-Eugenia,
levántate.
La rubia lo
miró, aunque lo veía borroso por las lágrimas y le preguntó mientras apoyándose
en la pared se levantaba.
-¿Para qué?
El muchacho
le agarró cuidadosamente por los brazos para ayudarla a incorporarse y cuando
estaba a su altura sin dudarlo ni un segundo pasó una de sus manos por la
cintura de la muchacha, la acercó a él y la besó. La besó de una manera dulce y
romántica, de una manera que llevaba días deseando hacerlo, de una manera que
él solo sabía hacerlo. Eugenia asustada le puso las manos en los hombros y lo
alejó de ella. Cuando separó sus labios, le preguntó:
-¿Peter?
El muchacho
sonrió afirmando la respuesta y volvió a besarla.
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Los días
pasaron. Llegó diciembre y llegaron las vacaciones de Navidad. Llegó
Nochebuena, Navidad, Nochevieja y finalmente Año Nuevo. Todos esos días habían
sido una fiesta continua, un sin parar, solo días de diversión para los chicos.
Llegó enero y sus fiestas; llegó febrero y por fin, llegó marzo. Ese mes que
era tan especial para Eugenia, ya que el nueve era su cumpleaños. Faltaba pocos
días para esos esperados dieciocho y ya estaba pensando todo lo que iba a
hacer. Peter, su novio, estaba organizándole una gran sorpresa.
-Oye, Darío,
¿recuerdas donde puso papá la tarjeta del hotel donde llevó a mamá para
celebrar su reconciliación?
-Ni idea, pregúntale
a él-contestó Darío.
-No creo que
me lo de-comentó Peter siguiendo con su búsqueda por el escritorio de su padre.
-¿Y para qué
la quieres?-preguntó el hermano mayor mientras se sentaba sobre la silla del
escritorio.- ¿Piensas llevar a Eugenia?
-Verás, el
ocho de este mes, es decir, mañana hacemos cinco meses que estamos juntos.
-¿Cinco
meses ya?-preguntó Darío sorprendido.- ¡Qué rápido pasa el tiempo!
-Bueno, es
que yo lo cuento desde que empezamos a salir cuando fuimos a la casa de veraneo
pero no cuento el mes en que estuvimos peleados. Ambos preferimos meter un
paréntesis, omitir lo ocurrido y bueno, lo que te decía, hacemos cinco meses y
pasado mañana es el cumpleaños de Eugenia, así que pensaba hacerle una sorpresa
para celebrarlo todo junto-hablaba mientras seguía revolviendo los papeles.-Y
según me contó mamá ese hotel es estupendo, así que pensaba llevarla allí
mañana.
-Ajá, pero
¿sabes lo caro que es?
-Si y no me
importa. Tengo algo ahorrado y mamá me va ayudar a pagarlo pero se lo devolveré
cuando llegue verano y busque trabajo después de hacer la selectividad.
-Así que lo
tienes todo pensado, eh.
-Si, todo
tiene que salir a la perfección.
Peter siguió
buscando con la ayuda de su hermano hasta que por fin encontraron la tarjeta.
-¡Lo
encontré!-exclamó el muchacho de ojos marrones con tonos de verde.
En ese
momento el timbre sonó.
-¿Puedes ir
tú?-le preguntó Peter a su hermano mientras marcaba el número que venía impreso
en la tarjeta.
Darío salió
del escritorio y fue a abrir. Era Mariana quien había llegado.
-Hola-
saludó la muchacha con una sonrisa.
-Si buscas a
mi hermano está en el escritorio de mi padre-comentó Darío de una forma
cortante.
-Gracias-le
agradeció y entró en la casa.
Mariana fue
hacia el escritorio y cuando estaba por entrar escuchó a Peter decir:
-Hola,
llamaba para hacer una reserva para mañana….
La muchacha
se quedó en la puerta en silencio mientras escuchaba la conversación del chico.
Cuando acabó de hablar, colgó el teléfono. Se dio la vuelta para irse y vio a
Mariana en la puerta.
-¡Oh,
hola!-exclamó al verla.- ¿Hace mucho que estas ahí?
-No, un
rato. Estaba esperando a que terminases de hablar-le contestó con una
sonrisa.
-Ya, bueno
¿y a qué se debe tu visita?-preguntó dejando la tarjeta y el teléfono sobre la
mesa.
-Venía a
avisarte que me voy-decía mientras entraba en el escritorio.
-¿Cómo que
te vas?-Peter la miró sorprendido.
-Así es, me
mudo.
-Mariana,
pero ¿por qué?
-Sabes muy
bien por qué. Peter te juro que no sé como mirar a Eugenia desde que…
-Mariana-la
interrumpió.- ¿Por qué no hablamos mejor en mi habitación?-le sugirió yendo
hacia la puerta.
-Está bien-le
respondió cogiendo disimuladamente la tarjeta del hotel que estaba sobre la
mesa.
Eugenia
estaba en su habitación, sentada sobre su cama charlando con su amiga Candela.
Hacia mucho tiempo en que no se dedicaban un día para ellas dos solas, así que
habían decidido pasar el día juntas.
-Candela,
siento mucho haber estado metida en mi mundo todo este tiempo y no dedicarte ni
una tarde para ti sola-se disculpaba Eugenia.-En serio, es que en estos últimos
meses estuve solo centrándome en Peter y en el instituto.
-No te
preocupes, yo también estuve perdida con Luca y eso-le sonrió.-Pero, además no
me dedicaste una tarde pero en clase si que estuvimos como siempre, así que no
pasa nada.
-Y bueno, si
no es indiscreción-hizo una pausa.- ¿Cómo está tu hermano?
-Bien, hace
como tres meses que volvió a Londres para intentar retomar los estudios y desde
la última vez que hablamos me dijo que le estaba yendo muy bien.
-Me alegro,
de verdad-le sonrió.
-Pero,
bueno, no hablemos de mi hermano, cuéntame ¿qué tal te esta yendo
todo?-preguntó Candela para cambiar de tema.
-Pues bien,
en estos últimos meses parece ser que la suerte me ha sonreído. Mi madre está
felizmente enamorada de Víctor y están pensando vivir juntos aquí. Aunque no sé
como lo vamos a hacer para caber todos en esta casa. Mi hermano y Sol siguen
juntos, y la verdad que poco a poco he ido cambiando mi idea sobre Sol. Ahora
me va cayendo mejor a pesar de que se llevara a mi hermano durante mucho tiempo
de mi infancia, tengo que admitir que es muy buena chica-hizo una pausa.-Y
bueno, finalmente Peter. ¿Qué te puedo decir que no sepas? Estamos mejor que
nunca y lo quiero como a nadie. Es que es tan… tan él.
-¡Se nota
que estas enamorada!-dijo Candela abrazando a su amiga.
-Muy, muy
enamorada-la achuchó con fuerza.-Pero, dime, ¿y tú con Luca?
-Estamos
bien, ya sabes con alguna que otra pelea de pareja pero por lo general, estamos
bien-le sonrió.
Las horas
pasaron y se hizo de noche. Las dos amigas habían pasado todo el día juntas y
para concluir Candela se iba a quedar a dormir en casa de Eugenia, ya que al
día siguiente no tenían clases.
Eugenia
acababa de ducharse y estaba sentada sobre su cama con una toalla enrollada a
su cuerpo peinándose el pelo mojado mientras que Candela se había ido
a duchar. En ese momento, Peter entró en la habitación por la puerta del
balcón.
-¿Cómo está
mi Julieta?
-Mi
amor-dijo Eugenia levantándose de la cama y yendo hacia el para darle un
beso.-No te he visto en todo el día.
-Si, bueno,
no quería venir a molestaros a ti y a Cande-le sonrió.-Y oye, ¿qué es todo
esto?-preguntó al ver la habitación un poco revuelta.
Ropa encima
de la cama, un colchón tirado en medio de la habitación y algunas sábanas sobre
él.
-Es que hoy
Candela se queda a dormir en mi casa. Así que ahora tampoco vamos a poder estar
juntos-le dio un pico.
-Bueno, no
te preocupes por eso. Pásatelo bien con ella-hizo una pausa.-Y por cierto,
tienes que inventarte alguna escusa para decírsela a tu madre porque mañana no
vas a dormir en casa-Eugenia lo miró sin entender muy bien lo que había
dicho.-Y bueno, saluda a Cande de mi parte y por favor discúlpate con ella por
no quedarme a saludarla personalmente.
Peter besó a
Eugenia y al separar sus labios, le dijo:
-Te quiero.
-Y yo,
pero…-trató de decir la muchacha pero él ya se había ido.
-¿Ese que
acaba de salir era Peter?-preguntó Candela entrando en la habitación.
-Si, pero ha
sido un visto y no visto-contestó Eugenia mirando a su amiga.
ME ENCANTO
ResponderEliminarPOR FIN RECONCILIACION EUGETER!!!!
ResponderEliminarMAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE
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