JF2. Capitulo 30: Una chica nueva

Capitulo anterior:

-No seas tonto, Be…-se calló.-No seas tonto-resopló.-Yo le he advertido que por aquí la gente miente mucho y todo eso, pero no me hace caso. Ahora dice que me va a pasar una foto de él para que vea como es.

-Seguramente la foto será de un guaperas de turno y lo más seguro es que el chico que habla con tu prima no sea ni la mitad de parecido al de la fotografía.

-No, no. Según ella, se han visto por webcam así que…el de la foto es él.

Rochi dice: “Ahí tienes la foto. No babees mucho jajajaja”

Eugenia le dio a aceptar al archivo que su prima le había mandado. Esperó a que se pasase. Estaba a segundos de se que pasará cuando su prima se desconecto repentinamente, cancelando el archivo.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Candela, como casi todas las mañanas después de desayunar junto a Luca, llamaba a su madre a la misma hora y charlaba durante un rato con ella. Esa mañana se había retrasado en la llamada porque Luca no la quería dejar salir de la cama.

-Luca, en serio, tengo que llamar a mi madre-le dio un pico.

-No, venga. Quédate aquí un ratito más. Aprovechemos el tiempo que en dos días se me acaban las vacaciones y volveremos a lo de antes. Vernos o por la mañana o por la noche.

-Mira, llamo a mi madre, vuelvo y nos quedamos hasta la hora que quieras aquí tirados ¿vale?-le sonrió.

-Bueno…-le sonrió dejándola ir.

Candela se levantó y fue al salón a por el teléfono fijo. Se sentó en el sofá y marcó el número de la casa de sus padres. Esperó a que atendiera.

-Mamá, hola-saludó.

-Al fin llamas, hija. Ya estaba empezando a creer que hoy no llamabas.

-Claro que si, siempre-sonrió.- ¿Cómo estas?

-Bien, my bien.

-¿Y papá?

-Como siempre, hija. Cabreado porque quiere seguir trabajando en las calles y no le dejan salir de la oficina de policía. Pero en fin, ahora está un poco más alegre porque Nicolás ha vuelto de Londres.

-¿En serio?-preguntó sorprendida.-Papá me comentó algo de que volvía en Año nuevo.

-Si, si. Pero al final no pudo regresar para Nochevieja, tuvo que estar unos días más en Londres por cosas del antiguo trabajo pero finalmente ayer volvió.

-¡Ay! ¿Y él está por ahí?

-No, ahora mismo se ha ido a hablar con vuestro tío para ver si así consigue un trabajo por aquí y se establece en algún lado de una vez y me da ese nieto que estoy esperando.

-Bueno, mamá, el nieto también te lo puedo dar yo-se quejó porque no la tenía en cuenta.

-No, tú eres demasiado joven aún y tienes una larga vida por delante. Además, quiero y deseo que tu hermano se centre de una vez, no puede ser que aún no haya tenido una novia formal aparte de tu amiga Eugenia.

-Bueno, ya sabes como es Nico. Como no le guste de verdad alguna, no se centrará…

Madre e hija estuvieron un largo tiempo hablando, hasta que finalmente colgaron. Candela cuando pulsó el botón rojo del teléfono lo dejo sobre la base y pensaba ir hacia la habitación pero vio a Luca apoyado en el marco de la puerta del salón esperando a que terminase de hablar.

-¿Puede ser que haya escuchado algo de un nieto?-preguntó el muchacho acercándose a ella.

-Si, así es. Mi mamá ya quiere ser abuela.

-Bueno, ¿y por qué no vamos practicando para cuando queramos darle uno?-preguntó con una sonrisa pícara.

Candela se echó a reír.

Eugenia permaneció sentada frente a la pantalla esperando a que su prima regresara, ya que posiblemente se le habría ido la conexión a internet. Pero tras esperar mucho tiempo, desistió. Ya hablarían en otro momento en que ambas coincidiesen. Cerró sesión y bajó la pantalla del portátil mirando a Peter.

-En fin, ya hablaré con ella en otro momento-le sonrió.-Bueno, creo que me voy a ir.

-¿A dónde?-cuestionó Peter interesado.-Si se puede saber-concluyó.

-Tenía pensado ir a casa de Agustín, ayer no supe nada de él y lo echo de menos.

-¿Lo echas de menos?-el muchacho revoloteó los ojos.-Pero mira que sois empalagosos. No podéis estar ni un día separados, eh.

-Es lo que tiene estar enamorado. Creo que deberías probarlo alguna vez. Te vendrá bien.

-¿Cómo que alguna vez? Yo ya he estado enamorado.

-¿Ah, si? No lo sabía-esas fueron las últimas palabras que dijo Eugenia antes de salir de la cocina dejando a Peter confundido.

El muchacho pensaba seguirla y pedirle que explicase que significado tenía lo que había dicho pero su móvil empezó a sonar.

-¿Diga?

-Bedoya, soy Luna. Te llamaba para preguntarte qué hacías esta noche-rió pícaramente.

Eugenia, al cabo de un rato terminó de arreglarse y bajó al salón a por su bolso para finalmente irse a visitar a Agustín. Metió un par de cosas dentro y se despidió de Peter, que estaba sentado sobre el sofá viendo la televisión.

-¿No quieres que te lleve?-preguntó Peter mirándola.

-No, gracias. No quiero molestarte-le sonrió.

-No es molestia. Te llevo, total, no tengo nada que hacer hasta por la noche. Además imagínate que te pegas todo este viaje para que no esté en casa.

-Bueno, si insiste tanto-bromeó.-Acepto que me lleves.

Peter se levantó del sofá, apagando la televisión y cogió las llaves del coche y la cartera.

-Vamos, pues-vocalizó abriendo la puerta.

Los chicos salieron y al cabo de unos quince minutos, Peter dejó a Eugenia frente a la casa  de su amigo. Tras comprobar que Agustín si estaba se marchó. La muchacha entró en el portal y subió las escaleras hasta la primera planta que era donde vivía su desaparecido novio.  Cuando llegó, vio a Agustín  abrir la puerta del piso mientras se abrochaba el pantalón a toda prisa.

-¡Hola!-saludó ella extrañada por tanta agitación.

-Eugenia, ¿qué haces aquí?

-Vaya, ¡qué recibimiento!-hizo una pausa.-Vine a ver que había sido de ti, desde antes de ayer que no te veo y no sé nada de ti.

-Pero, ¿por qué no me llamaste antes de venir?

-Porque tienes una novia que a pesar de que tú no, ella se preocupa por ti y viene a verte personalmente, ¿qué hay de malo?-hizo una pausa.-Además, ¿cuándo el que yo venga sin avisar ha sido un problema?

-No, nunca. Pero imagínate que no estaba.

-Pero aquí estás-hizo una pausa.- ¿Y no me vas a saludar?

-Oh, si claro-vocalizó dándole un pico.

-Agus, ¿se puede saber qué te pasa?

-Nada, que me va a pasar-contestó mirando dentro de su piso.-Oye, ¿por qué no vamos a dar una vuelta?

-Agus, espera. Estas sin camiseta-dijo Eugenia evitando que saliese de su piso.-Además, mucho no me apetece salir. ¿Por qué no mejor nos quedamos solos y tranquilos en tu casa mientras me explicas por qué ayer no me llamaste en todo el día?-comentó la muchacha dibujando cosas abstractas con el dedo sobre el pecho descubierto de su novio.-Y si me das buenos argumentos posiblemente te perdone en lo que tardemos en hacer la comida porque yo tampoco te llamé.  Así que también soy culpable.

Agustín tenía la mente en otro lado, estaba preocupado por algo que provenía del interior de su piso, ya que no dejaba de echar la vista atrás.

-¿Y?-preguntó Eugenia haciendo que lo mirase.- ¿Te apetece o no?

El muchacho se quedó en silencio, mirando a su novia que le dedicaba una hermosa sonrisa. En ese momento, se escuchó una voz femenina proveniente del interior de la casa.

-Agustín, ¿dónde estás?

La sonrisa se borró del rostro de Eugenia cuando vio aparecer a una chica vestida únicamente por su ropa interior y una camiseta de Agustín.

-¿Quién es esta?-preguntó la muchacha mientras miraba fijamente a su novio, que empezaba a ponerse nervioso.

Continuará...