-¿Ah, no?-preguntó él mirándola.-Yo no diría
lo mismo-le sonrió.
-¿Qué? Pues que sepas que por mucho que hagas
cualquier cosa, ya no sentiré nada porque han pasado cinco años y quieras o no,
con el tiempo acabas olvidando los sentimientos y…
Peter la giró para que lo mirara, ella
sorprendida, le preguntó:
-¿Qué haces?
-Comprobar si es cierto lo que dices-contestó
acorralándola contra la encimera.
-Peter, no. Aparta-le puso la mano en el pecho
evitando que se acercase más a ella.
El muchacho le agarró la mano. Ella poniéndose
otra vez nerviosa apartó su mano. Peter sonrió y llevó su mano a la mejilla de Eugenia. La
acarició y lentamente cerró los ojos, inclinó la cabeza y fue acercando sus
labios a los de ella. La muchacha al darse cuenta de lo que iba a hacer, se
agarró a la encimera mientras se echaba hacia atrás. Ella dándose cuenta y
recapacitando si realmente lo que quería era evitar el beso, se quedó quieta y
cerró los ojos esperando a que pasase.
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Eugenia sentía cada vez más cerca la
respiración de Peter, incluso podía respirar su mismo aire. Sintió una mano del
muchacho deslizarse por su cintura y acercarla a él. Cuando sintió sus labios
rozar con los de él, dijo inconscientemente:
-¡Luna!
Peter se detuvo y se quedó a centímetros de su
boca. Sin moverse, le preguntó:
-¿Luna?
-Si, es tu… novia o no sé, no podemos hacerle
esto.
El muchacho sonrió y sin querer rozó otra vez
sus labios.
-Eugenia, Luna y yo solo somos amigos con
derecho a roce, y no sé si sabes que significa pero nos permite total libertad
para estar con otras personas. Al igual que tú con Agustín.
-Pero…-no dijo nada más, no tenía escusas para
frenarlo y tampoco es que quisiese hacerlo.
La muchacha volvió a cerrar los ojos, se humedeció
los labios con la lengua y…
-Euge, ¿qué tal si les metemos…?-preguntó
Candela que se quedó callada al momento en que vio lo que estaba por pasar.
Peter y Eugenia se separaron y miraron a su
amiga.
-Tenía una pestaña y se la estaba
quitando-dijo Peter sin saber como hacer para romper el silencio que se había
proclamado en la cocina.
-Ya, claro. Y se la estabas quitando con la
lengua ¿no?-comentó Candela irónicamente.
El tiempo pasó y se acercó la hora en que
Peter tenía que pasar a recoger a Agustín e irse a trabajar. Ya faltaba poco
para que las chicas terminasen de hacer la tarta, a pesar de que Peter había
estado rondando por la cocina incordiando y metiendo la mano para probar las
cosas. Parecía un niño de siete años. Viendo que llegaba la hora de irse, dijo:
-Chicas, me marcho ya. Espero que os vaya bien
terminando la tarta sin mi ayuda.
-Oh, no te preocupes. Nos la arreglaremos-comentó
Candela.
-En fin, nos vemos esta noche. Adiós, besos.
-Adiós-se despidió Eugenia mirándolo
disimuladamente.
No se atrevía a mirarlo después de lo que
había pasado. Peter, tras despedirse, salió de la cocina. Candela queriendo ir
a hablar con el muchacho, dijo yendo detrás:
-Creo que me he dejado el móvil en el baño.
Eugenia que estaba inmersa en sus pensamientos
a penas la escuchó.
-¡Tú, sinvergüenza!-exclamó Candela llamándole
la atención a su amigo antes de que abriese la puerta del piso.
-¿Qué pasa?-preguntó él dándose la vuelta para
mirarla.
-¿Encima te atreves a preguntarlo?-hizo una
pausa.- ¿Cómo te atreves a besar a Eugenia? Mejor dicho, ¿cómo se te pasa por
la cabeza hacer eso? ¿No era que no querías nada con ella y no se que más
tonterías?
-A ver Candela, yo nunca he dicho que no
quisiese nada con ella, solo he dicho que no quiero mantener una relación con
ella, eso no incluye el ‘divertirme’.
-¿Divertirte?-preguntó la muchacha mirándolo.-
¿Qué quieres decir con eso?
-Quiero decir que si Eugenia quiere podemos
divertirnos un rato, solo eso.
-Y dentro de ‘divertirte’, entra el besarla,
el acostarte con ella y luego dejarla como si nada hubiese pasado ¿no?-hizo una
pausa.-Peter, en serio, ¿dónde quedó ese chico que estaba perdidamente enamorado
de Eugenia y que lo único que hacía era pensar en ella día si y día también?
-Ese chico murió y Candela, tampoco hagamos un
drama de esto. Es fácil y sencillo si Eugenia quiere podemos tener un ‘touch
and go’ y por lo que he visto, ella está dispuesta.
-Claro que está dispuesta. Lo está porque
sigue enamorada de ti, Peter.
-Pero, ¿qué dices?
-Lo que escuchas. Estoy completamente segura
de que todavía siente algo por ti y por eso cuando estabas por besarla, no te
detuvo-hizo una pausa.-A pesar de que ella siga creyendo que le has metido los
cuernos el amor que siente por ti es más grande de lo que te puedes imaginar.
-Candela, creo que ves demasiadas
telenovelas-bromeó el muchacho.
-Peter, mira solo te voy a pedir una cosa y es
que…con Eugenia no te metas. Haz lo que quieras con todas las chicas que haya
en esta ciudad, pero con Eugenia, no-hizo una pausa.-Dices que no le vas a
decir la verdad porque no quieres estar más con ella para no hacerle más daño,
pues que sepas que con el ‘touch and go’ como tú lo llamas, le vas a hacer más
daño de lo que crees. Así que… por favor, prométeme que con Eugenia, no vas a
hacer nada; a no ser que quieras casarte con ella, tener hijos y ser felices
comiendo perdices.
El muchacho se llevó las manos a la cintura y
resopló.
Peter se fue y pasó a recoger a Agustín a su
casa para ir a trabajar. Al verlo, lo felicito con una gran sonrisa, un ‘felicidades’
y un abrazo entre amigos. Después de eso, se fueron para el lugar donde pasaban
casi todo el día de lunes a sábados. Empezaron a trabajar. Cuando faltaba poco
para la hora de volver a casa, alguien llamó a Peter. El muchacho sacó el
móvil, miró la pantalla y vio el nombre de la persona. Pulsó el botón verde con
una sonrisa dibujada en la cara y acercándose el móvil a la oreja, dijo:
-¡Eugenia!
-No, soy Patrick-le corrigió.
-Ah, hola, ¿qué sucede?
-Sabes muy bien qué sucede-contestó el
muchacho.-Quiero que me expliques que fue eso que dijo tu amiga esta mañana.
-Nada, ya te lo explique antes. Fueron
tonterías suyas.
-Ah, ya. Pero, ¿sabes qué pasa?-hizo una
pausa.-Que no te creo.
-Pues, lo siento, Patrick; esa es la verdad.
Yo sin querer le metí los cuernos a tu amiga y quiera o no admitirlo, pasó así.
-Vamos, Peter. Puedes confiar en mí. Dime, ¿es
verdad que no le metiste los cuernos?
El moreno de ojos marrones con tono de verde
se quedó callado pensando si sería buena idea contarle la verdad al mejor amigo
de Eugenia, pero no le quedaba otra. Suspiró y finalmente, dijo:
-Si, es verdad.
-¿Y por qué Eugenia no lo sabe?
-Porque me enteré de que todo había sido una
trampa de unas chicas poco después de que Eugenia se fuera a vivir a Barcelona
y ahora he preferido mantener el secreto.
-¿Por qué?
-Porque si, Patrick. No tengo ganas de…
-Entiendo-lo interrumpió.-No quieres hablar
del tema. Mira yo no soy quién para meterme en tus asuntos pero creo que
Eugenia se merece saberlo.
-Lo sé, pero prefiero dejar las cosas tal cual
están.
-Bueno eh…-Patrick empezaba a ponerse
nervioso, Eugenia lo estaba llamando desde su habitación.-Te tengo que dejar,
adiós-colgó y escondió el móvil debajo del cojín del sofá.
-Patrick, ¿has visto mi móvil?-preguntó la
muchacha apareciendo en el salón.
-No, ni idea-mintió.
Se hizo de noche. Peter había salido de
trabajar y como de costumbre, llevó a Agustín a su casa. En esa noche, Peter le
había prometido a su amigo llevarlo a algún bar para celebrar su cumpleaños
como una tapadera de lo que realmente pensaba hacer.
-Bueno, en una hora vengo a recogerte-dijo
Peter despidiendo a su amigo.-Ponte guapo, que esta noche hay que ligar-sonrió.
-No, yo solo tengo ojos para una mujer.
-Mmm…pero que romántico-habló el muchacho con
ironía.-Vamos, tonto, verás lo bien que te lo vas a pasar.
-Anda, adiós. Te veo en una hora-se despidió y
entró en su edificio.
Peter se fue a su casa. Se duchó, se arregló y
después de eso, fue a casa de Eugenia y Patrick. Pensaba recogerlos, llevarlos
a su casa y tras eso ir a buscar a Agustín mientras todas las demás personas de
la fiesta iban llegando. Al estar a cinco minutos en coche del piso muchacha y
su amigo decidió ir andando y dar un pequeño paseo. Cuando llegó, llamó al
timbre y lo atendió Patrick. Le abrió el portal y subió. Al entrar en el piso,
saludó al que había atendido que estaba sentado en el sofá.
-Eugenia se está arreglando-comentó Patrick.
-Ah, bien. ¿Y le falta mucho?
-No sé, creo que no.
En ese momento el móvil de Patrick empezó a
sonar, miró en la pantalla quién era, se puso un poco nervioso y se fue a su
habitación disculpándose con Peter y diciéndole que estuviese como en su casa.
El muchacho, al encontrarse solo, se sentó en el sofá y empezó a mirar la
televisión que estaba encendida.
Eugenia estaba en su habitación arreglándose,
se había probado como ocho blusas, faldas y pantalones distintos pero ninguno
le convencía. Se quitó el último pantalón y la última blusa que se había
probado y los tiró encima de la cama. Se puso a mirar más ropa. Sintiéndose
indecisa decidió pedirle ayuda a Patrick. Él entendía mucho de ropa y ella
adoraba sus gustos a la hora de vestir. Salió de su cuarto con una falda y una
blusa en la mano y fue al salón, dónde había visto a su amigo la última vez.
-Oye, Patrick, ¿te gusta esta blusa y esta
falda? ¿Crees que me quedarán bien?-preguntó entrando en el salón.
Peter levantó la cabeza para ver por encima
del sofá, y la miró con una sonrisa.
-Te quedará muy bien-le contestó.
-¡Peter!-exclamó nerviosa.
La muchacha se tapó como pudo con las prendas
que llevaba en la mano, ya que estaba en ropa interior.
Patrick estaba en su habitación hablando por
teléfono. Se sentía feliz de hablar con esa persona pero a la vez estaba
preocupado y dubitativo a causa del tema de conversación que mantenían. Para él
era un tema delicado.
-Está bien, te lo prometo. Te prometo que hoy mismo se
lo cuento-decía mordiéndose las uñas de los dedos de la mano.-No es fácil, es
complicado-hizo una pausa.-Si ya sé que estas harto de estar oculto y que
quieres conocerla pero…Bueno, ya está dicho, hoy se lo digo y quiero que estés
presente. Así que en cuanto empiece la fiesta, te llamó y te digo dónde es ¿vale?-hizo una
pausa.-Perfecto, adiós, besos.Continuará...
Jajaja que buen capitulo me encanto la parte de euge y peter.. me encanta tu nove mas caps por favor!!!
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