Los
años habían pasado y las cosas habían cambiado. Nada era igual a cómo los
chicos lo recordaban. Ella ya no estaba y su ausencia se notaba. Más de lo que
creían, tanto que los únicos que mantenían contacto y en escasas ocasiones eran
Candela, Luca y Peter. De los demás, nadie sabía nada. Tras aquel
acontecimiento que frustro la vida de cada uno de ellos, habían decidido seguir
su propio camino.
Candela
desde siempre junto con su mejor amiga Eugenia habían decidido estudiar Turismo
las dos juntas y en la misma universidad pero después del accidente, la
muchacha había cambiado de idea. No quería hacer realidad su sueño de viajar
por todo el mundo sin su amiga. Así que el primer año de universidad, eligió
cursar Derecho. A pesar de que al principio le costó, a mediados del curso fue
entendiendo las cosas pero al finalizar el año, se sentía vacía como si le
faltase algo, como si lo que estuviese haciendo no era lo que realmente quería,
y así era. Candela no deseaba acabar aquella carrera y ser abogada o jueza, lo
que ella realmente deseaba era ser una mujer que viajase por todo el mundo, así
que al año siguiente de terminar el primer año de Derecho, decidió cambiar y
empezar de cero en la carrera de Turismo. Mientras decidía lo que quería ser en
un futuro, al cumplir los dieciocho se había independizado. No quería seguir
siendo más la niña de papá y de mamá. Deseaba ser libre. Así que junto con dos
compañeras de universidad con las que había compartido el primer año de
Derecho, habían alquilado un piso. Los dos primeros años de convivencia con las
dos chicas había ido bien pero al año siguiente las cosas empezaban a cambiar.
Candela solo sabía discutir con las dos chicas que o estaban de fiesta o
estaban metidas en su habitación estudiando y no hacían nada en la casa. No
limpiaban, no fregaban, no planchaban; solo sabían ensuciar y Candela empezaba
a cansarse de ser la que siempre hacía las cosas. Así que un día decidió
marcharse de allí y resignarse a volver a casa de sus padres.
La
relación que Candela mantuvo en la adolescencia con Luca, se había acabado por
decisión de las dos partes. A penas pasaban tiempo juntos y a causa del
accidente de su amiga, la muchacha se había sumido totalmente en los estudios y
no deseaba hacer otra cosa que tener la cabeza metida en algo que la distrajera
y le hiciera olvidar lo que había pasado. A pesar de la ruptura, Candela y Luca
habían quedado como amigos. Los dos eran personas pasivas que preferían antes
una amistad que cualquier otra cosa. Así que cuando la muchacha volvió a casa
de sus padres tras convivir dos años con las dos compañeras de universidad,
Luca le había sugerido que fuese a vivir con él y con Peter, que compartían
piso desde hacía un año y medio. Candela dudando mucho si era una buena idea,
decidió aceptar.
Así
que allí estaban los tres amigos viviendo juntos, algo que ellos nunca hubiesen
pensado que fuera a ocurrir.
Luca,
sin duda en aquel momento era el más maduro de los tres. Él desde un principio tenía las ideas fijas en lo que
quería ser. Deseaba seguir los pasos de su padre y ser un empresario pero sus
notas no eran muy buenas en el instituto, así que cuando llegó el tiempo para
estudiar para la selectividad; estudió muy duro. No pensaba dejar escapar su sueño
por unas notas. Cuando terminó selectividad y vio que había conseguido
superarse así mismo, se alegró mucho y sin duda se metió en la carrera de
Empresariales. Al finalizar el verano, ya con sus dieciocho años, hizo lo mismo
que Candela, se independizó con su amigo Peter y año y medio después se sumó la
muchacha. Cuando ella fue a vivir con
ellos, Luca se alegró, no creía que al cabo de un tiempo, lo que en un pasado
sintió por ella volvería a surgir de la nada. Cuando eso ocurrió, empezó a
sentirse un poco incómodo porque verla todos los días y tenerla tan cerca y no
poder hacer nada al respecto, no le hacia mucha gracia.
Peter,
era el que había cambiado por completo después del accidente y más iba a
cambiar con el paso del tiempo. Terminado el instituto, había decidido hacer la
carrera de ingeniería informática y con el tiempo acabaría trabajando en una de
las empresas del padre de su amigo Luca. Peter, desde el primer momento en que
se había enterado de que posiblemente Mariana estuviese embarazada de él, había
decidido dejar el instituto y ponerse a trabajar para ayudar a Mariana con el
bebé. Pero a las pocas semanas de haber tomado aquella decisión, Melodi le
contó toda la verdad. Ella no podía seguir viéndolo así cómo estaba y no quería
seguir siendo cómplice de Mariana en toda aquella farsa. Así que decidió sacar
la verdad a relucir pero cuando lo había hecho ya era demasiado tarde, Eugenia
ya no estaba y Peter había quedado destrozado; aunque sirvió para que el
muchacho se alejase de Mariana y no la volviese a ver. A pesar de todo, Peter
supo llevar bien sus estudios y su vida en general. Al tiempo de terminar el
verano, cogió al toro por los cuernos y se fue de casa para ir a vivir con su
amigo; al mismo tiempo en que su hermano gemelo había decidido ir a estudiar a
una universidad extranjera; no quería seguir allí, donde todo le recordaba al
pasado.
Mariana,
tras ser descubierta su mentira, decidió volver a Argentina dónde todos la
conocían y enfrentar los problemas que tenía allí. Quería volver a ser la
famosa que era, a la que todos sus fans querían e idealizaba y con el tiempo,
lo consiguió.
Melodi,
después de traicionar a su amiga y fomentar sus principios, había dejado el
instituto. Sentía que aquello no era para ella, no se le daba bien estudiar.
Así que empezó a trabajar junto a su padre, el dueño de gran parte de las
tiendas tecnológicas y textiles de la ciudad y a pesar de no tener un título
universitario, la chica tenía la vida hecha gracias a sus influencias, o mejor
dicho, gracias a papá.
Y
os estaréis preguntando qué pasó con
Eugenia. Bueno eso es algo que no debéis saber por mí, la narradora, sino
por la historia…
Era
una mañana cualquiera de un día cualquiera, cuando un rayo de sol entró por la
ventana de la habitación del muchacho de ojos marrones con tonos de verde. El
despertador de la habitación de al lado empezó a sonar, Peter metió la cabeza
debajo de la almohada para ver si así lograba no escuchar más ese sonido
infernal pero era inevitable. A los minutos de comprobar que nadie lo apagaba,
se levantó de mal humor y llamó a la puerta de la habitación continua a la
suya, de donde provenía el sonido del despertador.
-¡¡Candela!!-gritó
golpeando la puerta con los nudillos de la mano.-Apaga eso.
-Lo
siento, lo siento-se disculpó la muchacha abriendo la puerta con el aparato, ya
apagado en la mano.-Ha sido sin querer, ayer me dormí muy tarde. Estuve toda la
noche hablando con Luca-contestó apoyando la cabeza en la puerta con los ojos
medio cerrados.
-Bueno,
no te preocupes pero, ¿qué hora es?
-Las
siete-contestó mirando el despertador.
-¿Y
por qué te despiertas tan temprano?
-Bueno,
ya sé que no tengo trabajo como tú y como Luca-contestó sentándose en su
cama.-Pero hace ya cuatro meses que he terminado la universidad y aún no he
encontrado nada de trabajo; así que hoy voy a ir a buscar y tengo que encontrar
uno sea como sea.
-Can,
no te preocupes si no encuentras. No te agobies.
-¿Qué
no me agobie? Peter lleváis meses tanto tú como Luca pagando mi parte del
alquiler y no me gusta que yo no colabore con los gastos de la casa porque no
tengo trabajo.
-Por
eso no te preocupes, tonta. Si con todas las tareas de casa que haces por
nosotros cuando no estamos basta para pagarnos, en serio-le dijo el muchacho
sonriendo.
-Ya,
seguro-habló irónicamente.-Si tú lo dices. Pero en fin, hoy encuentro trabajo
si o si-afirmó muy convencida.
-Así
me gusta, con optimismo-comentó el muchacho bostezando.-Que te vaya bien. Yo me
voy a seguir durmiendo.
-¿Hoy
no trabajas?-preguntó Candela levantándose de su cama y empezando a buscar
alguna ropa en su armario.
-No,
hoy es mi día libre.
-¡Perfecto!-exclamó
la muchacha.-Me vas a poder acompañar a mis entrevistas de trabajo.
-¿Qué
yo qué?-preguntó mirándola muy poco convencido de lo que estaba escuchando.
-Venga,
Peter. Acompáñame. Siempre me pongo nerviosa los minutos antes de entrar al
despacho a hablar con el contratante-lo miró.
-¿Por
qué no se lo pides a Luca?
-Se
ha ido a trabajar.
-¿Ya?
¿Tan pronto? Pero si es el hijo del jefe puede llegar a la hora que le de la
gana-comentó Peter apoyándose en el marco de la puerta porque no podía
sostenerse en pie por el sueño que tenía.
-Decía
que quería entrar antes para salir más temprano. Así que acompáñame tú.
-Está
bien.
-Gracias-dijo
Candela acercándose a él para darle un beso en la mejilla y cerrar la puerta
para ponerse la ropa que había elegido.
Peter
entre bostezo y bostezo se vistió y se lavó la cara para ver si así se le
quitaba el sueño que tenía. Fue a la cocina a desayunar, al entrar vio un plato
con tostadas encima de la mesa y le preguntó a Candela, que ya estaba
desayunando:
-¿Esto
es para mí?
-Si-contestó
ella con una sonrisa.-Para agradecerte que vengas conmigo.
-¡Oh,
vaya!-exclamó.-Muchas gracias.
Los
chicos terminaron de desayunar y se dispusieron a ir a la primera entrevista
que tenía la muchacha en aquella mañana. Las horas pasaron y ya habían ido a
todas las entrevistas pero a Peter no le había gustado ninguna, así que se
negaba a que Candela las aceptase e inventaba cualquier pretexto.
-No
pagan bien. Los aviones no son un buen lugar de trabajo. ¿No has visto cómo te
miraba el tio de la entrevista? Te ha desnudado con la mirada. No pretenderás
trabajar con un tío así ¿no? –decía cada vez que Candela le preguntaba por qué
no debía aceptar ese trabajo.
Terminada
la mañana los dos habían decidido ir a comer fuera, así que mientras daban un
paseo buscando algún restaurante por aquel lugar, iban hablando sobre las
entrevistas:
-Peter,
¿me parece a mí, o no quieres que trabaje?
-¿Qué?-preguntó
haciéndose le desentendido.-Claro que quiero que trabajes pero en algún sitio
que merezca la pena, no en lugares cutres.
-¿Lugares
cutres? Peter, ¿piensas que trabajar de azafata es cutre?
-No,
lo que es cutre es el avión. Imagínate que te toca de pasajero a un tío de esos
que le gusta meter mano a las azafatas.
Candela
empezó a reírse.
-Ya
sé lo que te pasa-dijo la muchacha dejando de caminar haciendo que él también
parase.-No quieres que trabaje en nada que haga que me vaya a otros sitios y
pase más de una noche fuera de casa ¿verdad?
-No-contestó
y luego rectificó.-Bueno, si, es eso. No quiero que te vayas a otros lugares y
te gusten más que aquí y quieras irte a vivir allí.
-Eso
no va a pasar, Peter. En ningún otro lugar voy a estar mejor que aquí contigo y
con Luca-le sonrió.
-No
te creo, se que nos acabarás abandonando como…-se quedó callado.
Hubo
un silencio incómodo. Peter se llevó las manos a los bolsillos y respiró hondo
tratando de ignorar y olvidar lo que estaba apunto de decir. Candela lo miró y
luego miró hacia otro lado. Una chica muy guapa pasó al lado del muchacho y le
guiñó el ojo. Peter se extrañó y miró a Candela sonriendo.
-¿Me
parece a mí o esa chica que va por allí me ha guiñado el ojo?
-La
verdad no lo sé-contestó Candela ignorando lo que acababa de ver.-Mejor
entremos en algún sitio para comer que tengo hambre.
-No
espera, voy a preguntarle a ver si es verdad que me…-dijo yendo detrás de la
chica.
Candela
viendo su intención, fue detrás y lo agarró del brazo deteniéndolo.
-Peter,
¿podrías dejar tu faceta de mujeriego por un día?
-¿Mujeriego,
yo?-habló irónicamente.
-No
te hagas el tonto, sabes perfectamente que desde hace unos años te has
convertido en un hombre mujeriego, muy mujeriego-Peter la miró ofendido por lo
que decía.-Venga, no te hagas el que te ha molestado lo que te he dicho porque
sabes que es verdad. En estos últimos años te habrás tirado alrededor de cien
chicas.
-¡Exagerada!-exclamó.
-Ya, claro. Venga, entremos aquí mismo-dijo apuntando a un bar que
tenía ante sus ojos.
Candela se acercó a una de las mesas que había en la terraza del bar y
se sentó mientras que Peter había ido al baño. Al entrar en el bar, se chocó
con una chica que estaba distraída buscando algo dentro de su bolso.
-Ui, perdón-dijo Peter tratando de verle la cara a la chica pero el
pelo se la tapaba.
-No te preocupes-contestó la muchacha, levantando por un momento la vista
hacia él y luego volviendo a mirar al interior del bolso mientras seguía
caminando hacia la salida porque tenía prisa.
Peter sonrió porque le había parecido muy guapa la chica. Se quedó
quieto recordando ese instante, ese segundo, en que pudo verle la cara a la
muchacha, cuando de pronto se preguntó a si mismo muy asombrado:
-¿Eugenia?
Continuará...
[Bueno, finalmente decidí subirlo hoy xD Pero no es seguro qe vaya a subir un capitulo dia a dia xq voy un poco retrasada :P & bueh, con este cap me alargué un poquitin :$! Besitos :]
[Bueno, finalmente decidí subirlo hoy xD Pero no es seguro qe vaya a subir un capitulo dia a dia xq voy un poco retrasada :P & bueh, con este cap me alargué un poquitin :$! Besitos :]
Me encanto el comienzo de la temporada !!!!! no puedo creer que Peter se haya vuelto mujeriego y que Euge haya desaparecido o.O y desde ya te digo que me gusta la pareja de Cande y Luca ...SIGUELA PRONTO !!!!
ResponderEliminarme encaaantaa!! espero que euge aparezca luego y que subas pronto un nuevo capitulo (:
ResponderEliminarsigueee me encanta que regrese euge!!!
ResponderEliminarMAS NOVE!!!
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