lunes, 27 de agosto de 2012

JF2. Capitulo 15: Crueles palabras

Capitulo anterior:
-¿Y por qué no me llamaste ni una vez?
-Al principio no quería llamarte, tenía miedo de que si lo hacía me acabases hablando de Peter y yo no quería saber nada porque así me resultaría más fácil olvidarlo. Y bueno, cuando pasó el tiempo, decidí llamaros pero perdí el móvil y todos mis contactos. Lo único que conserve fue una tarjeta de memoria, donde estaban todas nuestras fotos juntas, que la conserve gracias a que la tenía guardada en una caja. Y te juro que traté de recordar tu número pero hacia tanto tiempo que no lo marcaba que se me había olvidado.
-Podrías haberme dicho: “Cande, no quiero que me hables de Peter” y yo no lo haría.
-Pero tenía miedo, Candela; y el miedo acobarda a cualquiera.
El silencio se apoderó de la habitación durante unos segundos, unos eternos segundos mientras la muchacha, dueña de la habitación, recapacitaba y pensaba si debía perdonarla o no.
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Luca, ya creía que la comida estaba hecha, así que apagó el horno, donde se estaba haciendo un rico pollo que los chicos cenarían esa noche si las dos amigas acabasen saliendo de la habitación haciendo las paces. Los dos chicos estaban sentados en el sofá con la televisión encendida pero en modo silencio, no es que fueran cotillas sino que querían saber si se estaban pegando o dando un abrazo porque hacia rato que no escuchaban gritos. Peter estaba sumido en sus pensamientos, había escuchado todo lo que Eugenia le había explicado a Candela y estaba dolido. Se sentía mal. Creía que no tenía ningún derecho de echarle nada en cara a la muchacha, ya que él había sido el absoluto culpable de su partida. A pesar de que en realidad no había pasado nada entre él y Mariana, se arrepentía mucho de todo lo que había hecho como por ejemplo ir a la fiesta aquel día. El muchacho mientras pensaba, arañaba con la uña del dedo pulgar la lata que sostenía entre sus manos y le quitaba la decoración dejando relucir el color del metal del que estaba hecho.
-Parece que se han reconciliado-comentó Luca para evitar ese silencio incómodo que se había producido.
Peter no contestó. Su amigo lo miró y vio que no lo había escuchado, tenía la cabeza en otro lado.
-Oye, ¿estás bien?-preguntó Luca, llamándole la atención.
-¿Eh? Si, muy bien.
-¿Seguro? Es que parece que lo que ha dicho Eugenia te ha dejado un poco caos.
-Si, pero no pasa nada-dibujó una falsa sonrisa en su rostro.
-Bueno, pero supongo que ya le habrás contado a Eugenia que todo había sido una trampa de Mariana y Melodi ¿no?
-No-contestó Peter.-Y no pienso decírselo.
-¿Por qué no? ¿Prefieres que siga pensando que eres una basura que no merece la pena?
-Si, así es mejor para todos. Estoy completamente seguro de que si le cuento la verdad, volveremos a estar juntos y…
-¿Y qué? ¿Acaso no quieres estar con ella?
-Esa no es la cuestión, Luca-comentó Peter levantándose del sofá.- ¿Quieres otra cerveza?
-Si, vale; pero no me cambies de tema. Peter tienes que decírselo, tienes que decirle que tú no te acostaste con Mariana que todo fue una mentira. Creo que merece saberlo.
-Se lo merezca o no, nadie-hizo una pausa.-Nadie se lo va a decir ¿entendido?-Luca asintió a pesar de estar en desacuerdo con su amigo.-Así que hazme el favor de avisar a Candela, porque la conozco y seguro que es capaz de decírselo.
-Está bien, como quieras. Pero que sepas que yo pienso que deberías contárselo.
-No, Luca, no puedo contárselo. ¿No comprendes que no quiero hacerle más daño? ¿No has escuchado todo lo que ha dicho? Ha sufrido mucho y encima por mi culpa. Yo hace mucho tiempo le prometí que la cuidaría, que la protegería y ella confió en mi pero la defraude.
-Pero, Peter no hiciste nada, fue todo mentira.
-Luca, no. Ya está, nadie se lo dice y listo.
-Nadie se lo dice, ¿el qué y a quién?-preguntó Candela apareciendo en el salón, abrazada a Eugenia.
-¡Vaya!-exclamó Peter tratando de cambiar de tema.-Ya os habéis reconciliado. Me alegro.
-Si, si, muy bien, todos alegres y felices-habló la muchacha irónicamente.-Pero ahora contesta, ‘nadie se lo dice’ ¿el qué? ¿A quién?
-Pues…-vocalizó el muchacho de ojos marrones con tonos de verde pensando que decir.
-Vamos, Peter, cuéntaselo-dijo Luca levantándose del sofá haciendo que su amigo lo mirase fijamente, no creía que fuese capaz de contar la verdad.- Cuéntale que sin querer se nos ha quemado un poco el pollo-concluyó.
-¿Qué? ¿En serio? ¡No!-exclamó Candela separándose de su amiga y yendo a la cocina para ver como había quedado la cena.
Luca fue detrás.
-Así que ya estáis bien otra vez ¿no?-preguntó Peter mirándola.
-Si, menos mal. No podía estar mal con ella, necesitaba que me perdonara y que volviéramos a ser las mismas de antes-le sonrió.
-Me alegro, de verdad, que me alegro.
El muchacho le dedicó una sonrisa y después se fue a la cocina a tirar la lata de cerveza. Al entrar, escuchó a Luca decir:
-Cande, no puedes contarle a Eugenia que Peter nunca le metió los cuernos.
-Pero, ¿por qué?-preguntó la muchacha mirando a su amigo que acababa de atravesar el marco de la puerta.-Te juro que en algunas ocasiones te mataría, Bedoya-dijo con agresividad en las palabras.
-No me llames así-le pidió a su amiga mientras tiraba la lata en la basura.
-¿Por qué no quieres que te llame así?-preguntó Eugenia entrando en la cocina.
Peter la miró y luego miró a Candela.
-Porque no, ya hay demasiadas personas llamándome por mi apellido.
-¿Demasiadas personas? ¿Quiénes?-preguntó la ex rubia interesada en saber cuántos más lo llamaban como ella lo solía hacer hacía mucho tiempo.
-Sus ligues-contestó Candela por él.
-¿Ligues? ¿Tiene muchos?-volvió a cuestionar Eugenia interesada.
-No sabes cuántos. Hace tiempo era una chica por noche hasta que…
-¡Cande!-la interrumpió Luca al ver la cara que estaba poniendo Peter.- ¿Por qué no vamos poniendo la mesa?-le sugirió para salir de la cocina.
-Bueno-vocalizó entendiendo que quería lograr su novio.
Ambos cogieron un par de platos y vasos y se fueron al salón, donde estaba la mesa.
-Vaya, vaya, quién me lo iba a decir-comentó Eugenia.-Un Nicolás en moreno.
-¿Cómo?-preguntó él creyendo que había oído mal.- ¿Me parece a mi o me has comparado con Nicolás?-Peter se rió sarcásticamente.-No, no. Creo que te equivocas. Yo sería incapaz de intentar tener sexo con alguna chica si ella no quisiese-dijo haciendo referencia a lo que le pasó a ella con Nicolás.-Si a mí me dicen que no, lo acepto y ya esta.
-Vamos, Bedoya-lo miró.-Oh, ya sé. A ti ninguna chica te ha dicho que no. ¿Cómo resistirse, no?-sonrió.
-Tienes razón, mucha razón. A mi nadie me ha dicho que no, pero si lo hicieran ten claro que yo no llegaría al límite de querer violar.
-Bedoya, conozco a los tíos como tú y como Nicolás, que haríais lo que fuera por un polvo de una noche.
-¿Qué pasa? ¿Durante este tiempo te has encontrado a muchos que te hacían creer que quería estar contigo pero a la mañana siguiente después de acostarse contigo se esfumaban? ¡Qué pena! ¿Verdad? Pero que sepas que yo no soy así. Yo voy con la verdad por delante y digo desde un primer momento lo que quiero. En cambio, Nicolás hace creer a las chicas que la quieren como novia, les dice un par de estupideces, las muy tontas caen al minuto y bueno, lo que ocurre después ya lo sabrás, te pasó a ti.
Eugenia lo miró incrédula no podía creer lo que estaba escuchando, lo que él le estaba diciendo de una forma cruel y sin escrúpulos. Se les escaparon las lágrimas que de inmediato limpió mientras respiraba hondo. Peter no se había dado cuenta de que la estaba lastimando de verdad, no creía que le fuese a doler sus palabras. Sintiéndose mal, se acercó a ella para pedirle perdón pero la muchacha lo apartó.
-No, no me toques-le pidió alejándose.- Tiempo, Peter.
-¿Tiempo?-preguntó sin entenderla.
-Si tiempo, te pido tiempo como en los partido de baloncesto. Tiempo para que dejemos de discutir por favor-hablaba entristecida.-Nos acabamos de reencontrar, no quiero pelearme con nadie y menos contigo.
-Está bien, lo siento. No quería ser tan duro.
-No pasa nada, ha sido culpa mía al compararte con…
Eugenia dejó de hablar, se había asombrado por lo que Peter acababa de hacer. La había agarrado de la muñeca y tirado hacia él, abrazándola entre sus brazos. Aferrándola a su cuerpo, conteniéndola de la única forma que sabía hacerlo. Los dos permanecieron abrazados durante un largo tiempo. Ella estaba cautiva del sonido de los latidos del corazón de Peter, no tenía la oreja pegada a su pecho pero podía oírlos a la perfección. Estaba nerviosa y temblaba, parecía cómo si fuera la primera vez que lo había abrazado, aunque si era la primera vez desde que él había formado aquellos brazos que nada más verlo daban ganas de que te rodearan el cuerpo para sentirlos alrededor. La muchacha empezaba a sentirse un poco acalorada, pero no deseaba apartarse de él; así que no lo hizo.

Continuará...

3 comentarios:

  1. no me a gustado lo que le dijo Peter a Euge sobre Nico y el polvo X-( se nota que siguen dolidos y lo peor es que Peter no le quiere decir la verdad y me parece super tonto :-C ...me gustaria que Euge siga con Agus hasta que se calmen las cosas con Petet XD...Cada ves mas genial la historia,publica pronto;)

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  2. muy buena!!! EUGETER YA porfavor

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  3. me encantaaa!!! quiero EUGETER YAA!, espero la sigas pronto ñ.ñ

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