viernes, 10 de agosto de 2012

Capitulo 65: Una escapada

Capitulo anterior:

-Es que hoy Candela se queda a dormir en mi casa. Así que ahora tampoco vamos a poder estar juntos-le dio un pico.
-Bueno, no te preocupes por eso. Pásatelo bien con ella-hizo una pausa.-Y por cierto, tienes que inventarte alguna escusa para decírsela a tu madre porque mañana no vas a dormir en casa-Eugenia lo miró sin entender muy bien lo que había dicho.-Y bueno, saluda a Cande de mi parte y por favor discúlpate con ella por no quedarme a saludarla personalmente.
Peter besó a Eugenia y al separar sus labios, le dijo:
-Te quiero.
-Y yo, pero…-trató de decir la muchacha pero él ya se había ido.
-¿Ese que acaba de salir era Peter?-preguntó Candela entrando en la habitación.
-Si, pero ha sido un visto y no visto-contestó Eugenia mirando a su amiga.
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Al día siguiente, Peter había pasado a recoger a Eugenia a las nueve de la noche. Entró en la habitación de la muchacha, como siempre por la puerta del balcón. La vio sentada sobre su cama, escribiendo en su diario como de costumbre.
-Hola, preciosa-la saludó sentándose a su lado.
-Hola-lo besó tiernamente.-Otro día en el que no te he visto el pelo hasta ahora.
-Bueno, es que estaba un poco ocupado. Perdóname-la volvió a besar.- ¿Estas lista?
-Si-contestó terminando de escribir una última cosa en su diario.-Lista.
-¿Qué has escrito?
-Nada-le contestó dejando el diario sobre su cama.
-Bueno, ¿nos vemos en cinco minutos en la esquina?-preguntó levantándose de la cama.
-Está bien, adiós. Te quiero-le besó.
-Y yo, preciosa.
Peter se fue por el mismo sitio que había venido. Eugenia cogió una bolsa con ropa que había hecho para que su madre no sospechara, ya que le había dicho que esa noche iba a dormir en casa de su amiga Candela. Bajó las escaleras y pasó delante del salón, allí estaban su madre y Víctor viendo la televisión.
-Hola Víctor. Adiós Víctor, adiós mamá-dijo Eugenia yendo hacia la puerta.
-¿Cómo que adiós?-preguntó su madre levantándose del sofá y yendo a la entrada de la casa.- ¿Se puede saber a dónde vas?
-A casa de Candela, ayer te dije que hoy me iba a dormir a su casa. Ella se quedó ayer y hoy me voy yo-comentó abriendo la puerta.
-No recuerdo que me lo hayas dicho.
-¿Cómo que no? Si, en serio. Bueno, me voy, adiós-se acercó a su madre y le dio un beso en la mejilla.-Te quiero.
-Espera, espera-dijo su madre haciendo que su hija se diese la vuelta para mirarla.-Víctor y yo te acompañamos.
-¿Qué?-preguntó sorprendida.- ¡No, mamá! No hace falta.
-Sí que hace. Es de noche y no pienso dejar que vayas sola.
-Mamá, son apenas las nueve y la casa de Candela esta a cinco minutos, en serio, no hace falta.
-Bueno, está bien. Pero quiero que cuando llegues me llames ¿vale?
-No te preocupes, yo te llamo-le sonrió y se marchó.
 Eugenia salió y al girar la esquina, allí estaba él apoyado en la pared. 
-¿Por qué has tardado tanto?-preguntó Peter agarrándola de la mano y empezando a caminar.
-Mi madre, que ha insistido en acompañarme a casa de Candela-lo miró.-Y bueno, ¿se puede saber a dónde vamos?
-Sorpresa-la miró y le sonrió.
Al cabo de unos diez minutos, llegaron en frente del hotel. Estaban en la puerta, cuando Eugenia miró a Peter y le preguntó:
-¿Y esto?
-Un hotel, ¿nunca los habías visto? Son muy prácticos para cuando quieres pasar una velada romántica con alguien.
-¡Qué gracioso! Pero hablo en serio. ¿Qué hacemos aquí?
-¿Tú que crees?-preguntó Peter acercándose a ella.
El muchacho sonrió y luego la besó. Tras el beso ambos entraron en el hotel.
-¿Me esperas aquí un momento?-dijo Peter acercándose él solo a la recepción.
Eugenia empezó a mirar boquiabierta todo el hotel. Era totalmente un hotel de lujo. Nada más entrar, en la puerta había dos hombres encargados de abrir la puerta y dar la bienvenida a todos los huéspedes. Había plantas de todo tipo que adornaban la recepción, tres ascensores que llegaban hasta una novena planta y un restaurante que lo poco que Eugenia pudo ver de él parecía ser totalmente para gente muy refinada. 
-¿Vamos?-preguntó Peter acercándose por detrás de Eugenia.
Ella se dio la vuelta y lo miró.
-¿Habías reservado una habitación?-preguntó sorprendida.
-Si, ¿qué sino estaríamos haciendo en un hotel?-preguntó dándole un pico.
-Pero, Peter, este lugar es carísimo.
-¿Y?-preguntó agarrándola de la mano y yendo hacia los ascensores.-Todo para ti es poco-la besó mientras esperaban a que llegará alguno de los ascensores.
Al abrirse el segundo de ellos, ambos entraron. Las puertas se cerraron y al encontrarse los dos solos, Peter acorralo a Eugenia contra la pared.
-Oye, ¿te parece si…?-empezó a preguntar el muchacho.
-¿Si…?
-Si el ascensor se queda accidentalmente parado-dijo buscando el botón de ‘stop’ entre todos aquellos botones. 
-Bueno…-Eugenia se cayó de repente y se llevó la mano a la boca.- ¡Mierda!
-¿Qué te pasa?-preguntó Peter mirándola apunto de pulsar el botón.
-Se me ha olvidado llamar a mi madre.
-Bueno, no te preocupes ahora la llamas.
Peter tenía la intención de pulsar el botón cuando las puertas del ascensor se abrieron y una señora mayor, de unos sesenta años, entró en el ascensor. El muchacho disimuladamente quitó la mano del botón, un tanto avergonzado porque la señora se había dado cuenta de su intención. Eugenia sonrió moviendo la cabeza de un lado para el otro mientras buscaba en su móvil el número de su madre. Pulsó el botón verde y esperó a que atendiera.
-Mamá-dijo al escuchar su voz.-Te llamaba para decirte que ya he llegado a casa de Candela-dijo mirando a Peter de una forma cómplice.-Perdón por tardar en llamar, es que no me había acordado hasta ahora. Si, estoy bien, no te preocupes. Adiós, te quiero-colgó.
La señora empezó a mirar de reojo a Peter y el muchacho empezó a sentirse un poco incómodo por la situación hasta que llegaron a su planta.
-Al fin-dijo Peter en voz baja.-Nuestra planta, Euge. ¿Vamos?
La rubia asintió. Ambos salieron del ascensor y cuando Peter comprobó que las puertas del aparato se habían cerrado, dijo:
-¡Qué momento más raro! Esa señora no dejaba de mirarme de una forma extraña.
Eugenia se echó a reír.
-Aunque no me extraña, te vio apunto de pulsar el botón de ‘stop’ y eso solo se hace por una razón-dijo la rubia.
Los dos llegaron a la habitación y al entrar, Eugenia se quedó boquiabierta mirando la cama llena de pétalos de rosas y toda la habitación ambientada con una luz tenue y con aromas de incienso. La rubia se giró hacia su novio y lo miró con una gran sonrisa.
-Me encanta.
-Y a mi me encantas tú-dijo Peter cerrando la puerta y acercándose a ella para rodearla con sus brazos.
Eugenia abrazándolo levantó la cabeza y vio en el baño algo que le llamó la atención. Al momento se separó de él y fue a ver si lo que estaba viendo era cierto.
-¿Un jacuzzi?-preguntó metiendo la mano dentro del agua.
-Si y también hay una ducha con sauna.
-¿En serio?
Él asintió sonriendo.
-Eres…eres perfecto, Bedoya-dijo Eugenia acercándose a él para besarlo.-En serio, me encantas.
-Bueno, tranquila que la noche acaba de comenzar.
Peter la agarró de la barbilla y la besó.

Continuará...

3 comentarios:

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