viernes, 17 de agosto de 2012

JF2. Capitulo 3: El móvil

Capitulo anterior:
La muchacha estaba nerviosa, llevaba un buen rato buscando su móvil dentro de su bolso y no lo encontraba pero además de no encontrarlo en pocos minutos tenía una cita con los padres del muchacho que iba a su lado a la que estaba llegando tarde.
-¡Joder!-exclamó dejando de buscar.-No lo encuentro.
-Bueno, no te preocupes. Te lo habrás dejado en casa y si no lo encuentras, te compras otro.
-Claro, ¿y qué hago con mis contactos?
-Los buscas, yo que sé. Pero por dios tranquilízate-le sugirió el chico mientras esperaba a que el semáforo cambiase de color.
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El camarero ya había tomado nota de lo que Candela y Peter querían tomar y se había ido a atender otra mesa. Los chicos siguieron discutiendo porque tenían opiniones distintas sobre la chica del vestido rojo. En ese momento, el muchacho se acordó de que tenía ganas de ir al baño.
-Ahora vengo-dijo levantándose.
-¿A dónde vas?-preguntó Candela extrañada porque la había dejado con la palabra en la boca.
-Al baño, antes con el asunto de la chica se me olvidó-le contestó yéndose.
Peter entró en el bar y pasó delante de la barra, y pudo escuchar a un camarero diciéndole a su compañera de trabajo:
-Oye, he encontrado este móvil debajo de la mesa 6.
-¿De la mesa 6?-preguntó la camarera cogiendo el aparato y dejándolo sobre la estantería de las botellas de alcohol.-Si no me equivoco ahí estaba sentada la chica del vestido rojo por la que has estado babeando todo el rato-bromeó.
-¿En serio? Pues creo que debería quedarme con el móvil para contactar con ella y devolvérselo personalmente.
-No sueñes, cuando se de cuenta de que no tiene el móvil regresará y me ocuparé de que te mantengas lejos de ella. Es una chica que viene todos los días y no quiero que la espantes-dijo la muchacha antes de irse a servir a los clientes.
Peter se acercó a la camarera que estaba en la barra atendiendo, y le dijo:
-Disculpa.-la chica lo miró.-Sin querer he escuchado que habéis encontrado un móvil. Veras yo soy amigo de la dueña. Si quieres me lo das y yo se lo devuelvo.
-¿Y cómo sé que no estas mintiendo?
-¿Y por qué tendría que estar mintiendo?-preguntó Peter muy seguro de si mismo.- ¿Qué ganaría yo con eso?
-Un móvil nuevo-contestó la camarera.
-Tentador pero no-hizo una pausa.-Y mira si no me crees te puedo decir cómo iba vestida. Llevaba un vestido rojo, unos zapatos blancos y un bolso blanco.
-Me habrías convencido si no fuera porque he visto el momento en que habéis chocado en la entrada-le contestó la chica atendiendo a un cliente.
-Bueno, está bien. ¿Quieres que te diga la verdad?-la camarera dejó de hacer lo que tenía entre manos.-Verás, hace mucho tuve una relación con una chica que desapareció de la noche a la mañana. Hoy cuando me choqué con esta chica creí que era ella, pero no le he visto bien la cara. Así que necesito ese móvil para contactar con ella y comprobar si es la chica que fue el amor de mi adolescencia.
La camarera empezó a reírse.
-¿En serio crees que me voy a tragar eso?-preguntó la chica sin creer nada de lo que acababa de oír.
-Bueno, creía que querías escuchar una historia disparatada-mintió.-Pero ahora en serio. Soy el amigo, o mejor dicho, soy un conocido que sabe donde vive y que se lo puedo devolver-le sonrió.
-Está bien. Ahora te lo doy-dijo terminando de poner una cerveza.
La muchacha se acercó a la estantería donde estaba el móvil y lo dejo encima de la barra para que lo cogiera. Cuando Peter estaba apunto de cogerlo, ella se adelantó y puso la mano encima, mientras le decía:
-Más te vale que no me estés mintiendo.
-Bueno, si quieres un día de estos quedamos y te la presento o podríamos quedar los dos solos, pero como tú veas-le sonrió.
-Tentador pero no-contestó ella imitándole.
-No te preocupes, ya aceptarás-comentó Peter apoyándose en la barra y acercando su cara a la de la camarera.
-No sueñes, guapo-comentó alejando su cara y soltando el móvil.
Peter esperó a que la camarera se alejara para coger el aparato que estaba encima de la barra. El muchacho triunfante, sonrió.

La chica del vestido rojo acababa de bajar del coche junto con su acompañante. Estaba en el parking del aeropuerto de la ciudad.
-¿Qué hora es?-preguntó el chico activando la alarma del coche.
-No lo sé, lo miraría pero no tengo móvil-contestó un poco alterada.
-Bueno, tranquilízate. Si quieres ahora cuando recibamos a mis padres y lleguemos a casa, te ayudo a buscarlo. Es un móvil, no es para tanto.
-Pero, Patrick, no estoy preocupada por el móvil, sino por la tarjeta de memoria. Allí era donde tenía todo, todos mis recuerdos. Lo único que me quedaba de…-se quedó callada pensando dónde podía estar.

-Felicítame-dijo Peter sentándose en la silla de la mesa del bar.
-¿Por qué tendría que felicitarte?-preguntó Candela mirándolo.
-Soy un genio-le sonrió.
-Antes de que empieces a echarte flores me puedes explicar de qué me estas hablando.
-Por supuesto, verás…

Llegó la noche. Peter, Candela y Luca estaban cenando en su apartamento mientras los dos primeros le contaban al tercero la tarde que habían tenido en aquel día y daban sus argumentos para que Luca se decantará por algún bando; el de creer que era Eugenia o por el de no creer que era ella. El chico siendo el más sensato, solo dijo:
-Hasta que no lo compruebe con mis propios ojos, no diré si es ella o no es ella.
-Vamos, Luca, por una vez no seas tan diplomático y cree que es Eugenia, hay que tener esperanza-dijo Peter.
-¿Esperanza?-preguntó Candela mirándolo.- ¿Tantas ganas tienes de verla?
-Si, ¿por qué? ¿Tú, no?
-Si y no. Si porque era mi mejor amiga y quiero volver a verla y no, porque no se cómo reaccionaré al tenerla delante. Peter, entiéndelo se fue sin más y por mucho que quiera no entiendo los motivos por los que se fue.
-Bueno, Cande, no te quejes porque de ti al menos se despidió personalmente, a mi me dejo una miserable carta-comentó Peter dejando de comer.
-Prefería la carta-dijo Candela.-No sabes lo que lloramos.-suspiró.
“Flashback”
Era un viernes por la mañana, Candela estaba en su habitación arreglándose para ir al instituto. Eran los últimos días en que iba a dar clases normales, faltaba poco para que empezase el tiempo de preparación a fondo para la selectividad. Bajó a desayunar y alguien llamó a la puerta.
-Voy yo-contestó Candela.
Abrió la puerta y vio a Eugenia, allí plantada. Estaba de brazos caídos y la cara totalmente roja de tanto llorar. Candela se sorprendió al verla y no tardó en preguntarle:
-¿Qué te pasa?
Eugenia no dijo nada, solo la abrazó con fuerza. Candela preocupada, le volvió a preguntar pero seguía sin obtener respuesta hasta que finalmente la recién llegada, habló:
-Me voy.
-¿Cómo que te vas? ¿A dónde?
-Me voy lejos, Cande. No importa a dónde-se separó de ella.-He venido a despedirme y a agradecerte por haber sido la mejor amiga que he podido tener. Has sido alguien muy importante para mi y quiero que sepas que por muy lejos que este nunca te voy a olvidar.
Candela empezó a llorar.
-No, Euge, no puede ser. Pero, ¿por qué te vas?
-Porque la empresa en donde trabaja mi madre la traslada y yo me voy con ella-hizo una pausa.-Mi hermano y Sol se quedan pero yo prefiero irme, irme lejos de aquí.
-No, pero ¿por qué no te quedas con Pablo?
-Porque no, lo mejor es que me vaya. No quiero estar más aquí. He llegado al punto en que necesito cambiar de aire.
-No te puedes ir…-y eso fue lo último que dijo Candela antes de inundarse en un mar de lágrimas junto con su mejor amiga.
“Fin de Flashback”

Peter no queriendo cenar más, se levantó de la mesa, tiró la comida de su plato a la basura, lo dejó en el fregadero y se marchó a su habitación sin decir nada. Candela, al recobrar la conciencia y dejar de recordar en su mente lo que había pasado el último día que vio a su amiga, le preguntó a Luca:
-¿Qué le pasa?
-Ni idea.
El muchacho de ojos marrones con tono de verde fue a su habitación, entró y cerró la puerta. Estaba un poco aturdido por culpa de aquella chica, quería saber si era ella a toda costa. Sacó de su bolsillo del pantalón el móvil que pertenecía a la muchacha del vestido rojo y  se tumbó sobre su cama. Pulsó uno de los tantos botones que tenía el aparato y le salió un recuadro blanco con una palabra arriba que decía: “Contraseña”. Peter resopló al darse cuenta que no podría mirar nada de lo que contenía el celular y en aquel instante el móvil empezó a sonar. El muchacho se asustó, se quedó un instante mirando la pantalla del aparato dónde ponía: “Llamada entrante: Casa” y debajo el número de un teléfono fijo. Peter llevó su dedo al botón verde y dudando si atender o no, lo pulsó. Lentamente se acercó el móvil a la oreja y dijo:
-¿Si?

Continuará....

2 comentarios:

  1. ahh que emocion hablaran euge y pitt de nuevo?
    me encanta!!!!!!!

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