lunes, 20 de agosto de 2012

JF2. Capitulo 6: De vuelta a la caza

Capitulo anterior:

Agustín que estaba sentado en una mesa de la terraza vio a su amigo salir del bar, extrañado lo miró. Eugenia que estaba de espaldas a la puerta, se giró y vio a Peter de espaldas a ella mirando por dónde se había ido Patrick. Se quedó quieta observando al muchacho, que de espaldas le resultaba totalmente familiar. Se llevó la mano al pecho, se sentía rara. Iba a acercarse a él para verle la cara, cuando Agustín le llamó la atención:
-Eugenia
-Dime-contestó ella dejando de mirar al misterioso desconocido que no lo era del todo.
-Toma, este es mi número-le entregó una servilleta.- Llámame y concretamos la hora.
-Si, perfecto. Espera que te doy mi número-comentó buscando un bolígrafo dentro de su bolso.
Cuando le fue a dar una servilleta con el suyo, él ya no estaba. La muchacha totalmente aturdida por lo que acababa de pasar, sonrió sin más.
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Era de noche, y aquel día estaba por acabar. Peter había perdido la oportunidad de comprobar si la chica del vestido rojo era Eugenia, aunque según él estaba todo dicho; no era ella. Así que había decidido pasar del tema; Candela había ganado.
-Tenías razón, no era Eugenia-comentó Peter sentándose en el sofá al lado de su amiga.
-¿En serio? ¿La has visto?
-No, no la he visto pero no es ella.
-¿Y cómo lo sabes?
-Pues porque hoy me he encontrado con el novio de esta chica para devolverle el móvil y me ha dicho que se llama María. Así que caso cerrado, no es ella.
-Peter-dijo Candela mirándolo.-Eugenia también se llamaba María, o sea su nombre era María Eugenia, quizás…
-No, Cande-la interrumpió.-No es ella y ya esta. Lo mejor es olvidarlo y seguir con nuestras vidas como si no hubiese pasado nada-le sonrió.-Y hablo en serio, por culpa de esta chica he estado dos días sin…
-¡Peter!-exclamó la muchacha callándolo para que no lo dijera.-Porque estés más de dos días a dos velas tampoco pasa nada.
-¿Qué?-preguntó el sin entenderla.-No me refería a eso. Te iba a decir que por culpa de esta chica he estado dos días sin dejar de pensar en Eugenia.
-Ah-vocalizó Candela.-Creía que…
-Pero, no. Ahora que lo dices tienes razón. Me he pasado dos días a pan y agua. Dios estoy perdiendo facultades-se lamentaba.-En fin-dijo levantándose del sofá.-Tendré que volver a la caza.
-¿En serio?-preguntó Candela.-No podrías ser como antes, alguien normal.
-No, me gusta más esta faceta. A parte, amiga mía, aprovecha.
-¿Qué aproveche, qué?
-Mira, te comento algo como quién no quiere la cosa-hizo una pausa.-Luca se está duchando-se rió y se fue a su habitación.
Candela hizo oído sordo a lo que Peter le acababa de decir y siguió viendo la televisión. A los dos minutos, las palabras de su amigo volvieron a sonar en su cabeza. Se levantó del sofá y fue al baño. Dudando y un poco nerviosa, abrió la puerta diciendo:
-¿Se puede?
-¡Ocupado!-exclamó el muchacho mientras se enjabonaba.
-Luca, soy Candela. ¿Puedo hablar contigo?-preguntó entrando y sentándose sobre la tapa del bate.
-¿Ahora? ¿No puede ser, después, cuando haya terminado?
-Si, claro-contestó y se quedó allí, esperando a que acabase.
-Cande-dijo Luca tras un rato.- ¿Me parece a mí o no te has ido?
-No, es que estoy esperando a que acabes.
-¿Y no puedes esperar fuera?
-Es que es importante lo que te tengo que decir-contestó la muchacha.
-Está bien-contestó Luca apagando el grifo de la ducha.-Pásame la toalla.
La muchacha se levantó e hizo lo que le había pedido. Luca tras enrollarse la toalla a la cintura, corrió la cortina y salió de dentro de la bañera.
-Dime, ¿de qué querías hablarme?-preguntó él sentándose en el filo de la bañera, cerca de Candela.
La muchacha lo miró de arriba abajo y de abajo arriba para finalmente detenerse en el rostro del chico, que esperaba a que le respondiese.
-Verás…es que…yo…-empezó a tartamudear.
-¿Es que…tú…qué?
-Yo…-vocalizó poniéndose cada vez más nerviosa.-No se que hacer para cenar-dijo sin pensar.- ¿Tú que me sugieres? ¿Pasta, lasaña…?
Luca la miró extrañado y contestó:
-Si quieres esta noche cocino yo. Pero, ¿en serio era esto lo que me ibas a decir?
-Perfecto, hoy cocinas tú. Adiós.
Candela se levantó de encima del bate y salió rápidamente del baño. Al cerrar la puerta, se encontró de frente con Peter.
-Vaya, vaya-vocalizó el muchacho pasando delante de Candela con una sonrisa en la cara.
-¡No es lo que crees!-exclamó ella yéndose a su cuarto totalmente avergonzada.

Patrick, acababa de llegar a su apartamento después de estar todo el día trabajando en el hospital de la ciudad. Él era enfermero. Toda esta vocación profesional le venía de su padre que era un médico ya jubilado que le había implantado desde niño la idea de tener la misma profesión que él. Pero Patrick siguiendo en parte esa idea prefirió ser enfermero que no tenía tanta responsabilidad en sus manos como un médico.
El muchacho fue a su habitación, dejó sus cosas sobre la cama y fue a buscar a Eugenia. Ella estaba en su cuarto, arreglándose porque esa noche había quedado con Agustín para cenar; y ya habían concretado incluso la hora y el lugar aquella tarde. A las diez, en el bar-restaurante dónde se habían reencontrado.
-Hola-saludó Patrick entrando en la habitación.
-Hola, al fin has llegado. Creía que no te iba a ver hasta mañana.
-¿Y eso?-preguntó sin entenderla.
-Estoy por salir, he quedado-sonrió.
-¿Ah, si? ¿Con quién?
-No te lo vas a creer, pero esta mañana me he encontrado con Agustín.
-¿Agustín? ¿Nuestro antiguo amigo de la universidad?
-El mismo.
-Vaya, vaya. Así que hoy no duermes en casa-bromeó el chico.
-¿Qué? Si. Esta cita es una simple cita de amigos que hacen mucho que no se ven, nada más-le explicó.
-Si, una simple cita de amigos que fueron novios, ahora son exs y llevan un tiempo sin verse. ¡Vamos, María! Suéltate el pelo.
-¿Cuántas veces…?-la muchacha empezó a hablar.
-¿Cuántas veces te he dicho que no me llames María?-dijo Patrick imitando a Eugenia.
-¡Exacto!-exclamó ella dándose los últimos retoques.-Me suena raro que me llames así.
-Está bien, desde ahora pasaré a llamarte Eugenia, como todo el mundo.
-Gracias-le sonrió.-Y por cierto, ¿qué tal fue el encuentro con el tío que encontró mi móvil?
-Rarísimo. No dejaba de insistir en ti.
-¿En serio?
-Si y la verdad que no era feo, le podría hasta haber dado tu número para que hablase contigo pero parece ser que estas ocupada con otro ¿no? Así que me lo que yo ¿vale?
-Nunca cambiarás, eh Patrick-se rió y lo miró.-Ya estoy lista.
Patrick la contempló de arriba a bajo y exclamó:
-¡Uau! ¿Y así, pretendes volver esta noche a casa?-se rió contagiando a la muchacha.

Peter ya había salido de su casa, y mientras conducía, pensaba hacia dónde podía ir a buscar alguna chica con la que pasar la noche, hasta que se acordó de la camarera del bar dónde se había topado con la chica del vestido rojo y se dispuso a ir allí. Al llegar y estacionar el coche, entró en el bar. Se sentó en la barra y buscó con la mirada a la camarera. Ella estaba sirviendo unas bebidas en una de las tantas mesas. Cuando la chica se acercó a la barra, se dio cuenta de la presencia del muchacho. Lo miró y sonrió disimuladamente moviendo la cabeza de un lado al otro. Peter pidió una cerveza al camarero que estaba detrás de la barra y de todas las veces que ella se acercaba para recoger algún pedido, él la ignoraba y ni siquiera la miraba. La chica sabiendo lo que Peter trataba de hacer, prefirió ponérselo fácil. La muchacha se acercó a él y le dijo en voz baja:
-¿Me estas esperando?
-¿Qué?-preguntó Peter mirándola.-Ah, hola. Pero mira quién está aquí pero si es… ¿cómo era tu nombre?
-Luna.
-¡Oh, Luna! Bonito nombre-le sonrió.- ¿Qué tal todo?
-Vamos, no te hagas el tonto-hizo una pausa.-Salgo a las diez.
-¡Qué bien! Me alegro por ti. En nada ya estarás en tu casa descansando.
La camarera sonrió y se fue a seguir con su trabajo.

Eran cerca de las diez cuando una muchacha de ojos verdes penetrantes entró en el bar. Peter seguía a la camarera con la mirada, que esta vez estaba detrás de la barra y ya no atendía a los clientes sentados en las mesas. Eugenia tímidamente se dirigió a sentarse en una de las mesas vacías y pasó por detrás de Peter. El muchacho sintió un dulce olor a perfume que procedía de alguien que se situaba a su espalda y en su cabeza emergieron las imágenes del momento del choque con la chica del vestido rojo y el olor del perfume que había sentido en aquel instante. El muchacho creyendo que se estaba volviendo excesivamente loco, sonrió y bebió de su lata de cerveza.

Continuará....



5 comentarios:

  1. Porfavor que se encuentren ya!!!! Que estoy que muero de nervios ...Siguela Prontooooo ;)

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    1. Solo comento...que falta poco...! xD pero no digo en que cap porque os desvelo cosas x)

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  2. si porfavor quiero reencuentro ya!!!

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