Peter se metió las manos en los bolsillos del
pantalón y se aproximó a Eugenia lentamente en silencio. Se posicionó a su lado
y la miró. Tomó aire y le habló:
-Euge-ella giró su mirada hacia él con una
sonrisa.- ¿Recuerdas el asunto que estuvimos discutiendo ayer?-la muchacha
asintió con la cabeza.- Bueno, estuve pensando y recapacitando sobre el asunto
y…te quería preguntar algo.
-Dime.
-¿Te quieres venir a vivir conmigo?
Eugenia lo miró sorprendida, no se esperaba
que le propusiera eso.
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-¿Y? ¿Quieres o no?-preguntó Peter al ver que
no contestaba.
-¡Si, claro! Pero…
-Pero, nada. Sé lo que vas a decir. Es raro
que nosotros siendo ex vayamos a vivir juntos pero…si no nos pasa nada el uno
con el otro, no es raro ¿no crees?
-Claro, como no nos pasa nada…-comentó Eugenia
mirando hacia otro lado.
-Bueno, entonces todo arreglado. Te vienes a
vivir conmigo.-ella le miró sonriendo.- Bueno, ¿y qué bebes?
-Coca-cola, ¿quieres?
-¿Coca-cola, tú? No estarás embarazada ¿no?
-¿Qué?-se rió.- No. Es que he decidido que me
voy a controlar con el alcohol porque últimamente siempre acababa mal.
-Te comprendo-sonrió.-Y volviendo al tema de
antes, ¿tú crees que Agustín se lo tomará a mal?
-No, no sé…-dudó la muchacha.
-¿Él ya sabe que tú y yo…?-ella negó con la
cabeza.
-Aún no se lo he dicho. No me he atrevido.
-¿Y qué tal si no se lo contamos? Entre tú y
yo no va a pasar nada, pero que él sepa que tú y yo somos exs le creará la duda
de que pueda ocurrir cualquier cosa y afectará a vuestra relación.
-Si, no sé…-vocalizó Eugenia mientras pensaba
en el asunto.
-Chicos, al fin os hemos encontrado-dijo
Agustín apareciendo por allí junto a Luna.
Peter y Eugenia los miraron.
-¿Pasa algo?-preguntó Luna al ver que se había
creado un silencio.
-Si, Euge y yo tenemos algo que
deciros-comentó Peter pasando el brazo por encima de los hombros de la ex
rubia.
-¿Qué ocurre?-preguntó Agustín empezando a
preocuparse.
-No es nada malo-hizo una pausa.-Veréis,
Eugenia se viene a vivir conmigo.
Los rasgos del rostro de Luna no fueron
exactamente de agrado, sino todo lo contrario, pero trató de ocultarlos lo
mejor que pudo. Ella no era la novia de Peter pero si una amiga especial y
sabía que si esa muchacha continuaba al lado de Bedoya, como ella lo llamaba,
acabaría perdiéndolo. Agustín, totalmente opuesto a Luna, sonrió y se alegró
mucho. Eugenia, aturdida, observaba como su novio estaba feliz de esa noticia.
No comprendía bien lo que estaba ocurriendo. Agustín prefería que ella viviese
con cualquier otra persona menos con él. Le resultaba extraño y quería saber el
motivo por el que su novio se resistía a vivir con ella.
Luca y Candela estaban charlando con la madre
de él y suegra de ella. Hablaban animadamente sobre la fiesta y sobre temas de
conversación que salían espontáneamente hasta que la señora tuvo que ir a
ayudar a los camareros con el cáterin de la fiesta, ya que ella había sido la
encargada de organizarlo todo a la perfección. Cuando Luca vio que su madre se
había alejado, le rodeo la cintura a Candela con sus brazos y la acercó a él.
-Le has caído bien a mi madre,
¿sabías?-comentó Luca sonriendo.
-Si, me he dado cuenta-sonrió.-Me dijo que
algún día me pasé por aquí para enseñarme fotos tuyas de cuando eras pequeño.
-¿En serio? No… tengo que decirle que deje de
enseñar esas fotos. No hay nadie que no las haya visto.
-Si, yo. Yo todavía no vi ni una de cuando
eras bebé. Seguro que eras guapísimo.
-Bueno, las fotos que te piensa enseñar, como
mínimo tendré cuatro años que fue a la edad que me adoptaron. Creo que te
comenté algo sobre ese tema.
-Si…perdón. No quería…
-No pasa nada, Cande-le sonrió y la besó.
La muchacha le siguió el beso mientras le
rodeaba el cuello con sus brazos. En ese momento, ambos sintieron que alguien
los abrazaba y achuchaba con fuerza haciendo que separasen sus labios. Al ver
quién era, Candela riendo le preguntó:
-¿Qué te ocurre, Euge?
-Estoy feliz. Cande, tengo que contarte algo.
-Bueno, os dejo solas-comentó Luca apunto de
irse.
-No, no. Puedes quedarte-le dijo Eugenia.-
Chicos, atentos-tomó aire.-Me voy a vivir con Peter.
-¿En serio?-Eugenia asintió con entusiasmo.-
¡Vaya! Al final Peter cambió de idea-dijo Candela.
-Euge, ¿te puedo hacer una pregunta?-cuestionó
Luca muy serio.
-Dime-vocalizó la muchacha mirándolo.
-A ti todavía te gusta Peter ¿verdad?
-¿Qué? No. A mí me gustó Peter, pero
‘gustó’-resaltó la palabra.-Tiempo pasado.
-Y todavía te gusta-afirmó Luca.-Euge, se te
nota a tres kilómetros de distancia.
-Pero mira si me va a gustar Peter, estando
con Agustín.
-Yo creo que estás con Agustín para olvidarte
y ocultar que el alejarte durante cinco años no ha servido para que te olvides
de Bedoya.
Eugenia se quedó callada mirando el vaso que
sostenía entre sus manos, después miró a Luca y asintió con la cabeza mientras
decía:
-Si, tienes razón pero por favor, no se lo
digas a Peter, no quiero que lo sepa.
-Tranquila que yo no diré nada-comentó Luca
sonriéndole.-Pero mira no quiero ser aguafiestas pero si todavía sientes cosas
por Peter, creo que no deberías ir a vivir con él porque eso supondría que lo
vieras todos los días prácticamente a todas horas y si pretendes olvidarlo, no
es una manera adecuada, ni el entorno idóneo.
-Eso pensé yo en un principio, pero luego
recapacité y me di cuenta de que sí, es verdad, veré a Peter prácticamente las
veinticuatro horas del día pero lo veré siempre con alguna chica y eso me
ayudará a olvidarlo porque yo me enamoré y sigo enamorada del Peter que conocía
cuando era joven, no de este Peter mujeriego empedernido que solo sabe estar
detrás de chicas guapas y rápidas.
-No sé, Euge. Yo…
-Pero, esperad-dijo Candela que no había
intervenido en la conversación hasta aquel momento.- ¿Por qué te quieres
olvidar de Peter?-preguntó mirando a su amiga.
-Porque sí. Ya te lo he dicho. Yo me enamoré y
sigo enamorada del chico que es Peter conmigo cuando estamos a solas, no del
mujeriego que está detrás de todas las mujeres de esta ciudad.
-¿Y por qué no se lo dices?-cuestionó la
amiga.
-Por qué no le digo, ¿el qué?-hizo una
pausa.-Candela, no puedo pretender cambiar a Peter. Si él ha elegido ser así,
yo no puedo decirle ‘oye, Peter, sigo enamorada de ti pero detesto que seas
mujeriego así que deja esa faceta a un lado porque ¿sabes? No me importa que tú
si te hayas olvidado de mí, yo quiero estar contigo y vamos a estar juntos en
contra de tu voluntad’.
-Euge, no. Estas equivocada, Peter…-trató de
decir Candela pero Luca le apretó con suavidad el brazo para que se callase y
no dijese nada.
-Peter, ¿qué?-preguntó Eugenia mirando a su
amiga fijamente.
-¿Ya os ha contado?-cuestionó el muchacho de
ojos marrones con tono de verde acercándose a ellos.
-Si, así que al final no vas a poder pasearte
desnudo-bromeó Eugenia mirándolo.-Por cierto, Luca, ¿me dirías donde hay un
baño?
-Mira, subiendo las escaleras, la tercera
puerta a la izquierda.
-Euge, te acompaño si quieres-comentó Peter.
-Si, mejor. Porque estoy un poco
perdida-sonrió.
-Vamos.
Eugenia miró a Candela y le dijo en voz baja:
-Tú y yo luego tenemos que terminar la
conversación.
Candela asintió con una sonrisa dibujada en la
cara mientras veía a su amiga alejarse con Peter. Cuando creyó que ya estaba lo
bastante lejos como para no oírla, miró a Luca y le dijo:
-Pobre Euge. A pesar de que sigue pensando que
Peter le metió los cuernos, lo sigue queriendo como a nadie y encima piensa que
él se ha olvidado de ella pero no es así. Lo único que pasa es que Peter es un
imbécil que oculta lo que le pasa para no estar con ella para no hacerle más
daño. Es resumen, es un bucle que no tiene fin.
-Exactamente, un bucle en el que no interferiremos
porque sino Peter nos mata y lo sabes.
La muchacha asintió con la cabeza.
Con el paso del tiempo, se acercaba el final
de aquel año y como de costumbre en gran parte de España, tocaba el momento de
comer las doce uvas. Esa tradición consistía en comerse una uva cada campanada que daba el
reloj de la Puerta del Sol, en Madrid, a las 12 de la noche el día 31 de
diciembre y así recibir el año con diversión ya que siempre en alguna casa
habría un atragantado, uno que se daba cuenta tarde de que le habían puesto una
uva de menos o quizás una uva de más, o algún tramposo que empezaba a comerlas
antes del momento indicado. Tras las uvas se brindaba con champán, se
felicitaba el Año Nuevo a todos los presentes y se llamaba por móvil provocando
un colapso universal de las líneas telefónicas a los familiares o amigos que
estuviesen lejos y finalmente, para concluir la noche, se salía al balcón, a la
azotea o a la puerta de casa para ver los fuegos artificiales en el cielo.
Continuará...
ME ENCANTO!!! mas nove si puedes sube otro capitulo hoy porfavor?? GRACIAS GENIA
ResponderEliminarAii lo subiría pero voy escribiendo el cap 33 & en nada me coge el toro xD Mira a las 2 de la mañana (horario españa) Subo otro xD qe así ya pertenece al día 9 xD
EliminarGRACIAS!!! me encanta tu nove te lo dije muchas veces xD
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