-¿Y por qué no me llamaste ni una vez?
-Al principio no quería llamarte, tenía miedo
de que si lo hacía me acabases hablando de Peter y yo no quería saber nada
porque así me resultaría más fácil olvidarlo. Y bueno, cuando pasó el tiempo,
decidí llamaros pero perdí el móvil y todos mis contactos. Lo único que
conserve fue una tarjeta de memoria, donde estaban todas nuestras fotos juntas,
que la conserve gracias a que la tenía guardada en una caja. Y te juro que
traté de recordar tu número pero hacia tanto tiempo que no lo marcaba que se me
había olvidado.
-Podrías haberme dicho: “Cande, no quiero que
me hables de Peter” y yo no lo haría.
-Pero tenía miedo, Candela; y el miedo
acobarda a cualquiera.
El silencio se apoderó de la habitación
durante unos segundos, unos eternos segundos mientras la muchacha, dueña de la
habitación, recapacitaba y pensaba si debía perdonarla o no.
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Luca, ya creía que la comida estaba hecha, así
que apagó el horno, donde se estaba haciendo un rico pollo que los chicos
cenarían esa noche si las dos amigas acabasen saliendo de la habitación
haciendo las paces. Los dos chicos estaban sentados en el sofá con la
televisión encendida pero en modo silencio, no es que fueran cotillas sino que querían
saber si se estaban pegando o dando un abrazo porque hacia rato que no
escuchaban gritos. Peter estaba sumido en sus pensamientos, había escuchado
todo lo que Eugenia le había explicado a Candela y estaba dolido. Se sentía
mal. Creía que no tenía ningún derecho de echarle nada en cara a la muchacha,
ya que él había sido el absoluto culpable de su partida. A pesar de que en
realidad no había pasado nada entre él y Mariana, se arrepentía mucho de todo
lo que había hecho como por ejemplo ir a la fiesta aquel día. El muchacho
mientras pensaba, arañaba con la uña del dedo pulgar la lata que sostenía entre
sus manos y le quitaba la decoración dejando relucir el color del metal del que
estaba hecho.
-Parece que se han reconciliado-comentó Luca
para evitar ese silencio incómodo que se había producido.
Peter no contestó. Su amigo lo miró y vio que
no lo había escuchado, tenía la cabeza en otro lado.
-Oye, ¿estás bien?-preguntó Luca, llamándole
la atención.
-¿Eh? Si, muy bien.
-¿Seguro? Es que parece que lo que ha dicho
Eugenia te ha dejado un poco caos.
-Si, pero no pasa nada-dibujó una falsa sonrisa
en su rostro.
-Bueno, pero supongo que ya le habrás contado
a Eugenia que todo había sido una trampa de Mariana y Melodi ¿no?
-No-contestó Peter.-Y no pienso decírselo.
-¿Por qué no? ¿Prefieres que siga pensando que
eres una basura que no merece la pena?
-Si, así es mejor para todos. Estoy
completamente seguro de que si le cuento la verdad, volveremos a estar juntos
y…
-¿Y qué? ¿Acaso no quieres estar con ella?
-Esa no es la cuestión, Luca-comentó Peter
levantándose del sofá.- ¿Quieres otra cerveza?
-Si, vale; pero no me cambies de tema. Peter
tienes que decírselo, tienes que decirle que tú no te acostaste con Mariana que
todo fue una mentira. Creo que merece saberlo.
-Se lo merezca o no, nadie-hizo una
pausa.-Nadie se lo va a decir ¿entendido?-Luca asintió a pesar de estar en
desacuerdo con su amigo.-Así que hazme el favor de avisar a Candela, porque la
conozco y seguro que es capaz de decírselo.
-Está bien, como quieras. Pero que sepas que
yo pienso que deberías contárselo.
-No, Luca, no puedo contárselo. ¿No comprendes
que no quiero hacerle más daño? ¿No has escuchado todo lo que ha dicho? Ha
sufrido mucho y encima por mi culpa. Yo hace mucho tiempo le prometí que la
cuidaría, que la protegería y ella confió en mi pero la defraude.
-Pero, Peter no hiciste nada, fue todo
mentira.
-Luca, no. Ya está, nadie se lo dice y listo.
-Nadie se lo dice, ¿el qué y a quién?-preguntó
Candela apareciendo en el salón, abrazada a Eugenia.
-¡Vaya!-exclamó Peter tratando de cambiar de
tema.-Ya os habéis reconciliado. Me alegro.
-Si, si, muy bien, todos alegres y
felices-habló la muchacha irónicamente.-Pero ahora contesta, ‘nadie se lo dice’
¿el qué? ¿A quién?
-Pues…-vocalizó el muchacho de ojos marrones
con tonos de verde pensando que decir.
-Vamos, Peter, cuéntaselo-dijo Luca
levantándose del sofá haciendo que su amigo lo mirase fijamente, no creía que
fuese capaz de contar la verdad.- Cuéntale que sin querer se nos ha quemado un
poco el pollo-concluyó.
-¿Qué? ¿En serio? ¡No!-exclamó Candela
separándose de su amiga y yendo a la cocina para ver como había quedado la
cena.
Luca fue detrás.
-Así que ya estáis bien otra vez ¿no?-preguntó
Peter mirándola.
-Si, menos mal. No podía estar mal con ella,
necesitaba que me perdonara y que volviéramos a ser las mismas de antes-le
sonrió.
-Me alegro, de verdad, que me alegro.
El muchacho le dedicó una sonrisa y después se
fue a la cocina a tirar la lata de cerveza. Al entrar, escuchó a Luca decir:
-Cande, no puedes contarle a Eugenia que Peter
nunca le metió los cuernos.
-Pero, ¿por qué?-preguntó la muchacha mirando
a su amigo que acababa de atravesar el marco de la puerta.-Te juro que en
algunas ocasiones te mataría, Bedoya-dijo con agresividad en las palabras.
-No me llames así-le pidió a su amiga mientras
tiraba la lata en la basura.
-¿Por qué no quieres que te llame
así?-preguntó Eugenia entrando en la cocina.
Peter la miró y luego miró a Candela.
-Porque no, ya hay demasiadas personas
llamándome por mi apellido.
-¿Demasiadas personas? ¿Quiénes?-preguntó la
ex rubia interesada en saber cuántos más lo llamaban como ella lo solía hacer
hacía mucho tiempo.
-Sus ligues-contestó Candela por él.
-¿Ligues? ¿Tiene muchos?-volvió a cuestionar
Eugenia interesada.
-No sabes cuántos. Hace tiempo era una chica
por noche hasta que…
-¡Cande!-la interrumpió Luca al ver la cara
que estaba poniendo Peter.- ¿Por qué no vamos poniendo la mesa?-le sugirió para
salir de la cocina.
-Bueno-vocalizó entendiendo que quería lograr
su novio.
Ambos cogieron un par de platos y vasos y se
fueron al salón, donde estaba la mesa.
-Vaya, vaya, quién me lo iba a decir-comentó
Eugenia.-Un Nicolás en moreno.
-¿Cómo?-preguntó él creyendo que había oído
mal.- ¿Me parece a mi o me has comparado con Nicolás?-Peter se rió
sarcásticamente.-No, no. Creo que te equivocas. Yo sería incapaz de intentar
tener sexo con alguna chica si ella no quisiese-dijo haciendo referencia a lo
que le pasó a ella con Nicolás.-Si a mí me dicen que no, lo acepto y ya esta.
-Vamos, Bedoya-lo miró.-Oh, ya sé. A ti ninguna
chica te ha dicho que no. ¿Cómo resistirse, no?-sonrió.
-Tienes razón, mucha razón. A mi nadie me ha
dicho que no, pero si lo hicieran ten claro que yo no llegaría al límite de
querer violar.
-Bedoya, conozco a los tíos como tú y como
Nicolás, que haríais lo que fuera por un polvo de una noche.
-¿Qué pasa? ¿Durante este tiempo te has
encontrado a muchos que te hacían creer que quería estar contigo pero a la
mañana siguiente después de acostarse contigo se esfumaban? ¡Qué pena! ¿Verdad?
Pero que sepas que yo no soy así. Yo voy con la verdad por delante y digo desde
un primer momento lo que quiero. En cambio, Nicolás hace creer a las chicas que
la quieren como novia, les dice un par de estupideces, las muy tontas caen al
minuto y bueno, lo que ocurre después ya lo sabrás, te pasó a ti.
Eugenia lo miró incrédula no podía creer lo
que estaba escuchando, lo que él le estaba diciendo de una forma cruel y sin
escrúpulos. Se les escaparon las lágrimas que de inmediato limpió mientras
respiraba hondo. Peter no se había dado cuenta de que la estaba lastimando de
verdad, no creía que le fuese a doler sus palabras. Sintiéndose mal, se acercó
a ella para pedirle perdón pero la muchacha lo apartó.
-No, no me toques-le pidió alejándose.-
Tiempo, Peter.
-¿Tiempo?-preguntó sin entenderla.
-Si tiempo, te pido tiempo como en los partido
de baloncesto. Tiempo para que dejemos de discutir por favor-hablaba entristecida.-Nos
acabamos de reencontrar, no quiero pelearme con nadie y menos contigo.
-Está bien, lo siento. No quería ser tan duro.
-No pasa nada, ha sido culpa mía al compararte
con…
Eugenia dejó de hablar, se había asombrado por
lo que Peter acababa de hacer. La había agarrado de la muñeca y tirado hacia
él, abrazándola entre sus brazos. Aferrándola a su cuerpo, conteniéndola de la
única forma que sabía hacerlo. Los dos permanecieron abrazados durante un largo
tiempo. Ella estaba cautiva del sonido de los latidos del corazón de Peter, no
tenía la oreja pegada a su pecho pero podía oírlos a la perfección. Estaba
nerviosa y temblaba, parecía cómo si fuera la primera vez que lo había
abrazado, aunque si era la primera vez desde que él había formado aquellos
brazos que nada más verlo daban ganas de que te rodearan el cuerpo para
sentirlos alrededor. La muchacha empezaba a sentirse un poco acalorada, pero no
deseaba apartarse de él; así que no lo hizo.
no me a gustado lo que le dijo Peter a Euge sobre Nico y el polvo X-( se nota que siguen dolidos y lo peor es que Peter no le quiere decir la verdad y me parece super tonto :-C ...me gustaria que Euge siga con Agus hasta que se calmen las cosas con Petet XD...Cada ves mas genial la historia,publica pronto;)
ResponderEliminarmuy buena!!! EUGETER YA porfavor
ResponderEliminarme encantaaa!!! quiero EUGETER YAA!, espero la sigas pronto ñ.ñ
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