jueves, 16 de agosto de 2012

JF2. Capitulo 2: La chica del vestido rojo

Capitulo anterior:
Candela se acercó a una de las mesas que había en la terraza del bar y se sentó mientras que Peter había ido al baño. Al entrar en el bar, se chocó con una chica que estaba distraída buscando algo dentro de su bolso.
-Ui, perdón-dijo Peter tratando de verle la cara a la chica pero el pelo se la tapaba.
-No te preocupes-contestó la muchacha, levantando por un momento la vista hacia él y luego volviendo a mirar al interior del bolso mientras seguía caminando hacia la salida porque tenía prisa.
Peter sonrió porque le había parecido muy guapa la chica. Se quedó quieto recordando ese instante, ese segundo, en que pudo verle la cara a la muchacha, cuando de pronto se preguntó a si mismo muy asombrado:
-¿Eugenia?
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Peter miró hacia atrás para ver a la chica pero ella ya se había ido. Rápidamente salió del bar y miró hacia un lado y luego hacia el otro buscándola. Al no verla se llevó las manos a la cabeza y resopló frustrado por no haberla visto bien. Candela al verlo, le preguntó:
-¿Qué te pasa?
-¡Candela!-exclamó acercándose a la mesa donde la muchacha estaba sentada.- ¿Has visto a una chica con un vestido rojo salir del bar?
-Si, ¿qué pasa con ella? No me digas que quieres…por Dios Peter, un día te pido, un día.
-No, no, no es eso-la interrumpió.- ¿Por dónde se ha ido?
-Se ha montado en un coche que ha pasado por aquí.
-¿Y te has fijado en la matricula?
-¿Fijarme en la matricula?-preguntó sin entenderle.-Por supuesto, Peter-habló irónicamente.-Lo primero que hago cuando veo un coche, es mirar la matricula. Es un hobby que tengo-lo miró sin comprender nada.-Pero, ¿qué te pasa?
-Nada, no me pasa nada. Sólo que me estoy volviendo loco-suspiró y se sentó en la silla de en frente a Candela.-Cande, me parece que esa chica era Eugenia.
-¿Eugenia?-preguntó asombrada.-Es imposible que sea ella, Peter.
-Lo sé, pero era tan parecida…
-¿Parecida? Peter no se si te habrás fijado pero la chica de la que me hablas era morena, tenía el pelo incluso más oscuro que el mío.
Peter se quedó callado mirando fijamente a su amiga mientras intentaba recordar la cara de la muchacha. Suspiró y cerró los ojos mientras por su cabeza emergían imágenes de lo que había pasado hacia ya cinco años.
“Flashback”
Era el día del cumpleaños de Eugenia. Peter acababa de enterarse de que posiblemente iba a ser padre de un bebé que Mariana estaba esperando y no había sido el único en enterarse de esa noticia; la cumpleañera también lo había escuchado.
Peter y Eugenia estaban en un parque, bajo la lluvia, hablando de la nueva noticia cuando Eugenia decidió marcharse de aquel lugar. Peter la retuvo y la besó. Ambos se besaron bajo la lluvia mientras las gotas los empapaban cada vez más hasta que finalmente Eugenia se despidió de él y salió del parque. Estaba cruzando la calle cuando un coche la arrolló y su cuerpo fue a parar metros más lejos de donde caminaba. Peter lo había presenciado todo. Salió corriendo hacia ella y vivió en primera persona como la rubia perdía la consciencia mientras le daba un último beso. Minutos después, llegó la ambulancia, que la llevaría al hospital.
Cuando ya estaban allí, el muchacho se quedó en la sala de espera mientras se volvía loco por no tener ninguna noticia de lo que estaba ocurriendo en alguna de las tantas salas que contaba aquel hospital donde estaba aquella chica a la que había querido más que a nadie. Solo sabía llorar y culparse por todo lo que estaba pasando. Se sentía totalmente responsable y se torturaba por ello.
La madre de Eugenia junto con el hermano y la novia al poco tiempo de que la enfermera los llamase, estaban allí. Nada más llegar el hermano de Eugenia, Pablo, fue hacia el muchacho y le preguntó grotescamente:
-¿Qué ha pasado?
-Ha sido todo culpa mía-contestó Peter mientras lloraba mirando el suelo.
-¿Qué ha pasado?-volvió a preguntar más cabreado.
-Había llevado a Eugenia a un hotel para celebrar su cumpleaños; hoy por la mañana se ha enterado de algo que nos hizo discutir. Una cosa llevó a la otra y bueno…ella cruzó la calle sin mirar y…-empezó a llorar otra vez.
-Tú no tienes la culpa-dijo Sol sentándose al lado del muchacho.-Eugenia cruzó sin mirar y bueno…tú no podías haber hecho nada-intentó consolarle.
Pablo se sentó al lado de Sol, y apretó el puño tratando de guardar la calma. Las horas pasaban y seguían sin saber qué estaba sucediendo con Eugenia. Todos tenían los nervios a flor de piel y poco les faltaba para perder la calma ya que todas las enfermeras que pasaban por allí no sabían nada. Finalmente, un médico que acababa de salir de la sala dónde se encontraba Eugenia, se acercó a María, la madre, y empezó a hablar con ella. Peter permaneció quieto en su sitio mientras observaba los rasgos del doctor tratando de adivinar si eran buenas o malas noticias. Los segundos que duraron aquella conversación fueron insufribles para el muchacho pero finalmente pudo escuchar lo único que deseaba oír; habían conseguido salvarla. Peter empezó a llorar pero esta vez de alegría. No podía creer que volvería a escuchar la dulce voz de aquella muchacha. Pasaron los días,  y Eugenia mejoraba favorablemente hasta el punto de poder volver a casa. Peter por las noches iba a visitarla en secreto, ya que Pablo no quería verlo por allí, al menos por aquellos días. La relación entre él y la rubia había quedado estancada, ninguno de los dos sacaba el tema. Preferían no hacerlo. Eugenia tenía en mente una idea sobre su futuro, aunque por aquel entonces no sabía que hacer, con el paso del tiempo, lo decidió.
Peter, se despertó una mañana, estaba por ir al instituto cuando encontró sobre su escritorio una carta. Era de Eugenia. La abrió y empezó a leer:
“Hola, Peter. Te escribo esta carta como una forma de despedirme por escritura porque sé que soy incapaz de decirte adiós a la cara. ¿Y, por qué adiós? Bueno, pues porque me marcho. Me voy para siempre, Bedoya. No aguanto más esta situación de no saber qué hacer con lo nuestro y lo que nos pasa el uno con el otro. Así que creo que la solución más fácil es esta, el irme lejos es lo mejor para los dos, ¿no crees? Así nos olvidaremos de lo que sentimos, se acabará el sufrimiento y podremos rehacer nuestras vidas por caminos distintos.
Espero que seas feliz con Mariana y vuestro bebé. Te deseo lo mejor en la vida porque a pesar de todo eres una gran persona a la que querré siempre en lo más profundo de mi alma.
No soy de esas personas que saben expresar sus sentimientos porque como estas comprobando no sé que decirte. Así que lo hago breve. Te quise, te quiero y siempre te querré en el fondo de mi corazón aunque estemos lejos. Nunca te olvidaré y por favor, no me odies por esto, solo lo hago porque creo que es lo mejor y lo más conveniente. Adiós, tu Julieta”.
“Fin de flashback”.
-¿Estás bien?-preguntó Candela al verlo aturdido.
-Perfectamente-contestó sonriéndole.
-Bueno, lo que te decía, Peter. Es imposible que sea Eugenia, ella se fue lejos y no creo que vuelva nunca más. Así que no te comas la cabeza con que si es o no es esa chica porque a parte de que era morena, Eugenia sería incapaz de volver.
-Pero se ha podido teñir el pelo ¿o no?-preguntó Peter antes de que llegara el camarero para tomarles nota.
Candela se quedó un rato mirando a su amigo mientras él pedía lo que quería para tomar, pensando si realmente tendría razón. Ella no quería creer en falsas esperanzas de volver a ver a su antigua amiga, quería aceptar la realidad cómo era; Eugenia no volvería más. Peter totalmente opuesto a los pensamientos de Candela, no pensaba convencerse a sí mismo de que esa no era Eugenia, al contrario pensaba volver al bar por si la volvía a ver, pensaba tomar cartas en el asunto. Deseaba volver a ver a Eugenia, no por qué todavía sintiese cosas por ella, sino porque deseaba preguntarle y echarle muchas cosas en cara, como por ejemplo la cobardía de huir.

La chica del vestido rojo, estaba dentro del coche que había pasado a recogerla. Estaba sentada en el asiento del copiloto mientras que a su lado estaba un chico que rondaba los 25 años. El chico era rubio de pelo corto, con los ojos marrones, muy guapo. Mientras que ella tenía 23 años, su estatura era media. Su piel era blanca como la nieve y suave. Tenía el pelo de color chocolate, que le llegaba hasta un poco más abajo de los hombros; sus ojos eran verdes y tanto su boca como su nariz eran proporcionales a la figura de su cara. Tendía a llorar con facilidad por cualquiera cosa. Era tímida, le costaba relacionarse con los demás, amable y muy simpática con las personas con las que tenía confianza. La muchacha estaba nerviosa, llevaba un buen rato buscando su móvil dentro de su bolso y no lo encontraba pero además de no encontrarlo en pocos minutos tenía una cita con los padres del muchacho que iba a su lado a la que estaba llegando tarde.
-¡Joder!-exclamó dejando de buscar.-No lo encuentro.
-Bueno, no te preocupes. Te lo habrás dejado en casa y si no lo encuentras, te compras otro.
-Claro, ¿y qué hago con mis contactos?
-Los buscas, yo que sé. Pero por dios tranquilízate-le sugirió el chico mientras esperaba a que el semáforo cambiase de color.

Continuará...

2 comentarios:

  1. SERA EUGE??? ay quiero que aparezca ya!! me encanta tu nove

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  2. mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas novemas nove mas nove mas nove mas nove

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