domingo, 26 de agosto de 2012

JF2. Capitulo 14: Una reconciliación

Capitulo anterior:

Peter cerró la puerta y dio la vuelta al coche. Al entrar, Eugenia continuó hablando del tema.
-Así que ligas mucho ¿no?
-Yo no he dicho eso-contestó arrancando el coche.
-Pero has dicho que la barba te ayuda, o sea que…
-O sea que nada-la interrumpió.-Oye, ese vestido que llevas es el…
-El mismo.
-Es bonito.
-Bien, Bedoya, vas mejorando con los piropos-comentó ella irónicamente.
-¿Cómo me has llamado?-preguntó Peter dejando durante unos segundos de mirar la carretera para mirarla a ella.
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-Bedoya-contestó Eugenia mirándole.- ¿Por qué?
-Por nada-vocalizó mirando hacia delante mientras disimulaba la tonta sonrisa que se le había dibujado.

Candela estaba en la cocina haciendo la cena mientras que Luca deambulaba por allí tratando de ayudarla pero no se dejaba. A ella le gustaba cocinar pero prefería hacerlo sola, sin ayuda de nadie. Eso le venía de familia, su madre era cocinera y de pequeña las dos se metían en la cocina y pasaban horas y horas haciendo dulces; tartas, galletas, bizcochos…todo un surtido de cosas que con el tiempo Candela fue aprendiendo a hacer.
-Me muero de ganas de que Peter llegue ya-comentó la muchacha a su novio.
-¿Y eso por qué?
-Bueno, desde que me has contado que él iba a venir a cenar a casa con alguien, me estoy muriendo de la intriga por saber de quién se trata-contestó mirándole.-Y, ¿en serio no te dijo si era chico o chica?
-No, no me dijo exactamente nada. Sus palabras textuales fueron: “Os tengo una sorpresa a ti y a Cande. Esta noche pasaré a visitaros con alguien”.
-¿Quién podrá ser?-preguntó pensando las posibles opciones.- ¿Tú crees que habrá sentado cabeza y nos va a presentar a la novia?
-¿Peter con novia?-Luca negó varias veces.-Ni de broma, antes creo que ese alguien es… que se yo… Eugenia, fíjate lo que te digo-se rió.
-¿Y si es ella?-preguntó Candela sorprendida de la deducción que tenía su novio.- ¿Y si es Eugenia?-la muchacha empezaba a asustarse.-No sé cómo voy a reaccionar, no sé…
-Tranquilízate-le sugirió él acercándose a ella y besándole la mejilla.-No creo que sea Eugenia, así que despreocúpate.
En ese momento, el timbre sonó. Candela miró a Luca muy nerviosa.
-Mi amor, tranquilízate. Abro yo ¿vale?
-Está bien, yo…yo me quedo aquí.
Luca le volvió a besar la mejilla a su novia y le dedicó una sonrisa, antes de irse a abrir la puerta. Al hacerlo, vio a Peter y al lado a una chica agarrada al brazo de su amigo. Estaba bastante nerviosa.
-¡Eugenia!-exclamó Luca al reconocerla.
La muchacha sonrió al ver que la reacción del chico había sido buena y lo abrazó con fuerza. En aquel momento se le había pasado un poco del miedo que sentía desde que se había montado en el coche de Peter. Sentía miedo de ver la reacción de su antigua mejor amiga y de su amigo del que hacía mucho tiempo que no sabía nada. Respiró aliviada, uno menos. Ahora solo faltaba Candela.
-Pasad, pasad-dijo Luca apartándose de la puerta.
Los chicos entraron y fueron al salón.
-Sentaos, poneros cómodos. A la comida le falta un poquito-comentó Luca.-Yo voy a avisar a Cande para que venga.
El muchacho estaba por irse cuando su novia apareció por allí con una sonrisa en la cara que se borró al momento de ver quien estaba en aquella habitación. Se quedó quieta mirando a Eugenia, que se mordía el labio inferior tratando de no llorar por la emoción que le producía el volver a ver a su amiga. Candela estaba nerviosa, le temblaba todo el cuerpo y no sabía como todavía conseguía sostenerse tan firme.
-¡Candela!-vocalizó Eugenia.
A penas se oyó. La muchacha de pelo marrón y ondulado miró a todos los presentes en aquella sala y luego le volvió a dedicar una mirada a la ex rubia que no sabía que hacer; si ir a abrazarla o permanecer quieta. Después de ese momento tan tenso, Candela se fue del salón. Eugenia al verla irse, miró a Peter que permanecía de pie a su lado y fue detrás de su amiga mientras se le escapaban esas lágrimas que quería evitar. Luca, estuvo por la labor de hacer lo mismo, ir detrás, pero su amigo lo detuvo diciendo:
-Luca, no. Deja que las dos hablen a solas, será lo mejor.
Candela entró en su habitación y cerró la puerta dando un fuerte portazo. Eugenia que había ido detrás, agarró el pomo de la puerta y lentamente lo giró.
-Candela-pronunció la muchacha entrando de una forma sigilosa y viéndola sentada en su cama mientras lloraba.
-¡Vete!-exclamó la chica levantándose y yendo hacia ella para empujarla.
-No, Candela, espera. Escúchame-le pidió.
-¿Qué te escuche? No, no quiero escuchar lo que me tengas que decir. Creo que llegas cinco años tarde. Es que en serio no se cómo te atreves a aparecer por aquí después de que te fueras sin más dejándome sola y abandonada como la mierda. No lo comprendo-Candela empezó a gritarle.
Eugenia permaneció callada mientras su amiga descargaba todo lo que llevaba guardando hacia tiempo.

Los chicos estaban en la cocina, mientras las chicas en la habitación de Candela. Luca estaba atento a la comida para que no se quemase.
-¿Estás seguro de que hemos hecho bien dejándolas solas?-preguntó Luca escuchando los gritos de su novia.
-Si, no te preocupes. O salen de esa habitación haciendo las paces o salen pegándose.
-Eso no me consuela mucho, pero esperemos que sea la primera opción.
-Ya verás que si-comentó Peter sacando dos latas de cerveza del frigorífico.-Al final yo tenía razón-dijo cambiando de tema.-La chica del vestido rojo era ella-sonrió.
-Ya veo, ya. Lo lleva puesto-comentó Luca agarrando la lata y abriéndola.
-Si, le conté todo lo que habíamos liado Candela y yo para averiguar si era ella y parece ser que hoy ha optado por ponérselo.
-Peter, ¿puede ser que eso que sentías por Eugenia cuando tenías diecisiete años esté volviendo a resurgir ahora que la has vuelto a ver?-preguntó Luca al ver la cara que se le ponía a Peter cuando hablaba de ella.
-¿Qué? No, ni de coña. Yo sería incapaz de volver a enamorarme de ella. Pero ¿sabes? Hay algo que no me cuadra.
-¿El qué?
-Verás, llevó años deseando tenerla en frente y echarle en cara tantas cosas pero ¿sabes lo que hice cuando la vi?-Luca lo miró.-La abracé y hasta lloré de la emoción ¿te lo puedes creer? Y para colmo, en vez de gritarle y decirle todas las cosas, lo que hice fue preguntarle sobre su vida y contarle sobre la mía. Todo lo contrario a lo que yo realmente quería. Yo tendría que haber reaccionado como Candela pero lo hice totalmente al revés-resopló.
-Quizás lo hayas hecho por algún motivo ¿no crees?
-Si, por el motivo de que soy un completo estúpido.
-O un completo enamoradizo-soltó Luca sonriendo.

-Candela, yo te lo explique, antes de irme te explique por qué me iba. Odiaba la idea de tener a Peter tan cerca, odiaba mirarle y recordar que me había metido los cuernos, y no con alguien desconocido, no. Sino con Mariana, la chica que me había caído mal desde un primer momento. Había algo dentro de mi que me avisaba que iba a pasar lo que pasó pero ¿qué podía hacer?-mientras hablaba por sus ojos salían lágrima tras lágrima.- ¿Alejar a Peter de Mariana? ¿Qué derecho tenía yo para hacer eso? Eran amigos. Y yo incluso llegué aceptar que estuviesen juntos tanto tiempo, llegue a comprenderlo, hasta el día en que se besaron en mis propias narices. ¿Y qué hice yo? Hacer como si nada hubiese pasado y volvimos a estar juntos hasta que me entere que me había metido los cuernos y pasó lo de mi accidente. Él a partir de ahí venía todos los días a visitarme a escondidas para mimarme, alegrarme, hacerme sentir la mujer más feliz que existía sobre la faz de la tierra. ¿Y qué hice yo? Perdonarlo. ¿Y te preguntarás por qué lo perdoné?-hizo una pausa para tomar aire.-Cande, por amor se hacen locuras, cosas que nadie comprende bien por qué se hacen, cosas que son ilógicas, cosas que dices “¿en serio estoy haciendo yo esto?” Y creo que sabes de qué te estoy hablando porque seguro que hiciste más de una locura por Luca ¿o me equivoco?-la miró y vio que los rasgos de enfado en el rostro de su amiga se habían borrado.-Y bueno, a pesar de haber perdonado a Peter, algo dentro de mí me decía que no debía estar con él, algo me frenaba a estar bien y feliz y eso era la desconfianza. No soportaba estar lejos de Peter, porque estaba todo el tiempo comiéndome la cabeza con preguntas que nunca obtenía respuesta. ¿Qué estará haciendo? ¿Estará solo? ¿Estará con Mariana? ¿Me estará engañando?-suspiró.-Poco a poco me di cuenta de que esa situación me estaba haciendo mas daño de lo que creía, así que no podía estar con él, tenía que alejarme, tenía que cambiar de aire y tuve la oportunidad cuando a mi madre la trasladaron a Barcelona. Y si, podía haberme quedado aquí con mi hermano pero o conseguía olvidarme de él o acabaría mal, peor de lo que ya estaba. Por eso me fui.
-¿Y por qué no me llamaste ni una vez?
-Al principio no quería llamarte, tenía miedo de que si lo hacía me acabases hablando de Peter y yo no quería saber nada porque así me resultaría más fácil olvidarlo. Y bueno, cuando pasó el tiempo, decidí llamaros pero perdí el móvil y todos mis contactos. Lo único que conserve fue una tarjeta de memoria, donde estaban todas nuestras fotos juntas, que la conserve gracias a que la tenía guardada en una caja. Y te juro que traté de recordar tu número pero hacia tanto tiempo que no lo marcaba que se me había olvidado.
-Podrías haberme dicho: “Cande, no quiero que me hables de Peter” y yo no lo haría.
-Pero tenía miedo, Candela; y el miedo acobarda a cualquiera.
El silencio se apoderó de la habitación durante unos segundos, unos eternos segundos mientras la muchacha, dueña de la habitación, recapacitaba y pensaba si debía perdonarla o no.

Continuará... 

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