Flashback
Era el cumpleaños de Peter, y él junto con
Eugenia acababa de pasar la mejor noche de su vida. Por fin, habían llevado su
relación al paso más importante. Por fin, habían tenido una noche llena de
pasión. La muchacha estaba tumbada a su lado cubierta por la sábana de su cama
mientras lo miraba con una amplia sonrisa. Había pasado el mejor momento de su
vida.
-Oye, Euge-dijo el muchacho mirando al techo.-
¿Por qué me has estado llamando Bedoya todo el rato?
-Es tu apellido, ¿no?-él asintió.- ¿Qué pasa
no te gusta que te llamen así?
-Si, no sé. Nadie me llama así.
-¿Ah, no? Pues entonces a partir de hoy siempre
te llamaré Bedoya-le sonrió.-De esa manera seré la única que te llama de una
forma aparte de Peter. Seré especial para ti-acercó sus labios a los de él y lo
besó.-Te quiero, Bedoya-le susurró al oído.
Fin del flashback.
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La fiesta concluyó tarde, ya que la mayoría no
trabajaban al día siguiente, entre ellos Luca, Peter, Agustín, Eugenia y por
supuesto Candela, que todavía no encontraba trabajo. En cambio, Patrick si
trabajaba el domingo y había salido bien temprano de casa, incluso antes de que
su compañera de piso se despertase. La muchacha no queriendo desayunar sola en
casa, decidió ir al bar-restaurante, donde solía desayunar en días en que tenía
que ir a trabajar o no tenía ganas de estar en casa. Le dolía un poco la
cabeza, la noche anterior había bebido un poco de alcohol, algo menos que las
noches en las que salía con Agustín; ya que se había prometido controlarse
porque últimamente se dejaba llevar muy fácilmente. Llegó al bar y se sentó en una
mesa de la terraza. Adoraba sentarse allí y ver a la gente caminando por la
calle. Estaba decidiendo si tomar un zumo de naranja o un café, cuando alguien
se sentó en su mesa; en la silla de en frente.
-Buenos días-saludó Peter con una sonrisa.
-¿Qué haces aquí?-preguntó sorprendida.
-Desayunar, ¿tú?
-Be…-iba a llamarlo por su apellido pero se
quedó callada.- ¿Acaso me estas siguiendo?
-No sueñes, Eugenia. He venido a visitar a
Luna.
-¡Oh, tu noviecita vive por aquí!-exclamó
revoloteando los ojos.
-No, trabaja aquí. Es la camarera.
-¿Qué?-preguntó asombrada.- ¡Claro! De eso la
conocía-miró con mala cara a Peter.- ¿No te podrías haber ligado a alguna
camarera de otro bar? Yo desayuno y prácticamente ceno todos los días aquí.
Ahora tendré que cambiar de bar.
-No, ¿por qué?
-Porque seguro que me escupirá en el
desayuno-se lamentaba.
Peter se rió por la mente tan malévola que
tenía su amiga. Eugenia vio que Luna iba hacia su mesa y buscó en su bolso sus
gafas de sol. Se las puso y miró a la camarera cuando llegó.
-Hola, linda-saludó Peter con un guiño.
-Hola-dijo sorprendida.- ¿Qué haces aquí?
-Vine a desayunar con Eugenia. Perdónala que
lleve gafas de sol es que los paparazis la persiguen y no puede permitirse el
lujo de que la descubran-bromeó.
Luna se rió y saludó a Eugenia.
-¿Qué queréis tomar?
-Un café con leche-contestó Peter, que miró a
su amiga para que pidiese.
-Lo mismo.
-Marchando dos cafés-comentó Luna yéndose a
atender otra mesa.
Peter miró a Eugenia y le preguntó bromeando:
-¿Te vas a quitar las gafas o tienes miedo de
que te saquen una foto conmigo?
-Cállate, idiota-dijo quitándose las gafas.-
Oye, Be…-se quedó callada y tras unos segundos continuo.- ¿No besas a tu novia?
-Te he dicho millones de veces que no es mi
novia. Es una amiga y como amiga que es, no tengo porque darle un beso cada vez
que la veo. Además, está trabajando.
-¿Amiga? Pues yo también soy tu amiga y no me
haces lo mismo que le haces a ella-dijo la muchacha haciendo que Peter echase a
reír.
-Lo mismo digo-comentó él refiriéndose a la
relación que mantenía ella con su amigo Agustín.-Pero, bueno, Euge.
Cuéntame-dijo apoyando los codos en la mesa.- ¿Qué tal con Agustín?
-¿A que viene esa pregunta?
-No sé, para que hablemos de algo-contestó
sinceramente.
-Ah… Pues bien, me va muy bien-le sonrió.
-¿Ya se puede decir que sois novios?
-No, todavía no. Quizás a partir de esta tarde,
si.
-¡Qué bien! Me alegro.
En ese momento llegó Luna con los dos cafés,
se los puso en la mesa y después se marchó dedicándole una sonrisa a Peter.
-Oye, Be…-iba otra vez a pronunciar su
apellido y se quedó callada.-Tú, cámbiame el café. Estoy segura de que me ha
escupido dentro-bromeó.-Y tú eres su novio, ya habrás intercambiado mucha
saliva con ella, no te importará un poco más.
-Eugenia, estás fatal de la cabeza-dijo
mirándola con una sonrisa en el rostro.-Y para que sepas tú a ella le caes
bien. Ayer me estuvo hablando de ti y me dijo que eras su clienta favorita
porque como has dicho, vienes prácticamente todos los días. Así que no te
preocupes que no te hará nada ni en el café, ni en la comida.
Los dos empezaron a desayunar tranquilamente
mientras charlaban y disfrutaban del día.
-¿Qué haces esta tarde?-preguntó Peter tomando
un sorbo de su café.
-Tenía pensado ocupar mi tarde buscando la
manera de poner un anuncio en el periódico.
-¿Un anuncio? ¿Para qué?
-Para buscar compañero de piso. Ayer te
comenté que Patrick se va y bueno, necesito buscar a alguien que pague la mitad
de todas las cosas.
-Uh, pues ten cuidado. Yo te aconsejaría que
fuese compañera en vez de compañero. Eso de que una chica linda conviva con un
tío desconocido, no es muy aconsejable. Ya me entiendes.
-Gracias por el piropo-le sonrió.-Pero no sé,
tengo solo dos semanas para encontrar a alguien y estoy dispuesta a conformarme
con cualquiera que aparente ser normal.
-A veces las apariencias engañan.
Eugenia lo miró y se quedó callada, tenía
razón pero estaba bastante desesperada en encontrar a alguien.
Llegó la tarde. Eugenia estaba en su casa con
Agustín. Estaban sentados en el sofá viendo una película que emitían en la
televisión y de vez en cuando se daban mimos. Querían pasar una tarde tranquila
ellos dos solos y aquel día era perfecto para eso. Agustín llevaba tiempo
queriendo sacarle el tema sobre la relación que mantenían pero no sabía de qué
forma hacerlo hasta que una de las tantas veces en que separó sus labios de los
de ella, comentó:
-Me encantas.
-¿Mucho?-preguntó ella sonriendo.
-Muchísimo-le dio un pico.-Pero, ¿sabes que
más me encantaría?
-Dime.
-Que hablásemos de nuestra relación.
-¡Oh, claro!-vocalizó la muchacha mirando
hacia otro lado y luego volviendo la vista hacia él.
-No quieres hablar de eso, ¿verdad?
-Si, claro que sí. Llevo como un mes tratando
de que pongamos de una vez etiqueta a lo nuestro pero…
“Desde que apareció Peter, he cambiado de
idea”-pensó Eugenia.
-¿Pero…?-preguntó Agustín.
-Pero tenía miedo de sacar el
tema-mintió.-Creía que tú no querías algo serio.
-Si te soy sincero, en un principio no quería
nada serio; pero con el tiempo me he dado cuenta de que lo único que deseo es
estar contigo y hacerte feliz.
-¿En serio?-preguntó ella acariciándole la
mejilla.-Y yo… yo también. Eso era lo único que deseaba.
-¿Deseaba?
-Y deseo-rectificó al ver que había metido la
pata sin darse cuenta.
-Entonces….-hizo una pausa.-Euge, ¿quieres ser
mi novia?
Ella se quedó callada durante unos segundos,
dudando sobre qué contestar. Tenía que estar segura en lo que iba a hacer,
porque después no podría volver el tiempo atrás como cometiese un error. Su
duda estaba fomentada principal y únicamente por Peter. Esos sentimientos que
habían vuelto a emerger en su interior hacia él, la traían por la calle de la
amargura. En ese momento, el timbre empezó a sonar. La muchacha miró con cara
de extraño a Agustín que esperaba expectante la respuesta y comentó:
-Voy a ver quién es. Un segundo.
Se levantó y abrió la puerta. Se sorprendió
aún más, al ver quién era.
-¡Peter!-exclamó.- ¿Qué haces aquí?
Agustín al escuchar el nombre de su amigo, se
levantó del sofá y se acercó a la puerta.
-Vine a traer esto-contestó enseñándole el
abrigo rojo que llevaba la noche anterior.-Te lo habías dejado en mi casa-le
sonrió y vio a su amigo aparecer por detrás.- ¡Agus! Hola.
-Hola, Peter. Has venido en el mejor
momento-comentó el muchacho pasando su brazo por encima de los hombros de la
muchacha.-Le acabo de preguntar a Eugenia si quería ser mi novia y estoy
esperando a que me conteste…
-¿Ah, si?-preguntó Peter mirando fijamente a
los ojos de la muchacha.
-Bueno, ¿y qué me dices, Euge?-preguntó Agustín
mirándola.
Ella volvió a guardar ese intenso y corto
silencio nuevamente mientras miraba a Peter tímidamente. Por su cabeza rondaron
las palabras que Candela le había dicho la noche anterior: “Peter no va a cambiar. Llevo cinco años
tratando de que vuelva a centrarse y no lo hace. Así que…lo mejor será que te
centres en Agustín y… te olvides de Peter”. Eso hizo que se decidiera a dar
el paso.
-Si, quiero ser tu novia-dijo volviendo la
mirada hacia el otro chico, con una amplia sonrisa dibujada en la cara.
-¡Genial!-exclamó agarrándola de la cara y
dándole un tierno beso en los labios.
Peter contempló el beso lamentándose de no ser
él quién estuviese en el lugar de Agustín pero tendría que alegrarse porque el
nuevo novio de Eugenia era su amigo y quería lo mejor para él y obviamente,
para ella.
Continuará...
Me encanta pero yo queria eugeter!!!!
ResponderEliminarmas nove GENIA