sábado, 11 de agosto de 2012

Capitulo 66: Velada romántica

Capitulo anterior:

Eugenia abrazándolo levantó la cabeza y vio en el baño algo que le llamó la atención. Al momento se separó de él y fue a ver si lo que estaba viendo era cierto.
-¿Un jacuzzi?-preguntó metiendo la mano dentro del agua.
-Si y también hay una ducha con sauna.
-¿En serio?
Él asintió sonriendo.
-Eres…eres perfecto, Bedoya-dijo Eugenia acercándose a él para besarlo.-En serio, me encantas.
-Bueno, tranquila que la noche acaba de comenzar.
Peter la agarró de la barbilla y la besó.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Para Eugenia y Peter la velada romántica acababa de comenzar. Les habían traído la cena y  ambos estaban sentados dentro del jacuzzi en ropa interior con una copa de champán.
-¿En serio que no tienes hambre?-preguntó Peter mirándola.
-No-la rubia empezó a reírse de la nada.
-¿Qué te pasa?
-Nada, que las burbujitas del champán me… ¡uuf!
-¿Ya estas borracha?
-¿Qué? No-contestó entregándole la copa para que la pusiera lejos de ella.
La rubia echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Peter no pudiendo resistir besarla, lo hizo y pasó su brazo por su espalda para ayudarla a sentarse encima de él con las rodillas apoyadas en el jacuzzi. Eugenia abrió los ojos y lo miró fijamente.
-¿A que no sabes qué?-preguntó Peter acariciándole la mejilla.-Te quiero. Mucho, más de lo que imaginas.
-Y yo a ti.
La rubia lo besó una vez más. Siguieron con los besos y Peter lentamente deslizó sus manos hasta el cierre del sujetador de Eugenia. Separó un poco sus labios de los de ella y preguntó:
-¿Puedo?
Eugenia asintió y lo volvió a besar.
Peter le desabrochó el sujetador y mediante caricias fue deslizando los tirantes del sostén por los brazos de la muchacha hasta finalmente quitárselo. Eugenia separó sus labios de los de él y lo miró con una gran sonrisa. Peter lentamente acercó su mano al cuello de la rubia y fue bajando poco a poco la mano mientras le acariciaba el cuerpo. La muchacha cerró los ojos y disfruto de las sensaciones que le producía sentir su piel en contacto con la de él. Cuando Peter llegó a la zona de los pechos de la rubia; la respiración de Eugenia se entrecorto haciéndola sonreír.
-Me habrás acariciado miles de veces y todavía no me he acostumbrado…-comentó ella respirando hondo.
Peter le sonrió y tras llevar su mano a la nuca de la muchacha, junto sus labios con los de ella de una forma tierna y dulce. Ambos lentamente, mientras se besaban, se dejaron llevar.

Las horas pasaban y se acercaba la medianoche. El móvil de Peter empezó a sonar, el muchacho que ya había salido del jacuzzi hacia un rato, se enrolló una toalla alrededor de la cintura y fue a buscar su móvil que estaba encima de la cama. Lo cogió y miró quién llamaba. Al ver quién era, pulsó el botón rojo sin pensarlo ni un momento. A los pocos segundos, volvió a sonar. Dudando un poco si cogerlo o no. Decidió hacerlo. Posiblemente así lo dejaría en paz.
-¿Qué quieres?-preguntó Peter nada más acercarse el móvil a la oreja.
-Necesito hablar contigo.
-Ahora no puedo. Mañana hablamos.
-No, esto no puede esperar, Peter-insistió.
-Adiós, mañana hablamos-y colgó.
Peter creyendo que podría volver a llamar, puso el móvil en vibración y lo dejó encima de la mesita de noche.
-¿Todo bien?-preguntó Eugenia apareciendo en la habitación con un albornoz.
-Estupendamente-contestó el muchacho tumbándose bocarriba sobre la cama.
-¿Seguro?-insistió acercándose a la cama.-Te veo un poco raro-dijo Eugenia subiéndose en la cama y sentándose encima de Peter con una rodilla a cada lado del cuerpo del muchacho.
-No, solo estoy un poco cansado por lo que hemos armado en el jacuzzi-sonrió.
-¡Uh! Y yo que pensaba abusar un poquito más de ti-bromeó empezando a besarle el cuello al muchacho.
-Bueno, tampoco estoy tan, tan cansado.
-¿Ah, no? Mejor, entonces-le sonrió y continúo con los besos.
Eugenia fue bajando hasta el pecho de Peter y pensaba continuar más abajo pero el sonido que producía la vibración del móvil del muchacho contra la madera, hizo que ella parase.
-Peter, te están llamando.
-Ignóralo-comentó el chico besándola.
-Pero-dijo separando sus labios de los de él.- ¿Y si es importante?
-No creo-contestó.
-¿Quieres que…?-empezó a preguntar apunto de coger el móvil de encima de la mesilla de noche pero él se adelanto y lo agarró antes.
Peter miró la pantalla del aparato y vio que era la misma persona de antes. Mariana. Pulsó el botón rojo y se llevó el móvil a la oreja haciéndole creer a Eugenia que había atendido.
-¿Si?-Peter empezó a crear una conversación.- ¿Qué quieres Darío? No, no voy. Adiós, anda-hizo como que colgaba y a continuación apagó el móvil.-Ves, no era nada. Mi hermano preguntando si hoy cenaba en casa.
-¡Ah! ¿Él no sabía que hoy…?
-Si, pero se le habrá olvidado-le sonrió.-Bueno, ¿en que estábamos?
Eugenia lo miró de una forma pícara y lo besó, volviendo a dejarse llevar.

Así pasó la noche, ambos demostrándose el uno al otro el amor que sentían de una forma pasional, muy pasional. A la mañana siguiente, Peter se despertó y estaba solo en la cama. Levantó la cabeza y la vio mirando por la ventana. Sigilosamente se levantó de la cama y se acercó a ella por detrás y la abrazó cubriendo a ambos con la sábana. La rubia al sentir sus brazos por su cuerpo, lo miró y le sonrió.
-Feliz cumpleaños, preciosa-le dio un beso en la mejilla.
-Gracias, mi amor-lo aferró más a su cuerpo.
-¿Qué haces?
-Miro caer las gotas de lluvia en la ventana.
-¿Está lloviendo?
-Si, así que hoy no voy a tener fiesta de cumple. Tendré que celebrarlo otro día-lo miró con una sonrisa.
-Bueno, tú no te preocupes por eso. Disfruta que hoy es un día muy especial.
En ese momento el teléfono de la habitación empezó a sonar, Peter le dio la sábana a Eugenia y fue atender.
-¿Si?
-Señor, perdone que le moleste-habló el recepcionista.-Aquí hay una muchacha que lo está buscando. Dice que se llama Mariana Esposito. ¿La dejo pasar?
-¡No!-exclamó Peter nervioso.
El timbre de la habitación sonó, así que Eugenia viendo que Peter no podía ir, se vistió la ropa y fue abrir. Era el camarero con el desayuno. La rubia al verlo, se alegro porque tenía mucha hambre. Cuando el hombre dejó la bandeja sobre la mesa, se marchó. Eugenia al ver toda la comida, no se pudo resistir a coger una tostada y empezar a comer.
-Dígale que en diez minutos bajo-dijo Peter cada vez más nervioso y después de eso, colgó.
-¿A quién le tiene que decir que en diez minutos bajas?-preguntó Eugenia, entrando en la habitación.
El muchacho tragó saliva y se quedó unos segundos en silencio mientras pensaba que decir.

Continuará...

3 comentarios:

  1. QUE QUIERE MARIANA!!! PASO ALGO ENTRE ELLOS?? NO PORFAVOR

    ResponderEliminar
  2. mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas nove mas novemas nove mas nove mas nove mas nove

    ResponderEliminar