Eugenia
estaba en su cuarto terminando de hacer los deberes para el día siguiente, cuando
Darío entró por el balcón de la habitación, gritando con alegría:
-¡Lo
encontré! ¡Lo encontré!
-¿El
qué?-preguntó Eugenia dejando sus cuadernos a un lado para coger la hoja que el
muchacho traía en la mano.
-Encontré
por qué Mariana quería huir de la fama-se sentó en la cama.
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-¿En serio?-preguntó
Eugenia mirando la hoja.-Pero, ¿dónde?
-En
internet. Si aquel día hubieses buscado bien, lo hubieses encontrado.
-Bueno, eran
como quinientas páginas tampoco tenía tantas ganas de saber sobre la vida de
esa tonta-comentó mirando al chico.
-¿Segura?-preguntó
quitándole la hoja de la mano antes de que pudiera empezar a leer.
-Bueno,
ahora que lo has encontrado tampoco me importaría saberlo-sonrió.
-Vale, pero
mejor te lo cuento yo.-ella asintió.-Verás, según pone aquí Mariana decidió
alejarse de la fama por dos motivos. El primero porque la madre era ludópata y
se gastaba más de la mitad del dinero que su hija ingresaba en el banco.
-¿En
serio?-preguntó sorprendida.
-Si, y por
lo visto Mariana se cansó de trabajar para que su madre se gastase el dinero en
las maquinas de los recreativos y por eso dejo Argentina y se vino a vivir aquí
con el padre-hizo una pausa.- ¿Nunca te habías preguntado donde estaba la
madre?
-La verdad
es que si, siempre me lo pregunté pero pensaba que había muerto o algo y por
eso nunca me había atrevido a preguntarle nada.
-Si yo
también pensaba algo por ese estilo-comentó Darío.
-Y bueno,
¿cuál fue el segundo motivo?
-El segundo
y más fuerte, fue porque Mariana acosó a un chico que le gustaba hasta el punto
de mandar a alguien de confianza a pagar al tío para que saliera con ella.
-¿Qué?-preguntó
sorprendida.- ¿En serio?-Darío asintió.-Pero, ¿no es un poco bastante fuerte
eso?
-Si, pero
eso decía en internet; aunque mucho no me lo he llegado a creer.
-La verdad
que no me sorprendería, porque ¿qué quieres que te diga? Siempre me pareció
raro que conociese a Peter en la playa y que casualmente acabase viviendo en la
misma calle y acabase yendo al mismo instituto que él, con todas las calles e
institutos que hay en esta ciudad.
-¿Qué
insinúas?-preguntó Darío.
-Que no me
extrañaría que Mariana hubiese mandado a un tío de esos que tiene para que
averiguara sobre Peter y por eso acabase viviendo donde vive.
-Se nota que
te cae bien, eh-dijo Darío con sarcasmo.-Y bueno, al acosarlo los padres del
chico denunciaron a la madre y se acabaron enterando todos, y según internet,
Mariana fue portada de varias revistas durante semanas por ese acontecimiento.
-Mariana,
acosadora. Qué raro, ¿no?-dijo Eugenia yendo hacia su ordenador para
encenderlo.
-Aunque la
verdad, no sabemos si eso es cierto, se lo pudo haber inventado cualquier
persona que no le gusta o no le cae bien Mariana-dijo Darío.
-Pero, ¿en
serio crees que alguien sería capaz de hacer eso?
-No sé,
gente más rara he visto.-hizo una pausa.-Pero Euge piensa un momento. Podríamos
decírselo a mi hermano y se alejaría de ella.
-¿Qué? No.
Darío, no vamos a decir nada. Esto va a quedar entre tú y yo, ¿entendido?-dijo
Eugenia.
-Está
bien-resopló.-Y bueno, ¿cómo está la persona más hermosa de esta habitación
después de mí?
-Gracias por
el halago-habló con ironía.-Y estoy bien, ¿tú?
-Triste.
-¿Y eso?
-Es que
tienes muy mala suerte, Euge.
-Lo sé, y
gracias por recordármelo. Pero, ¿por qué lo dices exactamente?
-Pues porque
es cierto-suspiró.-Aish, si no fueses la ex de mi hermano ¡cómo te estaría
tirando la caña! Es que las mujeres sois más vulnerables cuando estáis
deprimidas.
-¡Qué
lastima! Lo que me estoy perdiendo-habló con ironía.
-Ni que lo
digas, muchacha.
-No eres más
tonto porque no te entrenas.
-Y anda que
tú, tontita.
-Tontita-repitió
la rubia.-Así era como Peter me llamaba-se entristeció.
-No, Euge,
no empieces a llorar. Venga, alegra esa cara.
-Si, si yo
estoy alegre-dijo intentando convencerse a sí misma y dibujando una falsa
sonrisa en la cara.- ¿Ves?
-¡¡Darío!!-gritó
Peter desde su balcón.-Mamá te está llamando para que vengas a cenar.
-¡Voy!-gritó
Darío en señal de que lo había escuchado.-Bueno, tengo que irme, luego si
quieres vengo, ¿vale?-le sonrió y le dio un beso en la mejilla.
Ella asintió
y vio como se iba. Al no verlo más, sacó del interior de una caja que estaba
encima de su escritorio unos cuantos pañuelos y empezó a limpiarse las lágrimas
que se le habían escapado. Darío que estaba apunto de pasar al balcón de la
habitación de su hermano, retrocedió; había decidido quedarse con ella. Cuando
iba a volver a entrar en la habitación, la vio llorar, algo que desde hacía
tiempo no lo veía y había llegado a creer que Eugenia había pasado página pero
no era así. Darío cansado de esa
situación pasó al otro balcón y vio que su hermano estaba todavía en su
habitación y que aún no había bajado a cenar.
-Peter,
¿puedo hablar contigo?
-Si,
dime-dijo el muchacho mirando a Darío.-Pero antes, ¿puedo decirte yo
algo?-Darío asintió.-Verás, llevo unos días planteándome pedirle salir a
Mariana y creo que mañana lo haré.
-¡¿Qué?!-exclamó
el hermano mayor sorprendido.-No, no puedes hacer eso.
-¿Por qué
no? Llevo un mes comiéndome la cabeza por Eugenia y me he dado cuenta de que no
hay una solución para lo nuestro. Tengo que pasar página.
-No, no
puedes-repitió.
-¿Por qué
no?-volvió a preguntarle.-Creo que estoy en mi derecho ¿no crees?
-Peter, creo
que va siendo hora de que las cosas se aclaren, así que hoy te contaré la
verdad.
-¿Qué
verdad?-preguntó Peter.
Darío
respiró hondo, sabía que estaba yendo en contra de lo que le había prometido a
Eugenia pero esa situación lo estaba volviendo loco aunque él no tuviese ningún
tipo de papel en todo eso.
-Peter, todo
lo que viste que pasó en casa de Eugenia el día en que cortasteis
definitivamente, lo de que ella estuviera atada a una cama y que Nicolás
estuviera allí, todo eso ocurrió por un plan que yo organice.
-¿Cómo?-preguntó
Peter sin entender.
-Verás,
Nicolás, como ya sabrías, llevaba desde que volvisteis de la casa de veraneo de
nuestra tía, acosando a Eugenia todo el tiempo y un día decidí ayudarla porque
no la podía ver de aquella manera. Así que organicé un plan, en el que Eugenia
tendría que hacerle ver a Nicolás que quería acostarse con él pero cuando
llegase el momento se tendría que echar atrás, eso enfurecería a Nico y cuando
le diese uno de sus ataques de furia, nosotros lo grabaríamos todo con unas
cámaras que instalaríamos antes. Todo había salido bien hasta que cuando
Eugenia le dijo que no, él en vez de enfurecerse trató de dormirla poniéndole
un somnífero en la coca-cola. Pero quien termino bebiéndose la coca-cola por
motivos que no vienen al caso fui yo. Así que Nico utilizo cloroformo para
dormirla y cuando tú la viste atada a la cama, se acababa de despertar y
Nicolás se estaba aprovechando de la situación.
-¿Y que fin
tenía todo ese plan?-preguntó Peter sin entender muy bien.
-Pues
queríamos amenazar a Nicolás para que la dejara en paz o nosotros mostraríamos
lo que las cámaras grabaron a la policía y él iría a la cárcel. Pero los vídeos
de las cámaras solo lo utilizaríamos para amenazarlo porque Eugenia era incapaz
de meter en la cárcel al hermano de su mejor amiga por muy mala calaña que fuera-hizo
una pausa para que su hermano procesara la información.-Y bueno, las cámaras no
grabaron ningún enfado de Nicolás pero si cuando él metió el somnífero en la
bebida de Eugenia y también, desde la cámara que llevaba Eugenia en el
sujetador se pudo grabar cuando la dejaba en ropa interior y alguna que otra
cosa que Nicolás dijo cuando Euge estaba inconsciente, que la verdad no muy
agradables para mi gusto.
-No puede
ser…-decía Peter moviendo la cabeza de un lado para el otro.
-Pero, es.
Eugenia hizo todo ese paripé para librarse de Nicolás pero en todo momento se
sintió mal de hacerlo porque sentía que te traicionaba pero o era eso o seguir
aguantándolo; no le quedaba otra cosa. Así que, hermanito, piensa y recapacita
porque la chica que esta al otro lado de este muro vale la pena y mucho-comentó
Darío dándole una palmada en la espalda para luego irse de la habitación.
Eugenia,
después de que Darío se hubiese ido a su casa a cenar, se había sentado en un
lugar donde había sido el sitio donde había llorado todos los días desde hacía
un mes, en el rincón de su habitación. Un rincón desde donde podía ver
prácticamente toda su habitación, un rincón donde Eugenia había estado en
muchas ocasiones. La rubia se acurrucaba en sí misma mientras las lágrimas
recorrían su cara. Trataba de parar pero no lo conseguía.
-Eugenia-dijo
alguien entrando en la habitación por la puerta del balcón.
La rubia
escondió la cara para que no la viera llorar.
-Vete,
Darío-le dijo limpiándose la cara disimuladamente.
-Levántate.
-No, déjame.
Quiero estar sola, por favor-le pidió.
-Eugenia,
levántate.
La rubia lo
miró, aunque lo veía borroso por las lágrimas y le preguntó mientras apoyándose
en la pared se levantaba.
-¿Para qué?
El muchacho
le agarró cuidadosamente por los brazos para ayudarla a incorporarse y cuando
estaba a su altura sin dudarlo ni un segundo pasó una de sus manos por la
cintura de la muchacha, la acercó a él y la besó. La besó de una manera dulce y
romántica, de una manera que llevaba días deseando hacerlo, de una manera que
él solo sabía hacerlo. Eugenia asustada le puso las manos en los hombros y lo
alejó de ella. Cuando separó sus labios, le preguntó:
-¿Peter?
El muchacho
sonrió afirmando la respuesta y volvió a besarla.
Continuará...
Por fin eugeter!!!!!!!!!
ResponderEliminarme encanta
ResponderEliminarMAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE MAS NOVE
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