
Después de eso, Peter se fue sin escuchar ni una sola palabra de lo que Eugenia tenía para decirle. La rubia se llevó la mano al cuello y por sus ojos brotaron lágrimas sin cesar.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando Nicolás se despertó estaba sentado sobre la cama de Eugenia con las manos atadas a la espalda y escuchaba el llanto de alguien, irguió la cabeza un poco intentando  ver de quién se trataba y comprobó que la persona que lloraba era Eugenia.
La muchacha estaba sentada en una esquina de la habitación, acurrucada en si misma llorando por lo que le había ocurrido con Peter. Temblaba y su respiración estaba acelerada.
-¿Se puede saber por qué lloras?, preciosa-dijo Nicolás.
-¡No me llames así!-exclamó Eugenia levantándose muy furiosa.-Eres una basura. Me has arruinado la vida.
-¿Yo? Pero ¿yo que he hecho?-preguntó haciéndose el desentendido.
-Me has dormido, me has atado a una cama y para colmo te has aprovechado de mi cuando estaba inconsciente.
-Eugenia, querida, habíamos hecho un trato y yo he intentado hacer lo que te prometí; hacerte pasar una noche inolvidable.
-¿Lo que me prometiste?-la rubia se echó a reír por la impotencia que sentía ante aquella situación.-Nicolás, te juro que en este momento te mataría…
-¡Adelante!-la tentó.
Eugenia apretó con fuerza su puño, tratando de controlarse. Tenía pensado ir hacia él y pegarle aunque sea un puñetazo pero se contuvo y se marchó de la habitación para no hacer ninguna locura.
La rubia fue al cuarto de baño y al entrar se encontró a Darío, inconsciente sobre el bate. Asustada, se acercó a él, le tomó el pulso y al ver que solo estaba durmiendo, intentó despertarlo. Al ver que los métodos que había usado no habían servido; llenó la bañera de agua y le metió la cabeza dentro. Al sacarlo, el muchacho hacia aspavientos, tratando de respirar.
-Al fin te has despertado-dijo Eugenia.-Pero ¿qué te ha pasado?
-Lo siento, me quedé dormido después de que vinieses a por la camarita y me trajeras la coca-cola.
-¡Oh, ya sé por qué te has quedado dormido!-dijo recordando la frase que le dijo Nicolás: “¿Y tú lata de coca-cola?”.
-Pero bueno, no importa. Cuéntame. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estas…-la apuntó.-así?
La rubia se miró y vio que estaba en ropa interior. Por su cabeza volvieron las cosas que acababan de pasar, empezó a llorar otra vez, abrazó a Darío con fuerza y le empezó a contar:
-Nicolás me durmió y cuando me desperté estaba atada a mi casa y con él encima de mí besándome.-puso cara de asco.
-¿Y cómo has conseguido escaparte?-preguntó separándola de él para mirarla a la cara.
-Gracias a Peter, él le golpeó-decía entre lágrima y lágrima.
-¿Y dónde está ahora Nicolás?
-En mi cuarto atado a la cama.
-Bueno, pues tú no te preocupes. Quédate aquí que ese tío se va a enterar de quiénes son los Bedoya.
-Bedoya, Peter-Eugenia largó a llorar más aún.-Me odia, Peter me odia.
-¿Qué? Pero, ¿por qué dices eso?
-Porque es cierto, me dijo que no quiere volver a verme nunca más en la vida.
-¿En serio?-preguntó Darío abrazándola otra vez.-Bueno, tranquila, yo hablaré con él y se lo explicaré todo.
-No, no, por favor. No lo hagas-lo miró a los ojos.
-Euge, cálmate, yo ahora vuelvo ¿vale?

“¿Por qué nos lastimamos tanto? ¿Por qué la persona que más debería quererte es a veces tu peor enemiga?”-pensaba Eugenia mientras miraba el techo de la ducha desde dentro del agua de la bañera.
La rubia llevaba con la cabeza metida en el agua hacia ya veinte segundos y poco le faltaba para perder la conciencia. Lentamente fue cerrando los ojos mientras se dejaba ir, cuando de pronto Darío llegó al baño y la sacó de dentro del agua. La rubia empezó a toser porque había tragado agua a causa del susto que se había llevado por la forma en que el muchacho la había sacado a la superficie.
-Eugenia ¿estas loca?-preguntó Darío aferrándola a su cuerpo.- ¿Cómo se te pasa por la cabeza hacer esto?
-¿Hacer el qué?-preguntó con la voz llorosa.-Yo solo pretendía saber cuánto tiempo tardo en perder la conciencia.
-Eugenia, esta no es la solución. Tienes que hablar con él y aclararle las cosas.
-No, él no quiere verme y así será, no me verá-dijo Eugenia mirando a Darío a los ojos.
-Bueno, pues hablaré yo con él y le explicaré que fue culpa mía.
-¡No!-exclamó apartándose del muchacho y mirándole fijamente a los ojos.-Te prohíbo que le hables de mí y de lo que ha pasado esta noche en mi casa.
-Pero ¿y si él me saca el tema?
-No lo hará pero si por algún motivo lo hiciera, le cambias de asunto. No quiero que habléis de lo que ha visto ¿entendido?
-No, no lo entiendo. Eugenia con lo fácil que es explicarle como han sido las cosas; estoy seguro que entenderá por qué lo has hecho. Yo lo conozco y…
-Darío-lo interrumpió.-Es mejor así.
El muchacho no la comprendía, no entendía que fuera de esa manera, tan complicada para hacer las cosas. Suspiró y le dijo:
-Ya le he dejado las cosas claras a Nicolás.
-Bien-dijo sin ánimos.- ¿Y sigue en mi habitación?
-No, ya se ha ido-contestó sonriendo.-Al fin has conseguido librarte de él.
-Si, pero ¡de qué manera!
El muchacho se quedó un rato mirándola, no podía creer que estuviera tan apagada. Suspiró y dijo mientras se levantaba del suelo:
-Me voy a fuera para que te bañes en condiciones-hizo una pausa.-Voy a estar al otro lado de esta puerta y quiero que me hables en todo momento. A los dos segundos en que no te escuche la voz, entraré aquí y me dará igual si sigues en ropa interior o estás completamente desnuda. Así que ¡ojo!
-Gracias, Darío-le agradeció levantándose de la bañera y abrazándolo con fuerza.
El muchacho la abrazó a pesar de que estuviera empapando su ropa y al separarse, la rubia le dio un tierno beso en la mejilla. Darío le sonrió y salió del cuarto de baño.
-Bueno, Euge, cuéntame algo-dijo el chico sentándose en el suelo al lado de la puerta.
-No sé-hizo una pausa.-Que necesitaré al menos tres baños más para quitarme las babas de encima de ese…-se cayó y gruñó.
-Bueno, piensa que ahora ya no lo verás más.
-Ni a él, ni a Peter-y volvió a empezar a llorar.
-No, Eugenia, no llores-le rogó.-Estoy seguro de que a mi hermano se le pasará el mosqueo y te volverá a hablar como si nada. Te quiere demasiado como para odiarte.
-Lo dudo.
-Confía en mí-le pidió.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario