domingo, 30 de septiembre de 2012

JF2. Capitulo 48: Nunca

Capitulo anterior:

-¿Todo esto…?-Lucía trató de indagar en el tema.
-Nada, olvídalo-le sonrió.
-Bueno-hizo una pausa.-Pero… ¿sabes? Yo… cuando quiero también soy muy loca-sonrió.-Y sé hacer que alguien se vuelva loco.
-Ah, ¿si?
-Ajá. ¿Quieres que te enseñe?-preguntó acercándose un poco más.
-Mmm… ¿eso va con doble intención?
-¿Tú que crees?-se terminó su vaso de alcohol y lo dejó encima de la mesa.
Lucía, sin esperar a nada, se abalanzó sobre Peter y lo besó agarrándole de la nuca y atrayéndolo hacia ella.
Eugenia llegó frente la mesa y se quedó de pie ante ellos mientras veía cómo Peter y esa chica se besaban. La sonrisa que iluminaba su rostro, se borró y apretó los dientes con fuerza tratando de contener la rabia. No aguantando más, se fue haciéndose pasó entre la gente.
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Peter se separó de Lucía tras forcejear para que le quitase las manos de la nuca.
-Pero, ¿qué pasa? ¿Por qué te separas?-preguntó ella con la intención de volver a besarlo.
-Lucía, Lucía. Espera. Para. Yo…no… no puedo.
-¿Por qué? ¿Eres gay?
-¿Qué? No. A ver… Lucía…yo estoy enamorado de otra chica, lo siento.
-Pero, ¿no era que ya no tenías nada con nadie?
-Y no lo tengo, no tengo absolutamente nada con ella. Solo amistad. Pero, hay algo que no me permite hacer esto. He llevado meses, diría incluso años, siendo un mujeriego y no me ha servido para nada y me jure no volver a caer en lo mismo, de verdad que lo siento-la miró.-Y mira, será mejor que me vaya-suspiró.

A Eugenia se le habían escapado algunas lágrimas mientras esquivaba a la gente, que rápidamente limpió. No quería seguir siendo más débil que solo sabía llorar y llorar. Así que había decidido ahogar sus penas de otra manera. Una, según tenía entendido, mucho más efectiva que cualquier otra cosa, que hacía olvidar y sentirse bien por todo el tiempo que durase. Se acercó a la mesa donde estaban Candela y Luca, que la miraban expectantes. Ella no dijo nada, solo agarró el vaso de malibú y se lo bebió de una sentada. Puso mala cara al terminar de tragar y preguntó:
-¿Queréis algo para beber?
-No, ya estamos servidos-contestó Luca.-Pero… ¿qué ha pasado?
-Nada. No ha pasado absolutamente nada-sonrió.-Voy al baño.
-Te acompaño-comentó Candela
-¡No hace falta!-exclamó inmediatamente mientras se alejaba de allí.
Una vez perdida entre la multitud, se acercó a la barra y se sentó en un taburete. Llamó al camarero y le dijo:
-Un chupito de vodka.
-En seguida-le sonrió.
-Mmm…si pretendes emborracharte, al menos vas a tener que tomarte cerca de diez-dijo alguien apoyándose en la barra a su lado.-Bueno, al menos yo que estoy acostumbrado. No sé tú.
Ella lo miró y le sonrió.
-He aquí el experto; Juan Manuel-dijo la muchacha.-Y a ver… tú que sabes, ¿qué me recomiendas?
-Espera-el muchacho llamó al camarero y cuando éste se acercó, le habló al oído y le pidió algo que impresiono incluso al hombre.-Gracias-le agradeció cuando el camarero se alejó para ir a buscar lo que le había pedido.
A los minutos se acercó y puso un vaso lleno de una bebida incolora.
-Mmm… ¿agua?-preguntó ella burlona.
-¿En serio crees que es agua?-preguntó Juan Manuel mirándola.- Huélelo.
La muchacha se acercó el vaso a la nariz, y al aspirar, puso mala cara del fuerte olor que desprendía.
-Pero tranquila, si no quieres beberlo no pasa nada-le sonrió tentándola.-Me lo das a mi y…-le quitó el vaso de la mano.
-¿Qué? ¿Qué? Trae-volvió a coger la copa.- ¿Crees que no soy capaz de tomarme esto?
-Mmm…-se hizo el dudoso.-Por lo que he visto tú no pasas del malibú con piña y tienes que saber que esto es mucho más fuerte. Para gente como tú, en dos o…tres vasos ya no podéis más.
-¿Gente como yo?-preguntó ofendida.-Está bien, ahora verás de lo que somos capaces gente como yo, como nos denominas-le hizo una mueca.
La muchacha tomó aire y acercó el vaso a su boca. A penas había mojado sus labios en aquel líquido incoloro cuando Juan Manuel la detuvo.
-Espera, espera. Si vas a tomarlo la primera vez que sea todo de golpe-la tentó.
Ella lo miró y por detrás de Juan Manuel vio la silueta de Peter con la chica con la que se estaba besando yendo detrás de él.
“Oh, genial. Ahora toca ponerle la guinda a la noche, ¿no, Bedoya?”-pensó Eugenia mientras resoplaba y miraba hacia otro lado.
-Está bien. Todo de golpe-comentó ella sonriendo.
Volvió a tomar aire. Se acercó el vaso a la boca y bebió de una sentada. Puso mala cara, empezó a toser y sintió que la garganta le ardía por dentro. Era realmente fuerte aquella bebida.  Cerró los ojos por un momento tratando de volver a la normalidad.
-¿Bien?-preguntó Juan Manuel cuando vio que se había recuperado.
-Fenomenal-dijo animada.-Quiero otra-dijo muy segura.
-No, no creo que debieras…
-Quiero otra-repitió.
-Bueno, está bien. Pero… ¿se puede saber de dónde salen estas ganas de emborracharte?
-Solo te diré y aconsejaré una cosa: Nunca…escúchame bien, NUNCA te enamores.
-Lo tendré en cuenta-comentó Juan Manuel con una sonrisa antes de llamar nuevamente al camarero.

-Peter en serio, lo siento. No quería hacerte esto. Yo…creía que tú no tenías nada y…-decía Lucía mientras iba detrás de Peter.
-No tengo nada con nadie-le repitió.
-Pero estás enamorado de otra y yo…
-Tranquila no pasa nada-comentó Peter sonriéndole.- ¿Me haces un favor? Avisa a mi hermano y a mi primo que me he ido-ella asintió-Gracias-le sonrió y le dio un beso en la mejilla.-Adiós.
-Adiós, besos.
El muchacho echó a caminar y se pasó las manos por la cabeza mientras intentaba entender la situación en la que se encontraba.

Se acercaban las tres de la mañana, Eugenia seguía bebiendo con Juan Manuel pero habían optado por algo menos fuerte que lo primero que había tomado la muchacha. Querían que la fiesta continuase y no se acabase tan pronto. Querían seguir bebiendo y sentir el ‘placer’ que producía beber y emborracharse poco a poco. Aunque Eugenia ya no podía estar peor de lo que estaba, había tomado mucho, más de lo que se hubiese imaginado. Luca y Candela, hacía tiempo que la estaban buscando por el local y llamando a su móvil pero no la veían. La muchacha estaba bailando en la pista rodeada de gente y era imposible localizarla, hasta que lo consiguieron. Luca se acercó a ella, y la sacó de todo aquel tumulto de gente ebria.
-¿Qué haces?-preguntó Eugenia dejando ver claramente solo por el sonido de su voz que estaba igual o incluso más ebria que toda aquella gente que la rodeaban.
-Eugenia, nos vamos a casa.
-Está bien, adiós-le sonrió y le despidió con la mano.
-No, no. Tú vienes con nosotros.
-¿Qué? ¡No! Yo me quiero quedar-hizo puchero.
-Eugenia, mañana Luca y yo tenemos que trabajar muy temprano-dijo Candela muy seria.
-Uuuh-vocalizó.-Yo también-se rió.-No pasa nada. Vosotros iros y yo… yo…cuando encuentre el coche me iré a trabajar.
-¿Qué coche? ¿De qué hablas?
-¡Ay, no sé! No me hagas pensar-pensaba beber un poco más de su vaso pero Luca se lo quitó de la mano y lo dejó sobre una mesa.
-Eugenia, ¡vamos!-exclamó el muchacho seriamente.
La muchacha lo miró y trató de aguantarle la mirada pero empezó a reír de la nada. Se tambaleó un poco y cerró los ojos tratando de recuperar la estabilidad. Luca al creer que se iba a caer la agarró.
-Suelta. Estoy bien-se quejó.

Al cabo de una hora, alguien llamó al timbre de la casa dónde vivían Peter, Eugenia y Gastón. El único que se encontraba en casa era Peter, que tenía puesto su típico pijama y estaba tumbado en su cama viendo la televisión y de vez en cuando miraba caer las gotas de lluvia en su ventana. Llovía a cántaros. Cuando escuchó el timbre, se extrañó y bajó a ver quién era. Al abrir la puerta, vio a Luca bajo la lluvia cargando a Eugenia en brazos. La muchacha estaba acurrucada al pecho de su amigo, le rodeaba el cuello con los brazos y mantenía los ojos cerrados pero los abrió al escuchar la voz de Peter preguntar preocupado:
-Pero, ¿qué ha pasado?

Continuará...

viernes, 28 de septiembre de 2012

JF2. Capitulo 47: Seguridad

Capitulo anterior:

Eugenia se levantó del suelo y abrió la puerta de su cuarto. Fue hacia la habitación de Peter y llamó a la puerta. Nadie respondió. Volvió a llamar con más ímpetu.
-Peter, abre. Sé que estas ahí.
Nadie contestó. Volvió a llamar. No había respuesta. Decidida, cogió el pomo y lo giró. Al abrir la puerta y entrar, no vio a nadie en el interior. Miró en el baño del cuarto. No había nadie. Extrañada, bajó al salón y vio a Gastón.
-¿Dónde está Peter?
-Se ha ido a trabajar, ¿por?
-¿Tan temprano?
-Si, decía que quería irse ya para volver temprano esta noche para irnos de fiesta.
-¡Oh!-vocalizó.
“Voy a tener que esperar”-pensó la muchacha.-“Hasta esta noche. De esta noche no pasa”.
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Eran las once de la noche cuando los chicos llegaron al bar de Gastón, donde seguramente les estarían esperando las tres chicas con las que habían quedado aquella mañana. Se acercaron a la barra y empezaron a divisar a las personas que había en el local con la intención de saber dónde estaban esas chicas, aunque el único que las conocía era Gastón. Cuando las vieron, se acercaron a ellas y se presentaron. Una de las tres miraba fijamente a Peter. Ella desde que lo había visto rondar ese bar había estado interesada en él pero había desistido de la idea de tener algo con él cuando Gastón le comunicó que él estaba en algo extraño con otra chica. Pero otra vez volvieron a relucir esas ganas cuando le comunicaron que estaba totalmente libre y en esa noche, no lo dejaría escapar.
-Chicas estos son Peter y Darío. Chicos estas son Lucía, Javiera y Estefanía-presentó Gastón.
La noche acababa de empezar, y todos estaban con ganas de fiesta y con ganas de divertirse. Los tres amigos fueron a pedir las bebidas para todos en la barra mientras que ellas buscaban un sitio libre para sentarse.
-Peter-le llamó la atención su primo.-Lucía, la rubia que no te quita el ojo de encima es la chica de la que te hablé esta mañana está muy interesada en ti, así que… -le sugirió.
-Te he dicho que solo he venido a divertirme, no pienso hacer nada.
-Bueno, tú conócela, seguro que te caerá muy bien-le guiñó el ojo, intentando dejarle claro que iba con doble intención aquella frase.

Luca y Candela acababan de pasar a recoger a Eugenia para ir al bar de Gastón. La ex rubia había convencido a los dos tortolitos que la acompañasen esa noche por si pasaba cualquier cosa. Eugenia se había producido al máximo, quería estar perfecta y deslumbrante esa noche porque iba a animarse y necesitaba sentirse segura de sí misma. Al llegar y aparcar, la muchacha se bajó del coche y las miradas de la gente que permanecía fuera del local fumando fueron a parar directamente a ella. Eugenia tenía el pelo suelto que le llegaba casi hasta la cintura, con un ondulado perfecto y bonito de color marrón. Llevaba un vestido negro apretado que dejaba relucir las curvas de su cuerpo y un zapato de tacón del mismo color. Como complemento un bolso de mano con algunas pulseras en la muñeca que sonaban cuando chocaban una con la otra por el movimiento de vaivén del brazo hacia delante y atrás mientras caminaba muy segura de sí misma. Cuando los tres amigos entraron en el bar, buscaron un sitio donde sentarse. Había una mesa libre entre un grupo de cinco hombres jóvenes y entre otra mesa dónde estaba otro grupo pero mixto. Candela y Eugenia fueron a sentarse en la mesa mientras Luca pedía las bebidas. Entre mesa y mesa había un acolchado de algo más de medio metro que tapaba la mesa contigua a la otra para tener algo de intimidad. Eugenia, nada mas sentarse, empezó a divisar el bar tratando de encontrar a Peter.
-Cande, ¿lo has visto?-preguntó con nerviosismo.
-No, pero tranquila Eugenia-le sugirió su amiga con una sonrisa.-Parece que es la primera vez que te vas a declarar-bromeó.
-Lo sé, estoy muy nerviosa porque tengo miedo de que me rechace.
-No lo hará, tranquila.
Eugenia suspiró mientras trataba de calmarse.

La noche transcurrió. Peter hablaba animadamente con Lucía, la chica que deseaba estar con él.  Ella le contaba alguna que otra anécdota graciosa que hacía sonreír al muchacho y de vez en cuando soltar alguna carcajada que dejaba relucir su blanca dentadura al completo. Se lo pasaban bien y eso era lo que importaba. Peter desde que había entrado en el bar se había propuesto divertirse y olvidarse de Eugenia aunque solo fuesen unas horas. Necesitaba tener la cabeza en otro lado pero sin sobrepasarse. En cambio, su primo y su hermano tenían en mente todo lo contrario a él. Habían ido a divertirse y no perdían tiempo. Darío bailaba animadamente en la pista con Javiera. Una chica realmente guapa que había cautivado al mayor de los hermanos gemelos. Era una muchacha medianamente alta, de pelo castaño y largo que le llegaba un poco más abajo de los hombros. Ojos verdes, nariz chata y labios finos y rosados. Lo que más le había gustado a Darío de ella era su forma de ser, lanzada, directa y clara. Por otro lado estaba Gastón, que había sido el más rápido de los tres, no perdía tiempo. En la mesa donde estaban Peter y Lucía, al otro lado estaban Gastón y Estefanía comiéndose el uno al otro, literalmente pero pasaban desapercibido por toda la gente que había en el local.

Eugenia estaba en la barra esperando a que le trajesen las bebidas que había pedido, cuando se dio la vuelta para mirar hacia la mesa donde estaban Luca y Candela y ver que se estaban besando. Sonrió al verlos y siguió mirando al resto del local. Dirigió la mirada a una pareja que se besaban con gran intensidad y al lado otra pareja hablando y sonriendo. Eugenia se quedó mirando fijamente al muchacho y vocalizó:
-Peter. Al fin te encuentro-una amplia sonrisa se dibujó en su rostro.-Pero espera…-hizo una pausa.-Está…está con otra chica-la sonrisa se borró.
-Aquí tienes las bebidas-dijo el camarero del otro lado de la barra.-Son ocho euros. ¡Ey, chica! ¿Estás bien?-preguntó el hombre al ver la cara de pálida que tenía Eugenia.
-S...sí, muy bien-contestó dejando de mirar hacia Peter.-Eh, tome-le dio un billete y espero a que le devolviera el cambio.
Tras agarrar la devolución, lo metió en su bolso y agarró los vasos. Fue a su mesa y se sentó mientras decía:
-He visto a Peter.
-¿Y qué tal?-preguntó Candela con una sonrisa.
-Está con otra chica-entristeció.
-Bueno, Euge, eso ya lo sabías. Tú misma me dijiste que escuchaste a Gastón diciéndole que quedasen con algunas chicas…
-Si, pero no sé, no me atrevo a acercarme a hablar con él…si está con otra es porque no quiere nada conmigo.
-No te comas la cabeza y ve. Si él está con otra es porque tú lo tienes hecho un lío, así que aclárale las dudas antes de que otra se te adelante y te lo quite-dijo Candela prácticamente echándola de la mesa para que fuese a hablar con él.-Ve y ahora vuelve a contarme lo bien que te ha ido-sonrió.
Eugenia se levantó, se arregló el vestido, tomó aire y se alejó de su mesa hacia donde había visto a Peter sentado.

-Bueno, lo que te decía, yo soy muy directa ¿sabes? Y cuando me gusta algo, voy a por él. Hago lo que sea para estar con él pero…si el chico tiene novia, no me entrometo-comentaba Lucía mientras miraba fijamente a Peter y se acercaba a él cada vez más.
-¡Ah, muy bien! Una chica que tiene las cosas claras-sonrió.
-¿Te gustan ese tipo de chicas?-tomó de su vaso.
-La verdad es que no tengo un prototipo de chica pero que quieres que te diga siempre me gustaron más las que están locas y me vuelven loco, porque sino no me explico todo esto…-dejó de hablar.
“Todo esto que me pasa con Eugenia”-pensó el muchacho mientras sonreía al recordarla.
-¿Todo esto…?-Lucía trató de indagar en el tema.
-Nada, olvídalo-le sonrió.
-Bueno-hizo una pausa.-Pero… ¿sabes? Yo… cuando quiero también soy muy loca-sonrió.-Y sé hacer que alguien se vuelva loco.
-Ah, ¿si?
-Ajá. ¿Quieres que te enseñe?-preguntó acercándose un poco más.
-Mmm… ¿eso va con doble intención?
-¿Tú que crees?-se terminó su vaso de alcohol y lo dejó encima de la mesa.
Lucía, sin esperar a nada, se abalanzó sobre Peter y lo besó agarrándole de la nuca y atrayéndolo hacia ella.
Eugenia llegó frente la mesa y se quedó de pie ante ellos mientras veía cómo Peter y esa chica se besaban. La sonrisa que iluminaba su rostro, se borró y apretó los dientes con fuerza tratando de contener la rabia. No aguantando más, se fue haciéndose pasó entre la gente.

Continuará...

jueves, 27 de septiembre de 2012

JF2. Capitulo 46: Una vez más

Capitulo anterior:

 -Porque lo estoy-habló sobre los labios de Eugenia.-Llámame otra vez idiota y…
-¿Y qué?-preguntó aspirando fuerte para sentir el cálido aliento de Peter dentro de su boca.
-Y esto…-vocalizó posando su mano en la nuca de la muchacha.
No aguantando más las ganas, la besó. Al juntar sus labios, Eugenia puso su mano sobre el pecho descubierto de Peter y se dejó llevar mientras sentía su corazón ir a mil por horas. Se estaban besando por el deseo de ambas partes.
Eugenia sintiendo la necesidad de aire, se separó pero Peter solo le permitió alejarse unos escasos centímetros de sus labios.
-Esto es lo que pasará cada vez que me llames de esa forma…-habló Peter rozando sus labios con los de ella.
-¿Co…cómo era la…la palabra?-preguntó sonrojada por la situación.
-Idiota.
-Ah… o sea que cada vez que yo… te llame idiota, tú me…-Peter la interrumpió besándola nuevamente.
La muchacha le siguió el beso mientras sonreía.
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A la mañana siguiente, Eugenia se despertó y se quedó unos minutos tumbada sobre la cama mientras recordaba los besos que se había dado con Peter. Saboreó sus labios por cuarta vez aquella mañana y se dispuso a levantarse para ir a hablar con él e intentar arreglar y aclarar las cosas que habían quedado en el aire la noche anterior. Salió de su cuarto, y al ver la puerta de la habitación de Peter abierta, se asomó dentro y no vio a nadie. Así que decidió bajar a la cocina. Al entrar, saludó con una gran sonrisa llamando la atención de Peter:
-Buenos días.
-Buenos días, linda. ¿Cómo has dormido?
-Bien, muy bien, ¿tú?
-Regular, mi primo habla en sueños y me ha tenido toda la noche en vela.
-Pobre-se apiadó de él con una sonrisa.-Eh… Peter, ¿podemos hablar de una cosita?
-Claro, ¿de qué quieres hablar?-preguntó sentándose en un taburete.
-Veras…yo te quería pedir perdón por desconfiar de ti cuando…
-¡Oh, ya!-exclamó él interrumpiéndola.-Euge-ella lo miró.-No hace falta que me pidas perdón, en serio. Yo también tuve parte de culpa no contándote que me había enterado que Agustín te estaba engañando… pero te juro que no lo hice porque no quería que supieras que otro idiota más te había engañado. Aunque tengo que confesarte algo-hizo una pausa.-Yo… Yo nunca te…
-Euge, han venido a visitarte-interrumpió Gastón entrando en la cocina seguido de un muchacho.
Eugenia cuando vio de quién se trataba, se sorprendió y de inmediato preguntó:
-Nicolás, ¿qué haces aquí?
Ella mientras esperaba la contestación miró la cara de Peter. Él miraba fijamente al recién llegado con odio en los ojos e intentaba controlarse para no hacer nada de lo que pudiera arrepentirse.
-He venido a recogerte para llevarte al trabajo-contestó Nicolás mirando a Eugenia con una sonrisa.
Peter resignado tiró lo que estaba comiendo encima de la mesa y se levantó mientras dejaba ver claramente que estaba enfadado por la presencia de Nicolás. Eugenia se mordió el labio inferior mientras veía como Peter se iba de la cocina sin ni siquiera mirarla. La muchacha resopló. Era la segunda vez en que intentaban arreglar las cosas y no lo conseguían por la interrupción de alguien.
-¿Qué ha pasado?-preguntó Gastón sin entender la reacción de su primo.
-Nada, no te preocupes-contestó Eugenia con una sonrisa.- ¿Te importaría dejarnos a Nicolás y a mí, a solas?
-Oh, no. Yo... me voy a ver qué demonios le ha picado a mi primo.
Eugenia esperó a que Gastón se fuese de la cocina, para después mirar a Nicolás que permanecía de pie bajo el marco de la puerta.
-¿Qué le pasa? ¿Por qué me miraba de esa manera?-preguntó él avanzando hacia ella.
-Seguramente por las cosas que pasaron en el pasado, Nico. Entiéndelo.
-Pero, Euge, sabes que he cambiado.
-Lo sé, pero él no. Así que entiendo su reacción-hizo una pausa.-Y gracias por el detalle de venir a recogerme pero…
-Entiendo, quieres que me vaya.
-No…bueno si, por Peter no quiero verlo de esa manera.
-Está bien, no te preocupes. Si quieres te veo en un rato en la parada de autobús y te llevo. No quiero que vayas en colectivo.
-No, no hace falta en serio. Gracias.
-Insisto-le dio un beso en la mejilla.-Nos vemos en un rato-le guiñó el ojo y se marchó.
Eugenia suspiró frustrada. Tras oír la puerta principal cerrarse, subió a la segunda planta hasta la habitación de Peter. Estaba por entrar, cuando escucho las voces de los dos primos provenientes del interior y decidió escuchar qué decían:
-Peter tienes que olvidarla de una vez-comentaba Gastón.- ¿No ves lo mal que te está haciendo?-hizo una pausa.-A mi Eugenia me cae bien pero lo único que he visto hasta ahora han sido caras largas por tu parte y llantos por la de ella. Os queréis mucho pero no sabéis estar juntos y eso lo único que conllevará es que os hagáis más y más daño y alguien tiene que acabar con este bucle. Alguien tiene que poner fin a todo vuestro sufrimiento y creo que ese debería ser tú-guardó silencio esperando a que Peter dijese algo, al no ser así continuó.-Mira, sé que no soy quién, ni nada. Pero esa es mi opinión y ¿por qué no me haces caso y esta noche cuando vuelvas de trabajar vienes a divertirte a mi bar? Hay una chica que me preguntó por ti el otro día pero le tuve que decir que estabas hasta la mano con otra pero…puedo comunicarle que has cambiado de estado y ahora pasarás de medio soltero a soltero completo-bromeó.-¿Y? ¿Qué me dices?
-No sé, Gas-era la primera vez que Eugenia escuchaba su voz desde que estaba escuchando detrás de la puerta y sonaba medio quebrada.-No tengo ganas de nada.
-¡Venga! Y llamamos a Darío, también. Salimos los tres-hubo un silencio.-Voy a llamar ahora mismo a esta chica y avisarle que tiene que llevar a dos amigas más-sonrió y abrió la puerta.
Al hacerlo, Eugenia se tambaleó hacia delante, ya que estaba apoyada en la puerta y miró a Gastón con tristeza. Éste cerró la puerta rápidamente, intentando evitar que Peter la viese.
-¿Se puede saber qué haces aquí?-preguntó Gastón soltando el pomo de la puerta y alejando a Eugenia de la habitación de Peter.
-Venía a hablar con él pero…-movió la cabeza entristecida.-Será mejor que…me vaya a arreglar porque tengo que irme a trabajar-habló tratando de mantenerse firme.
-No, pero espera, ¿estás bien?
-Fenomenal-contestó entrando en su habitación.
Eugenia cerró la puerta y se apoyó en ella mientras se deslizaba hasta el suelo.
 “¿Gastón tendrá razón? ¿Será mejor que cada uno tome su propio camino y termine con esto que nos pasa? Yo lo quiero y lo único que deseo es estar con él pero siempre que tratamos de hablar y estar bien, hay algo que nos aleja cada vez más y más. ¿Por qué todo es tan difícil? O mejor dicho… ¿por qué lo hacemos todo tan difícil? Con lo fácil que sería coger y encararlo y decirle; te quiero y no puedo vivir sin ti; pero claro…esto solo es un pensamiento… El solo pensar que cualquiera de esas palabras pueda salir de mi boca hace que mis piernas pierdan fuerza y estabilidad… Es cierto, lo quiero pero…tengo miedo de decírselo y con el tiempo arrepentirme por no haber aceptado del todo que él en un pasado me engañó. Todo sería tan fácil verlo desde fuera, pero no es así. Esta historia la estoy viviendo yo en mis propias carnes y cómo me arrepiento de ser tan estúpida… y creer en los finales felices. Esas cosas no existen, al menos para mí, porque mi final feliz es junto a Peter pero…-hizo una pausa mientras recapacitaba.- ¡No! ¡Se acabó! No más llanto, no más nada”-se limpió la cara.-“Ahora mismo pienso ir y arreglar las cosas con Peter. Porque yo quiero mi final feliz. Sé que Gastón decía la verdad pero solo un intento más para intentar arreglar lo nuestro…Solo una vez más”.
Eugenia se levantó del suelo y abrió la puerta de su cuarto. Fue hacia la habitación de Peter y llamó a la puerta. Nadie respondió. Volvió a llamar con más ímpetu.
-Peter, abre. Sé que estas ahí.
Nadie contestó. Volvió a llamar. No había respuesta. Decidida, cogió el pomo y lo giró. Al abrir la puerta y entrar, no vio a nadie en el interior. Miró en el baño del cuarto. No había nadie. Extrañada, bajó al salón y vio a Gastón.
-¿Dónde está Peter?
-Se ha ido a trabajar, ¿por?
-¿Tan temprano?
-Si, decía que quería irse ya para volver temprano esta noche para irnos de fiesta.
-¡Oh!-vocalizó.
“Voy a tener que esperar”-pensó la muchacha.-“Hasta esta noche. De esta noche no pasa”.

Continuará

miércoles, 26 de septiembre de 2012

JF2. Capitulo 45: Una palabra

Capitulo anterior:

-Darío no me estoy inventando ni imaginando nada. Vi a Eugenia saliendo con Nicolás.
-No, no me lo creo.
-Chicos, chicos. Peter tiene razón, Eugenia sale con Nicolás-comentó Candela.
-¡Ves!-exclamó Peter y al recapacitar en lo que había dicho su amiga, la miró.-Espera, ¿cómo que sale con Nicolás?
-Oh, no me malinterpreten. Salen como amigos, dan una vuelta y esas cosas. Nico tiene novia, se llama Marisa.
-¿Cómo que tiene novia? O sea que Nicolás y Eugenia no…
-¡No!-exclamó Candela.-No están juntos ni nada Peter.
El muchacho miró a su hermano y sonrió.
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La noche transcurrió con normalidad. Peter estaba en la barra mirando hacia la pista de baile y poniéndose de vez en cuando celoso por la forma en que Juan Manuel agarraba a Eugenia. Había ocasiones en las que el muchacho estaba decidido a ir hasta allí de apartarlo de ella, pero no podía montar una escena de celos delante de todos. Tenía que aguantar las ganas de ser él quien bailase con ella. Todo su mal trago pasó cuando Eugenia cansada le dijo a su amigo que se iría a sentar un rato y tras darle un beso en la mejilla fue hacia la barra dónde estaba Peter. Cogió un taburete, lo acercó a donde estaba él y se sentó.
-¿Tú no bailas?-preguntó mirándolo.
-No, no tengo ganas-la miró con una sonrisa.
-¡Ay! A mi me encanta bailar, tengo ganas a todas horas pero ahora mismo estoy cansada-resopló.
-Entiendo que estés cansada, habrás estado como una hora bailando-hizo una pausa.-Lo haces muy bien-tomó un trago de su cerveza.
-Gracias-le sonrió.-Y por lo poco que he visto tú también sabes moverte. Así que quiero que me dediques un baile.
-Cuando quieras.
-Pues en un par de canciones más, cuando descanse. Bailamos ¿vale?
Él asintió sonriendo.
Eugenia llamó al camarero y le pidió una bebida alcohólica. Mientras esperaba a que se la trajeran, sintió su móvil vibrar en el interior del bolsillo de su falda. Lo cogió y vio que era un mensaje de Nicolás. Lo leyó.
Eugenia necesito verte urgentemente. Marisa me ha dejado. Necesito hablar con alguien, por favor”.
La muchacha se mordió el labio inferior pensativa mientras miraba a Peter. Suspiró y contestó el sms.
Está bien, en media hora te veo en nuestra parada de autobús” Tras escribirlo, pulsó el botón de enviar.
Se levantó del taburete y le dijo al muchacho que tenía al lado:
-Peter vamos a tener que dejar el baile para otro día, me tengo que ir-le dio dos besos en la mejilla.-Dile a los demás que me disculpen ¿si?-él asintió.-Gracias-llevó su mano a la mejilla de Peter y la acarició.-Adiós, besos.

Se acercaba las cuatro de la mañana cuando Eugenia llegó a casa. Estaba en la entrada despidiéndose de Nicolás en voz baja para evitar que Peter la escuchase.
-Gracias por escucharme esta noche, Eugenia-decía Nicolás.
-No me las des-sonrió.-Y por favor, intenta animarte ¿si?
-Lo intentaré, pero ya estoy mucho mejor desde que me has escuchado y apoyado.
-Me alegro, pero que sepas que no me hace mucha gracia la idea de que…
En ese momento la luz de la entrada se encendió.
-Mierda, es Peter. Nos vemos mañana ¿vale?
-Está bien, pero ¿por qué no quieres que te vea conmigo?
-Es preferible así, en serio.
-Bueno, adiós, linda-le sonrió y se marchó.
Eugenia introdujo la llave en la cerradura y antes de que pudiese girar la llave para abrir, Peter se adelantó.
-Ho…hola-saludó ella.
-¿Crees que esta es hora de que llegues a casa?-preguntó Peter mirando al chico que se montaba en el coche gris.
Eugenia lo miró confusa, no entendía bien la pregunta.
-Mmm… papá, tengo veintitrés años por si no lo recuerdas-se burló.-Soy lo suficientemente mayorcita ¿no crees?
-¿Se puede saber que haces saliendo con Nicolás?-preguntó mirándola mientras se cruzaba de brazos.
-¿Nicolás?-preguntó nerviosa.-No…no, no, no.
-No te hagas la tonta…sé perfectamente que es Nicolás el que se acaba de ir.
-Bueno y si es él, pero…
-Tranquila no me des explicaciones, solo preguntaba para saber si seguías siendo la misma tonta que se traga lo primero que le dicen y veo que si.
-Pero mira que puedes llegar a ser idiota eh-habló grotescamente.-Peter si me vas a montar una escena de celos, mejor me voy.
-¿Una escena de celos?-se rió sarcásticamente.-Eugenia puedes estar con quién quieras, cuando quieras y en el sitio que quieras porque me da absolutamente igual. Para mí, eres indiferente. Una más de tantas.
-Además de idiota, mentiroso-revoloteó los ojos.
-No me llames así.
-¿Así, cómo?
-Idiota.
-¿No te gusta?-sonrió.- ¿Y si te llamó así qué?
-No te atreverás.
-¿Qué no?-sonrió nuevamente.-Idiota, idiota, idiota-lo repitió varias veces tratando de enfadarlo.
Peter mientras la escuchaba decir una y otra vez la misma palabra, bajó la cabeza tomando aire. Creyendo que era suficiente, acorralo ágilmente a Eugenia contra la puerta, haciendo que ella se asustase.
-¿Qu… qué haces?-preguntó viendo a Peter realmente cerca de ella.
-Detesto que me llamen idiota.
-Fe…fenomenal… a partir de hoy te llamaré así.
-No lo harás-vocalizó él pegando su cuerpo completamente al de Eugenia y rozando su nariz con la de ella.
-¿Por qué estás tan seguro?-preguntó tratando de no ponerse más nerviosa de lo que estaba.
-Porque lo estoy-habló sobre los labios de Eugenia.-Llámame otra vez idiota y…
-¿Y qué?-preguntó aspirando fuerte para sentir el cálido aliento de Peter dentro de su boca.
-Y esto…-vocalizó posando su mano en la nuca de la muchacha.
No aguantando más las ganas, la besó. Al juntar sus labios, Eugenia puso su mano sobre el pecho descubierto de Peter y se dejó llevar mientras sentía su corazón ir a mil por horas. Se estaban besando por el deseo de ambas partes.
Eugenia sintiendo la necesidad de aire, se separó pero Peter solo le permitió alejarse unos escasos centímetros de sus labios.
-Esto es lo que pasará cada vez que me llames de esa forma…-habló Peter rozando sus labios con los de ella.
-¿Co…cómo era la…la palabra?-preguntó sonrojada por la situación.
-Idiota.
-Ah… o sea que cada vez que yo… te llame idiota, tú me…-Peter la interrumpió besándola nuevamente.
La muchacha le siguió el beso mientras sonreía.

Continuará...

martes, 25 de septiembre de 2012

JF2. Capitulo 44: Una equivocación

Capitulo anterior:

Agarrándose en las barandillas para no caerse por el continuo movimiento del vehículo se trasladó hasta donde estaba la chica y se sentó en el asiento que había libre. Ella lo miró, le sonrió y dirigió la mirada nuevamente hacia la ventanilla.
-Hola-saludó Nicolás haciendo que girase nuevamente la mirada hacia él.
-Hola-dijo ella sin borrar la sonrisa.
-Oye, ¿por cuánto dinero estarías dispuesta a hacerte pasar por mi novia?
La chica lo miró sorprendida por tal pregunta y pensaba levantarse del asiento, cuando Nicolás la detuvo.
-Vale, vale. Creo que he empezado mal. Perdón-le sonrió.-Me llamo Nicolás-le extendió la mano.- ¿Y tú?
-Marisa-contestó dándole la mano.
Findelflashback.
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El tiempo transcurrió. Febrero terminó y empezó marzo. Faltaba una semana exacta para el cumpleaños de la muchacha. Gastón se había ido a vivir con Peter y Eugenia. En un principio la convivencia fue normal; ni Eugenia ni Peter se hablaban pero con el paso del tiempo empezaron a intercambiar alguna que otra palabra grotesca y fuera de tono. Solo discutían una y otra vez. Él salía por las noches con los amigos y eso hacia que Eugenia estuviese celosa porque pensaba que salía para ligar con alguna chica, algo totalmente equivocado. Él lo único que hacía era divertirse con los amigos y después volver a casa sin hacer nada. Pero ella no sabía eso, por lo que intentaba que Peter la viese con otros chicos y también de vez en cuando salía a divertirse ‘casualmente’ a los mismos lugares que rondaba el muchacho.
Habían pasado un par de semanas, dándose celos el uno al otro. Tanto era así, que a veces se hablaban para informar al otro de lo que pensaban hacer.
-Peter, esta noche creo que no volveré a casa. Así que no me esperes despierto ¿vale?-decía Eugenia mientras salía por la puerta.
Peter ante tal frase, se levantaba del sofá y se asomaba por la ventana para ver quién le había ido a buscar. Pero por la oscuridad a penas podía verlo pero indudablemente era un chico.
Se habían metido en un bucle de celos, en el que ninguno de los dos cedía y hasta habían tomado como hábito ir al bar que Gastón tenía montado con un socio. Allí se encontraban, hablaban un poco y después cada uno hacía sus cosas.
Mientras con el paso del tiempo, Eugenia se había hecho amiga nuevamente de Nicolás. Él le había presentado a su novia y eso hacía que Eugenia se sintiese más segura y no tuviese miedo de volver a entablar una relación de amistad con él. Algunas noches, en vez de ir al bar de Gastón, Eugenia quedaba con Nicolás y su novia en otra parte. Temía que Peter y Nicolás se encontrasen. A pesar de que hubiese pasado mucho tiempo, tenía miedo de que se pudiese desatar una pelea entre ambos cuando se viesen. Así que se encontraba con él a escondidas.
Mientras Darío se había ido a vivir en su antigua casa con sus padres, el día que había ido a visitarlos con Peter, ellos habían insistido en que se quedase allí con ellos durante el tiempo en que estuviese de vacaciones. No pudiendo rechazarlo, aceptó.

Como cada casi todas las noches, Peter, Eugenia y Darío iban al bar de Gastón a pasarlo bien y en esta ocasión se habían sumado Luca y Candela. Todos se estaban divirtiendo. Candela y Luca estaban bailando animadamente en la pista de baile, mientras que los otros restantes estaban en la barra charlando.
-Gastón, la chica del vestido rosa no te deja de mirar, ¿por qué no vas a hablar con ella?-bromeó Darío.
-No, tranquilo. Voy a hacerme de rogar un poco-dijo mirando hacia otro lado.
-Bueno si no la quieres, hablo con ella y…-comentó Peter haciendo que Eugenia lo mirase y moviese la cabeza de un lado a otro mientras resoplaba.
-No, no. No hace falta, voy yo, voy yo-dijo Gastón alejándose del grupo.
Darío viendo como su primo se alejaba empezó a cuchichear con su hermano, tratando de convencerlo de que hiciese algo que Eugenia trataba pero no conseguía escuchar.
-Bueno, yo voy un momento al baño-dijo Darío yéndose.
-Vale, nosotros te esperamos aquí-vocalizó Eugenia con una sonrisa.
La muchacha tras perder de vista a Darío, miró a Peter y lo vio apoyado en la barra de una forma que en otros hubiese quedado un tanto chulesca pero en él quedaba perfecta. Se acercó a él y se puso a su lado.
-Me encanta lo bien que se lo pasan Cande y Luca-comentó ella mirando hacia la pista de baile.
-Si, se divierten mucho los dos. Hacen una buena pareja ¿verdad?
-Si, perfecta. Como tú y yo-dijo en voz baja.
-¿Cómo?-preguntó Peter tratando de escucharla pero la música se lo impedía.
-Nada-sonrió.
Eugenia se quedó mirándole fijamente mientras que él observaba la pista de baile y la gente del lugar. Se proclamó el ‘silencio’ entre ellos dos. Ninguno decía nada pero al momento fue interrumpido por un chico aparentemente de la misma edad que ellos, o posiblemente más joven, que se acercó a Eugenia y le preguntó:
-¿Te acuerdas de mi?
Ella lo miró en silencio y sonrió.
-Si, Juan Manuel, ¿cierto? Recuerdo que hace un par de días estuvimos demostrando como se baila en la pista-bromeó y rió.
-Exacto-sonrió.- ¿Te parece bien que lo repitamos?-le guiñó el ojo.
-Me encantaría pero estoy con un amigo y no quiero dejarlo solo.
-Pero no creo que a tu amigo le moleste que vayas a bailar ¿verdad que no?-preguntó Juan Manuel mirando a Peter.
-¿Qué?-preguntó el muchacho de ojos marrones haciéndose el tonto, cómo si no hubiese escuchado nada de la conversación.
-Peter, ¿te importa que me vaya a bailar un rato?
-Para nada, haz lo que quieras-contestó haciendo una mueca.
-Bueno, entonces, vayamos pues…-Eugenia agarró a Juan Manuel de la mano y fueron hacia la pista.
Darío que se encontraba unos metros de Peter, se acercó a él al ver a Eugenia yendo hacia la pista con otro chico.
-¿Qué ha pasado?-preguntó nada más llegar.
-Nada, ¿qué tendría que haber pasado?-preguntó Peter haciéndose nuevamente el tonto.
-¡Vamos! No me digas que no has hecho lo te dije.
-No, no lo he hecho, ni lo pienso hacer.
-Pero, ¿por qué? ¿Tanto te cuesta hacerme caso y hablar con Eugenia y contarle todo lo que te ocurre con ella?
-No, pero sabes… no me costaría nada si el otro día no la hubiese visto con Nicolás.
-¿Qué? ¿Cuándo?
-Ayer o antes de ayer, no sé. Pero la vi, vi como se subía a un coche y dentro estaba Nicolás-hizo una pausa.-Por eso está tan feliz y tan alegre últimamente, ha encontrado a alguien por quién sustituir a Agustín y a…
-Y a nadie. Eugenia seria incapaz de estar con Nicolás-dijo Darío muy seguro.
-Pues estás muy equivocado.
En ese momento, Candela y Luca se acercaron agarrados de la mano con una gran sonrisa en sus rostros a la barra donde estaban los dos hermanos gemelos.
-Uh, ¿qué pasa?-preguntó Luca viendo las caras de los chicos.
-Nada que Peter ve cosas que no son-comentó Darío.
-Darío no me estoy inventando ni imaginando nada. Vi a Eugenia saliendo con Nicolás.
-No, no me lo creo.
-Chicos, chicos. Peter tiene razón, Eugenia sale con Nicolás-comentó Candela.
-¡Ves!-exclamó Peter y al recapacitar en lo que había dicho su amiga, la miró.-Espera, ¿cómo que sale con Nicolás?
-Oh, no me malinterpreten. Salen como amigos, dan una vuelta y esas cosas. Nico tiene novia, se llama Marisa.
-¿Cómo que tiene novia? O sea que Nicolás y Eugenia no…
-¡No!-exclamó Candela.-No están juntos ni nada Peter.
El muchacho miró a su hermano y sonrió.

Continuará...

[perdón xD ayer se me olvidó por completo que tenia que subir :$ pero bueh, aqui esta el capitulo :P Bsitos :) & a ver si mañana no se me pasa :$! xD]

domingo, 23 de septiembre de 2012

JF2. Capitulo 43: Pantomima

Capitulo anterior:

-Vale, como quieras pero solo una pregunta-Peter lo miró.- ¿Le has contado a Eugenia que tú nunca le metiste los cuernos con Mariana?-él negó con la cabeza.- ¿Y se puede saber por qué?
-Porque no, no se dio el momento y ya esta.
-Ajá, pues no creo que Euge se merezca ser la culpable de todo lo que ha pasado estos últimos días. Es más creo que más culpa tienes tú por no contarle que nunca le has engañado. Por culpa de eso, cuando Agustín le contó esa locura disparatada, ella dudó y se lo llegó a creer un poco porque quieras o no, hay desconfianza. Eugenia puede perdonar, pero no olvidar.
-Bueno, ¿ahora podemos hablar de ti y de cómo te ha ido todo?-preguntó Peter incómodo por la conversación.
Darío asintió con una sonrisa, sabía que su hermano iba a empezar a darle vueltas a lo que él le había dicho y así empezaría a arreglar las cosas entre Peter y Eugenia.
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A la mañana siguiente, Eugenia se despertó y bajó a desayunar, ya que en una hora tenía que irse a trabajar. Al llegar a la cocina vio a Darío preparando café.
-Buenos días-saludó Darío nada más verla.
-Hola-se acercó a él y le dio un beso en la mejilla.- ¿Has dormido aquí?
-No, acabo de llegar-le devolvió el beso.-He comprado unas medialunas y otras cositas para desayunar-le indicó donde estaban.
-Gracias-le sonrió.
Eugenia buscó un vaso y cogió la leche del interior del frigorífico. Se sentó en un taburete y se sirvió.
-Bueno, ¿y cómo estás esta mañana?-preguntó Darío sentándose a su lado.
-Mejor, gracias a ti-le miró.- ¿Y tú?
-Me alegro por ti. Verás como las cosas a partir de ahora van a cambiar y para bien-hizo una pausa.-Y yo bien, lo único es que no me gusta el hotel donde estoy hospedado pero me buscaré otro esta tarde, a ver que encuentro.
-¿Y por qué no te quedas aquí?
-¿Aquí, dónde?
-Aquí, en casa.
-No, no. No quiero molestar. Además tengo entendido que Gastón va a venir a vivir aquí también.
-Si, es cierto, pero por eso no te preocupes. Gas duerme con Peter y tú podrías…
-Darío, oye ¿fuiste a visitar a mamá y a papá?-preguntó Peter entrando en la cocina animadamente.
Creía que su hermano estaba solo. Cuando vio a Euge allí, se quedó quieto mirándola, al igual que ella a él. En completo silencio. Darío queriendo evitar que se prolongase ese intercambio de miradas incómodas, habló:
-No, no he ido. Solo hablé con mamá por teléfono.
-¡Ah, genial! Pues cuando salga de trabajar podríamos ir a visitarlos-comentó Peter yendo hacia la cafetera a servirse café.
-Perfecto-sonrió.- ¿Te quieres venir, Euge?-preguntó Darío.
Peter miró a la muchacha pero al momento giró la mirada hacia otro lado al encontrarse con la de ella.
-No, gracias pero vais en plan familia y no…
-Por eso mismo, ven. Estoy seguro de que mamá querrá verla, ¿verdad, Peter?
-Si, seguro-contestó y tomó café.

Al cabo de un rato Eugenia ya había salido de casa para ir a trabajar. Su trabajo le cogía un poco lejos pero normalmente le llevaba Peter desde que vivían juntos pero después de la pelea que habían tenido prefería ir en autobús. Estaba tranquilamente sentada en la parada, esperando a que llegase cuando alguien se sentó a su lado muy cerca de ella. Incómoda por la poca separación que había entre sus cuerpos, lo miró y extrañada trató de mirarle la cara. Se trataba de un chico medianamente joven, con el pelo rapado al tres y rubio. Musculoso, que por mucho que llevase un sudadera por el frío que hacía se le marcaban perfectamente.
-¿Nicolás?-preguntó sorprendida creyendo haberle reconocido.
Él la miró y se sorprendió tanto como ella.
-¡Eugenia! ¡Vaya, qué coincidencia!
-Si, pero ¿qué haces aquí?
-Viviendo, llevo un tiempo aquí. ¿Mi hermana no te lo contó?
-No, no me dijo nada-sonrió.- ¿Y qué tal? ¿Cómo estás?
-Muy bien, no sabes lo bien que me hizo que me abrieras los ojos hace mucho tiempo. A partir de ahí fui cambiando y gracias a eso, hoy estoy felizmente enamorado.
-No sabes lo que me alegro, Nico.
-¿Y tú, qué? ¿Sigues saliendo con Peter?
-No, eso fue hace mucho…
-¿Y eso? ¿Qué pasó?
-Puf, una larga historia-sonrió.
-Bueno, si quieres esta noche quedamos y me la cuentas.
Eugenia se quedó callada, pensando si debía o no quedar con él.
-Venga, y así te presento a mi novia-insistió.
Esa frase la tranquilizó. Nicolás tenía novia y al parecer había cambiado, así que no sería el mismo idiota del pasado.
-Está bien-sonrió.
-¿A que hora te viene bien?
-Yo salgo de trabajar a las siete, ¿te parece bien que quedemos a las nueve?
-Me parece-sonrió.-Aquí viene mi autobús-dijo Nicolás levantándose.-Entonces te veo aquí a las nueve, ¿ok?
-¿Aquí?
-Si, tú no te preocupes que te pasaré a buscar para que vayamos a un sitio más bonito que este-comentó mirando la parada de autobús.-Así que adiós-le dio dos besos en la mejilla.-Encantado de volver a verte.
-Igualmente-le sonrió.

Se hizo de noche. Eugenia ya estaba en la parada de autobús esperando a que Nicolás pasase a recogerla. Ella había llegado a casa, se había arreglado y salido rápidamente tratando de no encontrarse con Peter. Odiaba estar en un mismo sitio que él y no dirigirle la palabra para no sentirse ignorada. Eugenia mientras esperaba ojeaba algo en su móvil para no sentirse sola, cuando un coche gris se detuvo delante de la parada. Ella levantó la mirada y vio a Nicolás en el interior. Sonrió y se levantó del banco.
-Hola, ¿has esperado mucho?-preguntó Nicolás una vez que ella estuvo dentro del coche.
-Para nada, acabo de llegar-contestó poniéndose el cinturón.- ¿Y tu novia?
-En casa. Decía que se encontraba un poco mal por lo que tuve la idea de que cenásemos en mi casa y así no la dejamos sola, ¿te parece bien?-la miró.
-Perfecto-sonrió.- ¡Qué atento por tu parte!
-No para nada-quiso quitarle peso al asunto.-Por cierto, se llama Marisa.
-Oh, lindo nombre. ¿Cómo os conocisteis?
-Fue un flechazo-mintió y empezó a recordar en su cabeza.
Flashback.
Nicolás acababa de encontrarse ‘casualmente’ con Eugenia en la parada de autobús, ya habían quedado a las nueve en aquel mismo lugar y él se había montado en el colectivo. Tras pagar al conductor y adentrarse en el interior, observó a las personas que había sentadas y divisó a una muchacha aparentemente de unos veinte años. Agarrándose en las barandillas para no caerse por el continuo movimiento del vehículo se trasladó hasta donde estaba la chica y se sentó en el asiento que había libre. Ella lo miró, le sonrió y dirigió la mirada nuevamente hacia la ventanilla.
-Hola-saludó Nicolás haciendo que girase nuevamente la mirada hacia él.
-Hola-dijo ella sin borrar la sonrisa.
-Oye, ¿por cuánto dinero estarías dispuesta a hacerte pasar por mi novia?
La chica lo miró sorprendida por tal pregunta y pensaba levantarse del asiento, cuando Nicolás la detuvo.
-Vale, vale. Creo que he empezado mal. Perdón-le sonrió.-Me llamo Nicolás-le extendió la mano.- ¿Y tú?
-Marisa-contestó dándole la mano.
Findelflashback.

Continuará...

[Bueh, comento que tengo escrito hasta el cap 45 o sea que mañana y pasado subiré...e intentaré adelantar más para así subir todos los días. Es que me duele no subir un día xDDDD porque pienso qe al final acabare dejando la novela a medias y no quiero >.<' & nada, gracias por leer & comentar :$]